Pero Lehman tenía un as guardado bajo la manga. Su primera película había sido Escuela de jóvenes asesinos, que estaba producida por Denise Di Novi y que en la época era socia de Tim Burton, produciéndole Eduardo Manostijeras, Batman vuelve y Pesadilla antes de Navidad (ésta dirigida por Henry Sellick). Por lo que pensaron que si el propio Burton les apadrinaba el proyecto les resultaría más fácil conseguir financiación. Lo que ellos no contaban es que el director de Sleepy Hollow se enamoraría del borrador de 140 páginas que le hicieron llegar. Hasta el punto que rechazó dirigir Mary Reilly (entre otras cosas porque Tri-Star quería imponerle a Julia Roberts mientras él quería a Winona Ryder) y aceptó dirigir el libreto sin cambiar ni una coma. Aunque como veremos luego, sí se acabaron haciendo modificaciones.
Para Bela Lugosi eligió a Martin Landau, ya que al igual que el protagonista del Drácula de Browning, había tenido altibajos en su carrera y eso le ayudaría a entender al personaje. Pero el actor, siendo consciente que Lugosi era carne de burla e imitación, sólo aceptaría el papel si el maquillaje funcionaba. Así que decidieron hacer una prueba con el maquillador Rick Baker y Stefan Czapsky, director de fotografía. En este punto es donde la historia difiere. Según el propio Burton, se dieron cuenta que no tenían material de Lugosi en color, por lo que no sabían de qué color eran sus ojos a lo que decidieron que el film tenía que ser en blanco y negro. En cambio, la versión de Karaszewski dice que el maquillaje no acaba de convertir a Landau en Lugosi, hasta que a uno de los monitores le quitaron el color.
Sea como fuese, el maquillaje de Landau/Lugosi fue el que acabó por imponer la idea que la película debía rodarse en blanco y negro.
Aunque muy posiblemente el nombre que más llama su atención es el de Danny Elfman y es por su ausencia. Al parecer el compositor y Burton tuvieron sus roces durante Pesadilla antes de Navidad y partieron peras, siendo Howard Shore el que se encargase de la banda sonora. A día de hoy se hace difícil por donde hubiera tirado Elfman, pero más difícil es imaginarse la película sin otro soundtrack.
Columbia había aceptado producirla pero cuando Burton les dijo que se haría en blanco y negro intentaron persuadirle diciéndole que la rodase en color y en postproducción estudiarían si la pasarían a ByN. Burton quería control absoluto y decidió romper con el estudio llevando el proyecto a Disney, que en la época acababa de producirle Pesadilla antes de Navidad y se comprometió a lanzarla bajo su sello Touchstone, en blanco y negro, con el director cobrando un porcentaje de la recaudación y con un presupuesto de 18 millones de dólares.
Se deja muy de lado su ocaso entre alcoholismo, cine porno y novelas baratas. Básicamente el personaje más negativo vendría a ser un Lugosi drogadicto y totalmente apartado de los grandes estudios. Personaje éste también retratado con poca fidelidad.
Y es que, sin duda, estamos ante su mejor película (que nunca igualará). Es muy evidente que la relación Wood-Lugosi fue lo que más le atrajo del proyecto, seguramente sintiéndose identificado con su vínculo con Vincent Price (¿algún día verá la luz aquel Conversations with Vincent?). Y es que la película se centra en ese periodo de la vida del director de Glen or Glenda, siendo una versión muy libre a nivel biográfico, algo hecho totalmente a propósito. Muy criticado fue el encuentro entre Wood y Orson Welles, ya que éste último lucia un aspecto no acorde a la época. Y es que ambos directores nunca llegaron a coincidir, y todo es más una secuencia casi poética para presenciar ese choque entre (según algunos) mejor y peor director de la historia, que parece surgido de la mente alucinada de Wood en plena barra de bar. Y es que la línea que separa lo bueno y lo malo es muy fina. Demasiado. El propio Burton decía que si una obra tiene elementos que identifican a su autor es que tiene un valor.
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