sábado, agosto 03, 2013

Aquarius

Aquarius Deliria Soavi


Michele Soavi comenzó en el cine ya fuese haciendo pequeños papelillos (la mayoría sin acreditar) o como asistente o director de segundas unidades. Casi siempre en el género del terror y lo fantástico y con personalidades del género tan afamadas como Argento (Tenebre, Phenomena, Opera), Fulci (Miedo en la ciudad de los muertos vivientes), Lamberto Bava (Demons), Lenzi (Los jovenes leones) o, incluso, con todo un Terry Gilliam (Las aventuras del barón Munchausen).
Pero no fue hasta 1987 que debutó en el largo de ficción (antes había llevado las riendas de Il mondo dell'orrore di Dario Argento, un documental dedicado al director de Rojo Profundo para la televisión japonesa) con Aquarius. Pero no fue bajo el amparo de los directores antes mentados, si no de alguien mucho más zetoso como Aristide Massaccesi, alías Joe D'Amato, con el que ya había colaborado en algunos films en tareas de actor secundario o guionista sin acreditar. Este señor era más conocido por tracanadas puramente trash y facturadas con muy pocos medios y menos talento como las archiconocidas Gomia, terror en el mar Egeo o Ator el poderoso. Luego, ya en los 90, se pasaría al porno para hacer su versión de Sangre y arena con Rocco Siffredi y Sunset Thomas, o vehículos para el lucimiento de Selen. Todo muy mete saca y escupitajo al aire.

Aquarius Deliria Soavi

La cuestión es que el tipo se montó una suerte de slasher y giallo cuando el primero ya comenzaba a dar síntomas de agotamiento (si es que la fórmula no estaba ya totalmente exprimida) y el segundo hacía tiempo que había fenecido.

Aquí la cosa va de un grupo de actores que se pasan una noche encerrados en un teatro preparando una obra. Sin que ellos lo sepan, un actor que acabó loco e internado en un loquero de los alrededores, se escapa y se mete en el teatro cepillándose uno a uno a los componentes de la compañía.

Aquarius Deliria Soavi

Es gracioso que esta producción italiana sea un slasher con elementos del giallo, cuando el primer subgénero nació siendo un derivado de las películas de psycho killers con el añadido de los asesinatos truculentos, sangre a borbotones y las armas blancas tomados "prestado" de los giallo. Y, en cierta manera, también del género transalpino se tomaba la imagen del asesino enmascarado. Con lo que tenemos que Aquarius se retroalimenta del slasher que, a su vez, ya bebía mucho del giallo.

En la película que nos ocupa el asesino usa una máscara de búho (muchos hablan de una clara referencia de Judex), que sirvió para muchos de los pósters de sus diferentes ediciones y países. En el que tuvimos aquí, por ejemplo, jugaban más con la imagen del acuario. Algo que nos empujaba más al giallo. Los otros carteles, los que usaban al asesino enmascarado o su puñal, buscaban vender el film como un slasher puro y duro.
Tampoco se queda atrás en cuanto a variedad de títulos, que, al igual que en los carteles, la empujaban a un bando más amarillista o de acuchillamientos: Deliria, Stage Fright, Bloody Bird...

Aquarius Deliria Soavi 

La película se hizo pensando en su venta a nivel internacional, de ahí que se rodase en inglés y la mayoría de actores (casi todos habituales del fantastique italiano de la época) usasen nombres americanizados. El propio director firmaría como Michael Soavi.

El guionista no era otro que Luigi Montefiori, más conocido como George Eastman, y que actuó, escribió y hasta dirigió en un porrón de cine trash/exploitation italiano, aunque nos acordaremos de él por protagonizar Gomia, terror en el mar Egeo de D'Amato. Todo queda en familia.

Aquarius Deliria Soavi

La banda sonora merece especial atención por su calidad. Y es que hay que reconocer que los italianos se marcaban unas OST apuballantes en aquella época. La de Aquarius estaba firmada en su mayoría por Simon Boswell, un inglés que llamó la atención de Argento cuando lo vio en un concierto con su banda en Roma, y le ofreció componer algo para Phenomena. A partir de ahí se convirtió en un habitual en el cine de género italiano (sobre todo de la mano de Lamberto Bava) con Demons 2, El ogro, La máscara del demonio...

Aquarius Deliria Soavi
 
Aquarius significó un maravilloso despegue para Soavi, abriéndole las puertas del fantástico italiano. Le siguieron El engendro del diablo y La secta, las dos producidas por Argento. La primera, que originalmente fue pensada como otra secuela de Demons (incluso en algunos países se tituló Demons 3), era totalmente fallida; y la segunda se dejaba ver pero estaba lejos de lo que se esperaba de ella.

Con esas dos decepciones consecutivas, Soavi emprendió una fuga adelante y dejó de lado el amparo de Argento y compañía para parir su (para algunos) masterpiece: Dellamorte dellamore

Después de eso, el tipo prefirió alejarse del cine para estar en familia, para luego, a finales de los 90, volver para dirigir algún que otro telefilm para la televisión italiana, sacarse de la manga una reputada Arrivederci amore, ciao (aquí editada con el absurdo título de Camino sin retorno) y hecharle un cable a su amigo Terry Gilliam en El secreto de los hermanos Grimm.

Desde hace unos años se rumorea que está intentando llevar a buen puerto una secuela de Dellamorte dellamore, aunque viendo como le fue al Dylan Dog de Brandon Routh le va a costar sangre, sudor y lágrimas.
Mientras tanto, seguiremos esperando el regreso.


jueves, julio 25, 2013

Razas de noche

Razas de noche, Clive Barker

Bastante fructífera como cuantiosa ha sido la relación entre Clive Barker y el cine. Aunque eso no quiere decir que la calidad de estos films nos reviente las neuronas.
Tras haber aportado algún que otro guión, debutó en la dirección con la archiconocida Hellraiser, que, personalmente, me deja bastante frío. Quizá más por el factor que la vi bastante tarde, y la fama de la película (ya convertida en saga) era demasiada como para no crearse unas expectativas demasiado expectantes.

Pero el éxito de esa cinta de bajo presupuesto le permitió encaramarse a cimas más altas. Es el caso de esta Razas de noche.

Razas de noche, Clive Barker


Producido por la Morgan Creek, cuando saboreaba los millones recaudados por Arma joven, Una mujer en la liga o De repente, un extraño, y luego distribuida por la Fox; lo primero que hizo fue imponer un cambio de título, ya que el original de la novela, Cabal, no lo veían con posiblidades de atraer al público, aunque en algunos paises como Italia y Francia se mantuvo el título original.

Al estar rodada en Inglaterra y ser una producción no demasiado aparatosa en cuanto a presupuesto, no teníamos demasiadas caras conocidas en el equipo de rodaje. Algunos reciclados del Hellraiser original (Robin Vidgeon, director de fotografía; Doug Bradley, alías Pinehead), y otros que acabarían particiando en la saga de los cenobitas (Craig Sheffer).

Razas de noche, Clive Barker

Pero sí que hay que destacar un par de nombres por encima de otros. Es el caso del montador Mark Goldblatt, que ejerció esa tarea en un montón de films de James Cameron y director del primer Punisher, alías El vengador, y Estamos muertos... ¿o qué?

El otro, David Cronenberg. No hace falta presentación en su labor de realizador. Como actor lo hemos visto en los clásicos cameos de sus films y cuando ha tenido papeles con más peso en producciones ajenas ha sido por amistad. Sus apariciones más conocidas son la aquí comentada y en Jason X, ni más ni menos. Ahí el director era el fallecido James Isaac, que empezó en los efectos especiales, encargándose de los de eXistenZ, y fue director de House III.


Razas de noche es un film fallido. La idea de una ciudad de muertos (con más aspecto de monstruos que otra cosa) es muy interesante, además de estar muy bien recreada con un cementerio muy cartón piedra pero con cierto aire fantasmal y otoñal que pega magnificamente con la banda sonora de Danny Elfman (cuando estaba en su mejor momento). Otro tanto a su favor son los maquillajes (alguno realmente terrorífico) o hasta el diseño de la máscara del malo (un cruce de máscara sado y del Espantapájaros de Batman). Muchos de estos diseños partieron de las ilustraciones ideadas por Ralph McQuarrie, que había hecho tareas similares en la trilogía original de Star Wars o el primer Indiana Jones.

Razas de noche, Clive Barker

Si su estética en la mejor de sus bazas, no lo es tanto el como está llevada su historia. Baker se quejó amargamente en su día de la amputaciones que le propinó la productora en la sala de montaje, dejando al producto huerfano de sentido y con lagunas a trompicones. El primer editor acabó tan harto de las imposiciones de la productora que acabó desertando, lo que propició la entrada del mentado Goldblatt. Al parecer, uno de los peces gordos de la productora, Joe Roth, el que más apoyaba a Baker, dejó su puesto justo al inicio del rodaje. Esto dejó a Barker solo ante una productora que solamente estaba interesada en hacer un slasher con opciones a crear cuantas más secuelas mejor.

Ha día de hoy sigue dándole vueltas a un montaje bajo su supervisión, que se ha visto en algún que otro festival bajo el nombre de The Cabal cut, pero, mientras tanto... Una lástima.


miércoles, julio 10, 2013

Dagon (La secta del mar)

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Parece mentira, para ya hace más de una década de la aparición de la Fantástic Factory y un lustro de su defunción.

Después de los (pseudo) fracasos de Faust y Arachnid, le tocó el turno a Dagon. Dirigida por el inefable Stuart Gordon, coleguísimo de Brian Yuzna desde los tiempos que juntos parieron Re-Animator, Re-Sonator, Dolls o que, incluso, estuvieron detrás de Cariño, he encogido a los niños, algo muy alejado de lo que sería natural en ellos (aunque esto fue más por las imposiciones de Disney que por propia voluntad).

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

La historia parte de La sombra sobre Innsmouth de H. P. Lovecraft. Vale, que trasladar la imaginieria del escritor americano a imágenes en movimiento es casi imposible, e igual de difícil es sacar 90 minutos de un relato de unas pocas páginas. Pero ahí estaban Gordon, Yuzna y el guionista Dennis Paoli para pasarse por alto cualquier tipo de impedimento. No excentos de dificultades, todo hay que decirlo, ya que el proyecto data de mediados de los 80, justo después de Re-Animator, pero la cosa se quedaba atascada cuando presentaban el guión a las productoras. Estas no veían con buenos ojos el tema de personas transmutadas en peces, lo veían algo demasiado zetoso (hola Sergio Martino, hola La isla de los hombres peces), y preferían vampiros o licántropos.


Pasaron los años, y cuando Julio Fernández montó la Fantastic, los americanos desempolvaron aquel añejo guión y lo modificaron para que la acción pasara en un pueblecito gallego.

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Una pareja de jovenes, Paul y Barbara, viajan en un barquito junto a otra pareja, Howard y Vicky, de repente, son sorprendidos por una tormenta que hará volcar el barco y que por el camino perdamos a Howard y Vicky. Nuestros jovenes protagonistas consiguen llegar a tierra firme para encontrarse a Imboca, un pueblo habitado por gente muy poco hospitalaria y que ocultan sus insanas intenciones hacia nuestros protagonistas.

Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Haciendo una retrospectiva de lo que fue Fantastic factory, Dagon acabó siendo su producción más redonda, luciendo una ambientación muy buena con ese decadente pueblo donde no para de llover, unos maquillajes la mar de conseguidos, unos efectos digitales que por momentos dan perfectamente el pego y, por otros, son flojetes (básicamente en su parte final), un poco de gore para los más viciosos, una banda sonora con gracejo y estilo elfamaniatico y un ritmo frenético.
No por todos estos aciertos hay que catalogarla como peliculón, pero si que, siendo una serie B, está muy apañada.

Aunque, no por eso hay que olvidar absurdidades como la escena del prota cambiando el pestillo de puerta o detalles del guión que quedan en el aire y no se acaban de desarrollar, como la idea que la madre del protagonista era del pueblo.
Pero si el argumento del film no tenía nada que ver con el relato, Gordon y compañia se dedicaron a trufar toda la producción con detalles del universo Lovercraft: la sudadera del prota, la cara de Cambarro...

Ya que poco vamos a rascar del original, por lo menos le daremos algún caramelito al fándom, debieron pensar.
 
 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Delante de las cámaras teníamos a un tal Ezra Godden (un sosías de Graham Coxon, que, al igual que Mark Frost, prota de Faust, venía del teatro y cuenta con una filmografía muy escueta). También corrían por ahí como pollo sin cabeza Raquel Meroño, que por la época se le veía mucho por la tele y ahora está bastante desaparecida; Paco Rabal, en lo que sería su último papel en el cine (cosa que no sé si es algo bueno y a saber lo que pensaría del film); Macarena Gómez, hoy muy conocida por La que se avecina o SexyKiller; y un pequeño papel para José Lifante.

Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory
  
Dagon parecía que tenía que marcar una línea a seguir, un estilo que los aficionados al fantástico sí hubieran agradecido. Pero al final uno se queda con la sensación que la Fantastic solo daba palos de ciego y Dagon fue un "error fortuito". Rotweiller, La monja, la tercera parte de Re-Animator... eran demasiado barriobajaeras. Curiosamente, cuando parieron otra cosa más o menos digerible fue en su última producción con Bajo aguas tranquilas, que, curiosamente, tiene bastante paralelismos con el film de Stuart Gordon.

jueves, junio 27, 2013

Angustia en el hospital central

Angustia en el hospital central

Si algo tenían las, ahora tan reivindicadas, películas de los 80 eran una carátulas maravillosas. Posiblemente porque les interesaba la explotación del mercado videoclubero y la mejor manera de llamar nuestra atención entre tanto estuche era impactarnos por los ojos. Luego la peli sería un pufo o vaya usted a saber, pero nosotros habíamos caído de cuatro patas y habíamos pasado por caja, que era de lo que se trataba.

 
Uno se quedaba maravillado/impactado con carteles como el de Rabia de Cronenberg, o con cositas tan minimalistas pero, a la vez, tan malrolleras como el de Los chicos del maíz. Que te quedabas ahí, totalmente absorto, pensando en algo puramente terrorífico y aunque luego la cosa era muy "asá".

Angustia en el hospital central

Precisamente eso pasa con Angustia en el hospital central (con un chanante Visiting hours en su versión original). Esa carátula la tuve en mis manos cientos de veces y me dejaba maravillado. Sin saber nada de ella, sin leer la sinópsis, sin tener ni idea de su cast o director. Me tenía subyugado. Con la carátula me bastaba para saber que, con esa imagen como reclamo, la peli no podía ser mala. Peeeero... nunca me atreví a darle al play.
Han pasado muchos años y unas cuantas décadas para recuperarla y... ¡HORREUR!

No sé porqué, posiblemente por mi mente calenturienta, siempre la había ubicado en el slasher, y cual es mi sorpresa que me topo ante un maloliente thriller caducado y fuera de temporada.
Caducado porque uno no puede más que frotarse los ojos pensando que la película, lejos de facturarse en los 80, la rodaron en los 70. Toda su estética y forma de rodarse debieron verse, en la época, totalmente desfasadas y anticuadas.

 Angustia en el hospital central

Que nadie espere gore o sangre a borbotones. Por otro lado tiene un toquecillo sórdido y sucio (dado, sobre todo, por el personaje de Michael Ironside), además de misógino. Cosa que la elevó al selecto grupo de las primeras video nasty. Todas estas "cualidades" no hacen otra cosa que asociarla inevitablemente con Maniac. Pero eso sí, el film de William Lustig se mea en la cara de Angustia en el hospital central.

Angustia en el hospital central

Aparte del mentado Michael Ironside, que acabó en el rodaje ya que los productores eran los mismos que algunas de las primeras películas de Cronenberg, entre ellas Scanners que él mismo protagonizó, tenemos a un William -Capitán Kirk- Shatner en horas bastantes bajas y con un rol casi anecdótico. Porque sí, porque en está producción canadiense todo parece anecdótico, con personajes que rayan la deficiencia mental tomando decisiones estúpidas como ellas solas. Sin duda, su guionista, Brian Taggert (autor de cositas nada desdeñables como Se busca vivo o muerto con Rutger Hauer o la infravalorada Poltergeist III), no estuvo demasiado inspirado.
Angustia en el hospital central

Y eso que parece que haya un tímido intento por hacer una trama intrigante con ese psicópata que va matando a la gente a la par que les hace una foto en el momento, todo muy El fotógrafo del pánico. Pero todo ello se queda muy en el aire y entramos en un "corre, corre, que te pillo" sin gracia alguna.

Al final, como buen ejemplo ochentero, nos quedamos con su carátula y poco más. Como mínimo ya es mucho más que muchas cintas actuales.

jueves, junio 20, 2013

En algún lugar del tiempo

En algún lugar del tiempo

Aparte de tener una obra literaria tan abundante como de calidad, Richard Matheson siempre ha estado muy ligado al mundo del cine, ya porque se han producido versiones basadas en su obra (La caja, El último hombre... vivo), o porque él mismo ha ejercido de guionista (El cuervo versión Corman, Tiburón 3D). E, incluso, hay casos donde el propio autor ha sido el encargado de convertir en guión su obra (La leyenda de la mansión del infierno), como es es el caso que nos ocupa.

miércoles, junio 12, 2013

Suburban Commando

Suburban Commando, Hulk Hogan, Christopher Lloyd, Shelley Duvall

No hace ni 25 años que en la tele apenas teníamos dos o tres canales (según el tema autonómico que nos tocara). Podría decir aquello que con solo esos canales teníamos mejor programación que la actual TDT, pero no voy por ahí.

jueves, junio 06, 2013

The Phantom (El hombre enmascarado)

The Phantom (El hombre enmascarado)

The Phantom es de esos personajes que, pese a ser anterior a los todo poderoso Batman o Superman, vivió su momento pero luego se diluyó quedando en un segundo plano en el star system de los superhéroes.

Es por eso que sorprendía que a mediados de los 90 Hollywood le dedicara un film, algo así como lo que habí apasado con La sombra un año antes. Personajes que, a priori, arrastrarían más a ir al cine a los más curtidos que a la chavalería.

The Phantom (El hombre enmascarado)

En el momento de su estreno no me interesó demasiado, por no decir que nada. Ahora, una vez revisionada y mentalizado de lo que me esperaba, he sabido disfrutarla y encontrarle su aquel.

Vale que el film como adaptación del personaje deja que desear y traiciona bastante la esencia de las viñetas, aqui tenemos un hombre enmascarado que constantemente sonrie y, lejos de ser un héroe atormentando que sufre por la pesada carga de su misión (ya sabemos aquello de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad"), parece que disfrute de patear los culos de los malos y hacer saltos acrobáticos desde hidroaviones, aparte de ser un poco bobalicón cuando se trata de entablar conversación con las féminas.

The Phantom (El hombre enmascarado)
 Imagen promocional que no tenía nada que ver con el tono real de la peli

Por contra, la cinta es totalmente coherente consigo misma. Nunca esconde su condición de serie B lujosa, pero no deja de ser eso, una serie B totalmente naif, ingenua, ideal para ver en familia un sábado en la sobremesa con los críos, muy del estilo de lis seriales cuarentones.
 
Por fortuna el personaje, qu eluce un traje creado por la factoría de Jim Henson, no requería de grandes efectos especiales y aquí se gastan lo justo en algún croma resultón y con una ambientación del Nueva York de los años 40 logradísima, contrastando con la cueva del protagonista, un cartón piedra tan evidente que uno puede si no pensar que es totalmente buscado para plantarse de bruces en los seriales de antaño del personaje.

The Phantom (El hombre enmascarado)

Toda su coherencia se mantiene en la gente que participó. En el guión Jeffrey Boam, el mismo que escribió El chip prodigioso e Indiana Jones y la última cruzada; en la producción Joe Dante, que se ha pasado toda la vida haciendo homenajes a las series B y Z que devoraba en su infancia, Alan Ladd Jr., que era el presidente de la Fox cuando dio luz verde y se la jugó con una space opera llamada Star Wars, ademas del eterno Robert Evans.
 
En el reparto más caras conocidas, pero no por ser primeras espadas precisamente: Bill Zane como prota, Patrick McGoohan (siempre será el Número 6) como el espíritu de su padre, Treat Williams (Estamos muertos... ¿o qué?) haciendo del malo de la función,
Cary-Hiroyuki Tagawa (Mortal Kombat) haciendo de pirata. James Remar (The Warriors) como sucedáneo de Indiana Jones pero en su reverso oscuro y Catherine Zeta-Jones antes de ser famosa haciendo de femme fatale.

The Phantom (El hombre enmascarado)


La elección de su director no iba en dirección opuesta por mucho que en su momento gente como Sam Raimi o Spielberg sonasen.

Simon Wincer, director australiano criado en la televisión, que en su haber tiene aquella extraña película titulada Arlequín (con Robert Powell), y que una vez aterrizado en Hollywood facturó películas de, llamémoslas, corte amable. Cosillas como Liberad a Willy, Operación elefante o Relámpago Jack, aquel western humorístico para lucimiento de Paul Hogan.
Una vez vista la poca aceptación de The phantom y, por consiguiente, su no salto al Hollywood de las mega producciones, volvió a sus terrenos ya conocidos y cagó la tercera entrega de Cocodrilo Dundee 

Posiblemente en su elección para capitanear el rumbo de El hombre enmascarado tenía mucho que ver en su particiación de la primera hornada de episodios de Las aventuras del joven Indiana Jones. Los paralelismos entre la franquicia de George Lucas y esta adaptación del personaje de Lee Falk son muchísimos. Sin ningún rubor Wincer tomó buena nota y tiró toda la producción al terreno del Dr. Jones con hidroaviones, puentes colgantes y niños asiáticos.
Casualidades o no de la vida, un par de décadas después, en el fatídico retorno a la gran pantalla del aventurero encarnado por Harrisson Ford, se dedicaba a buscar unas calaveras con extraños poderes. Justicia poetica.

jueves, mayo 30, 2013

¡Alto!, o mi madre dispara

¡Alto!, o mi madre dispara

Finales de los 80. Arnold Schwarzenegger está en la cúspide del cine de acción junto a Sylvester Stallone. Por la época quiso salirse un poco del género y tocar la comedia, aunque ya la había trabajado la década anterior con Cactus Jack o Hércules en Nueva York (esta última, comedia involuntaria).

Así que se ajunto con Ivan Reitman y se sacaron de la manga un par de éxitos instantáneos: Los gemelos golpean dos veces y Poli de guardería, que debieron animar a Stallone a probar suerte. 

Primero fue Oscar ¡quita las manos!, remake de Oscar: una maleta, dos maletas, tres maletas (a su vez versión de la obra de teatro) de Louis de Funès, donde el bueno de Sly interpretaba al mismo personaje que el cómico francés, un capo de la mafia que se ve envuelto en un lío de maletas con diferentes contenidos, gente entrando por una puerta, gente saliendo por otra... todo muy vodevilesco. Ni el tener al (antaño) infalible John Landis en la dirección, ni a la Disney produciendo a través de su filial Touchstone, evitó que el film fuera un fracaso de crítica y público, donde lo único salvable era sus títulos de crédito a ritmo de stop motion.
Aun y así hay que recordar que antes hizo Tango y Cash, un remedo de Arma letal que combinaba acción con bastante humor. Aun y así no entraría en el saco de comedia pura.

 ¡Alto!, o mi madre dispara

Un año después Rambo lo volvía a intentar. Quizá porque tenía la espinita clavada o porque se emperró en emular a su colega austríaco.
A la ecuación le sumábamos su personaje estereotipado de policía solitario con problemas amorosos que está enamorado de su trabajo y la presencia de su madre, en este caso Estelle Getty, muy de moda en la época gracias a las serie Las chicas de oro, donde interpretaba a la más mayor aunque, curiosamente, era más joven que la que hacía de su hija.

Y para dirigirlo un todoterreno como Roger
Spottiswoode, capaz de hacerte un dramón (Los buenos tiempos), slasher (El tren del terror), una serie B de culto (Temblores), un Bond (El mañana nunca muere) y cualquier cosa imaginable.

¡Alto!, o mi madre dispara

Lo dicho, Alto o mi madre dispara va de un tosco poli que un día recibe la visita de su madre, la clásica abuelita Paz que sigue viendo a su hijo como un crio.

La película funciona como una sucesión de escenas con Sly atacado de los nervios por la presencia de su madre y sus "putaditas". Lo malo es que para darle una razón de ser a todo el conjunto idean una trama policíaca con la madre de por en medio que fracasa estrepitosamente y ni siquiera con ese "grand finale" de persecución entre camión y avión, totalmente made in testosterona, la cosa se recupera. Por no hablar del epílogo, con un gag bastante vomitivo solo para que Sly ponga una carantoña y congelen la imagen al estilo El equipo A. Aun y todo esto se le puede dar un visionado una tarde tonta.
Además, resulta curioso que en la versión doblada no usaran la voz habitual de Stallone, si no que le colocaron la de Ramón Langa/Bruce Willis, posiblemente para enfatizar el toque cómico del film. 

 ¡Alto!, o mi madre dispara
 
Por mucha mandíbula cuadrada y labio torcido (añadamos la actual ración de botox) Stallone siempre ha sido mucho mejor actor que el Chuache, no hacía falta venirnos a John Rambo o Rocky Balboa, ya con los primeros Rocky, Halcones de la noche o la siempre reivindicable Copland se veía que tenía su aquel. Y es que el potro italiano era  el blanco de la crítica, en la mayoría de ocasiones, más por representar un tipo de cine fascistoide que por él mismo.

miércoles, mayo 15, 2013

El fin de Sheila

El fin de Sheila

Tiene guasa que un fin de semana te veas dos películas y las dos sean del mismo director. No es que sea algo fuera de lo normal, pero que ambos films sea de Herbert Ross tiene su coña. 

El tipo tiene una filmografía con cosillas la mar de cucas, aunque no haya pasado a la historia como un grande. 

jueves, mayo 09, 2013

Lemora, un cuento sobrenatural

Lemora, un cuento sobrenatural

Una niñita que ha sido adoptada por el pastor de un pueblo recibe una misteriosa carta donde una tal Lemora le invita a ir a su casa, ya que allí está su verdadero padre, un prófugo de la justicia que vive sus últimos días.
El film. un clásico del programa Alucine de la 2, es un antecedente directo de En compañia de lobos. No sé si Jordan conocía este film y si fue fuente de inspiración, pero lo que está claro es que ambas películas tratan de lo mismo: la pérdida de la inocencia en clave de metáfora. Y en Lemora, además, se adentra en el lesbianismo más tórrido.

Lemora, un cuento sobrenatural

Lila, nuestra protagonista, se encuentra por el camino personajes lujuriosos que le ofrecen bombones y miradas turbias. Hay por ahí que es como si al Argento bueno (el de los 70 y 80) le hubiera dado por hacer su propia versión de Alicia con tintes vampíricos. Razón no le faltaría, no hay más que ver algunas imágenes para comprobar que la iluminación tiene cierto tufo a Suspiria (aunque esta es posterior), o que su argumento es, cuanto menos, poco coherente.

 Lemora, un cuento sobrenatural

En film es una cosa muy modestita, rodada fuera de los grandes estudios o, incluso, de los más pequeños. Quedando una cosa de serie casi Z, pero que se nota que se trabajaron mucho los encuadres (alguno muy de estética cómic) e iluminación, dando al acabado una cosa la mar de curiosa. Algo así como Cabeza borradora, que, pese a su modestia económica, luce a las mil maravillas.

El tema narrativo, como he dicho, ya es otra cosa. La cosa avanza a trancas y barrancas y la coherencia no es su fuerte. Al parecer la peli está cercenada por la censura y faltaría más de media hora. Este hecho llegó a influir mucho en la película, que no se estrenaría hasta 1975, y eso que llevaba 2 años acabada.

 Lemora, un cuento sobrenatural

Los actores, en general, son malos, la mayoría hicieron más bien poquito en el campo del celuloide, y el propio director, Richard Blackburn, uno de esos extraños personajes que pululaban el underground y que llegó a ser guionista de ¿Y si nos comemos a Raúl?, se reserva el papel del pastor que cria a la protagonista.
Y los maquillajes de una especie de zombi vampiro no ayudan demasiado a mejorar el asunto.

Com rareza se puede ver, más que nada como curiosidad. Pero más allá de esto siempre nos quedaremos con En compañia de lobos.

martes, abril 30, 2013

Robocop 3

Robocop 3


La secuela del film de Verhoeven fue un varapalo para su productora, que pasaba un momento económico crítico y esperaba que el policía robot les ayudara en salir de la situación. Pero los 45 millones recaudados en suelo norteamericanos no eran suficientes, y menos cuando la película había costado más de 35.

Tal era la fe de la Orion que, mientras RoboCop 2 ni se había estrenado, pusieron la maquinaria en marcha para producir RoboCop 3.

Y para la ocasión se volvió a recurrir a Frank Miller para el guión y para la dirección se llamó a Fred Dekker, que, pese a su escueta filmografía, había dirigido un par de pequeños clásicos como El terror llama a su puerta y Una pandilla alucinante, además de ser el autor del guión de House. Una casa alucinante.

Robocop 3

Una vez que vieron lo poco que había funcionado la secuela tuvieron que reescribir el guión para adaptarlo a una producción mucho más modesta (unos 20 millones de dólares) y suprimirle lo más escabroso para conseguir una calificación para todos los públicos. Además de tener que buscar a otro protagonista, ya que Peter Weller no estaba por la labor y estaba enfrascado en El almuerzo desnudo de Cronenberg. El elegido para sustituirle fue Robert Burke, que era más conocido por el culebrón Santa Barbara que otra cosa; además de tener cierto parecido a Weller les fue de maravilla que tuviera su misma percha y pudieron aprovechar las armaduras del anterior film.

Sí siguieron en el cast Nancy Allen, aunque a mitad de película la palma; Robert DoQui como el sargento de la policía y Felton Perry. 
Como nuevas incorporaciones teníamos a Mako, John Castle haciendo de malo y un par de pequeñas incorporaciones pertenecientes al universo Seinfeld: Lee Arenberg (también conocido por ser el enanito gruñón de Érase una vez) y Daniel von Bargen.

Robocop 3

Al final, y pese a las muchas trabas que tuvo la producción (estuvo más de un año acabada pero la Orion rozaba la bancarrota y no podía estrenarla), la cosa les quedó mucho más apañada que Robocop 2. En parte porque es un divertimento que hay que tomarse a cachondeo, con mogollón de ideas estrafalarias como colocarle al protagonista un injerto de fusil en la mano o hacerle que vuele.
Por otra parte se vuelven a usar muchos clichés del film original: mucho humor negro (el ejecutivo que se suicida mientras telefonea a su mujer), los anuncios de televisión y algunas imágenes icónicas como una chica a la que quieren violar y la sombra de Robocop aparece de fondo o cuando los rebeldes le reparan y lo vemos todo desde su perspectiva, al igual que su "nacimiento".
Y, además, tiene una trama super actual: la OCP, dueña de la ciudad, está arruinada y se dedica al desalojo masivo para edificar.

Aunque no todo iban a ser alagos, sus efectos son en general flojetes, sobre todo los cromas cuando Robocop vuela. Y uno de los villanos, el japonés-ninja, mola mucho, pero se nota que es un recurso para no tener que construir un mega robot que les hubiera disparado el presupuesto.

Robocop 3

RoboCop 3 acabó llevándose un buen varapalo, a las malas críticas se le unió un fracaso en la taquilla bastante importante con apenas 10 millones en caja.
Orion vendió los derechos a los canadienses para que hicieran una serie de televisión. En un principio las intenciones eran buenas: contactaron con Peter Weller para que volviese a robotizarse y, evidentemente, dijo que no; y llamarón a los guionistas originales y creadores del personaje, Edward Neumeier y Michael Miner, que acabaron reciclando el guión que les rechazaron para RoboCop 2 para el episodio piloto.
Aquí los listillos de Manga sacaron el piloto en vídeo bajo su sello Strong Video con el falso título de RoboCop 4. Policía del futuro.

Ya en 2001 los canadienses volvieron a la carga con otra miniserie de 4 capítulos titulada RoboCop: Prime directives, que, pese a las buena intenciones de los guionistas de volver a la esencia del primer film, el poco presupuesto del que disponían le daban a los capítulos en aspecto demasiado pobre para los tiempos que corrían.

Como es bien sabido para el 2014 nos espera un remake de la mano de José Padilha, con Gary Oldman, Samuel L. Jackson, Jackie Earle Haley, Michael Keaton y Joel Kinnaman enfundado en la armadura del policía robot. Y no han faltado los malos comentarios en cuanto han aparecido las primeras imágenes, pero esto es como todo, mejor nos esperamos a ver la película y luego ya opinaremos. 

jueves, abril 25, 2013

RoboCop 2

RoboCop 2

Aunque nos pueda sonar a chino, RoboCop no fue el éxito que aparentaba ser. Al menos en cines. 
En los USA no estuvo ni entre las 15 más taquilleras en ese año 1987, sobrepasada ampliamente por películas (bastante menores) como Tres solteros y un biberón, El secreto de mi éxito, Dirty Dancing o Hechizo de luna. Otra cosa fue su carrera en los videoclubs, donde hizo el agosto.
Al ser una película con un ajustado presupuesto (13 millones de dólares) lo cosechado le supo a gloria a la Orion, que no era la Warner Bros precisamente.

RoboCop 2

La cuestión es que en RoboCop había filón, así lo atestiguan los cómics que editó Marvel o la serie de animación también de la Marvel. Cosa bastante absurda, ya que uno de los puntos fuertes del film era su violencia, y eso en la serie animada era tabú.
Amén de toda la gama de videojuegos aparecidos en Game Boy, Nes, Spectrum, Commodore 64 y cualquier ordenador de la época.

Así pues, una secuela era cuestión de tiempo, por mucho que el primer film empezaba y acababa en si mismo y no había una necesidad real de seguir la serie más allá del tema económico. 


RoboCop 2

Para ello se contó en el guión con Frank Miller. El experto en revitalizar y oscurecer las franquicias de Batman o Daredevil en formato impreso, tuvo que lidiar con una nueva reescritura del guión después de que la productora rechazase las primeras propuestas de Edward Neumeier, guionista del anterior film.

Con Verhoeven fuera del proyecto (enfrascado con el monstruo de Desafío total) se tiró de Irvin Kershner que, pese a su condición de veterano, tenía bastantes lides llevando el mando de producciones grandes y con efectos como Nunca digas nunca jamás, aunque siempre será recordado por El imperio contraataca.

RoboCop 2

RoboCop 2 sigue a raja tabla una de esas leyes hollywoodianas en la que toda secuela que se precie ha de ser mucho más cara y fotocopiar el anterior film pero siendo más espectacular, con más efectos, más explosiones y más de todo.
Lamentablemente la cosa acabó siendo eso, una fotocopia, pero de las de blanco y negro y mínima resolución.


Se intenta seguir con los detalles cínicos como los segmentos de los telenotícias o los anuncios de televisión que tan bien se le dan a Verhoeven (aunque hay que recordar que de este recurso ya tiraba Miller en El regreso del señor de la noche), pero aquí carecen de garra y la mala uva que les impregna el director holandés.


También se prescindió de Basil Poledorius en la banda sonora, siendo sustituido por Leonard Rosenman, que tuvo su mayor cagada en no recuperar el tema de RoboCop, y pariendo una partitura bastante flojita.


En cambio, sí se contó con la mayoría de los actores del anterior film: Peter Weller, Nancy Allen con más cara de pan que nunca, Dan O'Herlihy (el amigo alienígena del prota de Starfighter), Robert DoQui como el sargento de policía, o Felton Perry.

RoboCop 2

Uno de los mayores problemas del film es el quiero y no puedo ser como la primera. Mucha culpa debió tener que el guión presentado por Miller fuese reescrito y cambiado de arriba abajo. Pese a que aquí entramos de lleno en el cyberpunk, la cosa daba cierto tufo a serie B. Lo que es curioso, porque teniendo muchos más millones que en la primera se ve más pobretona que aquella.
Aun y todos estos problemas a RoboCop todavía le iban a durar las pilas.