Finales de los 80. Arnold Schwarzenegger está en la cúspide del cine de acción junto a Sylvester Stallone. Por la época quiso salirse un poco del
género y tocar la comedia, aunque ya la había trabajado la
década anterior con Cactus Jack o Hércules en Nueva York (esta última, comedia
involuntaria).
Así que se ajunto con Ivan Reitman y se sacaron de la manga un par de éxitos instantáneos: Los gemelos golpean dos veces y Poli de guardería, que debieron animar a Stallone a probar suerte.
Primero fue Oscar ¡quita las manos!, remake de Oscar: una maleta, dos maletas, tres maletas (a su vez versión de la obra de teatro) de Louis de Funès, donde el bueno de Sly interpretaba al
mismo personaje que el cómico francés, un capo de la mafia que se ve
envuelto en un lío de maletas con diferentes contenidos, gente entrando
por una puerta, gente saliendo por otra... todo muy vodevilesco. Ni el
tener al (antaño) infalible John Landis en la dirección, ni a la Disney
produciendo a través de su filial Touchstone, evitó que el film fuera un
fracaso de crítica y público, donde lo único salvable era sus títulos de
crédito a ritmo de stop motion.
Aun y así hay que recordar que antes hizo Tango y Cash, un
remedo de Arma letal que combinaba acción con bastante humor. Aun y así
no entraría en el saco de comedia pura.
Un año después Rambo lo volvía a intentar. Quizá porque tenía la espinita clavada o porque se emperró en emular a su colega austríaco.
A la ecuación le sumábamos su personaje estereotipado de policía solitario con problemas amorosos que está enamorado de su trabajo y la presencia de su madre, en este caso Estelle Getty, muy de moda en la época gracias a las serie Las chicas de oro, donde interpretaba a la más mayor aunque, curiosamente, era más joven que la que hacía de su hija.
Y para dirigirlo un todoterreno como Roger Spottiswoode, capaz de hacerte un dramón (Los buenos tiempos), slasher (El tren del terror), una serie B de culto (Temblores), un Bond (El mañana nunca muere) y cualquier cosa imaginable.
Lo dicho, Alto o mi madre dispara va de un tosco poli que un día recibe la visita de su madre, la clásica abuelita Paz que sigue viendo a su hijo como un crio.
La película funciona como una sucesión de escenas con Sly
atacado de los nervios por la presencia de su madre y sus "putaditas". Lo
malo es que para darle una razón de ser a todo el conjunto idean una
trama policíaca con la madre de por en medio que fracasa
estrepitosamente y ni siquiera con ese "grand finale" de persecución
entre camión y avión, totalmente made in testosterona, la cosa se recupera.
Por no hablar del epílogo, con un gag bastante vomitivo solo para que
Sly ponga una carantoña y congelen la imagen al estilo El equipo A. Aun y todo esto se le puede dar un visionado una tarde tonta.
Además, resulta curioso que en la versión doblada no usaran la voz habitual de Stallone, si no que le colocaron la de Ramón Langa/Bruce Willis, posiblemente para enfatizar el toque cómico del film.
Además, resulta curioso que en la versión doblada no usaran la voz habitual de Stallone, si no que le colocaron la de Ramón Langa/Bruce Willis, posiblemente para enfatizar el toque cómico del film.
Por mucha mandíbula cuadrada y labio torcido (añadamos la
actual ración de botox) Stallone siempre ha sido mucho mejor actor que
el Chuache, no hacía falta venirnos a John Rambo o Rocky Balboa, ya con los
primeros Rocky, Halcones de la noche o la siempre reivindicable
Copland se veía que tenía su aquel. Y es que el potro italiano era el
blanco de la crítica, en la mayoría de ocasiones, más por representar un
tipo de cine fascistoide que por él mismo.