martes, diciembre 31, 2013

Danko: Calor rojo

danko calor rojo, arnold schwarzenegger, james belushi, walter hill

No cabe duda que la época dorada del tito Arnie fueron los 80. Ahí el tío encadenó éxitos de taquilla como el que se marca un combo en el Mortal Kombat. Pero lo mejor de todo es que han quedado como clásicos: Terminator, Depredador, Commando, Conan e, incluso, Perseguido. Desafío total la dejaremos aparte, ya que "oficialmente" es de 1990, pese a que se rodó en el 89 y apesta a cine ochentero en cada uno de su fotogramas.

danko calor rojo, arnold schwarzenegger, james belushi, walter hill

El problema del Chuache es cuando se pasó a la comedia, vale que mucho antes había hecho Cactus Jack, pero su primer acercamiento al género una vez instalado en el star system, fue este Danko: Calo rojo
Vale que esto no es Los gemelos golpean dos veces, algo totalmente ubicado en la risa, pero ya nos plantamos en ese subgénero tan ochentero como es el de las buddy movies (o películas de colegas), en pleno boom gracias al éxito de Límite: 48 horas y Arma letal. Está claro que la comicidad del austriaco es mínima, viendo que en sus papeles anteriores sus diálogos brillaban por su ausencia o por ser mínimos, en Hollywood lo tenían claro. Por eso, todo lo gracioso reside en ese choque cultural entre el ruso duro, frío, calculador y super profesional que tiene que viajar hasta los USA para echar el guante a un compatriota traficante de drogas, con el compañero que le asignan, el prototipo de yanki amigo de los hot dogs y los burguer, de extralimitarse en sus funciones y soltar cuantos más chascarrillos mejor, y si es en el momento más inoportuno tiramos cohetes.

danko calor rojo, arnold schwarzenegger, james belushi, walter hill

Al final eso es con lo que nos quedamos a las puertas de 2014. Y es que si este Danko era motivo de alegría y alborozo cuando la alquilábamos en VHS (atención al cartel tailandés) o la emitía Telecinco en alguna noche aburrida de verano, actualmente la cosa ha quedado para que la programe TVE a la hora de la siesta del domingo después del tortell. Lo que en la época era acción y espectacularidad a raudales, ahora vemos dificultades para que la trama nos interese y rutina hasta la extenuación.

danko calor rojo, arnold schwarzenegger, james belushi, walter hill

En la dirección un clásico de las action movie de los 80 como es Walter Hill (The Warriors, Límite: 48 horas, La presa), que cuando se metió en la comedia (El gran despilfarro) comenzó a flojear y la cosa no le acabó de ir tan bien como en sus inicios. No hay más que ver que el año pasado estrenó aquel bodrio de Stallone llamado Una bala en la cabeza.

Y acompañando a nuestro austriaco favorito un jovencito y delgado Lawrence Fishburne (aquí acreditado como Larry Fishburne), Peter Bolye, el clásico Brion James,
Pruitt Taylor Vince (el tarado de Identidad), Gina Gershon (la mala de Showgirls) y, por supuesto, el resorte cómico del loser de James Belushi en su momento álgido.


danko calor rojo, arnold schwarzenegger, james belushi, walter hill

Como curiosidad, fue la primera película norteamericana en rodar en la Plaza Roja, aunque lo hicieron de forma clandestina, ya que el gobierno ruso ni se dignó a responder a la solicitud de la productora, con lo que pusieron a Arnie en suelo ruso vestido con su vestimenta y un simple cámara grabándolo como si estuvieran haciendo un vídeo de de bodas, bautizos y comuniones. 

martes, diciembre 24, 2013

El día de la bestia

El día de la bestia, Álex de la Iglesia

En un día tan señalado (para algunos) como hoy, igual lo suyo sería tirar por ¡Qué bello es vivir!, Solo en casa y cosas por el estilo, pero que aquí pega más algo como El día de la bestia.
Para algunos la mejor película de Álex de la Iglesia o, como mínimo, de las más redondas (para mí lo es junto a Muertos de risa). No olvidemos su clásico bajón en el último tercio de sus pelis, del que no se libra ni Las brujas de Zugarramurdi.

viernes, diciembre 20, 2013

Los mundos de Coraline

Los mundos de Coraline, Henry Selick

El nuevo milenio no le estaba sentando nada bien a Henry Selick. El gran fracaso de Monkeybone era un escollo difícil de salvar en Hollywood, y más cuando su anterior film, James y el melocotón gigante, tampoco había funcionado bien. Así que iba haciendo pequeñas cosas como la colaboración en Life aquatic con unas escenas en stop motion y su primer chorto en animación 3d, Moongirl.

martes, diciembre 17, 2013

Monkeybone

Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser

Pesadilla antes de Navidad tuvo un éxito discreto si lo comparamos con las otras producciones Disney de la época, aunque el tiempo y (sobretodo) el merchandising acabasen reportando pingües beneficios a las arcas del tito Walt. Rápidamente su director, Henry Selick, se embarco en otro proyecto bajo la técnica del stop motion, James y el melocotón gigante, pero esta vez era algo más personal, no un encargo como lo fue su anterior film. Aunque para ello tuvo que cobijarse bajo el amparo de Tim Burton. La película no llamó demasiado la atención y no tuvo éxito, y Selick le reprochó a Burton su poca ayuda que, básicamente, se limitó a presentar el proyecto a Disney y sanseacabó.
Esto condenó al director al ostracismo durante la segunda mitad de los 90, limitándose a algún chorto y poca cosa más.

 Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser

Ya en el nuevo milenio apareció un cómic llamado Dark town de Kaja Blackley, que, en cuanto cayó en mano de Sellick, vio un material con potencial para ser llevado a la gran pantalla. Aunque su intención era hacerlo totalmente animado, la cosa cambió con la entrada de Chris Columbus, que por la época estaba liado con las primeras entregas de Harry Potter. El guionista de Los Goonies acabó imponiendo la idea de rodar con actores y añadir elementos animados.

Una vez que Dark town fue convertido en guión, pasó a llamarse Monkeybone. Curiosamente el guión venía firmado por Sam Hamm, otro rebotado de Burton, que se encargó del mismo para el Batman de 1989 e hizo lo mismo con el de Batman Returns, aunque este último acabó siendo rechazado por el director y simplemente apareció acreditado en "Story by".

Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser

Stu Miley es un apocado dibujante que crea a Monkeybone, un mono con un fez. Detrás de él tiene un engranaje de representantes, productores y empresas de televisión dispuestas a que su creación tenga serie de animación y miles de muñequitos que generen millones de dólares. Pero el pobre dibujante pasa bastante de estos asuntos y lo único que le preocupa es pedir matrimonio a su novia. Para su mala suerte, el día que va hacerlo tiene un desgraciado accidente que lo deja en coma. Y aunque para todo el mundo está lastrado en una camilla, su mente viaja hasta un mundo repleto de personajes estrafalarios que se alimentan de sus miedos.

 Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser


El principal problema de Monkeybone es que es una mezcla de ideas que en su edición final fueron cercenadas, todo por obra y gracia de Columbus, que se cargó casi media hora. Lo que hace que se note mucho en escenas poco desarrolladas y que quedan en el aire. Además de ese problema, tenemos una bajona cuando la acción pasa a la realidad. Por fortuna la gran mayoría del metraje acontece en el mundo imaginario de los bajos fondos. Lo mismito que le pasaba a Cool world (Una rubia entre dos mundos), título con el que guarda fuertes paralelismos.

Evidentemente, y viniendo de quien viene, el aspecto visual de ese mundo onírico es muy llamativo, aunque hay momentos que parece que han metido una amalgama de personajes que nunca acaban de congeniar, aunque esto también es debido a que utilizaron técnicas diferentes para los personajes (disfraces, animatrónics, stop motion, maquillaje...).
Brendan Fraser tampoco ayuda. Su cara de atontado puede irle bien al Stu taciturno, pero cuando está poseído por Monkeybone y tiene que dar ese aspecto macarrilla chirría con el mismo estrépito que lo haría
Tobey Maguire simulando a Tony Manero.

Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser

El conjunto de personajes no es ajena a su tono. Lo que en un principio puede darnos la impresión de producto para toda la familia da un giro brutal nada más empezar, cuando nos proyectan el episodio piloto de la serie de animación, donde un Stu aniñado se excita viendo a su anciana profesora, con sus flácidos brazos, para seguidamente eyacular al mismísimo Monkeybone. En cambio, el climax final es de una simpleza e infantilismo digna del Disney Channel. 
 
Ojo, que pese a tantos peros el film es una tontería que se deja ver (para luego olvidar) y no se hace demasiado insoportable ya que siempre podemos descubrir personajes escondidos en algún rincón del inframundo (esa escena con Stephen King -que no pudo rodar porque acababa de tener su conocido accidente y buscaron a un doble-, Poe y compañía). Luego, en las secuencias del mundo real, como he comentado, la cosa decae. Y es que el fuerte de Selick nunca fueron las escenas con actores reales.
No he leído Dark town, pero seguro que la cosa hubiera sido más redonda de haberse realizado en su totalidad en animación como era la primera idea de su director.
Monkeybone, Henry Sellick, Brendan Fraser

El film terminó siendo un fracaso estrepitoso. Costó 75 millones de dólares y apenas recaudó 8. Evidentemente eso dejó muy tocados a los implicados. Bridget Fonda hizo un par de pelis más, la mayoría poco o nada destacables, tuvo un grave accidente de coche y se casó con Danny Elfman (¡otra conexión con Tim Burton!) y se retiró de la industria. Por su parte Brendan Fraser tuvo más suerte y ese mismo año empalmó con la secuela de La momia, que tuvo mucho éxito, y El americano impasible, que le reportó muy buenas críticas.
Sam Hamm se asoció con Joe Dante y le escribió Haunted Lighthouse, un mediometraje en 4D para parques de atracciones, y dos capítulos para Masters of Horror, El ejercito de los muertos y El eslavón más débil. Y desde hace 8 años que no se le conoce proyecto. Y a Henry Selick le costaría casi una década sacar adelante otro largo para renacer de sus cenizas. Pero eso ya es otra historia.


jueves, diciembre 12, 2013

Movida en la universidad

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee Aames

Peli mitiquísima de mi infancia. Alquilada varias veces, aunque la carátula de vídeo no fuese tan genial como el cartel cinematográfico (donde se le daba más importancia a Willie Aames por salir en Con ocho basta, que era bastante popular por estas tierras). Aunque eso sí, de haber visto el francés hubiera huido de ella, aunque en su versión para vídeo seduce mucho más. La noche y el día, vamos.

Y eso que nunca he sido amigo de las comedias adolescentes, ni me gusta Desmadre a la americana ni me hace gracia Porky's, con lo que me gustase Movida en la universidad era difícil, pero contaba con un as bajo la manga: tenía elementos fantásticos.

Aquí la cosa va del clásico empollón taciturno de instituto que está especializado en botánica y, a la vez, hace experimentos con ratas. Por unas casualidades de mezclas indeseadas la fórmula con la que experimenta acaba dándole poderes telequinésicos. A partir de ahí, y con la influencia de su amigo del alma, se dedica hacer tropelías con sus poderes.

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee Aames

En principio titulada The wiz kid, pero luego cambiada a Zapped! por ser más fácil de vender al mercado americano, ya que tenían pensado toda la campaña de publicidad que jugaría con la palabra, y luego no tuvieran un céntimo para promocionarla, y aquí directamente Movida en la universidad, pese a que los protagonistas están en último año de instituto y la universidad ni la pisan, como mucho van a un local de una hermandad a aprovecharse de los poderes en una ruleta. Cosas de IVS, la distribuidora

La peli es una revisión de las películas de Kurt Russell para Disney, donde siempre acababa adquiriendo algún poder por accidente y acababa en algún concurso para ayudar a su escuela a pagar las deudas. Pero eso sí, tal y como mandan los cánones de la época, todo trufado por cierto erotismo de varias chicas enseñando las tetas. Pero, pese a este detalle, todo es bastante blanco (el protagonista usa sus poderes para ganar un partido de baseball y cuando es para ganar dinero es por la influencia de su amigo). Si la comparamos con, por ejemplo, Porky's, es mucho más luminosa (casi siempre es de día), aunque no se puede negar que se le nota algo pasada visualmente pese a que se rodó en escenarios reales, concretamente en John Marshall High School, la misma donde se rodó Grease, pero su escaso presupuesto de 2 millones de dólares no daban para mucho más.

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee Aames

Protagonizada por un jovencito Scott Baio, que había empezado muy fuerte con Bugsy Malone de Alan Parker, la serie Días felices y su spin-off, Zorras de Adrian Lyne y La fiebre del patín, para luego centrarse en las series Charles in charge, Mira quien habla y Diagnóstico asesinato. También corrían por ahí Scatman Crothers (que está que se sale como el entrenador del instituto obsesionado por las salchichas y el salami); Heather Graham (que se negó a salir desnuda, con lo que la imagen que sale en paños menores es un mal montaje por lo que acabó denunciando a la productora), que acabó protagonizando una serie con Lee Majors; Robert Mandan, que venía de la serie Enredo; y una pequeña aparición de un clásico de las pelis de estudiantes en la época, Eddie Deezen.


Aunque los actores que han tenido carreras más "llamativas" fueron Willie Aames y Greg Bradford. El primero se hizo popular por ser uno de los hijos de Con ocho basta,  y luego fue la voz de Hank en la serie de Dragones y mazmorras e, incluso, llegamos a tenerlo rodando en nuestra tierra con Goma 2 de Jose Antonio de la Loma junto a Anita Obregón, para luego co-protagonizar junto a Baio Charles in charge. Después de superar adicciones de drogas, depresiones e intentos de suicidio tuvo una aparición mariana al estilo Kirk Cameron y se metió en historias religiosas, sacando dvd's infantiles y haciendo charlas sobre esta temática.
Por su parte Greg Bradford empezó como un bailarín de fondo en Grease. Su flequillo rubio y su cuerpo moldeado en el gimnasio le abrió las puertas (y algo más) a que algún ejecutivo de Hollywood intentara promocionarle y lo metieron en Skatetown. La fiebre del patín junto a Scott Baio y varios años después en Los centinelas de Albert Pyun, para acabar con sus huesos en el oscuro mundo del porno como compositor y operador de cámara bajo el seudónimo Montel Bradford o Brad Gregford, según la ocasión.

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee Aames


Movida en la universidad es un entretenimiento puro y duro, que no destaca por nada, ni por ser demasiado graciosa, ni enseñar mucha carne ni por sus efectos especiales, todos muy rudimentarios con cables y cromas (¿a qué viene la escena de la nave espacial -mezcla de Halcón Milenario y Enterprise- que atraviesa la pecera más allá de llenar metraje?). Pero destila mucha personalidad, con personajes cachondos y simpáticos (¡Viva Scatman Crothers!), una banda sonora tan ochentera como buena, con un final que es la versión cachonda de Carrie (Carrie, 1976). Incluso agradecemos ver los típicos tópicos de pelis de estudiantes con el empollón, la empollona que se quita las gafas y es un pibón, la rubia pija que sale con el universitario que va con un descapotable, profesores que se lían entre ellos, entrenador borrachuzo... ¡están todos!

La mayoría (por no decir todos) los implicados han renegado del film, aunque, con los años, la cosa ha cambiado ya que el film ha ido adquiriendo cierto culto en los USA (ahí están las referencias en Padre de familia o Superfumados). Sin ir más lejos Scott Baio aceptó asistir a un a proyección que montó el mismísimo Eli Roth.

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee Aames

 

Movida en la universidad, Scott Baio, Williee AamesEl paso de Movida en la universidad por las taquillas fue muy de puntillas, recaudó algo más de 15 millones, que sumados a lo que debió sacar en los videoclubs fueron suficientes para que algún lumbrera (básicamente el productor y director de la primera parte, Jeff Apple y Robert J. Rosenthal respectivamente) tuviera a bien parir una tardía secuela ya en los 90. Eso sí, directamente para televisión. Destape en la universidad (Zapped again!, 1990). Aquí ya no tenemos a nadie involucrado de la anterior y el único nexo de unión es que la acción acontece en el mismo instituto (algo muy cogido por los pelos como en Teen Wolf 2). Allí llega un chaval conflictivo que acaba por meterse en el grupo de ciencias y en su local descubre unos zumos que pertenecieron al personaje de Baio, y se supone que es el líquido que da poderes telequinésicos. Actores horrendos (ni por las mini apariciones de Linda Blair y Karen Black se salvan), un protagonista que es tan antipático que esperas que los malos le den una buena tunda, efectos peores que los visto una década atrás, con una trama que se basa por el forro la mitología de la original en una basura hecha cuando el género de adolescentes salidos ya no estaba de moda. Solamente Record Vision podía distribuir este bodrio.

martes, diciembre 10, 2013

La liga de los fantasmas

La liga de los fantasmas, Spökligan, Mats Helge Olsson

Un buen puñado de veces vi esta carátula en el videoclub y nunca la alquilé. Y motivos no me faltaban. Película infantil-juvenil, aventuras de niños, fantasmas... todos esos ingredientes podían hacer un cóctel explosivo para un mocoso como yo, pero algo tendría ese estuche que nunca acababa de convencerme.

Quizá fuese porque en la caja no veía un solo nombre que me sonase o que me diera confianza (y eso que la carátula es increíblemente buena), porque tenía cosas más interesantes a las que dedicarle los veinte duros del alquiler o, simplemente, porque un sexto sentido me alertaba que eso no podía ser bueno.


La liga de los fantasmas, Spökligan, Mats Helge Olsson

Y lo jodido es que tenía razón. Vista ahora, cuando tengo mucha más paciencia que hace 20 años (también ayuda a tener el móvil en una mano y pasar totalmente de la cinta) y que me puedo tragar bastante mierda, solamente puedo pensar que La liga de los fantasmas es uno de los peores engendros que me he tirado a la cara en mi vida.

El asunto va de un grupo de chavales que van al taller del padre de uno de ellos (que, según he entendido, es una especie de estudio de televisión que imagino sería de la productora) a fabricar unos soldaditos de plomo o una chorrada por el estilo. Una vez allí oyen ruidos y comienzan a paranoiarse con historias de fantasmas. Psicósis colectiva, que le llaman.
Pero la realidad es otra. Lejos de haber fantasmas en el taller, lo que hay es un chorizo que, escapando de la policía, se ha refugiado en el local. La historia es que el tipo realmente no es malo, si no que es el cabeza de turco de una banda de contrabandistas de alcohol, y su misión es probar su inocencia a la vez que atrapar a los verdaderos criminales.


La liga de los fantasmas, Spökligan, Mats Helge Olsson

Si con ese argumento es difícil que nos llame la atención, verla es mucho peor. Muchísimo. Toda la película luce una textura parecida al de las clásicas serie europeas de los 80 estilo Ravioli o El pequeño vampiro o hasta me atrevería a decir que exhibe un look más cutre y cochambroso, casi de vídeo.
Y es que me he pasado todo el visionado pensando que era alemana, ya que la edición de aquí no traía ningún tipo de crédito ni al principio ni al final, y era sueca.

Secuencias donde es un plano general y el montaje brilla por su ausencia, un policía que se pasa el día en su comisaria jugando con la zapper de la NES, da igual que sea de noche porque por su ventana se aprecia un sol maravilloso... y así sin parar. Y mucho me temo que los actores ganan con el doblaje, porque verlos en su idioma original debe ser para arrancarse las gónadas a bocados. Todo muy cafre.

La liga de los fantasmas es un producto infecto, deleznable, sin un ápice de interés, que no es que roce lo amateur, es que es amateur. Peeero que detrás tiene a un tipo con una historia mucho más interesante que el mismísimo Ingmar Bergman.


La liga de los fantasmas, Spökligan, Mats Helge Olsson 

A saber porque la gente de la distribuidora la título aquí La liga de los fantasmas, cuando su título original es Spökligan, su traducción sería Fantasmagórico, con lo que por fechas podrían haber jugado con esa palabra podría haberse apuntado un tanto y haber sido un buen anzuelo para los despistados que se pensasen que tenía algo que ver con la película de Ivan Reitman. Cosa que, seguramente, explotarían mucho y bien en su país de origen, pues el hombre que está detrás de esto es Mats Helge Olsson, un sueco que acabó sordo de la cantidad de explosiones que rodó, amigo de rodar mierda putrefacta y más amigo de las exploitation: Animal Protector con un decadente David Carradine (con el que rodó varias películas y se especula si el actor era consciente que intervino en producciones distintas o le hicieron creer que era una única película); Huellas de sangre (Blood tracks), slasher con reminicencias a Las colinas tienen ojos al servicio del grupo musical Easy action y financiada por la Warner; y su obra cumbre The ninja Mission, aquí distribuida como Misión tras el telón de acero, uno de los mayores éxitos económicos en la historia del cine sueco (se estima que llegó a generar 25 millones de euros de la época) y que tuvo distribución internacional a más de 50 países, donde un selecto grupo de ninjas pertenecientes a la CIA (!!!!) ha de lidiar con una peligrosa misión de rescate. Unos años después intentó repetir el éxito con una secuela bastarda, La isla de las águilas y otra de ninjas como The russian ninja (también conocida como The russian terminator), pero la falta de medios y su incapacidad dieron un subproducto difícil de digerir. Evidentemente y como mandan los cánones todas ellas intentando pasar por productos norteamericanos. 


Considerado en su país como el Roger Corman autóctono, otros tiran de la comparación fácil y sobada con Ed Wood, este tipo llegó a rodar en 1974 un western en los fríos parajes suecos titulado The frozen star que no se estrenaría hasta 1977, siendo proyectada solamente en 3 ocasiones. Tan malas fueron las críticas (los actores que hacían de cadáveres no paraban de moverse y se pueden ver los letreros para turistas del set de rodaje, que era un parque temático, además de unos títulos de crédito interminables solo para llegar a la duración de largometraje) que en su última proyección solo asistieron 2 espectadores. Actualmente se cree que la única copia la quemó el propio director.
Con apenas 26 años produjo (y se supone que también dirigió escenas) Sverige åt svenskarna (algo así como Suecia para los suecos) una superproducción ambientada en 1400, con más de 20 mil extras y que tardó más de 3 años en rodarse y acabó siendo el fracaso más importantes en la industria sueca. Tal era el descontrol de la producción que se dice que a muchos actores se les pagó con favores sexuales (sí, con putillas), y las cuentas nunca cuadraron (se estima que costó unos 2,5 millones de euros de la época que hoy serían unos 8 millones de €), lo que hizo que Helge acabará de bruces en la cárcel.

La liga de los fantasmas, Spökligan, Mats Helge OlssonEsto lo llevó al cine de bajo presupuesto y el "gastar poco para recaudar lo mínimo para tener beneficios" por bandera. Y, como suele ser habitual en la serie zetosa y costrosa, se rodeaba de un grupo fiel de colaboradores, entre los que destacaban los "actores" Anders Hellqvist y Mats Huddén, protagonista adulto de La liga de los fantasmas.


Durante años su paradero fue un misterio. Desaparecido del mapa desde mediados de los 90, solamente sacó la cabeza de su escondrijo en 2001 para aparecer como uno de los muchos productores de Esquía como puedas con Skeet Ulrich, Natasha Henstridge, Rick Mayall y Leslie Nielsen. A partir de ahí se lo tragó la tierra.
Ya en la actualidad, su oronda figura está siendo reivindicada por las nuevas generaciones que le dedican retrospectivas en festivales de cine e, incluso, documentales dedicados a su persona y, sobre todo, a The ninja Mission como Regissören som försvann (El director que desapareció) para la televisión sueca. Ahora solo falta que Tarantino se apunte a la fiesta.

jueves, diciembre 05, 2013

Waxwork II (El misterio de los agujeros negros)

Waxwork II (El misterio de los agujeros negros), Anthony Hickox

En 1991 Vestron se iba al garete. Lo que funcionaba en los 80 ya no generaba beneficios. Sus producciones no funcionaban y lo que distribuía menos. Es el caso de Las chicas de la Tierra son fáciles (vehículo para lucimiento de la pareja Jeff Goldblum y Geena Davis y con un primerizo Jim Carrey) que acabó siendo un estrepitoso fracaso.

martes, diciembre 03, 2013

Museo de cera (Waxwork)

Museo de cera, Waxwork, Anthony Hickox, Dana Ashbrook

Vestrom vídeo fue una distribuidora que nació para arreglar los chanchullos de algún directivo de la HBO. El invento funcionó muy bien y, ya a mediados de los 80, saltaron a la producción. Lo que facturaban eran productos de bajo coste que solía funcionar muy bien en los videoclubs. Incluso, de vez en cuando, se permitían algún que otro pelotazo como Dirty Dancing.
Es por esa escasez de medios que tiraban mucho de gente joven, y entre sus filas contaba con un tal Anthony Hickox.

Hickox venía de su Inglaterra natal con un chorto bajo el brazo y la bendición de Michael White, productor del Rocky Horror Show teatral y derivados. Una vez allí tuvo la fortuna de estrellarse con el productor Staffan Ahrenberg, al que le dio un guión escrito en 3 días. Después de moverlo por todas las productoras la única que lo acogió fue la Vestrom.

Museo de cera, Waxwork, Anthony Hickox, Dana Ashbrook

El guión era, evidentemente, Waxwork. Para hacerla realidad se contactó con el protagonista de Gremlins, Zach Galligan, de la que Hickox era fan. Pero el actor no acababa de verlo claro y se pensaba que Hickox era otro de los muchos charlatanes que pueblan Hollywood, además de tener entre manos un guión con diálogos demasiado ingleses, con frases poco creíbles para salir de la boca de un grupo de chavales norteamericanos.
Finalmente el actor acabó aceptando, entre otras razones para poder coincidir con Patrick McNee, que estaba en el cast. Por eso y porque Hickox venía de una importante estirpe de cineastas. Su abuelo, Arthur Rank, fundó la Rank Organisation, que dio el pistoletazo de salida a la industria cinematográfica inglesa; padre, Douglas Hickox, había sido director de Matar o no matar con Vincent Price o Brannigan con John Wayne; y su madre, Anne V. Coates, era una prestigiosa montadora (Masters del Universo, Un romance muy peligroso) que había ganado un Oscar por su edición en Lawrence de Arabia.

Para el resto del elenco lo más gracioso eran las incorporaciones de Deborah Foreman y Michelle Johnson, que lejos de ser elecciones puramente artísticas, eran el oscuro objeto del deseo de Hickox y simplemente las escogió por si querían salami.
Además teníamos un resto de reparto muy apañado: David Warner (evidentemente el malo de la película), John Rhys-Davies (un clásico en la saga de Indiana Jones y el Gimli de El señor de los anillos), J. Kenneth Campbell (el poli cabrón de ¡Alto! O mi madre dispara), Dana Ashbrook (el Bobby de Twin Peaks), Miles O'Keeffe (el Ator de la saga Ator el poderoso),  y un pequeño papel del propio director.

Museo de cera, Waxwork, Anthony Hickox, Dana Ashbrook

En el clásico y apacible pueblecito norteamericano de postal inauguran un museo de cera. Un grupo de chicos reciben la invitación para un pase privado a medianoche. Una vez allí descubren que el museo está dedicado a recrear escenas de crímenes de asesinatos célebres. Por aquellas cosas de la vida cada uno de los jóvenes acaba entrando en el diorama de cada escena y, una vez dentro, todo cobra vida.

Museo de cera, Waxwork, Anthony Hickox, Dana Ashbrook

Si por algo es recordada Museo de cera es por su generoso gore. No hay más que recordar la escena del hombre lobo (que no es que tenga precisamente una transformación para tirar cohetes, y menos si la comparamos con Un hombre lobo americano en Londres o Aullidos, la cúspide de las transformaciones licántropas), que aplasta una cabeza y corta por la mitad a su víctima. También es muy recordado el fragmento de los vampiros, con el tipo atado a una camilla con la pierna abierta en canal y la escena de la cena, donde comen carne cruda, que realmente eran ciruelas y jarabe de maíz.
Y no solo de sangre y vísceras vive el fandom, las referencias siempre cuentan y la película tiene muchas, desde las ya comentadas de licántropos y vampiros, hay que añadir momias, muertos vivientes,el fantasma de la ópera, la criatura de Frankestein y muchos más que salen en el apoteósico final.

Museo de cera, Waxwork, Anthony Hickox, Dana Ashbrook

La película es muy agradecida, terror y sangre, mucha sangre, y con algún toque de humor negro. Y para el poco presupuesto con el que contaron (muchos de los extras eran técnicos y secretarias de alguno de los productores porque no tenían dinero para más), los efectos lucen al máximo, todo maquillaje y látex del de toda la vida. Un pequeño clásico que no es ajeno al culto que se le procesa.