viernes, marzo 25, 2016

Peligrosamente unidos

Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Entrados los 90, a Rutger Hauer comenzaban a quedarle lejos los tiempos en los que empezaba hacerse un hueco en la serie A de Hollywood. Ya a finales de los 80 comenzó a coquetear con la serie B que pasaba desapercibida en cines pero lo petaba en formato magnetoscopio: Carretera al infierno (The hitcher, 1986), Se busca vivo o muerto (Wanted: dead or alive, 1987), o aquel sosias de Daredevil llamado Nick Parker en Furia ciega (Blind fury, 1990). Y, además, si su poder de convocatoria disminuía para el público, sus posaderas aumentaban de forma inversamente proporcional. Sí, el tío se puso fanegas. Y encima con ese raro (d)efecto de cara normal y cuerpo gordo. Como cuando le cambiabas la cabeza a un Master del Universo y la colocabas en un cuerpo que no le correspondía.


Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Ya en esa etapa de gorduras y escaso tirón en las plateas, protagonizó esta Peligrosamente unidos (Wedlock, 1991), de la que todos recordamos el rollo de los collares que hacen explotar las cabezas, conexión directa con Perseguido (The running man, 1987) —que viendo como saqueó de Roma, año 2072 D.C.: los gladiadores (I guerrieri dell'anno 2072, 1984) de Fulci, a saber de dónde robó la idea de los collares— que, luego, se retomaría en Battle royale (Batoru Rowaiaru, 2001).

Aquí la cosa va de que, en algún momento del futuro, Rutger se asocia con James Remar
—uno de los The warriors. Los amos de la noche (The warriors, 1979)y Joan Chen (de Twin Peaks) para robar unos diamantes. Después del robo y una persecución, pues el golpe casi se va a pique, se desvela que los compañeros de Rutger están compinchados y su intención es matarlo y quedarse con el botín que, salvo él, nadie sabe donde está. Al final los malos disparan al bueno, que acaba capturado por la policía y enviado a una cárcel de máxima seguridad, donde los presos llevan los famosos collares que están unidos con el de otro recluso (nadie sabe quién es su pareja de baile) y si alguno de los dos se aleja demasiado, explotan.

Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Pese a ser del 91, la película es puramente 80tera. Pero 80tera de las malas, de las que llegan a serie B por los pelos. Con unos medios muy justitos. Prueba de ello es que al principio nos indican que estamos en el futuro, aunque, salvo el tema de los collares, nada nos indica que estemos en tal época. Los coches son los que había en la época, la gente sale vestida igual, las casas son iguales... En definitiva, que se metieron un pegote.

Además, la historia es un 3 en 1. El prólogo es la parte del robo; luego, durante casi media peli, es del rollo carcelario, donde Rutger Hauer es martirizado por el alcaide y sus secuaces. Mítica es la escena donde lo llevan a una celda de aislamiento (básicamente un ataúd lleno de agua), a pasar varios días y el que lo putea abre la puerta y le mea encima. Y ya en el tramo final, una roadmovie donde el prota junto a Mimi Rogers escapan de los polis y los malos.


Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Y, como decía, la cosa se queda en algo nimio y fallido (pese a que la recordaba como una serie B divertida y entretenida), donde desde el principio te hueles los supuestos giros de guión, y con un Rutger Hauer que empezaría su decadencia física y fílmica. Lo mismo que su director, Lewis Teague, que estuvo detrás de cosas tan chulas como La bestia bajo el asfalto (Alligator, 1980), Los ojos del gato (Cat's eye, 1985) y cosas no tan chulas como Kamikaze Detroit (Collision course, 1989) o ese exploit indianajonesero de serie A llamado La joya del Nilo (The jewel of the Nile, 1985) —secuela de Tras el corazón verde (Romancing the stone, 1984)— y en los 90 se hundió en subproductos difíciles del digerir, siendo el film aquí comentado lo último que hizo para cine.


domingo, marzo 06, 2016

Antoni Gaudí. Una visión inacabada

Antoni Gaudí. Una visión inacabada, Jose Luis López Vázquez, John Alaimo

Digámoslo ya, Antoni Gaudí. Una visión inacabada es un coñazo de padre y muy señor mío. Todo su interés radica en su condición de film perdido durante décadas y del que poco menos que parecía una leyenda urbana.

Allá por principios de los 70 empezó el rodaje de este documental ficcionado de la mano de un tal John Alaimo, un norteamericano que en los 60 quedó maravillado de la obra de Gaudí en una visita a Barcelona. Sin demasiado bagaje en sus espaldas, escribió un guión que fue supervisado por Joan Bassegoda, un experto de Gaudí. Con un presupuesto mínimo, muy pocos actores, de los que apenas se puede destacar a Jose Luis López Vázquez encarnando al célebre arquitecto (aunque en un principio se pensaba en que fuera Fernando Rey el protagonista) y José María Lana como un joven arquitecto que tiene una serie de charlas con Gaudí.


Antoni Gaudí. Una visión inacabada, Jose Luis López Vázquez, John Alaimo

Y básicamente ese el argumento de la cinta, los últimos 2 días de vida de Gaudí antes que lo atropellase un tranvía. Todo ello basado en los apuntes que
Joan Bergós Massó, que fue colaborador de Gaudí, tomó en su día, con lo que se da por hecho que muchas de las explicaciones y teorías que va lanzando López Vázquez tienen una base real.

Rodada en apenas un par de semanas y en escenarios como La Sagrada Familia o la finca Güell. Claro, con el anacronismo que lo que vemos son las edificaciones de primeros de los 70, no tal como eran a mediados de los años 20. Aunque nadie se espere ver, al menos, la ciudad condal en los 70, porque el director se cuidó mucho que en pantalla se viese lo justo y necesario.

La cosa no pasó de alguna que otra proyección privada, porque más allá de que los responsables tuvieran la intención de darle una vida comercial en cines o en la televisión, el banco BBVA se quedó con los derechos de la obra ya que no pudieron devolver el crédito concedido (1 millón de las antiguas pesetas).

Así, el asunto quedó durante décadas como un film desconocido y del que poco se sabía, hasta que, casualidades o no de la vida,un par de días después de la muerte de Jose Luis López Vázquez en 2009, el historiador Carles Querol, que había estado trabajando para aquella entidad bancaria, salió a la palestra explicando como poseía las bobinas de una copia en 16 mm que se habían encontradocasi de manera casual.

A finales de 2010, el programa de TV3 30 minuts emitió un montage de 45 minutos con el material que había en esas polvorientas bobinas.