Si algo tenían las, ahora tan reivindicadas, películas de los 80 eran una carátulas maravillosas. Posiblemente porque les interesaba la explotación del mercado videoclubero y la mejor manera de llamar nuestra atención entre tanto estuche era impactarnos por los ojos. Luego la peli sería un pufo o vaya usted a saber, pero nosotros habíamos caído de cuatro patas y habíamos pasado por caja, que era de lo que se trataba.
Uno se quedaba maravillado/impactado con carteles como el
de Rabia de Cronenberg, o con cositas tan minimalistas pero, a la vez,
tan malrolleras como el de Los chicos del maíz. Que te quedabas ahí,
totalmente absorto, pensando en algo puramente terrorífico y aunque luego la
cosa era muy "asá".
Precisamente eso pasa con Angustia en el hospital central (con un chanante Visiting hours en su versión original). Esa carátula la tuve en mis manos cientos de veces y me dejaba maravillado. Sin saber nada de ella, sin leer la sinópsis, sin tener ni idea de su cast o director. Me tenía subyugado. Con la carátula me bastaba para saber que, con esa imagen como reclamo, la peli no podía ser mala. Peeeero... nunca me atreví a darle al play.
No sé porqué, posiblemente por mi mente calenturienta,
siempre la había ubicado en el slasher, y cual es mi sorpresa que me
topo ante un maloliente thriller caducado y fuera de temporada.
Caducado porque uno no puede más que frotarse los ojos pensando que la película, lejos de facturarse en los 80, la rodaron en los 70. Toda su estética y forma de rodarse debieron verse, en la época, totalmente desfasadas y anticuadas.
Caducado porque uno no puede más que frotarse los ojos pensando que la película, lejos de facturarse en los 80, la rodaron en los 70. Toda su estética y forma de rodarse debieron verse, en la época, totalmente desfasadas y anticuadas.
Que nadie espere gore o sangre a borbotones. Por otro lado tiene un toquecillo sórdido y sucio (dado, sobre todo, por el personaje de Michael Ironside), además de misógino. Cosa que la elevó al selecto grupo de las primeras video nasty. Todas estas "cualidades" no hacen otra cosa que asociarla inevitablemente con Maniac. Pero eso sí, el film de William Lustig se mea en la cara de Angustia en el hospital central.
Aparte del mentado Michael Ironside, que acabó en el rodaje ya que los productores eran los mismos que algunas de las primeras películas de Cronenberg, entre ellas Scanners que él mismo protagonizó, tenemos a un William -Capitán Kirk- Shatner en horas bastantes bajas y con un rol casi anecdótico. Porque sí, porque en está producción canadiense todo parece anecdótico, con personajes que rayan la deficiencia mental tomando decisiones estúpidas como ellas solas. Sin duda, su guionista, Brian Taggert (autor de cositas nada desdeñables como Se busca vivo o muerto con Rutger Hauer o la infravalorada Poltergeist III), no estuvo demasiado inspirado.
Y eso que parece que haya un tímido intento por hacer una trama intrigante con ese psicópata que va matando a la gente a la par que les hace una foto en el momento, todo muy El fotógrafo del pánico. Pero todo ello se queda muy en el aire y entramos en un "corre, corre, que te pillo" sin gracia alguna.
Al final, como buen ejemplo ochentero, nos quedamos con su carátula y poco más. Como mínimo ya es mucho más que muchas cintas actuales.
Al final, como buen ejemplo ochentero, nos quedamos con su carátula y poco más. Como mínimo ya es mucho más que muchas cintas actuales.
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