miércoles, agosto 26, 2015

Están vivos

están vivos, they live, john carpenter, roddy piper

A mediados/finales de los 80 el nombre de John Carpenter ya era conocido de sobras. Siempre amparado en el género fantástico/terror supo muy bien campear los malos tiempos cuando La cosa (The thing, 1982) no acabó de funcionar demasiado bien, al igual que Christine (Christine, 1983) y, sobre todo, Golpe en la pequeña China
(Big Trouble in Little China, 1986). Después de ésta, firmó un contrato de 4 películas con Alive Films. La primera de ellas fue El príncipe de las Tinieblas (Prince of Darkness, 1987), que sin llegar a desmerecer tampoco era la repanocha. La segunda y última fue Están vivos (They live, 1988).

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Basada en el relato Eight O'Clock in the Morning de Ray Nelson, Carpenter firma el guión bajo el seudónimo de Frank Armitage que, como era costumbre en él, era un guiño/homenaje a alguna de sus filias (en este caso al universo de Lovecraft). Además, como ha sido habitual, de encargarse de la banda sonora.

Con un protagonista totalmente atípico, el luchador de wrestling recientemente fallecido Roddy Piper, más conocido como "el gaitero", que se hizo con el papel porque Carpenter, aunque alguno le sorprenda, era un gran aficionado al pressing catch. Además teníamos a Keith David, que ya lo habíamos visto en La cosa (The thing, 1982); Meg Foster, la Evil-Lyn de Masters del Universo (Masters of the Universe, 1987); y un visto y no visto de Al Leong, el chino que hemos visto en mil episodios de El equipo A y cualquier (sub)producto de artes marciales/acción 80tero.


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La película sufre de un lastre difícil de ignorar: un ritmo tedioso. Y no sólo por la ya famosa pelea entre Piper y Keith David de más de 5 minutos (que en un primer momento estaba planeado que apenas durase 90 segundos), si no porque toda ella es un paseo por la negación de las elípsis. No es hasta pasados sus primeros 30 minutos que realmente empieza la trama del obrero que, casi por casualidad, descubre que vivimos engañados en un mundo controlado por seres extraterrestres que nos incitan al consumo masivo. Esa media hora es difícil de llevar. Con un Roddy Pipper que deambula de un lado a otro sin explicarnos mucho y nada.

Me parece tremendamente interesante que los alienígenas no quieran invadir la Tierra para convertirnos en sus esclavos o alimento, si no que son una suerte de brókers interestelares que buscan hacer negocio y llenar de ceros sus cuentas bancarias. Carpenter no se esconde en su crítica nada velada al sistema de vida norteamericano de los pixelados 80, usando la fisionomía de Ronald Reagan para diseñar las caras marcianas. También trata temas totalmente actuales, con ese Roddy Pipper que ha sido víctima de la burbuja inmobiliaria y por ende, perdiendo su trabajo en la construcción. Además de mostrarnos en blanco y negro las escenas donde vemos la realidad, que, además de un homenaje a las películas de los 50, nos da a entender que la realidad es gris y aburrida, mientras que la "otra vida", la que vivimos por y para consumir, es colorista.


están vivos, they live, john carpenter, roddy piper

están vivos, they live, john carpenter, roddy piperAquí nis llegó extremadamente tarde. Su estreno no fue hasta el verano de 1992, casi 4 años después de su lanzamiento en los USA. Por lo menos Lauren Films se lo curró un poco y montó un concurso en el que regalaban unas gafas plasticosas que emulaban a las de la película (con logo incluido), con las que podíamos ganar 20 kilitos de la época (unos 120 mil € inflación aparte).
La cosa, como iba siendo habitual en la filmografía del director, acabó en un pseudo fracaso (más por las expectativas que por lo recaudado) con unos ingresoso de casi 15 millones en USA, habiendo costado unos irrisorios 4 millones.

Pese a ser bastante o muy conocida, ésta no es de las mejores de Carpenter, aunque, sí es en la que más se moja y más critica el modelo de vida norteamericano. Los personajes son bastante planos, como el personaje de Meg Foster, que nunca se nos acaba de explicar qué pinta en el bando de los malos. Aun y así, tiene detalles y momentos para el recuerdo, como los mensajes ocultos que están por todas partes, o el cachondo plano final del marciano y la mujer. Detallitos que merecen la pena para darle una oportunidad a la cinta.


miércoles, agosto 19, 2015

Terminator (y secuelas)

Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

Lejos, muy lejos, quedan aquellos años que James Cameron era un don nadie en Hollywood y tenía que meterse a codazos en las filas de Roger Corman, pariendo los efectos de Los 7 magníficos del espacio (Battle Beyond the Stars, 1980) o dirigiendo la segunda unidad de La galaxia del terror (Galaxy of Terror, 1981). Y sería precisamente con una secuela de una producción Corman donde haría su debut como director. Aunque aquí el productor de Los 4 fantásticos 90teros no estaba por en medio y le había cedido la batuta a Ovidio G. Assonitis, otro amigo del exploit. Piraña II. Los vampiros del mar (Piranha Part Two: The Spawning, 1981), sería una de las muchas basuras marineras que surgieron a raíz del éxito de Tiburón (Jaws, 1975) de la que ya nadie se acordaría si no fuese porque Cameron estuvo detrás de la cámara. Al menos durante un par de semanas, ya que su vena perfeccionista retrasaba constantemente el rodaje, a lo que Assonitis respondió con un despido, tomando él mismo las tareas de dirección. Aun y así, Cameron seguía por Italia, donde se rodaban los interiores, y si un duro, colándose en la sala de edición para hacer el montaje a espaldas del productor. Finalmente, por cuestiones legales, Cameron aparecía en los créditos como director, aunque él reniega de la película y no la considera su debut.

Sería durante ese rodaje que tuvo la idea de Terminator a raíz de un sueño. Consiguió vender el guión a la productora que había creado Gale Anne Hurd, a la que había conocido cuando trabajaban para Corman y que a la postre acabaría siendo su mujer.

 Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

A la hora de confeccionar el casting se pensó en un Schwarzenegger que todavía no había conseguido dar el pelotazo que lo catapultara al starsystem hollywoodiense salvo por el papel principal de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), que le había dado algo de popularidad. Pero en un primer momento pensaron en él como el protagonista que viaja al pasado para salvar la vida de Sarah Connor, pero Cameron le dio la vuelta a la tortilla y lo fichó para encarnar al malo. Además teníamos a Linda Hamilton, Michael Biehn, Lance Henriksen, Bill Paxton, Brian Thompson y un cameo de Dick Miller.
 
La mayoría de los que participaron en el fin tenían muy pocas esperanzas en él. El propio Arnie la hizo a regañadientes, pensando que al ser una modesta serie B no llamaría demasiado la atención y un posible fracaso no sería demasiado negativo en su carrera, además de creer que hacer de "robot malo" podría romper la tónica de sus películas de tío cachas en calzoncillos (Hércules en Nueva York, Conan el bárbaro).


Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

Terminator es una serie B que con 30 años a sus espaldas aguanta fenomenalmente el tipo. Salvo los 5 minutillos que nos muestran de la futura guerra entre humanos y máquinas, donde se notan los cromas y el stop motion de los androides, y la escena con el animatrónic de Arnie (obra de Stan Winston), no se le nota cutre o pobretona. Con un Schwarzenegger que, posiblemente, nunca estuvo tan bien. Cosa que jugaba en su favor el que le dieran poquísimas líneas de diálogo y que sus malas dotes interpretativas ayudaran a dar vida a un robot frío y sin sentimientos.

Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

En USA fue distribuida por la Orion, que no contaba que pudiera hacer mucha taquilla. Pero para su sorpresa, funcionó tan bien que estuvo un par de semanas número 1 y en todo el mundo amasó 80 millones de dólares. Tal fue el éxito que acabó creando una ristra de exploits como El guerrero de hierro (American cyborg, 1993), Alienator (Alienator, 1989), Destroyer. Brazo de acero (Vendetta dal futuro, 1986). Y luego estaban las que no tenían nada que ver con esta serie de copias y era cosa de nuestras distribuidoras que le metían títulos para ver si caíamos: la indonesia Lady Terminator (Pembalasan ratu pantai selatan, 1989), Terminator Woman (Eve of Destruction, 1991) o The Vindicator (The Vindicator, 1985). Luego está el caso de Terminator 2 (Terminator 2, 1989) de Bruno Mattei, que ya venía así de serie.


Terminator 2, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Robert PatrickTerminator 2. El juicio final (Terminator 2: Judgment Day, 1991). Después de varios años intentando hacer una secuela, por fin, en la nueva década de los 90, se pudo materializar gracias a que Carolco compró los derechos y la tecnología digital estaba bastante avanzada, tal como pudo comprobar el propio Cameron con su Abyss (The Abyss, 1989). La idea de un terminator de metal líquido ya estaba en la idea inicial del primer film, pero era imposible de materializar en pleno 1984. Ya con la tecnología necesaria, Cameron recuperó la idea para una secuela que, en gran medida, es un remake del original, pero con mucha más pasta, más espectacularidad visual y un Arnie haciendo de bueno, pues ya había alcanzado su estatus de gran estrella mundial y debía ser el bueno sí o sí. Linda Hamilton repetiría como Sarah Connor, al igual que Michael Biehn en una breve aparición. Además tendríamos el debut de Edward Furlong y a un Robert Patrick haciendo de T-1000, su papel más importante, para después arrastrarse en multitud de subproductos. En su momento, el film fue la cúspide de los efectos digitales, pero, 25 años después, éstos han quedado desfasadísimos, con momentos que cantan mucho. Pese a esto, sigue siendo un action film trepidante, con momentos míticos como la escena de la persecución en moto, y, para muchos, es la mejor de la saga. En su día fue la película más cara de la historia (100 millones de dólares) y acabó siendo la más taquillera del 91 con más de 500 millones recaudados en todo el planeta. Cinco años después, Cameron reunió al elenco para rodar T2 3-D: Battle Across Time, una atracción en tres dimensiones para el parque temático Universal.


Terminator 3, Arnold Schwarzenegger, Jonathan Mostow Terminator 3. La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003). Una década después de la secuela que acabó convirtiendo una serie B ochentera en un producto mainstream nos llegó esta nueva entrega. Y seguramente no fue decisión de los productores alargar tanto la espera. Siendo las dos películas existentes (y la atracción) obra de Cameron, parecía indispensable que éste estuviera detrás de cualquier película de la saga. Así que estuvieron esperándole mientras se dedicaba a sus movidas con cámaras, profundidades marinas y Titanics por doquier. Los productores, cansados de esperar, debieron pensar que a fin de cuentas la película se vendía sola y era más importante convencer a Arnie, que durante un tiempo decía que sólo la haría si Cameron era el director. Pero el tiempo iba pasando y su filmografía entró en una decadencia que le hizo cambiar de opinión, sabiendo que volver a encanar a su personaje más icónico era garantía de éxito. O al menos eso era lo que pensaba.
La historia la de siempre: Skynet envía al pasado a un cyborg para que elimine a la futura mujer de John Connor, a lo que éste responde enviando a un terminator "bueno".
Nick Stahl (que luego protagonizaría la serie Carnivale) reemplazaba a Furlong, que ya había entrado en su particular infierno de drogas; Claire Danes hacía de su futura mujer y, para variar un poquito, pondrían un cyborg femenino, interpretado por Kristanna Loken, que luego acabó protagonizando varios títulos de Uwe Bowl.
La película costó 200 millones de dólares y amasó más de 400 en todo el planeta, pero las críticas fueron tirando a negativas. Se metieron mucho con algunas secuencias humorísticas como la primera aparición de Arnie o que, por mucho que dijeran que se había puesto en forma, cuando aparece desnudo se nota que está retocado digitalmente. En cambio, las escenas de acción son tremendamente físicas, como demostró el director Jonathan Mostow en la reivindicable Los sustitutos (Surrogates, 2009).


Terminator Salvation, McG, Christian Bale, con Sam Worthington, Bryce Dallas Howard, Helena Bonham Carter, Michael IronsideTerminator Salvation (Terminator Salvation, 2009). Anteriormente la saga había dado el salto al renovado mundo de las series televisiva con Las crónicas de Sarah Connor (Terminator: The Sarah Connor Chronicles, 2008-09), que no acabó de cuajar entre la audiencia y la Fox la finiquitó después de la segunda temporada.
Después que los derechos de la franquicia cambiaran de manos, los nuevos productores decidieron hacer un reboot de la saga y dar a los fans lo que llevaban 3 películas esperando: la famosa guerra entre humanos y máquinas de las que apenas nos habían enseñado unos pocos minutillos. Pero ni con eso, ni con un reparto encabezado por Christian Bale, con Sam Worthington, Bryce Dallas Howard, Helena Bonham Carter, Michael Ironside y una recreación del Chuache de los 80, pudieron salvar el lastre de contar con McG en la dirección.
El invento acabó siendo un pseudo fracaso, pues costó 200 millones y recaudó poco más de 300 en todo el mundo. Lo que unido a unas críticas no demasiado favorables, dieron al traste cualquier intento de seguir con esta nueva saga.
Al igual que la segunda entrega, se hizo una atracción para algunos parques de atracciones llamada Terminator X: A Laser Battle for Salvation. Aquí la cosa no era un corto tridimensional, si no un juego de disparos por equipos del estilo Q-Zar. Además del Apocalypse: The Ride, una atracción de vagonetas.


Terminator Génesis (Terminator Genisy, 2015). Lo que en un principio debía ser una nueva trilogía acabó por no materializarse por una mala taquilla. Pero alguien pensó que la saga todavía podría ser rentable y contrataron a Alan Taylor (Thor) para volver a reactivarla. Además de volver a contar con Arnie, que había puesto a caer de un burro la anterior entrega.
Al final parieron una historia que acaba enmarcada en los films de viajes en el tiempo, con muchos saltos y paradojas de esas que nos molan. Además de ser un homenaje a las primeras entrgas de la saga, pues recrean escenas (como la aparición de los protagonistas en la pelicula de 1984) tal cual las vimos. Eso sí, ya da un poco de penita ver a Arnie con esas pintas y como durante toda la película le llaman "abuelo". Aun y así la peli aguanta muy bien el tipo como un producto totalmente palomitero y estival, sin ningún tipo de pretensión de querer hacer algo nunca visto.
En los USA no llegó a los 90 millones recaudados. Pese a todo, en el resto del mundo, ha hecho algo más de 200, lo que no le salva de ser considerada un pequeño fracaso que hace muy difícil que veamos una nueva entrega.

viernes, agosto 14, 2015

Burke and Hare

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Si hay un director que pegó un subidón sólo comparable a su descenso a los infiernos ese fue John Landis.

Su debut con El monstruo de las bananas (Schlock, 1973) será recordado más por tener entre sus filas a un primerizo Rick Baker en el maquillaje que por sus cualidades artísticas. Luego vino Made in USA (The Kentucky Fried Movie, 1977) que pese a estar guionizada por los ZAZ (Jerry Zucker, Jim Abrahams y David Zucker) aquí nunca ha sido demasiado conocida, al menos no tanto como los Agárralo como puedas, Aterriza como puedas, Top Secret... Con Desmadre a la americana (Animal House, 1978), que daría el pistoletazo de salida con las comedias estudiantiles, llegaría el primer film apadrinado por National Lampoon y su primer gran éxito. Le seguirían más éxitos comerciales como Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers, 1980), Entre pillos anda el juego (Trading Places, 1983), el archiconocido videoclip Thriller de Michael Jackson y, en menor medida a nivel económico pero que el tiempo le ha acabado por dar un estatus de culto, Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981).
 
Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Con En los límites de la realidad (Twilight Zone: The Movie, 1983) empezaría su particular pesadilla. Lo que parecía una reunión de amigos (Spielberg, Dante, Miller y el propio Landis) con ganas de homenajear una de sus series de la infancia, acabó como el rosario de la aurora cuando, durante el episodio que dirigía Landis, Vic Morrow y un niño murieron decapitados por las hélices de un helicóptero y otro feneció aplastado. Aquello llevó a juicio al director acusado de homicidio involuntario, del que acabó absuelto, enemistado con Spielberg, que le dio la espalda, y moralmente destrozado.

A partir de mitad de los 80 iba alternando cosas que funcionaban -Espías como nosotros (Spies Like Us, 1985), El príncipe de Zamunda (Coming to America, 1988)- con fracasos -(Cuando llega la noche (Into the night, 1985), Tres amigos (¡Three amigos!, 1986).

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Luego fueron llegar los 90 y caer en picado con Oscar ¡quita las manos! (Oscar, 1991), Superdetective en Hollywood III (Beverly Hills Cop III, 1994), La familia Stupid (The Stupids, 1996). Incluso llevando años arrastrando la idea de una secuela de Un hombre lobo americano en Londres, no se la dejaron dirigir y acabaron pariendo la horripilante Un hombre lobo americano en París (An American Werewolf in Paris, 1997) que luce los peores efectos digitales que se recuerdan. En cambio, sí le dejaron dirigir Blues brothers 2000, la secuela de Granujas a todo ritmo, pero es tan infame que da pena.

Llegaron los 2000 y no solo no mejoró la cosa, si no que decayó más, acabando en la caja tonta con algún capítulo de Psych, Masters of horror y Terror en estado puro. No fue hasta 2009, 11 años después de su último film, El plan de Susan (Susan's Plan, 1998), que volvía a lanzar una película: Burke and Hare.
 
Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Burke and Hare parte de la historia real de William Burke y William Hare. Estos dos tipos, que no tenían donde caerse muertos, descubrieron un filón cuando los investigadores médicos de la época (siglo XIX) necesitaban de cadáveres para su investigación y les era muy difícil disponer de ellos. Con lo que la pareja se dedicó a asesinar para vender los cadáveres.

Lo primero que sorprende del film de Landis es su recreación. Pese a no contar con un gran estudio detrás, los edificios, vestuario y calles de la época son simplemente brillantes. Lo segundo es un reparto nutrido de un montón de caras británicas más que reconocibles (algunas meros cameos): Simon Pegg y Andy Serkis como la pareja protagonista; Tom Wilkinson (Batman Begins); Tim Curry (It, Legend); Isla Fisher (Ahora me ves...); Ray Harryhausen; Christopher Lee (El retorno del Capitán Invencible); Michael Winner (director de las 3 primeras Death Wish de Charles Bronson); Jessica Hynes (la prota de la serie Spaced, El hijo de Rambow).

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

El film tira por la vertiente cómica, pero un humor muy inglés, muy negro. Lejos quedan los chistes más gruesos de El príncipe de Zamunda o la tercera entrega del detective Axel Foley (puro Eddie Murphy). Además hay generosos chorretones de sangre. Pero que todo esto no nos haga lanzar las campanas al vuelo, porque el conjunto se acaba volviendo algo repetitivo. Dando una sensación que lo mejor del film son sus primeros 30/40 minutos para luego caer en un déjà vu constante. Lo que está claro que Landis está perdido para siempre y nos tendremos que conformar con sus joyas de hace 20/30 años.

martes, agosto 04, 2015

Festival de trailers (VIII)




El libro de la selva (The jungle book, 1967) de Wolfgang Reitherman.




Banjo, el gato vagabundo (Banjo the Woodpile Cat, 1979) de Don Bluth.