martes, agosto 17, 2010

Tiana y el sapo

Tiana y el sapo, Disney
Tiana y el sapo
o como Disney volvió dar en el clavo con las 2D.
Y es que 5 años después del pseudo fracaso de
Zafarrancho en el rancho y anunciar a bombo y platillo el cierre de sus estudios de animación tradicional, Disney volvía a estrenar un largo hecho a mano (es un decir, ya que el ordenador lleva muchos años presente en esta "animación tradicional"). Todo esto ocurría cuando la compañía del tito Walt compraba Pixar y la entrada de John Lasseter y Ed Catmull hizo que se volviera apostar por las 2D.

¿Y quién mejor que los directores que relanzaron a
Disney a finales de los 80 con La Sirenita para reavivar las 2D? Y vaya si se nota que John Musker y Ron Clements (que empezaron en Disney trabajando en el guión de Tarón y el caldero mágico) están detrás del film aquí comentado. No sólo porque volvían a sacarse de la manga una pequeña maravilla (no llega al nivel de La Sirenita o Aladdín, pero tiene su miga) que no da un sólo momento de aburrimiento al espectador, si no por algún que otro paralelismo con el film protagonizado por Ariel.

Allí la malvada Úrsula se las apañaba para robarle la voz a Ariel y así engañar al príncipe Eric, en Tiana y el sapo Facilier le roba la sangre al príncipe Naveen para hacer pasar a su esbirro por él y poder hacerse con el control de Nueva Orleans.

 Tiana y el sapo, Disney
Porque de eso va la cinta. Años 10 del pasado siglo en plena fiebre del jazz. Allí la joven Tiana es una camarera que sueña con poder abrir su propio restaurante una vez haya podido ahorrar el dinero suficiente, pero casualidades de la vida acabará encontrándose con un príncipe en horas bajas convertido en sapo que al besarlo no sólo no recuperará su aspecto humano si no que la convertirá a ella en una ranita.

¿Comentaba antes cierta similitud con La Sirenita? Pues no se vayan que aún hay más.
Y es que parece que los encargados del film se hayan dedicado a dejar pequeños guiños por todo el metraje: el cocodrilo trompetista, aparte de llamarse Louis por Armostrong, es idéntico al de Peter Pan; aparece una serpiente clónica a la Kaa de El libro de la selva que vive junto a una sacerdotisa vudú llamada Mamá Odie que no hace más que recordar a la señora Voodoo que habita en los pantanos de la saga Monkey Island (de la que ya se encargaron de saquear suficiente en las entregas de Piratas del Caribe).


Continuando con la moda imperante no han podido evitar usar caras conocidas en el doblaje. Por fortuna el que aparezca por ahí la voz de
Álex Ubago o (¡)King África(!) en las canciones no molesta. Quizás, el que chirría es Gurruchaga que dobla en los diálogos y en las canciones al malo de la película. Pero no porque lo haga mal, si no porque su voz es tan reconocible que uno no puede evitar pensar en él en las partes que aparece el Dr. Facilier. Debería de aprender de Josema Yuste en el doblaje del genio de Aladdín.
 
Tiana y el sapo, Disney
Tiana y el sapo fue un gran éxito, no sólo a nivel de público (recaudó casi el triple de lo que costó), si no a nivel de crítica, que la catalogaron a la altura de los mejores Disney. A opinión personal se me hace difícil poner esta cinta a la altura de La bella durmiente o La Sirenita por una cuestión muy simple: la música.
Los grandes clásicos de
Disney no dejan de ser musicales y si son grandes es, entre otras cosas, por tener una fabulosa banda sonora, aquí compuesta por el omnipresente en Pixar Randy Newman. Y esto no ocurre en Tiana y el sapo. Cuidado, no es que sea mala, en absoluto, durante su visionado acompaña magníficamente, pero una vez acabado el metraje te olvidas totalmente de ella, ninguna de sus canciones son de esas que acabas tarareando o te pegan el empujón a comprarte el CD con la banda sonora. Sin duda Tiana y el sapo es el vehículo perfecto para reactivar el interés no sólo de Disney, si no del público en general por la animación en 2D.

miércoles, agosto 04, 2010

Batman: Under the Red Hood

Batman: Under the Red Hood
Como hace dos veranos
Batman nos vuelve a visitar con una aventurilla estival directa al mercado doméstico.
Como bien indica el título en esta nueva historia del hombre murciélago se recupera a un personaje clásico como
Capucha roja, o mejor dicho, aparece un personaje con la clásica indumentaria que lució el Joker antes de transformarse en el payaso del crimen, cuando todavía era un ladrón de medio pelo, que aparecería en los cómics a principios de los 50 de la mano de Bill Finger pero que sería Alan Moore cuando le daría todo su significado más amplio en los 80 en el archiconocido La broma asesina.

Como decía antes, un nuevo personaje llamado
Capucha Roja aparece en Gotham City, encargándose de desmantelar toda la red de narcotráfico controlada por Máscara Negra (personaje creado a mediados de los 80 que luce un aspecto demasiado similar al Cráneo Rojo de El Capitán América), y controlarla a su antojo. No hace falta decir que la guerra entre bandas estará servida.
 
Batman: Under the Red Hood
Pues sí, al igual que en Batman. La máscara del fantasma la base del guión es la guerra entre las bandas de gangsters que operan en Gotham. Pero ese no es sólo una de las similitudes con el largo de los 90, aquí también tenemos una estructura formada por continuos flashbacks que nos van poniendo en situación e iremos entendiendo que es lo que está pasando y porque los personajes actúan como lo hacen.
Uno de los detalles que dan pie estos flashbacks es que vemos como ha ido evolucionando el traje del propio Batman o su batmobile, que en el presente se parece bastante al de las películas de Burton o en el pasado al de La broma asesina.

La comparación con el largo o la serie de Batman de los 90 no es gratuita, su gran valedor, Bruce W. Timm, es aquí el productor. Y vaya si se nota su presencia, todo el diseño de personajes y la paleta de colores se parecen mucho a la serie del pasado milenio. La animación es de un nivel altísimo (comparada con la que suele ser habitual hoy en día a los productos que no están destinados al estreno en pantalla grande) aunque hay elementos generados por ordenador que se los podían haber evitado.

 Batman: Under the Red Hood
Aparte de estos
Máscara Negra y Capucha Roja tenemos bastante caras conocidas del universo Bats: el Joker, Ra's al Ghul, Robin, Nightwing y una pequeña aparición de Enigma que es doblado por el propio Bruce W. Timm.
Aunque desde hace unos años es bastante habitual ver caras conocidas en el doblaje de las cintas animadas esto ya se hacía en la serie de los 90, pero eso sí, cuidando hasta el extremo que el doblador fuese el apropiado para el personaje. En este Batman: Under the Red Hood no es que haya un gran elenco en cuanto a caras conocidas, pero hay algunas, cuanto menos, curiosas: aparte del mentado
Bruce W. Timm, John Di Maggio (el Bender de Futurama), Dwight Schultz (nuestro Mad Murdock favorito) o el médico precoz Neil Patrick Harris.
 
Batman: Under the Red Hood
En Batman: Under the Red Hood nos encontramos uno de los trasfondos más clásicos dentro del universo del caballero de la noche: el límite que separa a Batman de cualquiera de los criminales a los que persigue. Que viene dado por todo el principio del metraje que es una aproximación (y creo que es la primera vez que la historia traspasa las páginas impresas) al archiconocido Una muerte en la familia.

Los escasos 75 minutos de la cinta son bastante irregulares. En un principio se juega por adivinar la identidad del misterioso
Capucha Roja, pero es tan evidente que a los 10 minutos ya lo habremos adivinado. Por fortuna en el film se resuelve pronto esa cuestión para dar paso a los momentos más aburridos (¿ninjas con armaduras cybernéticas? ¡No me jodas!) y, por fin, en su último tramo recuperar el pulso dejarnos lo mejor de su metraje.