No hace ni 25 años que en la tele apenas teníamos dos o tres canales (según el tema autonómico que nos tocara). Podría decir aquello que con solo esos canales teníamos mejor programación que la actual TDT, pero no voy por ahí.
La cuestión es que en 1990 aterrizaron las privadas, y Telecinco y
Antena 3 (Canal Plus era otro rollo) se repartieron el pastel de la
televisión moderna. La cadena procedente de Italia era todo colorido y
alegría con sus Mama Chicho, Emilio Aragón y Erotísimo.
La cuestión es que nos descubrieron el pressing catch, con mogollón de
personajes con carisma testosteronada: el Último Guerrero, el poli loco,
Mister Perfecto, Terremoto Earthwake... y, por supuesto, Hulk Hogan.
Este tipo con exceso de rayos uva y pelo ralo no nos era desconocido, ya lo habíamos visto en la tercera parte de Rocky y en algún capítulo de El equipo A junto a su colega Mr. T.
Seguramente por la fama que tenía en la época, Lauren Films no se lo debió pensar dos veces cuando tuvo la oportunida de distribuir Suburban Commando y presentarla en el Festival de Sitges de aquel 1991. Y eso que la película tiene telita.
Cuandi ví la cinta en las estanterías del videoclub no me lo pensé dos veces: a la saca. !Error!, que dirían en el anuncio de cierta compañía de seguros. Y tal era el horror de la cinta que mi cerebro, muy inteligentemente, la borró de mi memoría.
Por lo demás es una película sumamente ridícula, con una
trama mínima que engancha un cúmulo de situaciones presuntamente
graciosas del extraterrestre de Hogan interactuando con los terrícolas.
Efectivamente, todo muy manido.
Uno de los muchos problemas de la cinta es Burt Kennedy, su director, un
señor que en la época ya contaba con 60 años y, en su mayoría, había
rodado westerns (alguno con John Wayne). A lo que yo me pregunto, ¿qué
mente pensante de la New Line se le ocurrió que ese señor con semejante
currículum era la elección más adecuada para dirigir un producto juvenil
con efectos especiales?
En este apartado, el de los efectos, es cuando vemos su
condición de serie B de muy bajos vuelos y que, por los pelos, no se
queda en Z.
Como mucho salvar el monstruo final que no deja de ser un señor disfrazado, pero que, su diseño recuerda, muy lejanamente, al de la criatura del pantano de Una pandilla alucinante.
Como mucho salvar el monstruo final que no deja de ser un señor disfrazado, pero que, su diseño recuerda, muy lejanamente, al de la criatura del pantano de Una pandilla alucinante.
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