En verano del 99 se presentaba en sociedad el proyecto de Fantastic Factory de la mano de Brian Yuzna y Julio Fernández, mandamás de Filmax. La idea inicial era crear una industria de género fantástico en Espanya gastándose 30 mil millones de pesetas durante cinco años, rodando 4 películas cada año, todas ellas filmadas en inglés buscando el mercado internacional (una estrategia ya empleada por Piquer Simón 20 años atrás), donde se mezclarían directores importados de los USA con jóvenes talentos de aquí, y lo mismo debía ocurrir en los equipos técnicos.
La primera en asomar la cabeza fue Faust (La venganza está en la sangre), basada en el cómic de finales de los 80 que dibujó Tim Vigil bajo el guión de David Quinn, que aquí apareció por entregas dentro del cómic Splatter de la editorial Makoki, revista de breve publicación que vendría a ser un Creppy pero tirando al gore y que no dejaba de ser una versión peninsular de la original italiana.
Hay que comentar que el tándem Brian Yuzna y Stuart Gordon ya estuvieron moviendo el proyecto a mediados d elos 90 por un montón de festivales como puede verse en la imagen promocional de más abajo, donde aparece Brinke Stevens con la tipografía que usarían en la versión definitiva.
Por su naturaleza internacional la película se nutría de un reparto anglosajón (que no quiere decir bueno): Andrew Divoff, un eterno secundario que vivía sus días de gloria en la serie B gracias a Wishmaster, Mark Frost, que lo trajeron como si fuera Orson Welles y apenas había hecho algo para la tele inglesa y un par de obras de teatro, Jeffrey Combs, no hace falta disir más, y Mónica Van Campen, que en tierras catalanas era conocida por un programa de anuncios de tv y alguna pequeña aparición en el 3 estrelles del Tricicle y el Persones humanes de Mikimoto. Faust comenzó a rodarse en invierno del 99 bajó un guión escrito por el propio autor del cómic, David Quinn, y ayudado por Miguel Tejada-Flores (guionista de La revancha de los novatos) que se dedicaron ha coger diferentes elementos de las historietas para condensarlas a 100 minutos.
Como su propio nombre indica estamos ante una revisión de la obra de Goethe, aquí un artista llamado Jaspers vende su alma a un tal M a cambio de vengarse de los que han asesinado a su novia. Así que por arte de magia le salen una zarpas cual Lobezno y se dedica a cepillarse a los malos de turno, pero como no quiere seguir matando se revela contra M. Éste último lo manda al otro mundo pero Jaspers volverá a la vida transformado en Faust.
Paralelamente descubrimos que M es el cabecilla de una secta llamada La Mano, que quiere traer a este mundo a un bicho muy chungo.
El film se vio por primera vez en el Sitges 2000 causando cierta decepción, pero su estreno oficial fue en febrero del 2001 por todo lo grande y a bombo y platillo. Habiéndose gastado 600 millones de pesetas, filmado en muchos exteriores de Barcelona, usado la (en su momento) nueva línea de metro de la ciudad y demás parafernalia la cosa parecía que iba en serio. Todo ello bañado con una banda sonora que, no por casualidad, seguía los pasos de la de Spawn y El cuervo, llena de grupillos heavy de sonido cuanto más estridente mejor.
Mucho se criticó el que "maquillaran" Barcelona para hacerla pasar por una ciudad americana. A mí no me molesta ni me parece mal. En la obra original pasaba en Nueva York y si pensamos en la intención de venderla al extranjero me parece hasta correcto.
En un principio Poli Cantero se iba encargar de los efectos pero la primera versión que hizo del homúnculo (el monstruo que aparece al final) no convenció a Yuzna que acabó por fichar a otro ilustre de la serie B (y no tan B), Screaming Mad George. Curiosamente el engendro parido por el japonés es de lo peorcito del film, por cutre y poco imaginativo.
Y aunque en el apartado de efectos llegaron a ganar algunos premios en general son muy irregulares. Algunos llegan a funcionar bastante bien pero otros son francamente malos, sobre todo los digitales. Hay por ahí un plano de la pierna de Faust transformándose en modo morphing que es para echarse a llorar.
Y el traje del prota merece un apartado aparte. En el cómic no queda claro si es un traje pero en la peli lo hicieron como si fuese una transformación en plan Hulk, convirtiendo el traje en algo orgánico, como una segunda piel al igual que en Spawn (cuidado porque el cómic de Spawn es posterior al del tándem Vigil-Quinn, es más, el propio Vigil acusó a MacFarlane de apropiarse ideas para su creación). Del cuello hacia abajo aún estaba salvable pero la cabeza era muy patética, sobre todo con esos cuernitos que le pusieron en la barbilla que parecían hechos de plastilina. El propio Yuzna nunca estuvo muy convencido de como mostrar al personaje de Faust en pantalla, así que ya nos podemos hacer una idea de que ellos mismos eran conscientes de lo que se traían entre manos.
Sin llegar a ser el gran bodrio que algunos pregonan Faust es muy muy irregular, entre otras cosas por un guión confuso (pero que tampoco pasa nada porque a los 10 minutos desconectamos porque no nos interesa) y por querer ir más lejos de lo que se podía con los medios de los que disponían. Aunque siempre es de agradecer la presencia de Van Campen, que después no hizo nada relevante. De lo último es Mi querido Klikowsky, una sitcom para la tele vasca muy lamentable, de esas que producen vergüenza ajena. Y mira que la chica es guapa pero en este bodrio de serie sale hasta fea, que ya es penoso.
A Faust le siguió Arachnid (2001), un buen bodriete firmado por el decadente Jack Sholder que no supo que hacer con los 700 millones de pesetas que le dieron; Dagon (2001), parecía que Stuart Gordon podía encauzar el proyecto de la Fantastic e hizo una peli que aguantaba el tipo; Darkness (2002), el gran derroche de la Fantastic (12 millones de € se gastaron) en el enésimo muermo del pluf de Balagueró que intentaba seguir la línea que marcaba Hollywood con el "nuevo terror adulto"que dejaba de lado los monstruitos y se centraba en la ambientación; Romasanta (2003), el eterno proyecto de Tinieblas González que acabó en manos de Paco Plaza que hizo una peli de hombres lobo sin hombres lobo; Beyond Re-animator (2003), Yuzna, Santiago Segura, Elsa Pataky... no hace falta disir más; Rottweiler (2004), un cruce entre Terminator y Cujo hecha sin ganas, sin dinero y sin talento; La monja (2005), terror teen dirigida por al habitual montador de la productora, Luis de la Madrid; Bajo aguas tranquilas (2006), bastante digna para lo que es el nivel de la productora aunque ni de lejos es redonda.
Una vez visto los primeros productos se catalogó a la productora como especialista en hacer caquitas, así que a la hora de presentar pelis de género pero más serias (El maquinista, Frágiles...) se prescindió del nombre de Fantastic Factory para quedarse en una producción Filmax, algo que acabó pareciéndose a la famosa leyenda de la calidad de las pelis de la Metro según los rugidos del león.
Después de 9 películas Fantastic Factory bajaba el telón. La razón bien sencilla, sus films nunca conectaron con el gran público (más allá del videoclubero y amigos de la morralla) entre otras cosas porque estos no llegaban a los mínimos exigibles por el mainstream.
1 comentario:
vaya chapa...
en fin, que de Faust lo único destacable efectivamente es Van Campen y no por su actuación y lo peor el monstruo digital y los mocos de pavo de Faust.
Y si, Romasanta es de hombres lobo pero sin hombres lobo, pero Pataki enseña las tetas.
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