Los 80 fueron pasto de fascinerosos deseosos de meterse en el mundo del celuloide. Hacer comedia o drama era muchísimo más barato, pero hacer una de humor requiere un buen guión porque no hay nada más triste que una comedia que no haga reir. Y un drama tres cuartos de lo mismo, además de actores minimamente solventes. En cambio, una de terror ya era otra cosa. Ahí siempre hubo gente poco aconsejable moviendo extraños proyectos porque, al fin y al cabo, hay muchas películas del género que miedo dan poco pero que recibían la bendición del público... público de videoclub, claro.
Lee les prometió financiarlo si antes rodaban una película más "comercial" con gente en una casa donde iban muriendo. Algo barato de rodar y fácil de vender.
El dúo escribió un guión en dos semanas titulado Twisted Souls y en agosto de 1984 empezaba un rodaje que acabaría siendo un caos. El director de fotografía, Ken Kelsh, que si bien se encontraba en los inicios de su carrera y acabaría siendo un habitual en películas de Abel Ferrara, había sido un boina verde que se lo tomaba todo con mucha calma. Demasiada. Tanta que, en un principio, el rodaje debía finalizar a finales de septiembre y lo hizo una semana antes de noviembre. Aunque, claro está, todos los contratiempos no fueron por su lentitud. La escasa pericia de un equipo poco experimentado a la hora de ejecutar los múltiples efectos especiales acabaron con la paciencia de más de uno. Todo ello hizo que el presupuesto subiera de 250 mil a 300 mil dólares.
El maquillador Arnold Gargiulo sería despedido a las dos semanas y sustituido por Gabe Bartalos, un chavalín de apenas 16 años que acabaría diseñando el aspecto de Leprechaun y estando en los efectos de Masacre en Texas 2, Dolls, Darkman, Gremlins 2..., y Jennifer Aspinall, que luego estaría en El vengador tóxico, The mexican o la cuarta entrega de Indiana Jones.
Finalmente, con las nuevas escenas rodadas y un nuevo montaje que no llegaba a los 90 minutos, el film fue retitulado como Spookies (por aquello que Los Goonies estaba reciente y sonaba parecido. Si no mira abajo y fíjate en el título de crédito y la calavera) y adquirido por Sonny para su distribución. Además, contrataron al mismísimo Richard Corben para que les hiciera el póster, que nada tiene que ver con la carátula de vídeo con las que nos llegó a nosotros. Y para tu info, el original fue comprado por Santiago Segura.
En enero de 1987, dos años y medio después que empezará el proyecto, tendría uno de esos estrenos minoritarios en los USA. Está claro que los 18 mil dólares que recaudaron era poco menos que una miseria., pero este tipo de producto estaba destinada al mercado videográfico, que es donde rascan el dinero. Se estima que ganaron entre 2 y 3 millones, lo que nos da una idea del montante que movía el mundillo de los VHS.
En enero de 1987, dos años y medio después que empezará el proyecto, tendría uno de esos estrenos minoritarios en los USA. Está claro que los 18 mil dólares que recaudaron era poco menos que una miseria., pero este tipo de producto estaba destinada al mercado videográfico, que es donde rascan el dinero. Se estima que ganaron entre 2 y 3 millones, lo que nos da una idea del montante que movía el mundillo de los VHS.
Es por ello que explicar el argumento es una tarea realmente ardua. Por un lado tenemos a un grupo de jóvenes (sí, de esos que debían tener treinta y tantos) que llegan a un antiguo caserón y no se les ocurre otra cosa que usar una tabla ouija. Esta sería la historia original que se rodó en un primer momento. Paralelamente vendría el metraje añadido. Tenemos a un niño asediado por un ¿hombre bestia? que acaba adentrándose en la mansión y se la encuentra como si hubiese una fiesta de cumpleaños. Además, hay por ahí una especie de brujo con pintas de Toni Rovira que intenta hacer volver a la vida a su prometida muerta.
Explicado así puede parecer entendible, pero creéme si te digo que para poder sacar algo en claro hay que prestar mucha atención y verla más de una vez. Eso si conseguimos que no nos estalle el cerebro con su banda sonora de organillo digna del peor juego de SuperNintendo.
Si Spookies no ha tenido el fándom de las muchas producciones parecidas que hubieron en los 80 (House, Posesión infernal, Re-animator...) es porque no les llega ni a las suela de los zapatos a todas ellas. El que sea recordada por tener a unos monstruos fangosos que sueltan ventosidades (esto fue una imposición del productor Michael Lee, un aficionado a las bromas de pedos) y, sobre todo, por sus múltiples problemas a la hora de gestarse, por algo será.
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