Si desde hace una veintena que en Halloween nos llega el especial de La casa-árbol del terror de Los Simpson, en los 90 era algún episodio suelto de series como Cosas de casa o en los 80 La noche del baile de medianoche, ¿qué es lo que veían antes los yankis? Pues los especiales de Snoopy.
Seguramente hubiera sido mejor hacer la reseña hace un año, por aquello que este corto de unos 25 minutos cumplía, ni más ni menos, que medio siglo de vida. Aunque, por otro lado, casi cayó hace 4 años atrás. Movidas aparte, hoy toca hablar de el especial que emitió la CBS para la noche de brujas de 1966 y ha ido apareciendo por esas fechas cada año en la televisión norteamericana.
En Navidades de 1965 se emitió A Charlie Brown Christmas (aquí conocido como Las navidades de Snoopy, me imagino que por aquello que aquí se explotó más la figura del can que la de Charlie Brown y el perro era mucho más conocido) siendo un bombazo de audiencia que hizo que se apuntase el 45% del share (aunque hay que decir que por la época solamente había 3 canales). Esto animó a la CBS a encargar otro especial que sería Charlie Brown's All-Stars (Eres toda una estrella, Charlie Brown), emitido en verano de 1966 y también con una audiencia brutal, un 50% de share. Y como no hay dos sin tres, el 27 de octubre de aquel mismo año llegaría It's the Great Pumpkin, Charlie Brown.
Al parecer, el equipo no tenía muy claro como enfocar el nuevo especial, hasta que el animador Bill Melendez propuso ubicarlo en Halloween, idea que gustó mucho a Charles M. Schulz que desarrolló la historia en esa época.
Como apunte mentar que en estos animados de los Peanuts se usaban auténticos niños para el doblaje (era más frecuente usar a señoras), que en la época eran mucho mejores que en la actualidad, que te pones la segunda temporada de Stranger Things doblada al castellano y se te caen los cojones al suelo de lo malos actores de doblaje que hay en la actualidad.
El que se piense que aquí nos vamos a topar una historia de brujas, fantasmas y espectros se llevará una gran decepción. Aquí no hay nada fantástico. Casi parece un cúmulo de sketch que tienen como nexo de unión a Linus y su carta a la gran calabaza. Según él, ésta llegará y traerá regalos como un Santa Claus cualquiera. Básicamente un ejercicio de fe.
Sin duda, todo funciona más como curiosidad de como se podía plantear un especial infantil hace 50 años. Un especial que es de todo menos infantil. Aquí se habla de contratos no vinculantes, notarios, la Primera Guerra Mundial, fe y rechazo. Sí, ponle eso a un niño de hoy en día y a ver qué pasa.
Pero si bien a nivel argumental se hace extraño, por aquello de tratar temas tan profundos cuando lo que quieres ver es algo más ubicado al fantástico, a nivel estético la cosa se va entre lo sublime y lo genial.
Si bien las animaciones son las clásicas de la saga Snoopy, esto es simple pero funcional con pequeñas píldoras de genialidad, los fondos rayan a un nivel excepcional. Cielos ocres y rojizos, que nos llevan a los auténticos otoños de antaño, y montañas de hojas secas. No como ahora, que ya tocando noviembre te encuentras en el metro gente en camiseta, pantalón corto y chanclas. Y luego dicen que no hay cambio climático.