Hacía más de una década que por la cabeza me venían imágenes perdidas de un programa televisivo que veía por las mañanas en televisión. Lo recordaba muy vagamente, pero a la mente me venías flashes de la realización de un programa de televisión hecho por niños y/o adolescentes a los que con mucha asiduidad les tiraban a la cabeza un cubo con algún líquido viscoso.
Pero una de las cosas que me dejaban alucinado es que de vez en cuando alguien del programa se dirigía a la cámara y nos daba a elegir entre dos opciones, según lo que eligiésemos debíamos tocar un botón u otro de los que aparecían en pantalla. En la época yo tendría 10 añitos pero ya era más que consciente que aquello era un rollo patatero porque ni el programa era en directo y mucho menos era de aquí y ni un crío se tragaría lo de tocar un botón en la pantalla. ¡Pura televisión interactiva! Pero claro, con tan pocos datos conseguir sacar el título era una misión imposible, así que ya llevaba años resignado, dando por hecho que nunca me enteraría con que programa me entretenía antes de ir al colegio a las 9 de la mañana. Hasta que, el otro día, visitando una de esas webs americanas que taaaanto me gustan que se dedican a meter imágenes retro/vintage, sobre todo de los 80, me encuentro la foto que hay un poco más abajo y mi cerebro comienza acosarme con flashbacks. El programa se llamaba You Can't Do That on Television y estuvo en antena desde 1979 hasta 1990 en las pantallas canadienses para pasar al Nickelodeon americano. Los 30 minutos de duración se abrían con unas animaciones puramenteTerry Gilliam y era un compendio de gags y bromas hechas por chavales que cada vez que decían "no lo sé" les caía encima el chorrazo viscoso. Después de bastante investigación di con el título con el que se pasó por estas tierras: Això no pot fer-se per televisió. Se emitió los mediodías del verano de 1990 en la 2 (Tv2) en su desconexión en Catalunya, aunque yo lo descubriría allá por el 91 a las 7.30 de la mañana, así que es normal que el texto comentado le sonará a chino a todo el mundo. Entre otras cosas porque a esas horas y encima emitiéndose por la 2 en el circuito catalán como que no debía tener muchos seguidores. Aunque hay que decir que un año antes, en verano de 1990 se emitía al mediodía. Los noventa acababan de empezar y todavía no eramos conscientes que todo aquel mundo preadolescente y lleno de jolgorio y felicidad se acabaría; una época que mascábamos chicles Cheiw, teníamos nuestros caramelos Chimos, Chispas era nuestra primera colonia (tanta "CH" en los nombres de esos productos me hacen pensar que había una mano negra detrás de todo) y todavía no nos habíamos preguntado porqué las tías de Friends siempre van empitonadas (entre otras cosas porque la serie aun no existía).
Principios de los 90. A TimBurton le sonrie la vida, su carrera ha sido un crescendo que desemboca en convertirlo en elWaltDisneyde los emos, hasta estuvo en negociaciones para construir un parque de atracciones temático sobre su obra. La cuestión que es un día recibió un guión firmado por AdamResnick y ChrisElliott, dos guionistas que habían hecho fortuna escribiendo para El show de David Letterman y, sobre todo, creando la serie de culto Búscate la vida (Get a life), de la que Elliotttambién era el protagonista.
La historia trataba en clave de comedia las desventuras de un chico bien que por un despiste acaba formando parte de la tripulación de un barco de mala muerte compuesta por borrachuzos. En su estancia en la nave se convertirá en el bufón de abordo, a la vez que se topará con extraños seres como Chocki (hijo de un hombre y un tiburón), gigantes de hielo y demás fauna mitológica. A Burton no le interesó demasiado el guión, al menos para dirigirlo (decía que si él la dirigía sería demasiado cara); pero básicamente porque se veía bastante claro que sería un paso atrás hacer un film que estaba más cerca de La gran aventura de PeeWee que de EdWood. Pese a todo accedió producirla junta a su socia de entonces, Denise Di Novi. La película fue producida por Disneyporque tenían a Burtondetrás, pero cuando vieron la película se echaron las manos a la cabeza. El propio Burtonno quedó nada satisfecho del resultado. Lo que hizo que la dejaran bastante de lado y la estrenaron de forma muy minoritaria, lo que propició el desastre, apenas recaudó 4 millones de dólares de los 10 que costó. Aquí ni se dignaron a estrenarlo en cines y salió directamente a VHS. Una de las curiosidades del film es la cantidad de gente perteneciente al mundo Burtonque colaboró en él: la banda sonora es deSteveBartek(que tiene toques del Elfmande la época de Pesadilla antes de Navidad), que había estado junto con DannyElfman en OingoBoingo y le había hecho los arreglos de varias bandas sonoras; el vestuario era de gente que participó en Eduardo Manostijeras; o la actuación de MikeStarr, que poco después aparecería en EdWood. Hablando del reparto, bizarrísimo: Brion James, RussTamblyn, David Letterman y un cameo de AlfredMolina. Caos en altas mar (Cabinboy, 1994) tiene un argumento tan chorra que haría las delicias de cualquier consumidor de los telefilms propios que emite en la actualidad DisneyChannel, pero por suerte es tan corta (no llega ni a la hora y cuarto) que apenas molesta y su estética camp es lo que nos ayuda a seguir el visionado. Muchas maquetas, stopmotion, fondos pintados, maquillajes que cantan bastante pero que tienen mucha gracia. Algo como lo que pasaba en Bitelchúspero no tan conseguido. Para fans de los primeros trabajos de Burtony de la vis cómica deChrisElliott.
La figura de Papá Noel, Santa Claus, Babbo Natale o como queramos llamarle ha sido más que explotada en el género de terror. Desde la archiconocida saga de Noche de paz, noche de muerte, pasando por Navidades negras o las menos conocidas Noche infernal o No abrir antes de Navidad. Pero pese a esta retahíla de títulos, la figura más ancestral del personaje, sus orígenes, no habían sido explotados.
Se podría decir que en sus inicios (exceptuando THX 1138) la carrera cinematográfica de GeorgeLucas estuvo marcada por los éxitos, ya fuese como director (StarWars) o productor (Indiana Jones). Pero al parecer al amigo Georgeno le iba mucho lo de dirigir y se dedicó a delegar, quedándose en la retaguardia, ya fuese como productor o creando argumentos. Y con esta táctica las cosas le siguieron saliendo bien hasta que se encontró con este Howard... un nuevo héroe, aunque popularmente, entre coleguillas, se le conoce más por Howard el pato.
Howardtheduck, surgido de la mente de SteveGerbery dibujado por ValMayerik, apareció por primera vez en las páginas impresas a finales de 1973. El cómic hablaba de un planeta llamado Duckworld, donde patos antropomórficos viven a sus anchas. En él vive nuestro amigo Howard, que por culpa de un demonio llamado Thog acaba en la Tierra viviendo con Beberly, una chica humana. Como las ventas de los cómics, pese a tener cierto culto, no eran muy buenas, que el autor se estaba pasando con la crítica social y no se le ocurrió otra cosa que meter un puticlub en las historietas, Marvello sacó de la publicación. Éste, aparte de demandar a la editorial, se alió con JackKirby y sacó DestroyerDuck, básicamente para sufragar los gastos del juicio contra la editorial. A todo esto Disneyentra en escena, las similitudes entre Howardy el pato Donaldson más que evidentes, y ante la amenaza de la productora, Marvelacepta retocar lo suficiente al personaje para que no recuerde tanto a Donald. Allá por 1975 Lucastuvo la idea de llevar el cómic a la gran pantalla, pero por problemas de derechos la producción no se inició hasta pasada una década. Ya en mitad de los 80 le encargó el proyecto a su colega Gloria Katz (guionista de AmericanGraffitie Indiana Jones y el templo maldito), que junto a WillardHuyck, que acabaría siendo el director del film, escribió el libreto. Y aunque curiosamente la primera intención era que el film fuese en animación, la necesidad de Universal para sacar una producción que reventase el verano de 1986 transformó la producción en un film de imagen real, convirtiéndose en la primera adaptación de un personaje Marvelal cine (los Spidermans, Hulksy compañía deNicholasHammondyLouFerrigno, eran telefilms y series de tv por mucho que aquí se estrenaran en cines). Howardes un film que nos puede hacer gracia por el factor nostalgia, pero siendo claros y quitándonos los sentimentalismos de tiempos pasados está claro que es una mala película. Empezando por la tergiversación del personaje original, ya sea por su carácter como por su apariencia física (y eso que los trajes del pato costaron 2 millones de dólares) que no se parecía lo más mínimo al de los cómics. A eso añadirle que los efectos especiales, en general y pese a estar la ILMdetrás, son bastante ramplones, dándole al conjunto cierto tufo a Los cazafantasmas, pero con efectos peores. Por no hablar de los cambios de dimensiones en las escenas donde Howard deja de ser un enanito disfrazado para ser un animatrónic (¿alguién dijo la escena que lo desnudan en la comisaría?) o en la escena del ultraligero que según el plano Howard mide 90 centímetros o metro y medio. Como adaptación es un insulto, la típica infantilización para todos los públicos en la que se dejaron el toque cínico en la papelera. Aunque también entiendo que no se van a dejar millones en una producción dirigida a las masas con un protagonista que va a incomodar al gran público como era el Howard en papel. Es por eso que me sorprenden que fuesen capaces de meter escenas con cierto contenido sexual. Sí, hablo de esas dos escenas que todos tenemos en mente: cuando Howard atraviesa las paredes al principio del metraje donde aparece una pata en pelotas duchándose (de chaval rompí la cinta tanto rebobinar y poner esta escena que me descojonaba) y (¡claro que sí!) la escena zoofílica entre el pato y Lea Thompson condón incluido. Aunque a su favor mencionaré el maquillaje de JeffreyJones, que es realmente muy bueno por mucho que al final de su transformación acaba convirtiéndose en una especie de Bitelchús. Y que por muy flojos que sean los efectos, prefiero estos trucajes clásicos a la infografía actual. La idea era crear una franquicia, prueba de ello es que Lea Thompson firmó por tres películas de la saga, pero el fracaso económico chafó los planes. Acostumbrados a que las producciones de Lucasreventaran las taquillas, con Howard... un nuevo héroe se llevó un buen revés, ya que le costó Dios y ayuda recuperar los casi 40 millones de dólares que se gastaron ella, consiguiendo un beneficio de apenas 1 millón. La película es mala, sin duda, pero no deja de ser un clásico de los 80. El fracaso de Howardle supuso a nuestro amigo Georgebastante quebraderos de cabeza de nivel económico. Tantos que se vio obligado a vender a una división de Lucasfilmllamada Pixara un tal SteveJobspor 5 millones de dólares. El resto es historia.
Debut en las tareas de director de Dan Aykroyden este film con un espantoso título impuesto por la distribuidora de turno a partir del original, Nothing but Trouble. Curiosamente en nuestro país apareció una década después otro film con el mismo título, dirigido por Barry Sonnenfeld y con Tim Allen. Un bodrio, vamos.
Pero sigamos con el film de Aykroyd, uno de esos actores a los que nunca he llegado a entender cual era su gracia, lo mismo que me pasa con el protagonista del film, Chevy Chase. ¿De verdad este tío tiene gracia? Hombre, hay que decir que John Carpenter llegó a decir que era su actor favorito, ahí lo dejo. Chevy Chase es un millonetis de la bolsa que un buen día conoce a una primeriza Demi Moore y con intención de ligársela se la lleva junto a unos amigos a Atlantic city. Pero pese a su BMW último modelo y su sistema de GPS acaban perdiéndose en una extraña localidad de minas de carbón llamada Valkenvania. Dentro del pueblo cometen una infracción de tráfico y en su intento de huida acaban siendo capturado por el policía del pueblo, que los lleva ante el juez Alvin Valkenheiser, un vejestorio de más de cien años que los acaba encerrando en su casa y haciéndoles la vida imposible. El gran lío es un yo me lo guiso, yo me lo como por parte de Aykroyd y su troupe. Empezando por la historia, escrita conjuntamente con su hermano Peter, que está basada en una experiencia real que tuvo cuando fue detenido por una falta leve y llevado a un juzgado esa misma noche en un pueblo de esos perdidos. Además de reservarse el papel del juez Valkenheiser y del deforme Bobo, dos personajes bañados en capas y capas de maquillaje que lo hacían casi irreconocible. Luego el cast, toda una reunión de esa remesa de cómicos canadienses que acabaron en el Saturday nigh live: el propio Aykroyd, Chevy Chase, Jon Candy oValri Bromfield. Y, como no podía ser de otra forma en la mayoría de películas comentadas en este blog, El gran lío significó un fracaso mayúsculo. Con un presupuesto muy alto para la época (y más para ser una comedia con toques fantásticos) de 40 millones de dólares apenas consiguió recaudar menos de 10. Este fracaso condenó a que en muchos países acabase estrenándose directamente a vídeo, como en nuestra tierra, cosa que se nota mucho en su poco cuidado doblaje. Quién sabe que parte de culpa pudo tener un sosísimo trailer o un cartel muy poco inspirado (el cartel alternativo mola mucho más, obra de Boris Vallejo, que ya había hecho algunos para pelis de laNational Lampoon). Con todos estos ingredientes uno puede pensar que la película es un bodrio, pero eso no es así. Para empezar nos encontramos con la clásica película del grupo que se pierde en un pueblo lleno de tarados (estilo La matanza de Texaso Deliverance) pero pasado por el túrmix humorístico de Aykroyd, aunque, todo hay que decirlo, su humor no es que sea fetén precisamente. En general el tipo se las suele gastar con un estilo grotesco como la escena donde el juez se come un hot dog o la nariz con forma de prepucio que luce. O sea, que a ese género de supervivencia le dan un golpe de tuerca humorístico que no se había explotado. Los maquillajes y, sobre todo, el diseño de producción, son de primera, simplemente echando un ojo al interior de la casa del juez nos damos cuenta del nivel de detalles que llegaron a tener, además de todos los alrededores de la casa que es una mezcla entre chatarrería gigante y parque de atracciones en decadencia. En definitiva, que si uno es capaz de olvidarse que el protagonista es Chevy Chase (cosa que, por otro lado, aquí no molesta en absoluto porque el tío está muy controlado) se le puede sacar chicha. Eso sí, se nota que la cosa no la acababan de tener clara porque el final es raro, raro, raro.
Las aventuras de Rocky y Bullwinkle (o lo que es lo mismo, TheRockyandBullwinkle Show) es una serie de animación estadounidense que tuvo mucho éxito allá por los 60. Desconozco si la serie se emitió por estas tierras, al menos hasta la década pasada, que pasó a formar parte de la programación de el Club Super 3.
Hace unas reseñas comentaba la fijación de Fred Dekker por escribir y/o dirigir películas llenas de referencias, y otro que es experto en estos menesteres es Joe Dante. Parece que pocos se acuerdan, pero hubo una vez que Tom Hanks no era ese actor oscarizado y el chico que toda madre quisiera tener como yerno, si no que se montaba sus comedietas, algunas más afortunadas (Esta casa es una ruina, Big) y otras no tanto (Lo que cuenta es el final, Dos sabuesos despistados), y vivía de ellas hasta que hizo esa película que tiene nombre de queso para untar y se reconvirtió al actor made in USA que conocemos hoy en día.
Un tren del metro de Buenos Aires desaparece, nadie sabe que ha sido de él ni donde está. Además, los semáforos de las instalaciones comienzan a dar señales erróneas, pese a que no pasa ningún tren marcan un prohibido el paso como si pasara un convoy por las vías. Nadie tiene ni idea de lo que está pasando en las entrañas de Buenos Aires, hasta que aparece un joven topólogo que comienza a desarrollar una hipótesis de lo que ha sucedido.
Se suele decir que esta película fue la que hundió la carrera de Russell Mulcahy. Hombre, yo siempre he pensado que Los inmortales II ya le asestó un golpe durísimo, pero sí que es cierto que La Sombra fue su última oportunidad de codearse con las grandes producciones de Hollywood.
El personaje de La Sombra nació a principios de los años 30 donde consiguió su máxima popularidad gracias a los seriales radiofónicos, en los que llegó a participar Orson Welles. Más tarde, cuando se decidió que pasase a protagonizar historias en las revistas pulp, fue cuando se contrató a Walter B. Gibson para que las escribiese. Ya en aquella época el personaje fue llevado a la gran pantalla con las clásicas mediocridades de la época y un serial de la Columbia. Tuvieron que pasar 50 años para volver a verlo en los cines, eso sí en una gran producción que no escatimaba en medios. Al parecer, el productor Martin Bregman tenía los derechos del personaje y quería rodarla, pero, después de una década buscando al director adecuado, no acababa de poner en marcha el proyecto. Hasta que se le ocurrió darle la riendas a Russell Mulcahy, al que ya le había producido Seducción peligrosa y Extremadamente peligrosa. Que viendo esos títulos no sé como no se dio cuenta que contratar a Mulcahy sí era realmente peligroso. Lamont Cranston es un personaje que vive en el Tibet entre bacanales gracias a ser el rey del opio de la zona, hasta que es secuestrado por un moje que, con la intención de reformarlo, le enseña a desaparecer literalmente y convertirse en invisible, y a controlar la mente de las personas. Una vez rehabilitado volverá a Nueva York, donde se hace pasar por un multimillonario playboy mientras por las noches combate el crimen bajo los rasgos de La Sombra. Uno de los aspectos que quizá más se criticó fue la elección de Alec Baldwin para encarnar al protagonista, cosa que me parece bastante acertada. Vale que Baldwin no es Al Pacino, pero para hacer de chico-percha en una peli de superhéroes vamos más que sobrados. El resto del equipo estaba a la misma o a más altura, con un reparto lleno de caras conocidas: Ian McKellen, Penelope Ann Miller, Jonathan Winters, Peter Boyle, Tim Curry e incluso una mini aparición de nuestro vicioso favorito, Max Wright. El vestuario era obra de Bob Ringwood (Dune, Batman, Batman Returns...), la música de Jerry Goldsmith y el guión de un David Koepp que estaba en alza (Parque Jurásico, The paper). Y desde luego todos estos apartados lucen con luz propia, hago incapié en los fabulosos decorados que nos transportan a los años 30, repletos de edificios, coches y cualquier detalle que se nos pase por la cabeza que pudiera haber en la época. Los efectos especiales también son destacables, sobre todo tratándose de mediados de los 90, cuando la infografía comenzaba a dar sus primeros pasos en las grandes producciones hollywoodenses. Como he comentado, la película fue una gran superproducción en la que no se escatimaron medios, peeeero eso no se reflejó en la taquilla donde apenas recuperó los 40 millones de su presupuesto. El batacazo fue mayúsculo ya que la Universal creía tener entre manos una franquicia del estilo Batman. Y al igual que ésta salió con una campaña de merchandising bastante importante, desde la clásica colección de figuras articuladas de la mano de Kenner (que aquí no llegaron), cómics o máquinas de pinball. Pero más curioso me parece el caso del videojuego que programó Ocean para la SuperNintendo, que acabó siendo cancelado por culpa del fracaso de la película. Pero, si tenía un reparto de campanillas, sus efectos eran buenos y la recreación de los años 30 fabulosa, ¿por qué fracasó? Básicamente por dos razones. La primera, La Sombra tiene el hándicap de que es aburridísima. La historia es cansina y soporífera, faltándole la épica de todo superhéroe que se precie. Y segundo, los personajes de cómic estilo reto no interesan para nada a las audiencias. Ahí tenemos Doc Savage, Rocketeer, Dick TracyoThe Phantom, que se estrenaría un par de años después. En la actualidad, con toda esa avalancha de superhéroes que estamos sufriendo podemos ver como hay dos divisiones. Los de primera, los Supermán, Batman, Spiderman... que son conocidos y queridos por todos. Y los de segunda, personajes que no tienen ese nivel de popularidad. Por ejemplo ni Thor ni El capitán América y mucho menos Green Lantern han recaudado lo que se esperaba de ellas, y si no han fracasado es porque los estudios se han dejado muchos millones en campañas de publicidad. Después de el descalabro de la película, Mulcahy rodó Soldado, una serie B con Dolph Lundgren; a partir de ahí se dedicó a rodar para televisión episodios de series (Historias de la cripta, Queer as Folk USA...) y telefilms (El coleccionista de novias, La isla misteriosa...) y de vez en cuando asomaba la cabeza en la gran pantalla (La sombra del farón, Resurrección...), aunque, en general, no eran muy apreciadas por el público. Es por eso que me sorprendió mucho cuando le dieron la silla de director en la tercera parte (y la peor) de la saga Resident Evil. Aun y así, y pese al éxito del film, la carrera del director australiano volvió a encauzarse en el mundo televisivo.
Vale, lo reconozco, ChristopherLambert me cae simpaticón. Que sí, como actor es pésimo y su filmografía no es que esté plagada de obras maestras precisamente, pero eso de esos (malos) actores de la liga de Lundgren, Seagal y compañíaque me parecen cuanto menos entrañables. Resurrección la fui a ver al cine y, la verdad, no salí con mala impresión. El film da lo que promete, alguna escena truculenta, un psicópata chiflado y a Lambertponiendo cara de Lambert mientras hace sus pesquisas.
Mi teoría es la siguiente, Lambertse fue un buen día al cine con su señora, su amigo imaginario, su amante, su perro o con quien le diera la gana. Se metió en la sala donde proyectaban Seveny salió en éxtasis. "Yo hubiera matado por protagonizar Seven", debió pensar. Y ni corto ni perezoso llamó a BradMirman, su hombre de confianza que ya había escrito guiones para su lucimiento (Jaque al asesino, Los inmortales III, The piano player, Gideon y Absolon), y le debió decir "desarróllame un guión donde hago de poli atormentado y me dedico a perseguir a un psicópata que va matando al personal mientras me deja pistas". Y una vez con el guión acabado solamente era cuestión de buscar un director. Y para esa función nadie mejor que RussellMulcahy, que había tenido su subidón de la mano de Lambertcon Los inmortales y llevaba un tiempo de capa caída. Sin duda nos encontramos ante uno de esos casos de plagio que no se veía desde la época que los italianos saqueaban cualquier éxito llegado desde USA (Tiburón 3, Alien 2...). No solamente el argumento sigue a rajatabla el del film de Fincher, es que hasta copian toda la estética videoclipera con lluvia constante. No contento con ello hasta ficharon a LelandOrser, que tenía un papelillo en Seven(además sale David Cronenberg haciendo un minúsculo papel, supongo que por amiguismo con el director). Pese a lo trillada que está, su increíble cúmulo de clichés la peli es mucho más que soportable, y eso es lo que la engrandece aun más. Que pese a darnos lo mismo de siempre, te mantiene 100 minutos distraido. Es más, antes de revisarla me viSeveny tengo que decir que me sigue sin gustar, quizá por su rollo más ambicioso y con esa sensación de que quieren reinventar el género (que por otra parte sí hicieron). En cambio Resurrección me parece un divertimento más agradable de ver y bastante más desenfadado. Con un presupuesto no excesivamenteolgado el film funcionó. Solamente en Spain recaudó más de 5 millones de euros. ¿Es que se fue todo el personal en masa a ver la última de Lambertaquel verano de 1999? Nos debimos pensar que en el 2000 el mundo acabaría y ver la peli de Lambert expiaría nuestros pecados, vaya usted a saber.
El cuarto deseo, también conocida por estos lares como Darby O'Gill y el rey de los duendes a partir de los pases televisivos, fue una de las primeras películas de Sean Connery (y según dicen la que llamó la atención de Broccolipara que lo fichará para encarnar a James Bond) y la primera que rodaba en Hollywood.
Quien iba a decir que con este remedo de Los goonies comenzaríamos a saber que no solamente las cintas de vídeo y de casete podían ser vírgenes o que los hombres lobos tienen pelotas.
Fred Dekker siempre se ha caracterizado por ser un homenajeador. House, una casa alucinante, su primer guión, tenía que ser un cúmulo de referencias a las clásicas obras de casas encantadas (aunque luego S. Cunningham hiciera de las suyas y le metiera bastante humor), y su primera incursión como director, El terror llama a su puerta, está repleta de guiños al mundillo. Con lo que su siguiente película no podía ser menos. Una pandilla alucinante es otro pastiche como los que se hacían Abbott y Costello en los 40, pero eso sí, aquí todo tiene más gracia y bastante buen gusto, además de unos medios más generosos. Aquí la cosa va de un grupo de chavales, autollamados la pandilla del monstruo, que están obsesionados con ellos, ven pelis de Jason y leen a Stephen King. En una de estas descubren que Drácula, el hombre lobo y compañía existen. Y no sólo eso, si no que están conspirando para envolver el mundo entre tinieblas. Su única oportunidad es encontrar un talismán que cada 100 años es capaz de abrir una puerta al limbo, donde han de encerrar a los monstruos. Una pandilla alucinante funciona maravillosamente bien, tanto como exploitation de Los goonies (Dios nos libre de no hacer la comparación de cualquier peli protagonizada por un grupo de niños con el film de Richard Donner -¿alguién dijo Super 8?-), con la que guardan la coincidencia de tener a Mary Ellen Trainor haciendo de madre de los protagonistas, teniendo la suficiente mala leche para meter unos monstruos más aterradores en un film juvenil. Dekker no se andaba con chiquitas, nos metía muertes, la transformación de un hombre lobo la mar de dolorosa (no es Un hombre lobo americano en Londres pero no nos importa), Drácula partiendo cuellos al final o a éste mismo a medio transformar cuando ha sido alcanzado por un disparo, por no hablar del prólogo, que debía imponer en su momento. Además que teníamos guiños a esas conversaciones que teníamos de niños: "¿Quién ganaría en un combate entre Stallone y Schwarzenegger?" o "¿Que le pasa a un hombre lobo si lo reventamos con dinamita?" Pues aquí nos dan la respuesta.
Otra versión del cartel, más chanante pero menos comercial
Pero no todo han de ser buenas nuevas. Tiene sus puntos negativos, totalmente de cara a la galería. ¿Qué demonios hace Van Helsing levantando el pulgar al final? O el efecto babosil de convertirnos a Frankie en amigos de los niños, por no sacar a relucir lo trillado de poner diferentes estereotipos de personajes en la pandilla (el gordo, el malote...). Seguramente todo esto serían más imposiciones de la producción (ahí estaba Rob Cohen, productor de Perseguidoy director de Pánico en el túnel y Triple X; y Peter Hyams, director de Permanezca en sintonía), como el hecho que le obligasen a no superar los 90 minutos. Uno de los puntos fuertes de la película es la ambientación y sus decorados y, sobre todo, los maquillajes. Pero claro, teniendo a Stan Winston detrás de éstos no podía ser menos. Uno de los problemas con los que se encontró el equipo de Winston es que no tenían los derechos para usar los diseños de los monstruos como aparecían en las pelis de la Universal y tuvieron que resideñarlo del todo. Aunque la verdad, muy originales a la hora de rediseñarlos no fueron. La momia y Gillman (más conocido como la criatura de la Laguna Negra) están geniales, aunque curiosamente son los monstruos que menos juego dan, uno es un pez y el otro un amasijo de polvo y vendas (¿de verdad alguien tiene miedo de la momia?). Drácula es Drácula y no tiene mucho misterio, pero el hombre lobo ya está más cogido por los pelos, se le nota demasiado que de busto para arriba es una estructura que no deja al actor mover la cabeza. Aunque nos parezca mentira la película fue un fracaso en la taquilla americana (de los 15 millones que se gastaron apenas recuperaron 4), pero fue con su distribución en vídeo cuando comenzó a generar simpatías (que no culto) que la convirtieron en una cinta de cabecera para infantes y adolescentes de la época. Prueba de ello es la edición en DVD que apareció en zona 1 con sus dos discos repletos de extras. Aquí los amigos de Suevia nos la metieron doblada con esa edición tirando a regulera, donde el documental que en la edición yanki duraba 90 minutos lo han cortado a escasa media hora y se han comido los comentarios en audio, todo ello rematado con una espantosa carátula que parece una mala fotocopia a color. Esto es África, señores.