martes, noviembre 29, 2011
Satán, fuerza del mal
Satán, fuerza del mal es un telefilm que intenta seguir la lejana estela de El exorcista. Para eso se vale de un colegio interno femenino en el que hay extraños sucesos, como que la gente muera por combustión espontánea. No podrá faltar la aparición de un sacerdote que, después de morir y aparecer en el limbo, recibe la misión de volver entre los vivos para perseguir a las presencias satánicas.
domingo, noviembre 20, 2011
El cuchitril de Joe
En la primera mitad de los 90 todos conocíamos a la Mtv, pero pocos la seguían, básicamente por la necesidad de tener una parabólica, cosa más bien rara en la mayoría de hogares. Años después llegaría el Canal Satélite y Vía Digital, pero eso es otra historia.
La cuestión es que uno se iba enterando de las movidas de la Mtv gracias al Virgin Megastore que teníamos los barceloneses en pleno centro de la ciudad. Sin internet o Fnac, y pasando de ir a El corte inglés, el Virgin era lugar de peregrinación forzosa para los que nos gustase perder el tiempo entre pelis, discos y videojuegos. Aparte que tenían una máquina de realidad virtual la cual, si no recuerdo mal, te cobraban 500 pelas por 10 minutillos.
Sin duda la gracia era la cantidad de material de importanción que abundaba en las estanterias, ya fuesen videojuegos, libros o pelis. Y aquí es donde quería llegar, ya que te podías encontrar un montón de material de la Mtv, como la serie animada de Aeon flux, The head o recopilaciones de Liquid television.
Lamentablemente la tienda se fue al pique (básicamente por culpa de sus exageradísimos precios) y en verano del 98 cerró sus puertas, no sin antes haber hecho unos días de liquidación, con colas que atravesaban Passeig de Gràcia. Actualmente el local alberga un Zara. Muy triste.
La cuestión es que a mediados de los 90 nos encontramos en los videoclubs la primera película producida por el canal musical: El cuchitril de Joe (luego vendrían Beavis & Butt-head recorren América, Zoolander o Napoleon Dynamite).
En el film nos topamos con un tal Joe, un garrulillo venido del pueblo que viaja hasta Nueva York con la intención de encontrar un buen trabajo. El tío, al que nada más bajar del autobús le roban unas cuantas veces, busca un piso donde vivir, pero claro, con el poco dinero que tiene poca cosa puede conseguir. Por una serie de casualidades se hace pasar por hijo de una mujer que acaba de morir y no tiene familia para poder quedarse su piso: un apartamento de renta antigua.
Lo que le chaval no sabe es que el piso está infestado de cucarachas, además que unos mafiosos quieren dejar el edificio sin inquilinos para derribarlo y construir una mega cárcel en el terreno.
En 1992 apareció en Mtv un chorto donde unas cucarachas le estropeaban el plan al chaval que vivía en el piso. El chorto, de un tal John Payson, cayó en gracia y tuvo el suficiente éxito para que el canal televisivo decidiera hacer un largometraje.
El propio Payson se encargaría de escribir el guión (con el que estuvo un año) y dirigirla. Los efectos especiales correrían a cargo de Blue Sky Productions (que luego trabajarían en El club de la lucha, Titan A.E. o Tigre y dragón) que se estarían otro año para la postproducción incorporando las cucarachas digitales a lo rodado, gracias al trabajo de 14 artistas digitales que se encargaron de trabajar en las 200 tomas que necesitaban de CGI.
El cuchitril de Joe, que tenía como a productor a Griffin Dunne (prota de Jo, ¡qué noche!), fue un fracaso en los USA. No solo porque recaudó menos de dos millones de dólares habiendo costado 13, si no porque tuvo unas críticas demoledoras, catalogándola como una de las peores películas de la historia.
Sin duda tacharla como uno de los peores bodrios jamás filmados es excesivo. Aunque entiendo que haberla estrenado en cines le hizo mucho daño, de haber pasado como aquí, con un estreno directo a vídeo, se le hubiera dado otro trato, mucho más acorde al producto que es.
Pero siendo un film que bebía en exceso de ese lenguaje televisivo tan cartoon que veíamos en Beakman's world o Parker Lewis Can't Lose, el público que la vio en cine se quedaría con cara de lelo. A lo que tampoco ayudaría un actor tan malo como Jerry O'Connell o un desaprovechadísimo Robert Vaughn haciendo de senador al que le gusta travestirse.
Curiosamente con el tiempo ha ido cogiendo cierto estatus de culto, seguramente por lo original de su propuesta (no deja de ser un musical con cucarachas) y lo descacharrante de su realización.
jueves, noviembre 17, 2011
El secreto de mi éxito
El secreto de mi éxito es sin duda, y de forma superior a Wall Street, una recreación perfecta de lo que fueron los 80 dentro del marco de los yuppies. Toda una plasmación del sueño americano, empezar desde lo más bajo y llegar a lo más alto, pisando a quien haya que pisar o follándose a quien haga falta, incluso si es a tu tía (como es el caso del film).
Si nos acercamos mucho a la pantalla mientras la vemos seguro que podremos oler la laca de todos esos ejecutivos que se pasean por los fotogramas, cargados de maletines, corbatas y mullets mientras pasean por esa Nueva York de postal que en el film nos la enseñan de todas las maneras posibles: atardeceres, soleada, la urbe en toda su ebullición... sin duda Holllywood nunca fue mejor anuncio para los turistas.
Una de las muchas maravillas del film es su condición (!equivocadísima!) de cinta juvenil. Pero que el hecho que esté protagonizada por Michael J. Fox no nos nuble la vista. Que este metro sesenta con patas y un eterno flequillo acabara de sacarse de la manga un Regreso al futuro y un Teen wolf (así a saco, una detrás de otra, como el que no quiere la cosa) puede llevarnos a equívoco, pero Miki ya estaba cansado de su imágen teen con solo 2 películas como protagonista absoluto, pero montones de horas en tv y telefilms ya la habían explotado hasta el infinito y más allá.
De ahí se explica su ímpetu para lanzarse con balas (de fogueo) como Rock star, Noches de neón, Corazones de hierro o ese inteligentísmo auto retrato que es Colegas a la fuerza.
El secreto de mi éxito parece parida por algún italiano de los 70. Me aventuro con un Mariano Laurenti o un Luigi Russo a la dirección de una segunda parte donde nos expliquen que pasa en las alcobas de la casa del tío Prescott.
Es difícil entender como un producto para el lucimiento de Michael J. Fox (los más de 100 millones recaudados en el mundo lo avalan) es capaz de acercarse tanto a cualquier italianada parida para la explotación de la pilingui del momento dispuesta a enseñar todas sus virtudes en pantalla. Y ese es el único elemento que le falta a este film, algo más de carne.
Y quien mejor que los guionistas de Top Gun para dejarle en bandeja de plata este suculento plato a Herbert Ross, director que tenía el culo pelado de reirse en los morros de Woody Allen (Sueños de un seductor), Barbra Streisand (Funny lady), Walter Matthau (La pareja chiflada) o Kevin Bacon (Footloose). Y si a ese guión portentoso le añadimos a Helen Slater, que poco antes había subido a los altares de Hollywood para pegarse el gran morrazo con Supergirl (de la que ya hablaremos), y una cachonda y húmeda Margaret Whitton, mejor que mejor. Aunque tampoco debieramos olvidarnos de Richard Jordan y Fred -Herman Munster- Gwynne.
Estoy totalmente convencido que la única intención del director era hacer una nueva versión de El graduado para el público de los 80. Demasiadas similitudes para que los protagonistas de ambos films casualmente no levanten un palmo del suelo.
Que sí, que la peli está muy bien (¡salvo por el último cuarto de hora puramente made in Hollywood!), Michael J. Fox mola y su tía nos pone cachondos, pero si por algo nos acordaremos es por su banda sonora, con el clásico Oh yeah! de Yello (su otro tema mitiquísimo es The race, y si no que se lo digan a Mikimoto), carne de cañón para cualquier banda sonora que se preciase en los 80 y para Duffman.
martes, noviembre 15, 2011
Mr. Boogedy
Mr. Boogedy es una de esas rarezas que, teniendo bastante culto en los USA (sobre todo siendo el producto que es), aquí no es excesivamente conocida, aunque los pocos que la vieron en su momento todavía la recordarán.
Para empezar hay que decir que no estamos ante un largo, si no ante un mediometraje de apenas tres cuartos de hora que fue rodado para emitirse en el Disney Channel un domingo por la noche, que es cuando emitían telefilms propios. Por estos lares la pudimos catar en un recopilatorio de aquellos que sacaba Filmayer de El canal Disney, concretamente en un especial titulado Fantasmas para reír. O para llorar, porque viendo la carátula que se gastaban...
Mr. Boogedy narra la historia mega manida de la familia que compra una casa en Nueva Inglaterra, que, nadie me pregunte como puede ser, no han visto ni en fotos hasta el día que llegan para quedarse (eso sería cosa del boom del ladrillo). La cuestión es que (¡evidentemente!) la casa está embrujada. Un fantasma llamado Mr. Boogedy campa a sus anchas por la mansión.
Dirigida por Oz Scott (experto en telefilms y series de tele) a partir del guión de Michael Janover (que procedía de The Groundlings, una compañía de teatro especializada en la improvisación de donde han salido gente como Lisa Kudrow, Pat Morita -sic-, Cassandra Peterson o John Lovitz, entre muchos otros).
El mediometraje originalmente tenía que haber sido un film paródico de las pelis de terror (lo que hoy en día sería un Scary movie cualquiera) protagonizado ni más ni menos por Cheech y Chong cuando el guión fue ofrecido a la Columbia, pero la major no estaba por esas historias y el guión acabó en Disney, que decidió reconvertirlo en un mediometraje para toda la familia.
El nombre de Boogedy fue un pequeño hurto de Michael Janover, el guionista, cuando vio Los ojos del gato, aquella estupenda cinta basada en relatos de Stephen King. Concretamente del segmento done un millonetis hace dar la vuelta al edificio por la cornisa a otro tipo mientras le espetaba "¡Boogedy! Boogedy!!".
Pese a su condición descaradamente pobre tiene un elenco que, como mínimo, nos sonará bastante: Richard Masur (uno de los que la palman en It), David Faustino (el chaval de Matrimonio con hijos, y que se llevó el papel después que rechazaran a Joaquin Phoenix), Kristy Swanson (que sería la primera Buffy en la peli de Buffy, la cazavampiros), Benji Gregory (el hijo de la familia Tanner en Alf) y John Astin (el Gómez Addams orginal y que ha aparecido en demasiadas películas zetosas). Casi nada.
Por lo demás estamos ante un telefilm tan modesto que rozaría la serie Z si no fuese por estar bajo el amparo de Disney. El guión, repleto de chascarrillos que causan vergüenza ajena, canta a leguas que simplemente estaban probando si de la historia se podía sacar más chicha para una serie.
El éxito que obtuvo hizo que Disney se planteara hacer una serie, pero al final se decantó por hacer una segunda parte, también telefilm pero esta vez de 90 minutos, llamado El regreso del fantasma (Bride of Boogedy). Aquí se volvió a contar con el mismo guionista y director y varios de los actores originales pero el resultado ya no dejó satisfechos ni al público ni a la Disney, que pese a que no hace mucho recibió la propuesta de hacer una tercera parte o un remake por parte de Oz Scott, no están muy por la labor, ni siquiera de sacar las dos partes en DVD.
Realmente no estamos ante nada del otro mundo, la ponemos junto a cualquier episodio de El cuentacuentos, que es de la misma época, y se nos cae el alma a los pies. Peeero, como siempre ocurre en estos casos, el factor nostalgia nos puede. Además, siempre está bien recordar que hubo una época que en el Disney Channel no solamente hacían telefilms para lanzar a la enésima Hannah Montana.
jueves, noviembre 10, 2011
Elvira's Haunted Hills
Elvira fue puramente un fenómeno ochentero, una vez metidos en los 90, su fama fue menguando. Cierto que iba haciendo sus apariciones y sus historias de Halloween, pero ya no era lo mismo.
Es por eso que resulta sorprendente que en pleno año 2001 apareciera este Elvira's Haunted Hills, aunque eso sí, estrenada de tapadillo porque Elvira ya se había convertido en un dinosaurio para las nuevas generaciones.
Todo el entuerto de la trama es de una poca originalidad aplastante. Un argumento que por una extraña razón parece hipnotizar a las parejas de cómicos: los hermanos Calatrava, Tim Conway y Tom Knotts o Martes y trece; ya fuese con Horror story, Detectives casi privados o Aquí huele a muerto. Es decir, la clásica pareja donde uno es tontísimo y el otro más o menos normal que acaban metidos en un castillo donde no paran de aparecer fantasmas o seres igual de espeluznantes.
Aquí tenemos a Elvira a mediados del siglo XIX perdidas por esos caminos de tierra junto a su sirvienta con la idea de ir a París a montar un show estilo cancán. O sea, lo mismo que en la pasada película. Aunque, ojo, no estamos ante una secuela, precuela o nada de eso.
Así que tenemos a la pareja perdidas hasta que un carruaje las recoge y la lleva a un castillo supuestamente maldito donde viven unos personajes a cada cual más estrafalario.
Y, casualidades de la vida, Elvira es el vivo retrato de la mujer del señor del castillo que murió en extrañas circunstancias.
Si la película que protagonizó a mediados de los 80 ya tenía un presupuesto ajustado aquí directamente nos encontramos una producción de saldo; un millón y medio se gastaron en los decorados de cartón piedra que luce el film, que se lo podíamos pasar al ciclo dedicado a Poe por Roger Corman, pero que en pleno siglo XXI solamente podíamos pensar en escasos medios y poca gracia para aprovecharlos.Rodada en Romanía para abaratar costes la se queda en poca cosa, más bien a unos de esos truños de los que hace gala ultimamente Fred Olen Ray. Los mismos chistes de siempre en el mundo de Elvira, osea, insinuaciones de mamellas y culamen.
Actores de tercera fila a excepción de, evidentemente, Cassandra Peterson y ¡atención! Richard O'Brien, más conocido por The Rocky Horror Picture Show y secuela, que se metió en el rodaje dos semanas antes de su inicio después de la escampada de Richard Chamberlain.
Pero el que más gracia me hace de todo el elenco es un tal Gabriel Andronache, un rumano que no tendría ni idea de inglés porque se nota mucho que está doblado y cuando habla normalmente no le enfocan la cara. Todo muy auténtico. Casi como el hecho que el tipo, después de rodar un par de pelis más (una de vampiros con ¡Ted Nicolau! -director de TerrorVision- en el guión) dejó el mundillo para invadir los canales del teletienda más costroso en Italia y vender su dieta revolucionaria.
Y en la silla de director Sam Irvin, que solamente ha dirigido ponzoñadas, aunque curiosamente fue productor de Dioses y monstruos, aquella peli con Brendan Fraser e Ian McKellen; y fue asistente de De Palma en Vestida para matar.
Si aún con todo eso estáis dispuestos a verlas vosotros sabréis, pero seguramente vuestra alma arderá en los infiernos mientras el feo de los hermanos Calatrava os susurra al oído alguna canción de David Bowie.
martes, noviembre 08, 2011
Elvira. Mistress of the Dark
jueves, noviembre 03, 2011
El secreto de Joey
miércoles, noviembre 02, 2011
martes, noviembre 01, 2011
El secreto de los fantasmas
Warren y Fred son una pareja de veinteañeros que se dedican a rodar chortos y películas de mala muerte. Un día, Warren recibe la notificación de que ha de ir a la lectura del testamento de su abuelo, un millonetis que le ha dejado toda le herencia. Herencia que finalmente se reduce a un tiquet de una casa de empeño, que previo pago de 20 dólares le darán un maletín repleto de fotografías y un viejo reloj.
Esa noche a las 12, (la hora que salen los fantasmas, según decía Mortadelo en El armario del tiempo) del reloj sale una especie de ectoplasma que se mete en los sueños de Fred, que acaba teniendo visiones con el abuelo de Warren y su mayordomo. Al día siguiente dedicará todo su ingenio en fabricar un animatrónic con el aspecto del mayordomo. Esa misma noche el fantasma del mayordomo tomará el control del muñeco y ayudará a los chicos en su aventura de buscar la fortuna perdida del abuelo en un viejo caserón.
Leyendo fríamente la sinopsis uno puede pensar que estamos ante una entretenida cinta juvenil con ese encantador regusto de los años 80, ¡hasta a mí me lo parece! Pero no, nada más lejos de la realidad.
La tercera película del hoy todo poderosos Roland Emmerich fue un intento de meterse en Hollywood rodando este engendro a medio camino entre Alemania y los USA, con actores americanos pero con equipo técnico germano. Y para conseguirlo se valió de todos los tic de las pelis que nos llegaban de Hollywood, empezando con una cancioncilla de Belouis Some que nos taladra desde los títulos de crédito hasta el final y más allá; y con una estética demasiado ochentera hasta para una película de los ochenta, con esa casa repleta de muñecos y posters de pelis, hasta el coche fúnebre que conducen los protas.
Los actores son malísimos, empezando por el prota, un tío con nariz de cerdo que cada vez que lo veía me venía a la mente el pobre Porky, y su amiguete director de chortos que, si en la época hubieran hecho una adaptación de Los cazafantasmas de la Filmation, podría haber encarnado sin problemas a Jake Kong Jr.
Pero para darle la nota yanki, Roland se sacó de la manga a dos símbolos de la comedia adolescente ochentera, por un lado a Chuck Mitchell, que nadie sabrá quien e,s pero que si apunto que era el Porky del Porky's de Bob Clark la cosa está más clara; y como villano de la función a un perdidísimo Paul Gleason.
Estamos ante un film muy torpe, con escenas que están fatalmente rodadas, como esa en la que los protas luchan contra una armadura, que da la sensación que está ahí para alargar el metraje hasta unos mínimos 85 minutos. Por no hablar que hay un momento que hablan de cosas que no hemos visto. Quizás escenas que acabaron en la sala de montaje y podría ser que apareciera en la versión alemana que es la versión apadrinada por Emmerich y dura 20 minutos más.
Los efectos flojísimos, a excepción del animatrónic del mayordomo, que sin ser para tirar cohetes no molesta y es bastante digno, aunque no deja de ser su llamativo parecido con E.T.
El secreto de los fantasmas (o Hollywood-Monster en su versión original y Ghost Chase en su distribución en USA) es el clásico ejercicio de Emmerich de querer ser Spielberg. Es por eso que nos encontramos en una especie de conglomerado de E.T. El extraterrestre, solo que aquí cambiamos los chavales por veinteañeros y al extraterrestre por un fantasma mezcla entre Yoda y E.T.