Hay alguna extraña fijación en el ser humano para encontrar gracioso que un adulto se disfrace de niño y actúe como tal. Pero ni tenía gracia el Chavo del 8 ni Pequeño pero matón (Littleman, 2006) y mucho menos Jaimito Borromeo. Lo cierto es que es algo que da mal rollo, como esos fetichistas que se disfrazan. Todo muy sórdido.
Y, por supuesto, que ni pizca de gracia tiene la película que hoy nos toca comentar: Clifford (Clifford, 1994).
Un film que podríamos pensar que nace para chupar del éxito de Este chico es un demonio (Problem child, 1990) o Solo en casa, (Home alone, 1990) y su concepto "comedia con niño cabrón". Pero lo cierto es que Clifford se rodó en 1990, pero durmiendo en el limbo hasta 1994 por la misma razón que lo hiciera Robocop 3 (Robocop 3, 1993). La Orion estaba al borde de la quiebra y no tenía un chavo para estrenar las producciones que ya tenía acabadas.
Pero a diferencia de los otros films de "niños cabrones", el film fue un descalabro en su norteamerica natal, haciendo que en la mayoría de países se estrenase directamente a vídeo.
El tono de la película no llega a ser tan cabrón como para hacer el deleite del público adulto, pero tampoco es tan light como para contentar a los infantes, y menos con las caras lascivas de Michael Short, que más que divertir le da un toque sórdido y malrollista. Porque el protagonista es un niño hijoputesco que lo único que quiere es ir a un estúpido parque temático de dinosaurios, y para ello hará lo que sea. Desde provocar un aterrizaje de emergencia en el avión en el que va, pagar a un niño para que le dé su disfraz y poder meterse en el coche de otra familia o destrozar el proyecto laboral de su tío.
Ver a Martin Short (que tiene cojones su apellido) disfrazado de Zipi y Zape y perspectiva forzada para enfatizar su baja estatura (lo que hace que el resto del cast esté mirando al infinito mientras le hablan) mientras pone caras de querer cepillarse a la novia de su tío no es divertido. Y mucho menos divertido es ver a un Charles Grodin con su característica cara de perro cabreado.
Tampoco tiene ningún sentido que todo el film sea un flashback, empezando en el año 2050 cuando el personaje de Short es un cura viejales que está en un horfanato y le cuenta su vida a Ben Savaje (hermano del prota de Aquellos maravillosos años y que lo vimos en Yo y el mundo). Detalle que no tiene ningún sentido salvo que veamos a Short maquillado. Un desastre, vamos.
Tampoco me gustaría olvidarme de las diferentes carátulas con las que ha sido editada a lo largo de los años. Para empezar, la de VHS (que es la que tuvimos aquí) vemos al prota junto a una caseta de perro que nos da a entender que se dedica a putear a un perrete, y luego resulta que aparece un perro 10 segundos y nunca más lo volvemos a ver.
Luego la edición yanki en DVD (porque aquí nunca más se volvió a editar), además de lucir uno de los "cortar y pegar" más infame de la cabeza de los prota, aparece una casa en llamas que, evidentemente, tampoco tiene nada que ver con la película.
Y para el final dejo el póster cinematográfico USA, más horripilante todavía que el anterior. Los famosos carteles de Ghana que están tan de moda ahora, son una maravilla del arte gráfico en comparación.