jueves, junio 30, 2011
Doc Savage. El hombre de bronce
Malos tiempos para la lírica, amiguitos. Sin duda he cogido una mala racha: Los inmortales 4, Nick Furia: Operación Manhattan... y ahora Doc Savage. El hombre de bronce. Pero bueno, vamos al lío.
Doc Savage nació originalmente para las novelas estilo pulp en los años 30 de la mano de Henry W. Ralston y John L. Nanovic. El personaje, que tuvo una gran acogida entre los lectores, era una especie de mister perfecto: guapo, super inteligente, fuertote, valiente, dominador de todas las artes de lucha... vamos, una especie de Supermán pero sin los calzoncillos por fuera y sin la función de volar. Todo ello gracias a su padre que le instruyó con los mejores especialistas en la materia.
El personaje, que vive en un ático de Manhattan y, que al igual de Supermán, tiene un escondite en el Ártico, la fortaleza de la soledad, está acompañado de cinco individuos más, un experto en electrónica, uno de los mejores abogados del mundo y cosas por el estilo. Todos ellos se dedican a luchar contra villanos que tienen aspiraciones de dominar el mundo.
El éxito de las novelas hizo que en los 40 el personaje diera el salto a los seriales radiofónicos y a las páginas de cómic, teniendo crossovers con la Sombra, Spirit o Batman.
Fueron pasando los años y los diferentes proyectos de llevar a Doc Savage a la pantalla, ya fuese a la grande o a la pequeña, acababan en aguas de borrajas. Hasta que en 1975 se estrenó la película que hoy nos ocupa.
Si vemos los nombres que tenemos detrás podemos pensar que estamos ante un proyecto cuanto menos prometedor: George Pal, director de El tiempo en sus manos o El maravilloso mundo de los hermanos Grim, en el guión y como productor; Michael Anderson, director de La fuga de Logan u Orca, la ballena asesina, en la dirección; y Ron Ely, el Tarzán televisivo de los 60, como Doc Savage.
Pero no, cuando uno dispone de un guión desfasadísimo y ridículo, y un presupuesto menor que cualquier episodio de la serie de Batman en los 60, pasa lo que pasa.
¿El argumento? No me hagan rememorarlo, por favor. Simplemente terrible.
La película es mala, cutre, pobre. Repleta de diálogos sonrojantes, puramente naif, y con una banda sonora que se dedica a recrear temas de John Philip Sousa, un tipo que hacía marchas militares en 1900. Pero no sólo eso, es que en los títulos de crédito la U, la S y la A de Sousa están en rojo, blanco y azul. Muy miserable todo. Al igual que los efectos de la muerte verde, una serpiente de dibujos animados. ¿Los decorados estilo años 30? Cartón piedra que haría morir de vergüenza ajena al serial más casposo de los años 40.
De forma positiva solamente dejaré caer dos cositas. La presencia de Paul Gleason, uno de los eternos secundarios que será recordado por El club de los cinco. Además de una escueta aparición de Michael Berryman.
El otro tema a destacar son los vehículos de Savage, como el coche o la avioneta, que son de color bronce con su logo incrustado (véase foto superior). Ahora, cuando ves que en el culo del coche lleva un cartelito con un "have no fear Dic Savage is here!" se te caen los machos al suelo.
La película, que en principio debía ser el inicio de una larga franquicia, fracasó estrepitosamente en la taquilla americana. Cosa que hizo que, evidentemente, no se rodase ninguna secuela, pese a que al final del film nos invitaban a ver una nueva aventura de Doc Savage titulada Doc Savage: The Arch Enemy of Evil.
Desde hace 3 lustros o más, desde la época del Fantastic Magazine, que llevo oyendo de una nueva versión cinematográfica con Arnold Schwarzenegger de protagonista. Pero me parece a mi que a Arnie se le ha pasado el arroz.
martes, junio 28, 2011
Nick Fury: Objetivo Manhattan
Nicholas Joseph Fury, alías Nick Fury, pertenece a los cómics de la Marvel. Creado a mediados de los 60 por los inevitables Stan Lee y Jack Kirby, el personaje, pese aparecer en el mismo entorno que personajes como Ironman, Hulk, etc., no tiene superpoderes, se trata de un "simple" mortal. Aun y así Furia es un tío preparado, más que nada porque es el mejor agente de la agencia de espionaje SHIELD.
Así que con todos estos antecedentes nos vamos hasta 1998 donde algún directivo de la 20 Century Fox tuvo la feliz ocurrencia de lanzar una serie protagonizada por un Furia encarnado por el mismísimo David Hasselhoff, que todavía vivía de la "gloria" de Los vigilantes de la playa, y con un resto del elenco totalmente desconocido.
Y como suele ser menester lo primero era lanzar un episodio piloto. O lo que es lo mismo: Nick Fury: Agent of Shield.
El departamento de defensa de los Estados Unidos recibe la amenaza de Andrea Von Strucker, alias Viper, líder de Hydra, una organización terrorista, que después de robar el cadáver de su padre, Von Strucker (un archienemigo de Furia), se dispone a lanzar un virus mortal en Manhattan. La única solución es llamar a Nick Furia, que lleva 5 años apartado del servicio activo.
No hace falta ser muy listo para darnos cuenta que el telefilm o episodio piloto no es una obra maestra de lo audiovisual. Cuando todo el proyecto se quedó en un simple piloto, que fue remontado para su edición en DVD y emisión en televisiones del resto del mundo, pasando de durar dos horas a 90 minutos, ya es señal que nos están vendiendo la moto.
Que yo tenga constancia la primera vez que se emitió aquí en abierto fue allá por el 2002 o 2003 a las dos de la mañana por Antena 3 y lo titularon con un simple Objetivo: Manhattan, ¡así cualquiera se enteraba que iban a emitir el piloto de Nick Furia!
Recuerdo que me lo grabé y después de visionarlo no me pareció tan horrible, seguramente más por pena de ver como lo criticaron. Me parecieron graciosos los planos de la base voladora, que en lugar de ser simples efectos digitales metieron unas cuantas maquetas (bastante cantosas, por cierto) o que, pese a los tiempos que corrían (y corren), tuvieron la decencia de ponerle el puro, aunque al final medio reniega de él.
Vuelta a visionar 10 años después me ha parecido horrible, una de esas cosas que cada minuto que pasa se hace eterno. Vale que Hasselhoff da el pego como Furia en fotos, pero verlo en movimiento es otra cosa, amigo. Verlo en acción causa más pena que risa, con una movilidad digna de un teletubbie.
El guión, pese a ser bastante fiel al universo Furia, es simple y ramplón como pocos, con unos diálogos más propios de Espinete que del malote de Nick Furia que intenta durante todo el metraje soltar frases lapidarias pero todo se queda en un intento bastante penoso.
En cuanto a la realización y estética estamos ante un producto más cercano a, por ejemplo, la serie de Flash de principios de los 90 que a la nueva oleada de series que llegaron con el nuevo milenio. Los decorados tienen una estética de eso, de decorados, donde todo rezuma un tufo plasticoso muy fuerte.
Lo curioso es que detrás del guión no había otro que David S. Goyer, el afamado autor de los guiones de Batman begins y El caballero oscuro, además de Dark city o la trilogía de Blade, de la cual acabó dirigiendo la tercera.
En la dirección de Nick Fury: Objetivo Manhattan tenemos a un don nadie: Rod Hardy, director de innumerables telefilms (20.000 leguas de viaje submarino, la del Michael Caine) o series de tv (la longeva Neighbours).
Desde luego este piloto no pasará a los altares ni de las series para tv y mucho menos de las adaptaciones de personajes de cómic. Sólo recomendable para los completistas de este tipo de adaptaciones y que estén curtidos en estos subproductos. Si no, es mejor pasar de largo y a hurtadillas.
jueves, junio 23, 2011
Los inmortales: Juego final
En 1986 se estrenaba Los inmortales (Highlander), que pasó totalmente desapercibida en las carteleras, siendo más conocida por la banda sonora que se marcó Queen que otra cosa. Pero cosas de la vida, el film fue un éxito en alquileres.
Así que un film que había pasado con más pena que gloria en los cines y dejaba su trama totalmente cerrada a futuras continuaciones resucitaba en 1991 con Los inmortales 2: El desafío (Higlander 2: The quickening) de la mano del mismo equipo: Russell Mulcahy (director), William N. Panzer (productor), Christopher Lambert y Sean Connery (actores).
El film, rodado en Argentina y con el doble de presupuesto que la primera parte, fue un desastre desde el principio. Siendo cancelado antes de finalizar el rodaje por falta de dinero.
En la película, que acontece en un futuro 2024 donde la capa de ozono está desapareciendo, se sacan de la manga que los inmortales son seres extraterrestres que, después de borrarles sus recuerdos, son enviados a la Tierra para luchar entre ellos. Mulcahy acabó renegando de la película (el día del estreno se largó de la proyección a los 15 minutos) y 4 años después llegó hacer un montaje él mismo (la renegade version), cuando consiguió financiación para rodar algunas escenas extra, remontando toda la película y eliminando cualquier referencia al origen alienígena de los inmortales.
Y aunque parezca mentira y pese a tener unas críticas horribles el film no fue un fracaso en taquilla (decía Roger Taylor que no acababa de funcionar por no tener a Queen en la banda sonora), aunque tampoco es que fuese un gran éxito. Algo tendría que ver el millón de dólares que se gastaron sólo en los USA en anuncios para tv. Debido al relativo éxito económico entre cines y videoclubs los productores debieron seguir viendo el filón a la saga y un año después se sacaron de la manga la serie para tv, protagonizada por Adrian Paul y en donde en el episodio piloto (aquí distribuido por Filmayer como Los inmortales: Reencuentros) aparecía Christopher Lambert haciendo de su primo.
El cierto éxito de la serie hizo que en 1994 se estrenara Los inmortales 3: El hechicero (Highlander 3: The Sorcerer). Esta vez dirigida por Andrew Morahan, otro realizador que venía del mundo de los videoclips y debutaba con este film. Lambert volvía a ser Connor MacLeod y Mario Van Peebles era el malo de la peli. Aquí la historia ignora por completo lo acontecido en la segunda parte y se pone sobre el tablero nuevos inmortales que estaban congelados en una montaña de Japón.
El film, para no perder costumbre, tiene muy malas críticas pero cosecha una recaudación bastante decente para el tipo de producto que es.
En 1998, después de 6 temporadas, se daba por finiquitada la serie para tv. Ese mismo año aparecería un spin-off de ésta llamado Highlander: The Raven que apenas duró una temporada en antena.
Y ya por fin en el 2000 apareció la película que nos preocupa, Los inmortales: Juego final, bajo el amparo de la Miramax a través de Dimension films, que ya había estado detrás de la tercera parte. El director fue Douglas Aarniokoski, que aquí ejerció por primera y única vez funciones de director (y se reserva un pequeño papel). En cambio tiene un gran bagaje como director de segunda unidad. Empezó en la Full Moon de los Band con cosas como Doctor Mordrid o varias de la saga Puppet Master, para pasar a nómina de Miramax con Four rooms, Abierto hasta el amanecer o Miedo y asco en Las Vegas.
Aquí la idea era mezclar la saga fílmica con la televisiva, por eso teníamos a Lambert (again) y Adrian Paul. Como malo nos encontramos a Bruce Payne (El torreón, Dragones y mazmorras). Además tienen el detalle de recuperar a Sheila Gish y a Beatie Edney para volver hacer el mismo papel que en la primera.
Aquí la cosa va de que Connor MacLeod decide retirarse a un misterioso santuario donde van a descansar los inmortales que quieren retirarse del juego de "sólo puede quedar uno" cuando su hija muere en un atentado. En dicho santuario, donde los inmortales están en un estado de letargo, entra un inmortal malvado que se carga a todos menos a MacLeod.
A todo esto Duncan (Adrian Paul) siente que su primo puede estar en peligro y va en su busca. Como ya es costumbre entre medio de la historia nos iremos encontrando flashbacks de la relación de los dos MacLeod.
Recuerdo que en el momento de su estreno leí unas declaraciones del director comentando que su intención era volver a la esencia de la primera. Y en cierta forma se nota que lo intentó, pero de ahí a conseguirlo media un abismo. Porque si bien la película es bastante superior a la segunda y tercera parte no le llega ni a las suelas a la original. Entre otras cosas porque los ex mandamases de Miramax, que son conocidos por meterse en el montaje de sus películas y hacer verdaderos destrozos, se cargaron multitud de escenas para darle más ritmo al film sin pensar que esas escenas eran importantes para el entendimiento de la trama. Aunque ellos ya se debieron oler algo cuando la película no tuvo ningún pase de prensa para que no la vapulearan como a las otras.
Unos de los problemas del film es la excesiva influencia recibida de Matrix y que conforme avanza el metraje vemos que los recursos visuales van menguando. Ahí tenemos la escena final donde hay un croma que parece que los que usan en el Club super 3 esté hecho por la ILM de George Lucas. Recuerdo que la vi cuando salió en VHS y no me desagradó, en cambio, vista ahora me parece bastante flojita, con un Lambert (del que ya ni me molestaré en decir nada de su técnica actoral), que tiene un papel más bien secundario, dando unos síntomas de coger el cheque y salir corriendo.
Y aunque parezca mentira y pese al fracaso (esta vez sí) de la cuarta entrega existe una quinta estrenada en el 2007 bajo el título de Los inmortales: El origen (Highlander: The source), un bodrio infumable rodado en Lituania y estrenado directamente en tv con Adrian Paul como único protagonista destacable y dirigiendo Brett Leonard, que empezó bastante bien con El cortador de césped pero comenzó a torcerse con Asesino del más allá y Virtuosity.
Y por último, desde hace algún tiempo se habla de un remake de la primera parte. Una cosa está clara, esta saga es realmente inmortal.
martes, junio 21, 2011
El secreto del lago
Sin duda la película es consecuencia del éxito de Los goonies, que generó una fiebre de películas de aventuras protagonizadas por adolescentes. Ahí tenemos Exploradores, Una pandilla alucinante, El vuelo del navegante...
Esta es la aportación australiana a la moda, eso sí, fichando a Henry Thomas que vivía sus días de gloria post E.T., y que para muchos países de Europa se hizo un cartel que recordaba mucho al de Los goonies.
Aquí el amigo Henry hace de un chavalín americano que vive en un pueblecito australiano con su tutor, ya que sus padres han muerto. El chaval es un culo inquieto que no para de inventar cachivaches, como una bicicleta tuneada para ir a través de los carriles del tren desde la estación a la escuela en 3 minutos.
Un día, haciendo un picnic con unas amigas descubren un lago en una zona llamada la joroba del Diablo que no aparece en los mapas. Allí descubren el cadáver del borrachuzo del pueblo que parece que ha muerto de miedo. Henry Thomas comenzará a indagar y descubrirá una antigua leyenda aborigen que habla de un fantasma llamado Donkegin que habita el lago.
El director de todo esto es el ilustre Brian Trenchard-Smith, uno de los máximos exponentes de la ahora tan de moda ozploitation, realizador de El dragón vuela alto, El día de los asesinos, Campo de exterminio, La noche de los demonios 2, Leprechaun 3 y 4 o una adelantada a la moda de aventuras juveniles, Los bicivoladores.Con un guión de Everett De Roch, que tiene en su haber los guiones de bastantes películas de corte fantástico: Patrick, Arlequín, Razorback: Los colmillos del infierno o Link (aquella del mono que se enamora de Elisabeth Shue).
No sé si será porque no tuvo mucho éxito en su época, por algún problema de derechos o qué, pero no se ha editado en DVD en ninguna parte del mundo, cosa rara porque hoy en día se edita cualquier basura.
Una de las gracias de la película es su baile de títulos. En Australia se llamó Frog dreaming (ya que, según el film, la zona del lago es un sueño de rana, una zona sagrada según los indígenas de la zona), en USA The quest, en el Reino Unido The go-kids, y en algunos países europeos The Spirit Chaser (esa es la copia que llegó a España).
Recuerdo que de niño vi un par de veces esta película y me tenía obsesionado el final. Más que nada porque no lo acababa de entender. Que nadie se altere, apenas tendría 6 o 7 años.
Un par de décadas después he podido recuperar una copia en VHS que sacó IVS y New Line (creo que no se llegó a estrenar en cines), ya que esto, como comentaba antes, no se ha editado nunca en DVD, ni aquí, ni en USA, ni en ninguna otra parte del mundo.
Y seguramente alguno dirá "revisionado de película de la infancia, decepción al canto". Pues no, la película sigue teniendo su aquel. Vale que es muy evidente el misterio que rodea la trama y a los 10 minutos ya lo sabes, pero para un chaval de 7 años en los 80 no lo era tanto.
Aun y esa falta de ese tono adulto la película tiene atmósfera, con muchísimos planos de lagartos y con una maravillosa e inquietante banda sonora de Brian May (no confundir con el guitarrista de Queen, éste es el de El superviviente).
Solamente el principio (véase vídeo) vale su peso en oro, con ese molino de viento girando, las burbujas del agua, la música... una escena totalmente inquietante y llena de tensión.
viernes, junio 17, 2011
Asalto a la joya de la corona de Inglaterra
Detrás de ese título tan rimbombante se esconde la primera y única aventura de Argomán (no confundir con Superargo), un superhéroe enmascarado, con capa y los calzoncillos por fuera.
Aunque muchos hablan de un exploit de Diabolik, no es cierto, ya que la película de Bava se estrenó un años después. Más bien todo lo contrario, es uno de los (sub)productos que iniciaron la oleada de películas de superhéroes que surgió en Europa en los 60, la mayoría coproducciones donde siempre estaban los italianos por en medio. La mayoría de ellas, todo hay que decirlo, de muy dudosa calidad.
Ahí tenemos subproductos de la talla de las diferentes entregas de Los 3 supermen, El fantástico supermán (Cara de oro) protagonizada por Robert Anthony alias ¡Espartaco Santoni!, Batwoman de Cardona, Kriminal, Mister X, Satanik, El caso de las dos bellezas de Jess Franco... Y, porqué no decirlo, de los Fantomas de Louis de Funès.
Argomán es un personaje creado exclusivamente para la gran pantalla, es decir, no proviene de ningún cómic. Es por ello que el film tiene un gran lastre, ya que en la trama apenas nos explican nada de su procedencia, sus poderes... nada de nada, todo contado sobre la marcha como si los espectadores ya supiéramos de la vida y milagros de este superhéroe.
Y es que toda la trama, más que confusa, está mal explicada. Aquí la cosa va de una señora muy mala, muy mala que quiere convertirse en la reina del mundo (sic), por lo que roba la corona de la reina de Inglaterra y la devuelve para demostrar a las autoridades que es capaz de todo sin que nadie la detenga. Pero no se queda ahí la cosa, si no que exige que le den un diamante gigantesco que nadie sabe que existe salvo los altos cargos.
Por ahí tenemos a un tal Sir Reginald Hoover, un tío cachitas pero que a ojos de los demás es un criminólogo patoso. Evidentemente Sir Reginald es el alter ego de Argomán, un superhombre del que desconocemos su origen (si es extraterrestre, como adquirió sus poderes...), ni el porqué un triste criminólogo vive en una gran mansión repleta de coches de lujo, piscinas, tropecientas chicas para su uso y disfrute... En definitiva, el clásico Bruce Wayne o Diego de la Vega de turno.
Bueno, realmente sí sabemos de donde saca esos lujos, y es que cuando es Argomán y ayuda a la policía a resolver un crimen pide a cambio joyas y trofeos (en su casa se puede ver que tiene la Gioconda). Con lo que la presunta gracia del personaje es que no deja de ser un superhéroe que ayuda a los demás pero por otro lado tiene ese toque egoísta para exigir una recompensa.
En cuanto a los superpoderes del paladín pues no muy espectaculares, la verdad: poderes telequinésicos (que es lo que más usa en la película) capaces de mover objetos y controlar la mente de las personas; la clásica superfuerza de todo superhéroe que se precie y poca cosa más.
Dirigida por Terence Hathaway, seudónimo anglosajón de Sergio Grieco, uno de esos mercenarios que tanto nos gustan que es capaz de hacerte un Rififí en Amsterdam, un La chica del trébol con Rocío Dúrcal o la trilogía de ese James Bond bastardo llamado Dick Maloy alías agente 077 (interpretado por ¡Ken Clark!) en La muerte espera en Atenas, París-Estambul sin regreso y Operación Lady Chaplin.
En el reparto tenemos a Roger Browne encarnando a Argomán, el clásico actor yanki que hizo su carrera en Italia rodando mucho péplum de segunda fila, serie B de naves espaciales, para acabar en comedietas pseudo eróticas.
Y aunque el resto del reparto (por no decir que todo él) es intrascendente, me gustaría mencionar el papel de Chandra, el mayordomo indio de Argomán, que está encarnado por Eduardo Fajardo (en los créditos Edoardo Fajardo) un secundario muy habitual de nuestro cine, en el que tocó todos los palos, desde el western (Django), comedias (La ciudad no es para mí), terror a lo Twilight Zone (El diablo se lleva los muertos), espadachines (Los 4 mosqueteros versión Richard Lester), aventurillas con toque ecológico (El cazador de tiburones), zombies trash (La invasión de los zombies atómicos)...
No no engañemos, la película es fallida, pero más que por falta de medios por la poca habilidad de su director. Viendo decorados y demás no creo que se gastasen mucho menos dinero que en Diabolik, pero ésta parece una superproducción al lado de Argomán. Cosa lógica, en un lado tenemos a Mario Bava y en el otro a Sergio Grieco.
Y es que el film tiene decorados muy trabajados y con su toque cool de los 60, como es el caso de la guarida de la mala; y tiene otros detalles muy pobres, como ese robot que rivaliza con el de Supersonic Man (véase foto superior) o la escena donde Argomán lucha dentro de un furgón contra unos malos y destroza la furgoneta hecha con madera de esa que se rompe con sólo mirarla.
Además que la película tiene un toque tannnn de folletín, tannn naif que da hasta cierto sonrojo, al igual que las escenas de acción, donde los malos caen antes de tener contacto con el puño del héroe (véase vídeo). Y como comentaba antes, la historia de Argomán es muy confusa y está muy mal explicada.
Resumiendo, que no estamos ante ninguna maravilla de los superhéroes europeos, pero por otro lado funciona como curiosidad divertida y está muy por encima de toda la purralla que se rodó en la época.
martes, junio 14, 2011
Abierto hasta el amanecer (y secuelas)
Ya con Reservoir Dogs los guiones de Tarantino comenzaron a revalorizarse, pero fue después de Pulp Fiction que los productores iban locos por producir cualquier cosa firmada por Tarantino.
Uno de esos antiguos guiones fue Abierto hasta el amanecer, que Tarantino cedió la dirección a Robert Rodríguez, con el que un año antes había compartido el fracaso de Four Rooms, para poder centrarse en funciones de actor.
Abierto hasta el amanecer no deja de ser una reunión de amigos que en aquella época estaban de subidón: estaba detrás la Miramax con su filial Dimension Films, Lawrence Bender en la producción, Greg Nicotero (que ya había estado en Pulp Fiction) con los maquillajes, y poniendo la cara gente como Harvey Keitel, Juliette Lewis, Salma Hayek, Fred Williamson, Tom Savini, Danny Trejo, Cheech Marin, Michael Parks, Kelly Preston, John Saxon, el propio Tarantino y Rodríguez haciendo un cameo.
Aunque la estrella a lanzar al estrellato hollywoodense era George Clooney, que años atrás ya lo habíamos visto en algún subproducto de la Troma (El retorno de los tomates asesinos) y que se acababa de hacer un nombre gracias a la serie Urgencias.
Aunque la verdad es que les costó, porque sus primeras películas con el star system no fueron precisamente éxitos de taquilla (Un día inolvidable, Batman y Robin, El pacificador, Out of sight...).
Aquí la cosa va de dos hermanos (Clooney y Tarantino) que están buscados por la policia y su único objetivo es pasar la frontera con Méjico, y para ello serán capaces de raptar a un pastor y sus dos hijos para poder llegar a su destino. Allí tienen intención de encontrarse con un tal Carlos, que a cambio de una cantidad les dará cobijo en El rey.
Una vez pasada la frontera se quedarán toda la noche en un bar de carretera llamado la teta enroscada, donde se encontrarán una clientela muy particular.
Seguramente Abierto hasta el amanecer será una de esas películas denostadas por el fandom, pero a mi me parece un producto de ver y olvidar, pero la mar de agradable y simpaticón. Donde la primera parte, una road movie en toda regla, me parece muy superior a la segunda, cuando acontece en la teta enroscada y entramos en la parodia de película de monstruitos vampíricos. Con un Clooney chanante, con ese tatuaje garrulero en el cuello que todos los chulitos de la época se acabaron haciendo (aunque viendo las mierdas que se tatúa alguno casi que mejor el de Clooney).
Seguramente esa primera parte, repleta de dialogos intrascendentes, está mucho más cercana y acorde al estilo de Tarantino, y la segunda, mucho más desmadrada y con abundantes salpicaduras de babas verde (muy en la línea de Planet Terror), que tiene el sello de Rodríguez.En esencia todo el film está mucho más ligado a las auténticas grindhouse que el díptico que Tarantino y Rodríguez hicieron una década después.
Tres años después aparecieron la segunda y tercera parte directamente en vídeo apadrinadas por el tándem Tarantino-Rodríguez. Las dos películas, que se rodaron al mismo tiempo en Sudáfrica (para abaratar costes evidentemente), no es que fuesen para tirar cohetes.
Abierto hasta el amanecer 2: Texas Blood Money. Con un presupuesto de escasos 5 millones y con Scott Spiegel (guionista de Terroríficamente muertos) a la dirección no podíamos encontrarnos nada bueno.
Al igual que la primera parte esta es una película hecha entre colegas pero más de serie B. Aparte de Spiegel tenemos un cameo de Bruce Campbell (junto a Tiffani-Amber Thiessen) y a un perdidísimo Robert Patrick.
Danny Trejo y La teta enroscada aparecen muy brevemente simplemente para justificar que es la secuela de la película de Rodríguez.
¿El argumento? Planísimo. Un grupo de ladrones se ajuntan para robar un banco de Méjico y acaban en La teta enroscada.
Malos efectos y muchos de ellos digitales (pero digital del malo) para un bodrio que acontece en su mayoría en la habitación de un hotel.
Abierto hasta el amanecer 3: La hija del verdugo. Dirigida por P.J. Pesce, especialista en rodar secuelas de películas famosas para el mercado doméstico (Jovenes ocultos 2 y Aces calientes 2) y con guión del primo de Robert Rodríguez.
Sin duda la idea es buena, realmente nos encontramos ante una precuela que nos explica algo de la historia de La teta enroscada allá por el 1910 y de donde aparece el personaje de Satanico Pandemonium, el personaje que interpretaba Salma Hayek.
Casting de andar por casa con Michael Parks, Sonia Braga y mini aparición de Danny Trejo.
Los efectos son realmente muy dignos para una película de estas características y los vampiros maquillados, a diferencia de la dos, son abundantes. Pocos efectos digitales y los pocos que hay están bastante logrados, aunque priman los maquillajes.
Una peliculita muy entretenida para ser una tercera parte con sorpresita al final de los créditos.
Ya en el 2001 GameSquad (saga Alone in the dark) nos "brindó" un videojuego para PC que sí era una secuela pura de la película de Rodríguez, donde Seth Geko (el personaje de Clooney) es capturado por la ley, acusado de las muertes de la teta enroscada y enviado a una prisión que es un barco. Pero al poco tiempo aparecen un grupo de nuevos reclusos que en realidad son vampiros.
El juego era del estilo Resident Evil pero tiradísimo. Gráficos muy malos y peor jugabilidad. Recuerdo que por aquella época en el Fotogramas sortearon varias copias y yo fui uno de los "afortunados" al que le tocó. Aunque si alguien puede pensar "menuda suerte" solamente diré que unos meses después lo regalaban con una revista de videojuegos. Cosa que me hace sospechar que no debieron vender la gente de Cryo Interactive, los distribuidores del juego.
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