Me da la sensación que los leprechaun, estos personajes puramente irlandeses que esconden una olla repleta de oro al otro lado del arco iris, no han sido demasiado explotados en el cine. Salvando, of course, su vertiente puramente infantil con series o largos de animación o alguna que otra producción Disney (El cuarto deseo, El abuelo está loco). Es por eso que, por muy criticada que pueda ser la película, me parece que el personaje de un duende que se carga a todo aquel que le robe sus monedas de oro, está muy bien parido.
La cosa va de un tipo que compra una vieja casa que perteneció a un tal O'Grady. Allí se va con su hija, que es muy pitiminí y no le gusta nada lo de pasar el verano en una vieja casa llena de bichos. Así que contratan los servicios de un chaval para que le arregle la finca, además de a sus ayudantes, un gordito que no para de elucubrar teorías conspiranoicas y a un chavalín. El problema de la finca es que dentro hay prisionero un duende/leprechaun. El bicho consigue escapar con la única intención de recuperar el oro que le robaron una década atrás.
Mark Jones venía de ser guionista en series de animación (Mr. Magoo, Scooby Doo, James Bond Jr.) y acción real (Las desventuras del sheriff Lobo, El equipo A), aunque lo que él anhelaba era ser animador, pero su pericia para el dibujo no era suficiente y se coló en la industria escribiendo. Viendo que la productora/distribuidora Trimark estaba sacando al mercado películas de bajo presupuesto probó de colarles el guión que había escrito basado en los personajes irlandeses. La productora aceptó encantada, siempre y cuando cambiara el tono y lo hiciera más adulto, ya que esa primera versión era más de corte infantil.
Y con la tontería Jones acabó siendo también el director del film, donde nos encontrábamos una primeriza -pre operación de nariz- Jennifer Aniston (aunque el estudio quería a una rubia y el propio director les engañó diciendo que le teñirían el pelo, y cuando se dieron cuenta que no lo hizo, el rodaje ya estaba comenzado y era tarde para volver a empezar), Mark Holton (el gordito de Teen Wolf), Ken Olandt (una especie de intento de estrella juvenil en los 80 que vimos en Juerga tropical, El equipo A o Super Force) y Warwick Davis (Willow, el Wicket de los ewoks) haciendo de leprechaun.
Una vez terminada, la Trimark no lo tenía demasiado claro con su lanzamiento. Prueba de ello es que la tuvo un año entero guardada hasta que le dio por estrenarla en 1993. El film fue un éxito sorpresa. Su escaso millón de dólares de presupuesto se convirtió en 8 en su paso por los cines. Luego, en su distribución en videoclubs, volvió a petarlo.
Leprechaun es una peli muy oscura (básicamente pasa todo en una noche), lo que le ayuda a esconder sus limitaciones, que son muchas, dada su condición de modesta serie B. En cambio, tiene detalles muy buenos que hacen referencia al folclore de estos seres irlandeses, desde que son zapateros y su obsesión es arreglar el calzado, o que los tréboles de cuatro hojas ejercen una gran influencia sobre ellos.
Su éxito propició que la productora pusiera en marcha la maquinaria de crear secuelas como veremos después. Pero también aparecieron producciones que intentaban subirse al carro como Wishmaster (producida por Wes Craven), la llegada desde Inglaterra Funny Man o Rumpelstiltskin, que, en el fondo, fue producto del cabreo de Mark Jones cuando la Trimark lo apartó de seguir ligado a la saga Leprechaun, y decidió probar suerte creando otro personaje muy similar. Aunque, lamentablemente para él, el inventó no funcionó.
Leprechaun 2. Dado el éxito del film se dieron mucha prisa, porque un año después sacaban esta secuela hecha con el doble de presupuesto, aunque luego no se notara demasiado en su resultado y mucho menos en su cast, donde apenas podemos destacar los cameos de Kimmy Robertson (la Lucy de Twin Peaks) y Clint Howard (hermanísimo del director de Apollo 13); además de Jack Klompus, que lo recordamos por salir en varios episodios de Seinfeld. Y, por supuesto, Warwick Davis nuevamente como el leprechaun, papel que repetiría en todas las películas que siguen.
Con un prólogo que acontece en la antigua Irlanda, rápidamente nos trasladamos a la actualidad (la de 1994, se entiende) donde un borrachuzo le da por meter una botella de whisky en el hueco de un árbol y ¡voilà! aparece nuestro pequeño y desagradable protagonista, que se pasa toda la peli detrás de una chavala que es descendiente de su prometida mil años atrás. Aquí ya tenemos algunas novedades en su forma de actuar, por ejemplo, se dedica a crear ilusiones en la cabeza de las personas, lo que, unido a sus constante chascarrillos, hace que el parecido con Freddy sea cada vez mayor.
Dirigida por Rodman Flender, un afincado en la pequeña pantalla que, muy de vez en cuando, hace algún largo para cine como El diablo metió la mano. La cosa le quedó más o menos correctita pero sin tirar muchos cohetes. Su paso por los cines fue muy de tapadillo, pero al menos recuperó los 2 millones que se gastaron en ella. Eso sí, en los videoclubs volvió a petarlo.
Con un prólogo que acontece en la antigua Irlanda, rápidamente nos trasladamos a la actualidad (la de 1994, se entiende) donde un borrachuzo le da por meter una botella de whisky en el hueco de un árbol y ¡voilà! aparece nuestro pequeño y desagradable protagonista, que se pasa toda la peli detrás de una chavala que es descendiente de su prometida mil años atrás. Aquí ya tenemos algunas novedades en su forma de actuar, por ejemplo, se dedica a crear ilusiones en la cabeza de las personas, lo que, unido a sus constante chascarrillos, hace que el parecido con Freddy sea cada vez mayor.
Dirigida por Rodman Flender, un afincado en la pequeña pantalla que, muy de vez en cuando, hace algún largo para cine como El diablo metió la mano. La cosa le quedó más o menos correctita pero sin tirar muchos cohetes. Su paso por los cines fue muy de tapadillo, pero al menos recuperó los 2 millones que se gastaron en ella. Eso sí, en los videoclubs volvió a petarlo.
Leprechaun. El duende asesino. O lo que es lo mismo, tercera entrega para una saga que oficialmente deja de ser facturada para cine y se tira directamente a las estanterías del videoclub. Un tipo lleva una estatua con la figura del leprechaun a una casa de empeños para venderla, no sin antes advertirle al dueño que no toque un medallón que tiene la estatua. Evidentemente lo
coge, lo que hace que la estatua cobre vida y ya tengamos a nuestro verde protagonista liándola parda en Las Vegas.
Bastante gore, al menos más que en las anteriores, con varias mutilaciones. En esta es la primera vez que vemos unas tetas en la franquicia. Más detalles que nos van aportando de nuestro mitológico personaje: descubrimos que sus monedas de oro conceden deseos y que sus mordiscos son capaces de transformar a un hombre en leprechaun como si de un zombi se tratase.
Protagonizada por John Gatins, que empezó con las secuelas Witchboard 2 y Pacto de sangre 2, para reciclarse como guionista. Cosa que le ha ido de fábula, escribiendo Acero puro, Need for speed o El vuelo de Zemeckis, por la que tuvo una nominación al Oscar. También tenemos a Caroline Williams, habitual en el cine de terror con Masacre en Texas 2, El padrastro 2 o Halloween 2.
La película, pese a estar hecha con un escaso millón de dólares, tiene mejor empaque que la segunda, aunque esto no quiere decir mucho. Algo se debía de notar la mano de su director, Brian Trenchard-Smith, uno de los máximos exponentes de la ozploitation con mogollón de films a sus espaldas: El secreto del lago, El dragón vuela alto o Los bicivoladores.
Bastante gore, al menos más que en las anteriores, con varias mutilaciones. En esta es la primera vez que vemos unas tetas en la franquicia. Más detalles que nos van aportando de nuestro mitológico personaje: descubrimos que sus monedas de oro conceden deseos y que sus mordiscos son capaces de transformar a un hombre en leprechaun como si de un zombi se tratase.
Protagonizada por John Gatins, que empezó con las secuelas Witchboard 2 y Pacto de sangre 2, para reciclarse como guionista. Cosa que le ha ido de fábula, escribiendo Acero puro, Need for speed o El vuelo de Zemeckis, por la que tuvo una nominación al Oscar. También tenemos a Caroline Williams, habitual en el cine de terror con Masacre en Texas 2, El padrastro 2 o Halloween 2.
La película, pese a estar hecha con un escaso millón de dólares, tiene mejor empaque que la segunda, aunque esto no quiere decir mucho. Algo se debía de notar la mano de su director, Brian Trenchard-Smith, uno de los máximos exponentes de la ozploitation con mogollón de films a sus espaldas: El secreto del lago, El dragón vuela alto o Los bicivoladores.
Leprechaun 4: in space. Muy contenta debió quedar la Trimark con Trenchard-Smith, porque un año después (1996) volvió a contar con él para esta cuarta entrega que nunca llegó a nuestro país. Como suele pasar en estas sagas interminables llega un momento que el único balón de oxígeno para evitar el agotamiento de la serie es mandar al protagonista fuera de su hábitat natural (aunque aquí ya lo habíamos visto en Las Vegas) y, suele pasar, que en el género fantástico el espacio causa debilidad. Vimos como ahí arriba mandaban a Jason (Jason X) o al mismísimo señor de las tinieblas (Drácula 3000). Aunque eso sí, todas estas fueron mucho más tarde, con lo que podemos decir que la saga del enano fue pionera en este aspecto. Aunque visto lo visto se podían haber quedado en la Tierra.
Aquí la cosa va de un grupo de marines espaciales que llegan a un planeta en el que, casualmente, tenemos al leprechaun que acaba de secuestrar a una princesa para casarse con ella y convertirse en el rey del planeta Dominian. Para su decepción los marines lo revientan con una bomba, pero uno de ellos tiene la ocurrencia de orinar en sus restos, lo que hace que el duende se meta en su cuerpo através de la orina (¡sic!). Una vez dentro de la nave militar nuestro pequeño protagonista reventará a su anfitrión para ir dando caza al resto de la tripulación.
Con unos efectos realmente cutres incluso para ser de mediados de los 90, arneses que se ven y unos escenarios menos realistas que los de Barrio Sesamo. El leprechaun sigue con sus dentelladas de humor, como cuando mata a uno con una espada láser made in Star Wars, o la gran ocurrencia de, mediante un rayo, convertirlo en gigante (efecto realmente casposo este). Pero salvo esto, monotonía total y absoluta con una falta de medios alarmante. Aquí se lo cargan lanzándolo fuera de la nave para que reviente en una escena que hace grande a la explosión final de Beowulf. Del elenco apenas destacar a Guy Siner, que le recordaremos por la serie Allo Allo haciendo de alemán y a Miguel A. Núñez Jr., el negro punk de El regreso de los muertos vivientes.
Leprechaun 5. La maldición. O también conocida en su país de origen como Leprechaun in the Hood.
La fórmula estaba dando más que evidentes síntomas de cansancio y la dejaron descansar hasta el 2000 para parir esta nueva continuación en la que, por primera y única vez respetaron sus rimas en el doblaje, curiosamente cuando teníamos el tema raperos de por medio. Unos niggers cavan un túnel buscando oro. Y lo encuentran, en una vasija junto a una estatua del leprechaun. Y, al igual que en la segunda, le quitan el collar que lo mantiene convertido en piedra. Para la suerte de uno de ellos, consigue volver a ponérselo. Años después el tipo está montado en el dolar y triunfa como productor musical. Pero unos chavales entran en su despacho dispuestos a robarle y ¿qué se encuentran? Pues sí amiguitos, la estatua del leprechaun de la que, evidentemente, cogerán el collar deshaciendo el encantamiento.
Aquí contaron con Rob Spera (un afincado en la televisión que hizo Campamento infernal -Bloody murder 2) para que se hiciera cargo de las riendas del proyecto. Y lo que hizo fue meterle bastante humor, lo que hace que, por momentos estemos ante una Scary movie. Es la única forma de entender a ese negro sacando armas de su pelo afro como un cartoon cualquiera o a nuestro colega leprechaun dándole unas caladas a un porro o rapeando en los créditos finales. Además de arrebatar un elemento común en toda la saga: la oscuridad. Todas ellas pasan en interiores y de noche, en cambio, aquí ya hay algo mas de escenas diurnas. Además encontramos algunas buenas ideas, como la explicación de porqué el tío que encuentra el oro consigue ser un magnate de la música. Pero todo lo bueno de la peli dura media hora para pasar al tedio absoluto, con un Leprechaun que sale más bien poco. En el elenco apenas destacar a Ice-T.
Aquí la cosa va de un grupo de marines espaciales que llegan a un planeta en el que, casualmente, tenemos al leprechaun que acaba de secuestrar a una princesa para casarse con ella y convertirse en el rey del planeta Dominian. Para su decepción los marines lo revientan con una bomba, pero uno de ellos tiene la ocurrencia de orinar en sus restos, lo que hace que el duende se meta en su cuerpo através de la orina (¡sic!). Una vez dentro de la nave militar nuestro pequeño protagonista reventará a su anfitrión para ir dando caza al resto de la tripulación.
Con unos efectos realmente cutres incluso para ser de mediados de los 90, arneses que se ven y unos escenarios menos realistas que los de Barrio Sesamo. El leprechaun sigue con sus dentelladas de humor, como cuando mata a uno con una espada láser made in Star Wars, o la gran ocurrencia de, mediante un rayo, convertirlo en gigante (efecto realmente casposo este). Pero salvo esto, monotonía total y absoluta con una falta de medios alarmante. Aquí se lo cargan lanzándolo fuera de la nave para que reviente en una escena que hace grande a la explosión final de Beowulf. Del elenco apenas destacar a Guy Siner, que le recordaremos por la serie Allo Allo haciendo de alemán y a Miguel A. Núñez Jr., el negro punk de El regreso de los muertos vivientes.
Leprechaun 5. La maldición. O también conocida en su país de origen como Leprechaun in the Hood.
La fórmula estaba dando más que evidentes síntomas de cansancio y la dejaron descansar hasta el 2000 para parir esta nueva continuación en la que, por primera y única vez respetaron sus rimas en el doblaje, curiosamente cuando teníamos el tema raperos de por medio. Unos niggers cavan un túnel buscando oro. Y lo encuentran, en una vasija junto a una estatua del leprechaun. Y, al igual que en la segunda, le quitan el collar que lo mantiene convertido en piedra. Para la suerte de uno de ellos, consigue volver a ponérselo. Años después el tipo está montado en el dolar y triunfa como productor musical. Pero unos chavales entran en su despacho dispuestos a robarle y ¿qué se encuentran? Pues sí amiguitos, la estatua del leprechaun de la que, evidentemente, cogerán el collar deshaciendo el encantamiento.
Aquí contaron con Rob Spera (un afincado en la televisión que hizo Campamento infernal -Bloody murder 2) para que se hiciera cargo de las riendas del proyecto. Y lo que hizo fue meterle bastante humor, lo que hace que, por momentos estemos ante una Scary movie. Es la única forma de entender a ese negro sacando armas de su pelo afro como un cartoon cualquiera o a nuestro colega leprechaun dándole unas caladas a un porro o rapeando en los créditos finales. Además de arrebatar un elemento común en toda la saga: la oscuridad. Todas ellas pasan en interiores y de noche, en cambio, aquí ya hay algo mas de escenas diurnas. Además encontramos algunas buenas ideas, como la explicación de porqué el tío que encuentra el oro consigue ser un magnate de la música. Pero todo lo bueno de la peli dura media hora para pasar al tedio absoluto, con un Leprechaun que sale más bien poco. En el elenco apenas destacar a Ice-T.
Leprechaun. El regreso. Leprechaun: Back 2 tha Hood que la llamaron en las américas. Muy bien debieron ir los alquileres de la anterior entrega porque tres años después facturaron una secuela de la secuela. Un follón, vamos. Nada más empezar tenemos un prólogo de animación rudimentaria pero muy conseguida, dándole un toque de cuento de hadas. La cosa prometía para seguidamente meternos a un grupo de negros que encuentran el oro del duende y se dedican a pegarse la
vida padre. Hasta que leprechaun aparezca para darles pal pelo. Ahí es cuando la peli naufraga estrepitosamente. Muchas transiciones del Premiere 2.0 y un leprechaun colocándose con una cachimba que ya no hace la más mínima gracia.
Dirige y guioniza Steven Ayromlooi (si no te suena, don´t worry), por ahí tenemos a Laz Alonso (visto marcando bíceps en Avatar o en alguna secuela de Fast and furious). La producción pasó a Lions Gate, ya que esta había absorvido a la Trimark.
Pero la cosa no termina aquí. Ha pasado una década desde la última vez que vimos al leprechaun en pantalla y como mandan los cánones actuales urge un remake/reebot. Y los amigos de WWE Studios, o lo que es lo mismo, los del Pressing catch, en colaboración con Lionsgate, han parido Leprechaun: origins, donde el pequeño luchador Dylan Postl (alías Hornswoggle) es el protagonista. Dirige Zach Lipovsky, de la escuela de telefilms catastrofistas con infografía casposa de Cuatro.
Por su parte, Mark Jones ha decidido contraatacar recuperando a Warwick para protagonizar Vamprechaun 3D, donde nuestro duende favorito muta a vampiro. Lo cosa está muy verde porque ningún estudio se la financia y el hombre está probando suerte con el tema crowdfunding, y, a falta de un mes, lo tienen muy peludo. Si te sobran 1.500 pavos te dejan darte un garbeo por el set de rodaje y pasarle un cupón de la Once por la chepa a Warwick. ¡Guau!
5 comentarios:
No he visto nunca esta saga, me recomierdas que vea las tres primeras? La verdad es que me llama
Me mola mucho que pongas las portadas en gifs animados ¿o tiene otro nombre?
Si eso mírate la primera, pero sólo por el hecho de ser el inicio de la saga, aunque tampoco es para tirar cohetes. Si te mola, que va a ser que no, ves tirando de las continuaciones.
Si quieres descojonarte por su cutrez mírate la 4, la del espacio.
anotado!
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