jueves, febrero 26, 2015

Hansel y Gretel

Hansel y Gretel, Lucio Fulci, Giovanni Simonelli

Con los últimos coletazos de los 80 llegó la decadencia en muchas industrias cinematográficas, entre ellas la que nos ocupa, el fantástico italiano. Pocos sobrevivieron, y salvo Argento, que precisamente iniciaba su decadencia personal, pero aun y así podía facturar films con cierta enjundia, y alguno más, el declive había llegado. Lucio Fulci no podía ser menos y la época de El más allá, Aquella casa al lado del cementerio o El destripador de Nueva York daba paso a Los fantasmas de Sodoma o Demonia. Ni punto de comparación.

Uno de aquellos proyectos entre televisivos y videográficos en los que se embarcaron muchos como el Brivido giallo (telefilms que aquí nos llegó en vídeo como El ogro de Lamberto Bava) fueron una serie de telefilms producidos por Luigi Nannerini y Antonio Lucidi y, presuntamente, apadrinados por Fulci, el que, a simplemente vista, ponía su nombre con el vende motos "Lucio Fulci presenta" y ya. Títulos como El espejo roto de Mario Bianchi, Pesadilla sangrienta de Leandro Lucchetti o Voces del más allá, esta vez sí dirigida por Fulci, eran pobretonas producciones que esperaban seguir sacando los cuartos a los pobres que todavía no se habían dado cuenta que el terror italiano había muerto.


Hansel y Gretel, Lucio Fulci, Giovanni Simonelli

En el caso aquí comentado la dirección acabó en manos del también guionista Giovanni Simonelli, que había vivido una etapa dorada escribiendo libretos para spaghetti westerns como Yo soy Trinidad, Voy... lo mato y vuelvo o El retorno de Clint el solitario, pero que luego no le hizo ascos al cine de Bud Spencer, eurospy, comedietas eróticas o giallos. Alberto de Martino, Enzo Castellari, Antonio Margheriti o el propio Fulci han sido algunos de los clásicos que han dirigido alguno de sus guiones. Así que algo habrá aprendido de la dirección, debieron pensar los productores cuando le dieron Hansel y Gretel para que debutara en la dirección. Pero no.
 
Hansel y Gretel, Lucio Fulci, Giovanni Simonelli

Un par de hermanos, Hansel y Gretel, son secuestrados por una mafia que se dedica a traficar con órganos humanos y, evidentemente, acaban bajo tierra. Pero los fantasmas de los niños vuelven del más allá para castigar a sus asesinos. Paralelamente la policía pone a investigar a una novata todo el asunto del tráfico de órganos.  

Hansel y Gretel, Lucio Fulci, Giovanni Simonelli

Digámoslo ya, este Hansel y Gretel es pura serie Z. Actores pésimos, efectos horrendos, señores que disparan armas sin que salga humo y sólo les falta hacer el "pum-pum" con la boca, asesinatos que nunca se llegan a ver, salvo alguna mala excepción a modo de homenaje de El más allá, ya que los niños realmente nunca matan, si no que los asesinos acaban cayendo por un barranco o a la piscina por el miedo... Un desastre que ni siquiera tiene nada que ver con el cuento popular más allá que los niños fantasma responden a los nombres de Hansel y Gretel. Y su único aliciente es que se dice que el propio Fulci llegó a dirigir algunas escenas. La historia de los fantasmas que vuelven para vengarse la hemos visto mil y una veces, y no por ello ha de ser algo malo, muchas de estas historias son bien disfrutables, pero lo que tenemos aquí raya la vergüenza ajena por una falta de medios, ganas y talento que parece más un trapicheo para facturar alguna cosa de la forma más rápida posible. Ya sabemos que los cambalacheos de la mafia en el cine italiano son un clásico.

miércoles, febrero 18, 2015

Aullidos (y secuelas)

Aullidos, the howling, Joe Dante, Dee Wallace, Dennis Dugan

En 1977 apareció el libro The howling firmado por Gary Brandner, que tuvo el suficiente éxito para que Jack Conrad comprase los derechos y escribiese un guión que acabó en manos de la productora Avco Embassy, que luego se echaría atrás. Dan Blatt, productor ejecutivo, intermedió y contactó con Joe Dante (que acababa de ser descartado para hacer Tiburon 3) ya que era conocido por Rehme al haber hecho publicidad con Roger Corman, y consiguieron convencer a la productora prometiéndole que harían la primera transformación real de un hombre lobo.

Dante había aceptado siempre y cuando pudiera retocar el guión, ya que no le parecía demasiado bueno. Fichó a John Sayles (que al mismo tiempo escribía La bestia bajo el asfalto), que introdujo el concepto que casi toda la película se desarrollase en una colonia. Otros pesos pesados que contrató fue a Bob Burns, que había estado detrás del diseño de producción de La matanza de Texas, y Mark Goldblatt, habitual montador de James Cameron y luego director de Estamos muertos... ¿o qué? o El vengador, el Punisher de Dolph Lundgren.

Aullidos, the howling, Joe Dante, Dee Wallace, Dennis Dugan

Hasta ese momento las transformaciones de hombres lobos siempre se basaban en el clásico efecto de fundido, donde al actor de turno le iban añadiendo o quitando maquillaje. Pero eran los 80 y había que innovar, además de haberle hecho la promesa a la Embassy de hacer una transformación nunca vista, así que contrataron a Rick Baker, que había estado probando nuevas técnicas para ese tipo de transformaciones ya que había sido tanteado por John Landis para que hiciera lo mismo con Un hombre lobo americano en Londres, y ya que éste film no acababa de encontrar financiación y estaba deseando poner en pantalla todo lo que había ideado, aceptó la propuesta de Joe Dante. Lamentablemente para éste, en cuanto Landis se enteró aceleró el proyectó de su película llevándose a Baker con él. Aun y así, el maquillador recomendó a Rob Bottin, que llevaba trabajando en su equipo desde hacía unos años, para que se encargara de Aullidos.

Bottin solo dispuso de 50 mil dólares para hacer sus trucajes, así que todo se redujo a un hombre lobo que simplemente era un busto (como se puede apreciar en la escena de la muerte de Belinda Balaski) y un hombre disfrazado de oso que se disimulaba con la iluminación. Una vez terminada la filmación del film, lo montaron y se la proyectaron a la productora, indicándoles que necesitaban más dinero para rodar escenas adicionales donde apareciera un licántropo en todo su esplendor, ya que el presupuesto de un millón de dólares y el mes de rodaje era insuficiente. 3 meses después tuvieron listo el hombre lobo de la escena del teléfono y pudieron completar la película.

Aullidos, the howling, Joe Dante, Dee Wallace, Dennis Dugan

Aullidos acabó siendo un film con cierto éxito (casi 20 millones de dólares sólo en USA) y que tuvo críticas bastante positivas. Como es habitual en Dante el ejercicio de volver la mirada a los clásicos es inevitable. Aunque en su inicio la cosa parece que estamos ante un film con psicópata, rápidamente la acción es trasladada a los bosques. Además de contar con los inevitables guiños al género con personajes que responden a nombres como Fisher, Francis o Molina. Guiño que se completa con un reparto que es toda una declaración de intenciones que, en su mayoría, serían recurrentes en la filmografía de Dante: Dick Miller, Robert Picardo, Kevin McCarthy, Dee Wallace (la mamá de E.T. o de Critters), Patrick Macnee (el John Steed de Los vengadores), Dennis Dugan (que se reconvirtió a director y estuvo detrás de Este chico es un demonio), John Carradine y un cameo de Roger Corman y otro del guionista John Sayles.

Al hablar de Aullidos es inevitable referirse a la otra gran película de hombres lobos, Un hombre lobo americano en Londres, que también es del mismo año y se la podría considerar la vencedora en taquilla (aunque por poco y ésta era mucho más cara). El film de Landis la cosa era lo contrario que en Aullidos, dejando de lado los bosques y el tono clásico y hacerla totalmente urbana, con un licántropo que es un lobo de cuatro patas anabolizado. En cambio, los hombres lobo del film de Dante van erguidos y se transforman cuando quieren, cosa que le da un plus.

Aullidos, the howling, Joe Dante, Dee Wallace, Dennis Dugan

Aun y todas sus virtudes el film aqueja un bajo presupuesto con escenas como la del hombre y la mujer lobo en la hoguera, que se hizo con una animación muy rudimentaria que siempre la primera vez que la ves te quedas con cara de lelo. O la escena final, con esa mujer lobo que parece un cruce de ewook y chewvaka, que se rodó así ya que Dee Wallace no quería aparecer transformada y la única forma de convencerla era que su aspecto no fuera tan terrorífico como el resto de licántropos del film. Tampoco puedo dejar de señalar la horterada de banda sonora que se marcó Pino Donaggio, más propia de Emmanuelle que de una película de monstruos.

Aun y estos peros, Aullidos quedó en la imaginería del gran público como uno de los clásicos del género fantástico/terror moderno, con muchos de los tics de Dante. Y tanto poso dejó que acabó degenerando en una sucesión de secuelas que no hacían más que engrandecer al original.


Aullidos II. Stirba, la mujer lobo, Howling II: Stirba. Werewolf Bitch, Christopher Lee, Philippe MoraAullidos II. Stirba, la mujer lobo (Howling II: Stirba. Werewolf Bitch, 1985). El primer Aullidos había cosechado pingües beneficios, pero quizá no los suficientes para que AVCO Embassy quisiera hacer secuelas. Además, la productora había sido vendida (un par de años después acabaría siendo propiedad de Coca Cola) y los nuevos mandamases no estaban interesados en producir género fantástico. Pero quien sí pensó que la cosa se podía estirar era Hemdale Films, una productora/distribuidora inglesa fundada por, entre otros, David Hemmings (aunque a principios de los 70 se desentendió de ella) que a principios de los 80 se instaló en Hollywood, produciendo algunos clásicos como Terminator o El regreso de los muertos vivientes. Aparecieron por primera vez Robert Pringle en escena, que acabó siendo productor de todas las secuelas de Aullidos. Lo primero que hicieron fue fue contactar con Gary Brandner, el autor de la novela, que había quedado muy descontento con el trabajo de Dante por lo que se acabó llamando a otro director, en este caso a Philippe Mora, que venía de dirigir Con la bestia dentro y El retorno del capitán invencible.
Duante el funeral de Karen White, protagonista del anterior film, aparece un extraño individuo, una especie de Van Helsing de licántropos, que le cuenta a la hermana de la fallecida que era una mujer lobo. El individuo les convence para que le acompañen a Transilvania a dar caza a Stirba, la líder de los licántropos.
Decir que esta secuela es un completo despropósito es quedarse corto. Intentan hacer una secuela directa del film de Dante, pero se olvidan que al final de éste, la protagonista se transformaba delante de las cámaras, con lo que se supone que todo el mundo era consciente de su condición de mujer lobo. Aun y así, y por no tener los derechos, recrean la escena de una forma muy torpe y chapucera. En el reparto tenemos a Christopher Lee (que luego dijo que ésta era una de las peores películas en las que había participado) y a Sybil Danning, una habitual de la serie B y Z que aquí, cómo no, enseña las domingas. Pese a que en los créditos figura que está basada en el segundo libro y que el propio Brandner estuvo en el guión, nada tiene que ver con la obra impresa. En el apartado de maquillaje y efectos la cosa no mejora nada y eso que detrás de ellos estaba el equipo de Steve Johnson, que luego estaría en Estamos muertos... ¿o qué?, Pesadilla en Elm street 4 o Golpe en la pequeña China. Salvo algún detallito muy aislado no hay transformaciones y los hombres lobo son señores disfrazados que parecen sacados de La isla del doctor Moreau versión setentera.


Aullidos 3, Howling III. The marsupials, Philippe MoraAullidos 3 (Howling III. The marsupials, 1987). Mora había quedado descontento con la segunda parte ya que no había tenido el control absoluto en el montaje final, así que, aprovechando que Gary Brandner había publicado el tercer libro de la saga Aullidos (The Howling III: Echoes), consiguió los derechos y escribió un delirio en forma de guión que no tenía nada que ver con el libro. Una vez conseguido el dinero para rodar la película se fue a su Australia natal (pese a ser francés de nacimiento) hacer de las suyas.
Un profesor tiene diferentes teorías sobre la licantropía, decidiéndose a emprender una expedición a Australia en busca de hombres lobo. Una vez allí, encuentra un poblado habitado por ellos. Paralelamente, una chica de este poblado decide marcharse a la ciudad, donde se topará con un chico que trabaja en el mundo del cine.
Aullidos 3 es un potaje de difícil digestión. Montones de tramas son las que abre Mora, pero ninguna nos acaba de interesar. Al menos la primera mitad se deja ver, ir más allá es un somnífero para nuestras neuronas. Escenas nauseabundas con esos hombres lobos con tetillas y bolsa de canguro en la tripa, con un cachorrillo que parece un gusano mutante. Todo muy desagradable de ver. En cuanto a los efectos la cosa sigue en caída libre con transformaciones de estar por casa. Escenas como la entrega de los Oscar le acabaron por dar cierto culto para que la gente se choteara de ella.


Pueblo maldito, Howling IV: The Original Nightmare, Aullidos 4, John HoughPueblo maldito (Howling IV: The Original Nightmare, 1988). Empezamos con los famosos bailes de títulos con los que nos obsequian las distribuidoras. Según los títulos de crédito, basada en los 3 libros, pero la realidad es que es la más fiel al primer libro de la trilogía. Rodada en Sudáfrica y dirigida por un John Hough que entraba en la decadencia después de haber dirigido La leyenda de la mansión del infierno y Los ojos del bosque. Aquí la cosa es muy parecida a lo que vimos en el film de Joe Dante, con una chica que acaba con su marido en un pueblecito que está habitado por hombres lobos.
Hasta la hora de metraje no vemos a un solo hombre lobo y encima de forma muy fugaz. Tendremos que esperar a los últimos 5 minutos para verlos de forma clara. Eso sí, lo poco que se ve está francamente bien para ser una cuarta parte. Y es que quien estaba detrás de estos efectos era otra vez la compañía de Steve Johnson, que se notaba que habían aprendido mucho desde la segunda parte. Pero salvo esos minutos finales, la película es terriblemente soporífera, casi un telefilm más de lo que nos tiene acostumbrados Antena 3 los fines de semana con mujer que sospecha que su marido no es quien aparenta ser.


Aullidos V. El regreso, Howling V: The Rebirth, Aullidos 5, Neal SundstromAullidos V. El regreso (Howling V: The Rebirth, 1990). En pleno siglo XV, en un castillo húngaro un caballero acaba con la vida de todos los que allí están, incluida la suya, sin percatarse que ha dejado con vida a un bebé. 500 años después, el castillo, que permanecía cerrado desde entonces, abre sus puertas. Sus responsables invitan a la inauguración a un grupo de personas para que pasen un día en él. Pero una fuerte temporal de viento y nieve les impide salir y pedir ayuda, teniendo que quedarse en el castillo hasta que el tiempo mejore. Mientras tanto, los invitados van muriendo uno a uno.
Eso de castillo/mansión y diferentes invitados que quedan encerrados en ella mientras van muriendo siempre ha sido un género muy agradecido. Un cadáver a los postres, Cluedo. El juego de la sospecha, Terrorífica luna de miel... el género whodunit o peli de ¿quién lo hizo? es muy agradecido para esas noches invernales con sesión de peli y mantita, y esta quinta entrega de Aullidos no se queda atrás. Está claro que no llega a las cotas de genialidad de los clásicos, pero para formar parte de una saga que estaba totalmente muerta la cosa se queda en algo visible y no demasiado duro de aguantar. Con dirección de un tal Neal Sundstrom y un elenco casi desconocido del que apenas podemos sacar a Elizabeth Shé, que en ésta y las siguientes dos entregas repetiría presencia y personaje; Mary Stavin, una modelo sueca que salió en Octopussy, Licencia para matar o Twin Peaks; y Victoria Catlin, que también salía en Twin Peaks haciendo de Blackie, la madame de Jack el tuerto. Con una banda sonora es tan breve como enfermiza pero muy en la línea de Tangerine Dream y unos efectos/maquillajes inexistentes, ya que aquí apenas vamos a intuir al hombre lobo. Pese a eso, si nos la tomamos como una peliculita estilo Agatha Christie podemos pasar una velada bastante entretenida.


Escalofrío. The freaks, Howling VI: The Freaks, Aullidos 6, Hope PerelloEscalofrío. The freaks (Howling VI: The Freaks, 1991). En un pueblucho polvoriento y de mala muerte llega un forastero que acaba quedándose y empieza hacer buenas migas con los pocos habitantes que quedan. Poco después, un circo ambulante llega al pueblo, éste está comandado por un tipo que descubre que el forastero que había llegado antes que ellos es un hombre lobo.
Nos encontramos con una revisión del clásico Freaks de Browning pero en clave licántropa y con algún monstruo clásico más que no desvelaré. La cosa se queda en algo bastante digno, sobre todo la última media hora, donde la cosa acaba de arrancar. Dirigida por Hope Perello, que venía de hacer trabajos varios en producciones de la Empire de los Band, siendo este Escalofrío su debut como director, para luego hacer un par de películas la mar de intrascendentes. Aunque el caso más curioso de los que estaban detrás de esta sexta parte de Aullidos era en el guión, escrito por Kevin Rock, que haría lo mismo en ese clásico del trash que es Los 4 fantásticos de la factoría Corman. En el cast lo poco destacable son Antonio Fargas, un habitual del blaxploitation; Bruce Payne, un habitual de la serie B y que le recordamos por ser el malo de Los inmortales: juego final; y Deep Roy, el Oompa Loompa de Charlie y la fábrica de chocolate. Pero si hay que destacar algo es la labor, otra vez, del equipo de Steve Johnson, con unos maquillajes muy buenos. Incluso intentan hacer una transformación del licántropo que, sin llegar a la calidad de un Robb Bottin o Rick Baker, es muy digna.


Aullidos 7, Howling: New Moon Rising, Clive TurnerAullidos 7 (Howling: New Moon Rising, 1995). Secuela directa de la anterior. Después de la marcha del circo, encuentran varios cadáveres que le muestran a un sacerdote con pintas de Jiménez del Oso que investiga casos paranormales, llegando a la conclusión que murieron atacados por un hombre lobo. Paralelamente al pueblo llega un forastero que busca trabajo y será acusado de los crímenes.
Sin ningún tipo de dudas estamos ante el punto más bajo de la saga, con una precariedad de medios que la llevan a la serie Z. Con muchos planos de gente andando a ningún sitio, entrando y saliendo de sitios... vamos, que las elipsis no son el fuerte del director. Amén de una banda sonora llena de country, por consiguiente mucho bailoteo de gente con botas, chaquetas con flecos y sombrerito de cowboy. Lo que, unido a que los actores son poco menos que amateurs, tiene pinta que la hicieron entre los colegas de un bar amantes del country. Cosa que más o menos se confirma cuando en los títulos de crédito comprobamos que los actores se llaman igual que sus personajes. Sin ir más lejos, Clive Turner, que aquí ejerce de protagonista, director, guionista y productor, luce unas pintas del estilo. Si le quitamos todo el material de bailes y escenas que no tienen nada que ver con la historia, posiblemente nos quedásemos con la mitad del metraje. Además, reciclan algunas escenas de las dos anteriores entregas (no olvidemos que Turner era productor de la cuarta y la quinta, en las cuales también hacía algún papelillo) e, incluso, rescatan a Marie Adams, protagonista de la cuarta, repitiendo papel. Todo ello le da cierta gracia al asunto, ya que se intenta hilvanar las últimas entregas de la saga, haciendo ver que los personajes que interpretaba Clive Turner era el mismo personaje que estaba investigando casos de licantropía de incógnito, pero la cosa no da para más porque ni hay dinero, ni hay talento y mucho menos nociones de cine. Apenas vemos a un hombre lobo, que sólo hará acto de presencia al final, con una transformación morphing estilo de la de Licántropo y un maquillaje inexiste, que básicamente es una careta de plástico. Nunca se llegó a distribuir en nuestro país, lo cual ya nos deja claro que si ni siquiera salió en videoclubs es que la cosa estaba muy mal.

Ya en 1998 nos llegó Aullidos 8: Resurrección, pero esto fue más por parte de la distribuidora de querer colárnosla ya que en su versión original era The strangers. Y en 2001 apareció directamente a DVD Aullidos: el renacimiento (The Howling: Reborn, 2011), la cual, salvo el título, no tiene nada que ver con la saga (¡ni que las anteriores tuvieran algo que ver entre sí!), ni siquiera en los títulos de crédito se menciona que esté basada en alguno de los libros de Gary Brandner, así que no la consideraremos parte de la saga. Una saga que en cada uno de sus nuevos episodios ha ido enfangándose más y más en la inmundicia más absoluta hasta llegar a la zetosa séptima entrega.

viernes, febrero 13, 2015

Las aventuras de Andy Colby

Las aventuras de Andy Colby, Roger Corman, Deborah Brock, Andy Colby's Incredible Adventure, Andy Colby's Incredible Adventure

Si había una distribuidora que me diera repelús a la hora de alquilar películas en el videoclub esa era Record Vision. Vale, sí, tuvo su momento de gloria cuando sacó Terminator 2, Akira, El señor de las bestias... Mutronics, si me apuras... pero eso no era suficiente para reparar el mal hecho con infinidad de subproductos que mataban neuronas con la misma facilidad que Belén Esteban se destroza el tabique a base de perico. Esta terrible distribuidora tuvo a bien de crear algún subsello, ya que en un primer momento te sacaba todo bajo el nombre de Record Vision, ya fuesen los dibujos animados de Cool McCool o mucho de la Filmation como Blancanieves Christmas, sus subproductos de pseudo acción asiática o el porno de Francois Papillon y la neumática Kascha.

Record Junior acabó siendo el nombre que acogía toda la basurilla infantil/juvenil con la que nos atacaba esta gente. Y por ahí apareció Las aventuras de Andy Colby (también conocida en USA como Andy Colby's Incredible Adventure y en su paso a vídeo como Andy and the Airwave Rangers), la cual cogí en el videoclub algún caluroso día de verano y, la verdad, me dejó poso.

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Andy Colby es un vivaracho crío que tiene que pasar la tarde cuidando de su insufrible hermana pequeña. Y, como buen adolescente de finales de los 80, no se le ocurre mejor forma de pasar el trago que hacer una visita al videoclub y amansar a la fiera. Una vez en el templo de las cintas Beta se topa que el videoclubero no es el tipo de siempre, si no que ahora un señor con cara de tener material prohibido en el disco duro de su ordenador, el cual le muestra una extraña cinta que acaba de llegar. Ni corto ni perezoso, Andy pilla la cinta y, una vez en casa, se dispone a pasar el rato con el visionado de esa extraña película cuando su hermana es absorvida por el televisor y, una vez en el otro lado, raptada por Lord Chroma, un tipo que roba los colores y está dejando su mundo en un triste blanco y negro. Por supuesto que Andy no se quedará de brazos cruzados y embarcará una aventura a través de la pantalla de su televisor.

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Lo cierto es que visto esta sinopsis la cosa puede llegar a sonar mínimamente interesante, pero otra cosa son los hechos y, ¡ay, amigo!, cuando vemos que detrás de Las aventuras de Andy Colby está el mismísimo Roger Corman el tufo empieza a impregnarlo todo. Porque si por algo es conocido este señor es por racanear hasta el último céntimo, interesarle muy poquito los logros artísticos de sus (sub)productos y reciclar hasta la extenuación escenas de sus producciones. Ahí tenemos el caso de Space raiders (Invasores del espacio), que se limito a rodar algunas escenas con algún decorado reciclado y usar las escenas de naves espaciales que había rodado en su día para Los 7 magníficos del espacio, con lo que por el precio de media película tenía una entera y con muchos efectos especiales.
En el caso que hoy nos ocupa la cosa no dista en nada. Una vez que Andy Colby entra en su televisor se dedica a ir de canal en canal como haría años más tarde el bueno de John Ritter en Permanezca en sintonía, pero al final lo que realmente hace es saltar de bazofia y bazofia de Corman. Salvo unos 20 minutos, el resto del metraje es totalmente reciclado. ¡Y eso que la cosa apenas llega a la hora y diez con créditos incluidos!

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Así que lo que vemos es al chaval deambular por Space raiders (again), Los hechiceros del reino perdido, La carrera de la muerte del año 2000 o, en menor medida, Robots asesinos. Sí, en su mayoría estos films tenían por en medio algún niño y lo aprovechan para, mediante un tercermundista croma, insertar a Andy Colby. En el caso de Los hechiceros del reino perdido (Wizards of the Lost Kingdom en su V.O.) es más criminal, porque además del niño hay un señor disfrazado de bicho peludo, con lo que en Las aventuras de Andy Colby se sacan de la manga un personaje muy similar llamado Glitch. Lo que añadido a que las escenas rodadas para la ocasión nos revientan los ojos con unos cromas más cutres que los de Pinnic, TPH Club o en El Club Super 3 en la época del Petri y el Megazero.

Mención aparte que la mayoría de este nuevo material es puramente de relleno, con todas esas escenas con Lord Chroma acosando a la niña. Escenas muy, muy chungas con cierto toque pederasta que hoy en día ni se plantearían hacer. Todo ello en conjunto acaba dejando un mal cuerpo terrible. Todo es muy chabacano, cutre, sórdido y que, aun y así, te produce el mismo efecto de chunguez cerebral que nos daba El planeta imaginario. Aunque eso no sé si es o no bueno en este film no apto para daltónicos.

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Además del mentado Corman, tenemos a Deborah Brock en la dirección. La señora ya había dirigido un año antes Slumber Party Massacre II, también para Corman y su Concorde. Ya en 1991 dirigiría su tercera y última película también para la Concorde, Rock 'n' Roll High School Forever, secuela de Rock and Roll High School, aquella en la que salían los Ramones y, efectivamente, estaba producida por Corman. En esta segunda parte el cast estaba liderado por un decadente Corey Feldman.
Volviendo a Las aventuras de Andy Colby, en el cast nos topábamos alguna que otra cara conocida: John Franklin, el Isaac de Los chicos del maíz; Lara Piper, que luego saldría en la serie Los primeros de la clase; Randy Josselyn, que aquí hacía de Andy Colby y tuvo su momento de gloria con un personaje regular en la primera temporada de Cosas de casa; Jessica Puscas, que la habíamos visto en Frankenstein Hospital General; y Dianne Key, era una de las Bradford en Con ocho basta, además de haberla visto en 1941 de Spielberg

Lo dicho, estamos ante uno de los muchos reciclajes de Corman que, posiblemente, quisiera apuntarse al carro de las producciones infantiles/juveniles donde el protagonista de turno se adentra a un mundo de fantasía como lo hicieran los Bastian de La historia interminable o la Sarah de Dentro del laberinto. Evidentemente éstas dan sopas con hondas a Las aventuras de Andy Colby, que simplemente tiene la función de recordarnos como hubo una época en que cualquier basura era capaz de tener su mercado.



martes, febrero 10, 2015

Doctor Mordrid

Doctor Mordrid, Charles Band, Albert Band, Jeffrey Combs, Jay Acovone, Brian Thompson

Si hay un tema que aparece repetidamente en este blog es el de los superhéroes, pero no de las producciones actuales, totalmente llena de caras conocidas, fajos de billetes en el catering y grandes productoras apoyando el proyecto. Las que molan de verdad son las de finales de los 90 hacia atrás, cuando a pocos estudios le interesaba el género. Básicamente porque los efectos digitales no habían explotado y hacía falta mucha pasta para no caer en el ridículo. Es por eso que hay que destacar el valor de los que se agarraron los machos y tiraron adelante productos que estaban condenados a las migajas de las taquillas cinematográficas en el mejor de los casos.

Quien tenía cierta obsesión con el género era Charles Band. Ya en los 80, cuando los derechos de las adaptaciones Marvel estaban por los suelos y productoras como la Cannon, la 21 Century o hasta Roger Corman podían producir algunas de ellas, se hicieron con los de Doctor Extraño (recordemos que ya se había hecho un telefilm del personaje a finales de los 70). Pero el asunto le costó sacarlo adelante y en el proceso los derechos expiraron. Pero la cabeza pensante de la Empire Pictures sabía aquello de "dolar ahorrado es dolar ganado" y no iba a desperdiciar todo el trabajo realizado, así que, con su nueva Full Moon Productions, con la que había conseguido que la Paramount le distribuyese sus producciones, recicló todo el material y lo modificó lo suficiente para que legalmente nadie le pudiera decir nada, pero no tanto para que el público supiera que estaba delante de una adaptación de Doctor Extraño.


Doctor Mordrid, Charles Band, Albert Band, Jeffrey Combs, Jay Acovone, Brian Thompson

El trasunto de Dr. Extraño aquí se llama Mordrid, un ser de otra dimensión con apariencia humana que lleva en la Tierra siglos, protegiendo al planeta de los posibles peligros que vengan de su dimensión. En una de estas, llega a nuestro planeta Kabal, un prisionero de Mordrid que se ha librado de su prisión y viene dispuesto a abrir una puerta a la cuarta dimensión.

Al final la cosa les quedó mejor de lo esperado. Sin ser un peliculón y notársele cierto tufo a episodio piloto de serie, quedaremos más que satisfechos si disfrutamos de los trucajes clásicos, tramas naif y cierto encanto que nos recordará a lo que nos tragábamos de niños. 

Doctor Mordrid, Charles Band, Albert Band, Jeffrey Combs, Jay Acovone, Brian Thompson

Hace gracia ver como tomaron buena nota de la moda marcada por Batman de darle a la producción una banda sonora grandilocuente para enfatizar la grandeza del héroe, aquí muy en la línea de lo que hizo Elfman para la serie Flash. Grandeza que se empequeñece en el aspecto visual, donde se le notan algunas dificultades, como cuando la acción acontece en una comisaría en la que apenas vemos a 4 policías o el apartamento de Mordrid canta a decorado. Pero ojo, que esto no nos tire atrás las ganas de darle una oportunidad. Cuando la acción pasa a esa otra dimensión, pese a sus limitaciones, los decorados tienen su encanto pulp y los efectos cumplen de sobras, sobre todo la batalla final entre los esqueletos de dos dinosaurios animados en stop motion.

Doctor Mordrid, Charles Band, Albert Band, Jeffrey Combs, Jay Acovone, Brian Thompson

Como era habitual en la casa teníamos un equipo formado por gente habitual en ella. En la banda sonora Richard Band, en los efectos David Allen, todo un experto en el arte del stop motion, el cual había usado en producciones como Cariño, he encogido a los niños, Aullidos, La disparatada parada de los monstruos o los títulos de crédito de Oscar ¡quita las manos!, además de infinidad de producciones de los Band. Y en el guión C. Courtney Joyner, que había escrito en las sagas de Puppet Master o Trancers, además de hacerlo en Curso 1999 o la sobrevalorada Gritos en Oldfield.

En el tema casting tenemos a Jeffrey -Dr. West- Combs; Yvette Nipar, la chica de la serie Robocop; y haciendo de villano Brian Thompson, un especialista en esto de hacer de malo en películas como Cobra, Dragonheart o Noche de miedo 2.

Doctor Mordrid, Charles Band, Albert Band, Jeffrey Combs, Jay Acovone, Brian Thompson

Doctor Mordrid es una serie B muy amable, con una duración mínima que ni llega a los 75 minutos, lo que nos facilita su visionado. Efectos resultones con sabor añejo e ideas lo suficientemente locas como para hacérnoslo pasar pipa. No pasará a la historia, ni nos alegrará la existencia, pero nos dejará un buen sabor de boca en una tarde tonta.