Rimbombante título para una cinta que dormitaba en los estantes de los videoclubs en una carátula molona como ella sola. Aunque también es entendible que a más de uno le tirara para atrás.
Y es precisamente esa carátula lo que me llamó la atención en su día. Y la cosa es que la disfruté, tanto como para repetir, como mínimo otra vez y soltar de nuevo las cien pesetillas que costaba el alquiler. Peeero el tiempo no pasa en balde y ha hecho mella en la cinta.
Típica town norteamericana que parece anclada en los 50. Se acerca una fiesta tan señalada para la cultura yankee como es Halloween y un grupo de jóvenes se lo monta para robar unos disfraces del museo local para petarlo en la fiesta de la chavalada. Con la casualidad que uno de estos trajes fue de una bruja que era antepasada de una de las chicas del grupo, al igual que un pergamino que encuentran. Entre broma y broma acabarán desatando un maleficio y despertando a los muertos del cementerio.
La película empieza tan bien como bizarra, con el clásico paperboy que se tunea una bici para que haga ruido y se pilla la mano. Esta escena está realmente muy fuera del tono del resto del film, tiene cierto puntito malsano que parece que vayamos a ver algo muy diferente de lo que realmente sigue.
Y es que La noche del baile de medianoche es un producto totalmente naif, ingenuo, algo para que toda la familia pueda ver y nadie lo pase mal ni por asomo. Porque lo que aquí nos vendieron con una peli no era más que un telefilm para televisión (aquí con distribución de mi odiada Recordvision).
Un telefilm lleno de absuridades como ¿por qué la animadora sale muy guapita y no con aspecto de zombi?, ¿qué pinta por ahí un hombre lobo?, ¿la bruja también es vampira? Pero todo esto da igual, aquí no se trataba de facturar ninguna maravilla de terror con esas gotitas de humor tan de los 80, aquí había que sacar un producto para que los americanos pudieran poner sus posaderas delante de la pequeña pantalla a mediados de los 80 en la noche de Halloween. Todo valía con tal de llegar a los 90 minutos de rigor, incluso ese número musical que se marcan parece más por rellenar metraje que ser un guiño al Thriller de Michael Jackson, que ya quedaba algo lejos.
Pero no por todos estos desbarajustes vamos a tirar la cinta a la basura, porque elementos positivos tenemos. Sin ir más lejos, los maquillajes son geniales. Si no hemos visto la película y simplemente vemos alguna foto nada nos hará pensar que estamos delante de un producto para todos los públicos. El despertar de los zombies debió aterrar a muchos infantes de la época, y nada tiene que envidiar a lo pudiese parir Romero o alguna de la saga de El regreso de los muertos vivientes. Eso sí, ¿a qué viene tanta explosión cuando los zombies salen de sus tumbas?
Muchas caras conocidas en este telefilm: Lee Montgomery (el prota de Ben, aquella peli de ratas asesinas que luego se remakeó como Willard con Crispin Glover), LeVar Burton (el Geordi La Forge de Star Trek), Peter DeLuise (hijo de Dom y visto en las series Jóvenes policias y Stargate), Dedee Pfeiffer (hermana de Michelle y vista en Vamp o House III), Kevin McCarthy (todo un ilustre del fantástico y recurrente en la filmografía de Joe Dante), el eterno Dick Van Patten, Kurtwood Smith (uno de los malos de Robocop) y una mini aparición de cómico Mark Blankfield (Jekyll y Hyde hasta que la risa les separe, Frankestein Hospital general), además de una de las primeras apariciones de Macaulay Culkin, aunque es casi un visto y no visto.
Dirigida por Jack Bender, tipo que empezó como actor en series y en algún que otro producto Disney (Te veo y no te veo, Un ejecutivo muy mono) para acabar como realizador afincado a la caja tonta y que solamente cuenta con un film puramente de cine, ni más ni menos que Muñeco diabólico 3... pobre hombre. Por lo demás mucho telefilm como el aquí comentado, episodios sueltos en series (Con ocho basta, Doctor en Alaska, Carnivàle, Los Soprano, La cúpula...) y acabando como productor de la factoría de J. J. Abrams con Alias, Perdidos o Alcatraz.
La noche del baile de medianoche no pasará a la historia del género fantástico y muchos menos del terror, pero es una buena opción para que los que anhelan los aromas y texturas ochenteras le den un tiento. Eso sí, manténgase lejos de los más jóvenes, no sea que se piensen que es una de las basuras del Disney Channel.