jueves, septiembre 15, 2011

No matarás... al vecino

No matarás... al vecino, Tom Hanks, Joe Dante
Hace unas reseñas
comentaba la fijación de Fred Dekker por escribir y/o dirigir películas llenas de referencias, y otro que es experto en estos menesteres es Joe Dante.

Parece que pocos se acuerdan, pero hubo una vez que Tom Hanks no era ese actor oscarizado y el chico que toda madre quisiera tener como yerno, si no que se montaba sus comedietas, algunas más afortunadas (Esta casa es una ruina, Big) y otras no tanto (Lo que cuenta es el final, Dos sabuesos despistados), y vivía de ellas hasta que hizo esa película que tiene nombre de queso para untar y se reconvirtió al actor made in USA que conocemos hoy en día.

martes, septiembre 13, 2011

Moebius

Moebius, Gustavo Mosquera
Un tren del metro de Buenos Aires desaparece, nadie sabe que ha sido de él ni donde está. Además, los semáforos de las instalaciones comienzan a dar señales erróneas, pese a que no pasa ningún tren marcan un prohibido el paso como si pasara un convoy por las vías.
Nadie tiene ni idea de lo que está pasando en las entrañas de Buenos Aires, hasta que aparece un joven topólogo que comienza a desarrollar una hipótesis de lo que ha sucedido.

jueves, septiembre 08, 2011

La Sombra

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
Se suele decir que esta película fue la que hundió la carrera de Russell Mulcahy. Hombre, yo siempre he pensado que Los inmortales II ya le asestó un golpe durísimo, pero sí que es cierto que La Sombra fue su última oportunidad de codearse con las grandes producciones de Hollywood.

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
El personaje de La Sombra nació a principios de los años 30 donde consiguió su máxima popularidad gracias a los seriales radiofónicos, en los que llegó a participar Orson Welles. Más tarde, cuando se decidió que pasase a protagonizar historias en las revistas pulp, fue cuando se contrató a Walter B. Gibson para que las escribiese.
Ya en aquella época el personaje fue llevado a la gran pantalla con las clásicas mediocridades de la época y un serial de la Columbia.

Tuvieron que pasar 50 años para volver a verlo en los cines, eso sí en una gran producción que no escatimaba en medios.
Al parecer, el productor Martin Bregman tenía los derechos del personaje y quería rodarla, pero, después de una década buscando al director adecuado, no acababa de poner en marcha el proyecto. Hasta que se le ocurrió darle la riendas a Russell Mulcahy, al que ya le había producido Seducción peligrosa y Extremadamente peligrosa. Que viendo esos títulos no sé como no se dio cuenta que contratar a Mulcahy sí era realmente peligroso.

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
Lamont Cranston es un personaje que vive en el Tibet entre bacanales gracias a ser el rey del opio de la zona, hasta que es secuestrado por un moje que, con la intención de reformarlo, le enseña a desaparecer literalmente y convertirse en invisible, y a controlar la mente de las personas. Una vez rehabilitado volverá a Nueva York, donde se hace pasar por un multimillonario playboy mientras por las noches combate el crimen bajo los rasgos de La Sombra.

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
Uno de los aspectos que quizá más se criticó fue la elección de Alec Baldwin para encarnar al protagonista, cosa que me parece bastante acertada. Vale que Baldwin no es Al Pacino, pero para hacer de chico-percha en una peli de superhéroes vamos más que sobrados.

El resto del equipo estaba a la misma o a más altura, con un reparto lleno de caras conocidas: Ian McKellen, Penelope Ann Miller, Jonathan Winters, Peter Boyle, Tim Curry e incluso una mini aparición de nuestro vicioso favorito, Max Wright.

El vestuario era obra de Bob Ringwood (Dune, Batman, Batman Returns...), la música de Jerry Goldsmith y el guión de un David Koepp que estaba en alza (Parque Jurásico, The paper). Y desde luego todos estos apartados lucen con luz propia, hago incapié en los fabulosos decorados que nos transportan a los años 30, repletos de edificios, coches y cualquier detalle que se nos pase por la cabeza que pudiera haber en la época. Los efectos especiales también son destacables, sobre todo tratándose de mediados de los 90, cuando la infografía comenzaba a dar sus primeros pasos en las grandes producciones hollywoodenses.

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
Como he comentado, la película fue una gran superproducción en la que no se escatimaron medios, peeeero eso no se reflejó en la taquilla donde apenas recuperó los 40 millones de su presupuesto. El batacazo fue mayúsculo ya que la Universal creía tener entre manos una franquicia del estilo Batman. Y al igual que ésta salió con una campaña de merchandising bastante importante, desde la clásica colección de figuras articuladas de la mano de Kenner (que aquí no llegaron), cómics o máquinas de pinball. Pero más curioso me parece el caso del videojuego que programó Ocean para la SuperNintendo, que acabó siendo cancelado por culpa del fracaso de la película.

Pero, si tenía un reparto de campanillas, sus efectos eran buenos y la recreación de los años 30 fabulosa, ¿por qué fracasó? Básicamente por dos razones. La primera, La Sombra tiene el hándicap de que es aburridísima. La historia es cansina y soporífera, faltándole la épica de todo superhéroe que se precie.
Y segundo, los personajes de cómic estilo reto no interesan para nada a las audiencias. Ahí tenemos Doc Savage, Rocketeer, Dick Tracy o The Phantom, que se estrenaría un par de años después. En la actualidad, con toda esa avalancha de superhéroes que estamos sufriendo podemos ver como hay dos divisiones. Los de primera, los Supermán, Batman, Spiderman... que son conocidos y queridos por todos. Y los de segunda, personajes que no tienen ese nivel de popularidad. Por ejemplo ni Thor ni El capitán América y mucho menos Green Lantern han recaudado lo que se esperaba de ellas, y si no han fracasado es porque los estudios se han dejado muchos millones en campañas de publicidad.

La Sombra, The Shadow, Alec Baldwin, Russell Mulcahy
Después de el descalabro de la película, Mulcahy rodó Soldado, una serie B con Dolph Lundgren; a partir de ahí se dedicó a rodar para televisión episodios de series (Historias de la cripta, Queer as Folk USA...) y telefilms (El coleccionista de novias, La isla misteriosa...) y de vez en cuando asomaba la cabeza en la gran pantalla (La sombra del farón, Resurrección...), aunque, en general, no eran muy apreciadas por el público.
Es por eso que me sorprendió mucho cuando le dieron la silla de director en la tercera parte (y la peor) de la saga Resident Evil. Aun y así, y pese al éxito del film, la carrera del director australiano volvió a encauzarse en el mundo televisivo.

martes, septiembre 06, 2011

Resurrección

Resurrección, Christopher Lambert, Russell Mulcahy, Ressurrection
Vale, lo reconozco, Christopher Lambert me cae simpaticón. Que sí, como actor es pésimo y su filmografía no es que esté plagada de obras maestras precisamente, pero eso de esos (malos) actores de la liga de Lundgren, Seagal y compañía que me parecen cuanto menos entrañables. 
Resurrección la fui a ver al cine y, la verdad, no salí con mala impresión. El film da lo que promete, alguna escena truculenta, un psicópata chiflado y a Lambert poniendo cara de Lambert mientras hace sus pesquisas.

Resurrección, Christopher Lambert, Russell Mulcahy, Ressurrection

Mi teoría es la siguiente, Lambert se fue un buen día al cine con su señora, su amigo imaginario, su amante, su perro o con quien le diera la gana. Se metió en la sala donde proyectaban Seven y salió en éxtasis. "Yo hubiera matado por protagonizar Seven", debió pensar. Y ni corto ni perezoso llamó a Brad Mirman, su hombre de confianza que ya había escrito guiones para su lucimiento (Jaque al asesino, Los inmortales III, The piano player, Gideon y Absolon), y le debió decir "desarróllame un guión donde hago de poli atormentado y me dedico a perseguir a un psicópata que va matando al personal mientras me deja pistas".


Y una vez con el guión acabado solamente era cuestión de buscar un director. Y para esa función nadie mejor que Russell Mulcahy, que había tenido su subidón de la mano de Lambert con Los inmortales y llevaba un tiempo de capa caída.

Resurrección, Christopher Lambert, Russell Mulcahy, Ressurrection
Sin duda nos encontramos ante uno de esos casos de plagio que no se veía desde la época que los italianos saqueaban cualquier éxito llegado desde USA (Tiburón 3, Alien 2...). No solamente el argumento sigue a rajatabla el del film de Fincher, es que hasta copian toda la estética videoclipera con lluvia constante.
No contento con ello hasta ficharon a Leland Orser, que tenía un papelillo en Seven (además sale David Cronenberg haciendo un minúsculo papel, supongo que por amiguismo con el director).

Resurrección, Christopher Lambert, Russell Mulcahy, Ressurrection
Pese a lo trillada que está, su increíble cúmulo de clichés la peli es mucho más que soportable, y eso es lo que la engrandece aun más. Que pese a darnos lo mismo de siempre, te mantiene 100 minutos distraido. Es más, antes de revisarla me vi Seven y tengo que decir que me sigue sin gustar, quizá por su rollo más ambicioso y con esa sensación de que quieren reinventar el género (que por otra parte sí hicieron). En cambio Resurrección me parece un divertimento más agradable de ver y bastante más desenfadado.

Con un presupuesto no excesivamente olgado el film funcionó. Solamente en Spain recaudó más de 5 millones de euros. ¿Es que se fue todo el personal en masa a ver la última de Lambert aquel verano de 1999? Nos debimos pensar que en el 2000 el mundo acabaría y ver la peli de Lambert expiaría nuestros pecados, vaya usted a saber.


jueves, septiembre 01, 2011

El cuarto deseo

El cuarto deseo, Disney, Sean Connery, Robert StevensonEl cuarto deseo, también conocida por estos lares como Darby O'Gill y el rey de los duendes a partir de los pases televisivos, fue una de las primeras películas de Sean Connery (y según dicen la que llamó la atención de Broccoli para que lo fichará para encarnar a James Bond) y la primera que rodaba en Hollywood.

martes, agosto 30, 2011

Una pandilla alucinante

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Quien iba a decir que con este remedo de Los goonies comenzaríamos a saber que no solamente las cintas de vídeo y de casete podían ser vírgenes o que los hombres lobos tienen pelotas.

Fred Dekker siempre se ha caracterizado por ser un homenajeador. House, una casa alucinante, su primer guión, tenía que ser un cúmulo de referencias a las clásicas obras de casas encantadas (aunque luego S. Cunningham hiciera de las suyas y le metiera bastante humor), y su primera incursión como director, El terror llama a su puerta, está repleta de guiños al mundillo.
Con lo que su siguiente película no podía ser menos. Una pandilla alucinante es otro pastiche como los que se hacían Abbott y Costello en los 40, pero eso sí, aquí todo tiene más gracia y bastante buen gusto, además de unos medios más generosos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Aquí la cosa va de un grupo de chavales, autollamados la pandilla del monstruo, que están obsesionados con ellos, ven pelis de Jason y leen a Stephen King. En una de estas descubren que Drácula, el hombre lobo y compañía existen. Y no sólo eso, si no que están conspirando para envolver el mundo entre tinieblas.
Su única oportunidad es encontrar un talismán que cada 100 años es capaz de abrir una puerta al limbo, donde han de encerrar a los monstruos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Una pandilla alucinante funciona maravillosamente bien, tanto como exploitation de Los goonies (Dios nos libre de no hacer la comparación de cualquier peli protagonizada por un grupo de niños con el film de Richard Donner -¿alguién dijo Super 8?-), con la que guardan la coincidencia de tener a Mary Ellen Trainor haciendo de madre de los protagonistas, teniendo la suficiente mala leche para meter unos monstruos más aterradores en un film juvenil.
Dekker no se andaba con chiquitas, nos metía muertes, la transformación de un hombre lobo la mar de dolorosa (no es Un hombre lobo americano en Londres pero no nos importa), Drácula partiendo cuellos al final o a éste mismo a medio transformar cuando ha sido alcanzado por un disparo, por no hablar del prólogo, que debía imponer en su momento.

Además que teníamos guiños a esas conversaciones que teníamos de niños: "¿Quién ganaría en un combate entre Stallone y Schwarzenegger?" o "¿Que le pasa a un hombre lobo si lo reventamos con dinamita?" Pues aquí nos dan la respuesta.


Una pandilla alucinante, Fred Dekker Otra versión del cartel, más chanante pero menos comercial

Pero no todo han de ser buenas nuevas. Tiene sus puntos negativos, totalmente de cara a la galería. ¿Qué demonios hace Van Helsing levantando el pulgar al final? O el efecto babosil de convertirnos a Frankie en amigos de los niños, por no sacar a relucir lo trillado de poner diferentes estereotipos de personajes en la pandilla (el gordo, el malote...). Seguramente todo esto serían más imposiciones de la producción (ahí estaba Rob Cohen, productor de Perseguido y director de Pánico en el túnel y Triple X; y Peter Hyams, director de Permanezca en sintonía), como el hecho que le obligasen a no superar los 90 minutos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Uno de los puntos fuertes de la película es la ambientación y sus decorados y, sobre todo, los maquillajes. Pero claro, teniendo a Stan Winston detrás de éstos no podía ser menos.
Uno de los problemas con los que se encontró el equipo de Winston es que no tenían los derechos para usar los diseños de los monstruos como aparecían en las pelis de la Universal y tuvieron que resideñarlo del todo. Aunque la verdad, muy originales a la hora de rediseñarlos no fueron.
La momia y Gillman (más conocido como la criatura de la Laguna Negra) están geniales, aunque curiosamente son los monstruos que menos juego dan, uno es un pez y el otro un amasijo de polvo y vendas (¿de verdad alguien tiene miedo de la momia?). Drácula es Drácula y no tiene mucho misterio, pero el hombre lobo ya está más cogido por los pelos, se le nota demasiado que de busto para arriba es una estructura que no deja al actor mover la cabeza.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Aunque nos parezca mentira la película fue un fracaso en la taquilla americana (de los 15 millones que se gastaron apenas recuperaron 4), pero fue con su distribución en vídeo cuando comenzó a generar simpatías (que no culto) que la convirtieron en una cinta de cabecera para infantes y adolescentes de la época. Prueba de ello es la edición en DVD que apareció en zona 1 con sus dos discos repletos de extras. Aquí los amigos de Suevia nos la metieron doblada con esa edición tirando a regulera, donde el documental que en la edición yanki duraba 90 minutos lo han cortado a escasa media hora y se han comido los comentarios en audio, todo ello rematado con una espantosa carátula que parece una mala fotocopia a color. Esto es África, señores.

miércoles, agosto 24, 2011

Jo, ¡qué noche!

Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,
Que a partir de Taxi driver fue cuando el nombre de Scorsese adquirió notoriedad es más que evidente. Después vino un gran fracaso como New York, New York; Toro salvaje le valió excelentes críticas pero no fue un bombazo en taquilla precisamente (apenas recuperó el presupuesto) y El rey de la comedia fue otro gran fracaso comercial. Así que con todo eso, el estatus de Scorsese, tal como la entienden los productores de Hollywood, es decir, lo recaudado en taquilla, era cuanto menos incomodo. A todo eso hay que añadirle que su adicción a las drogas y sus depresiones no le ayudaban en demasía.

Su siguiente proyecto era conseguir financiación para un proyecto muy personal: La última tentación de Cristo. Y a punto estuvo de conseguirlo en el 83, pero el alto presupuesto que consideraba necesario (todavía estaba fresco la debacle de la United Artist con La puerta del cielo de Cimino) y, sobre todo, las presiones de grupos integristas hicieron que la Paramount congelase el rodaje que pensaba producirle.

Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,
La siguiente idea del director fue recuperar un guión que había recibido tiempo atrás de las manos de Amy Robinson, productora que había hecho sus pinitos como actriz en Malas calles. Robinson, juntamente con Griffin Dunne (Un hombre lobo americano en Londres), había comprado el guión a Joseph Minion, que lo había escrito como trabajo de carrera cuando cursaba en la universidad de Columbia.

En un primer momento Robinson y Dunne, conscientes que Scorsese estaba liado con La última tentación de Cristo y que si se rodaba la película no contarían con mucho presupuesto, pensaron el contratar algún directo primerizo. Y eso es lo que hicieron después de ver un chorto de la Disney filmado en stop motion y en blanco y negro. El chorto era Vincent y el director Tim Burton. Pero cuando el futuro director de Batman se enteró que Scorsese volvía a tener interés en rodarla decidió abandonar el proyecto.

Curiosamente, un año después, Griffin protagonizaría un episodio de la nueva tanda episodios de La hora de Alfred Hitchcock dirigido por Burton: El jarrón, basado en una historia de Ray Bradbury desarrollada por Michael McDowell y Larry Wilson, que años después serían los guionistas de Bitelchús.

Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,
Con Scorsese como director consiguieron un acuerdo Fox Classics para que les pusieran el dinero, unos 3.5 millones, con lo que nos encontrábamos una producción bastante modesta.

Pese a tener un presupuesto ajustado Scorsese consiguió un cast muy extenso: el propio Griffin Dunne se reservó el papel de protagonista, Rossana Arquette (con un doblaje en castellano que clavaba la voz original de la actriz), Linda Fiorentino, Teri Garr (Las locas peripecias de un señor mamá), Dick Miller (indispensable en la filmo de Joe Dante), Bronson Pinchot (el primo Balki de Primos lejanos), Catherine O'Hara y John Heard (que unos años después interpretarían a los padres de Macaulay Culkin en Solo en casa) y la pareja CheechChong, que en aquella época vivían sus días de gloria con sus pelis de porreros.


Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,Cartel polaco del film

Después que el guión fuera reescrito por Julien y el propio Scorsese y se cambiara el título original, de Liar pasó a A night in Soho hasta el definitivo After hours (ya sabemos que el que puso el título en castellano se quedó a gusto), empezaba a rodaje que duraría las siguientes 40 noches en New York.

Uno de los problemas que se encontró el director era su final. En un principio Griffin Dune era protegido de sus perseguidores por la mujer que encuentra en el club, haciendo que éste se metiera en su útero y luego era dado a luz en medio de una calle de Manhattan donde el protagonista aparecía desnudo.
Pero en unos pases privados que hizo Scorsese a sus amigos Spielberg, De Palma y compañía les consultó sobre como terminar el film. El propio Spielberg sugería la idea que la furgoneta donde estaba el protagonista abriera las puertas y éste cayera al suelo rompiéndose y mostrando que dentro de la estatua no había nada.
Pero fue Michael Powell (director de El fotógrafo del pánico) el que sugirió el final que acabaría siendo definitivo. Para poder rodar este final tuvieron que conseguir 4 días más de rodaje y algo de presupuesto extra, con lo que el presupuesto final alcanzó los 4,5 millones de dólares.

Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,
El film nos mete en la vida anodina de un yuppie ochentero que una noche entabla una charla con una recién desconocida. El personaje, que vemos que es un hombre gris, en un acto de valentía, llama a la chica por teléfono y queda con ella esa noche. A partir de ahí comenzará a dar tumbos por una ciudad que duerme y donde aflora su fauna nocturna, metiéndose en líos (involuntarios) y conociendo a personajes estrambóticos que le harán volverse loco por momentos. Todo un descenso a los infiernos con la única intención de llegar a casa.

Jo, ¡qué noche!, After hours, Martin Scorsese, Griffin Dunne, Rossana Arquette,
Scorsese no es santo de mi devoción, por mucho que la gente me hable de sus películas de mafias (genero que, por otro lado, no me llama nada), pero salvo The big shavejuas!) y sobre todo este After hours la cosa cambia.
El film es sin duda un emblema de los 80 (todo acentuado con la fantástica banda sonora de Howard Shore), viéndola uno puede meterse de lleno en esa década, que parece una versión pesadillesca de la Alicia de Carroll. Todo ese inicio a bordo de la steadycam que parece que busque a su víctima y con solamente 5 minutos de presentación del personaje principal ya lo tenemos totalmente trazado como el empleado gris que no le interesa para nada su labor diaria y esté deseando escapar de ésta.
Todo el film destila un montaje muy en la boga de los videoclips de los 80 (travellings incluidos), además de tener una cantidad de planos detalles que enriquecen todo el metraje con esos planos de relojes, auriculares de teléfono, las llaves cayendo al asfalto, el famoso billete de 20 dólares volando por la ventanilla y que acaba formando de una escultura hecha de papel y yeso...

La película sin ser un gran éxito de taquilla consiguió triplicar su presupuesto y consiguió varios premios, entre ellos la Palma de oro al mejor director en Cannes.
Aunque no es oro todo lo que reluce, y el film se vio salpicado por la polémica. Al parecer, gran parte de la trama como algunos de sus diálogos fueron descaradamente plagiados de un monólogo de 1982 llamado Liar de un artista norteamericano llamado Joe Frank. Todo el encuentro entre el protagonista y una chica, la artista que hace pisapapeles con forma de bollo relleno de crema, el billete que vuela por la ventanilla del taxi... todo formaba parte del monólogo Liar. Al parecer la cosa no llegó demasiado lejos, ya que los productores se encargaron de apoquinar unos cuantos billetes al autor original antes que el tema acabase en los tribunales.
La cosa acabó teniendo como víctima al guionista Joseph Minion, que, después de tener una prometedora carrera como guionista, terminó apartado de Hollywood, apenas escribiendo algunos libretos de películas no demasiado reconocidas (Besos de vampiro, Motorama).

miércoles, agosto 17, 2011

Piratas

Piratas, Roman Polanski, Walter Matthau
"Ya se sabe, cuanto mayor es un presupuesto, más problemas hay". Sin duda Polanski sabía muy bien lo que se decía con este comentario sobre Piratas.
Pero recapitulemos. El proyecto de Piratas nace a mediados de los 70, justo después del estreno de Chinatown. El éxito de ésta animó a Polanski a sacarse de la manga una mega proyecto ambientado entre bucaneros y ron, pero el presupuesto acordado de 14 millones de dólares hizo dudar a la Paramount y el film acabó en manos de la United Artist.

En un primer momento Jack Nicholson debía ser el protagonista y el propio Polanski le daría la réplica como compañero de aventuras, pero a la United Artist no le hacía mucha gracia que el polaco fuese co-protagonista y se lo quitó de la cabeza. Así que entre estos dimes y diretes y que Nicholson estaba de subidón y pedía un millón y medio, el proyecto quedó paralizado durante una década.

Piratas, Roman Polanski, Walter Matthau
A mediados de los 80, después de todo el affair de la violación de Polanski a una menor y su posterior exilio a tierras galas, el fracaso económico de El quimérico inquilino y el resurgir a nivel de prestigio con Tess, resucita el proyecto de Piratas que había co-escrito junto a su colaborador habitual, Gérard Brach.

Nicholson estaba metido con El honor de los Prizzi con lo que había que cambiar al protagonista. Después de sondear a Michael Caine (que ya debía estar cansado de piratas después de la mediocre La isla) se acabó contratando a Walter Matthau. Para su compañero de aventuras, y siendo consciente Polanski que ya no tenía edad para el papel, se contrató al debutante Cris Campion, cantante de bajos vuelos en un grupo de moda francés llamado Koeur's. Y para el capitán español se seleccionó a Timothy Dalton, pero éste acabó saliendo de la producción por desavenencias con Polanski y su papel recayó en manos de Damien Thomas.

Piratas, Roman Polanski, Walter Matthau
La producción comenzó a andar envuelta en todo tipos de lujos: Mathau (que consideró el trabajo unas "vacaciones pagadas") cobró 4 millones, la gente viajaba en primera clase dirección a Túnez, el hotel del equipo técnico era de lo más lujosos que se podía encontrar, un navío de 14.000 toneladas se construyó gracias a 600 trabajadores, como era normal en Polanski se saltó a la torera el plan de trabajo y el rodaje se alargó hasta la extenuación, haciendo que los representantes de los productores se personaran en el rodaje para discutir con el director, que cogió las maletas y se volvió a su casa paralizando el rodaje durante dos semanas, o lo que es lo mismo, pagando la estancia de los actores y técnicos por no hacer nada, cosa que elevó en casi un millón más a la financiación... en definitiva, que el presupuesto acabó en unos astronómicos 40 millones de dólares. Para hacernos una idea, en el mismo año Top Gun costó 15 millones o Aliens 19.

Piratas, Roman Polanski, Walter MatthauPolanski viendo los ingresos que cosechó

Piratas acabó llevándose un estruendoso fracaso en taquilla (apenas recaudó 6 millones) y críticas lamentables.
Pero ¿es tan mala la película? Mala, lo que se dice mala, no es. Ahora bien, es un producto tan vacuo y vacío que parece mentira que haya salido de la mente de Polanski. El film es muy aburrido, practicamente no pasa nada (la distribuidora eliminó alguna que otra escena de acción para que el público se aburriera y fuese al bar del cine a consumir) y la trama es una estupidez. Aun y así hay que reconocerle que se adelantó un par de décadas en muchos detallitos a Piratas del Caribe, y que Matthau, que aquí ejerce de una versión budspenceriana de el capitán Garfio, siempre es agradable de ver y más cuando le dan esos ramalazos de Capitán Haddock. Aunque eso no es escusa para perder el tiempo con este Polanski. Huid de ella, insensatos.

miércoles, agosto 10, 2011

KITT 2000

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
Me sigo asombrando de la capacidad que tiene la televisión para el reciclaje. Que en pleno año 2011 Telecinco nos acribille con la enésima reposición de El coche fantástico es digno de elogio.
Y aunque ahora le tenga un poco de asco a la serie, reconozco que en el momento de su estreno en estas tierras, allá por mediados de los 80, me la tragué como todo buen hijo de vecino. Incluso tuve mis réplicas del Pontiac Firebird parlante lanzados por Majorette.

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
La cuestión es que la serie nació en 1982 y, después de 4 temporadas y 90 episodios, en 1986 murió. Seguramente porque ya no daba más de sí, las series de los 80, en su mayoría, usaban el mismo esquema en cada uno de sus episodios. ¿Cuántas veces hemos visto a Annibal Smith disfrazado previamente de ser contratado por una bella damisela que es extorsionada por la competencia de su negocio o hemos presenciado a M.A. y compañía encerrados en un garaje mientras usan todo lo que encuentran para tunear el coche de turno? Magnum, El coche fantástico, La masa... son series que en su época eran disfrutables, pero que no aguantan más de un visionado un par de décadas después por mucho que la nostalgia intente embaucarnos.
Y que ver a KITT saltar por acantilados, lanzar aceite en una persecución o meter el turbo me parece lógico y normal, pero cuando ya le metieron "poderes" que rozaban lo telequinésico como abrir puertas a distancia, mover objetos o interceptar llamadas telefónicas... por ahí ya no paso.

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
La cuestión es que algún visionario debió pensar que sería buena idea resucitar la serie pero con un lavado de imagen. Así que en 1991 apareció el episodio piloto de la nueva saga, Knight Rider 2000. Todos sabemos que los pilotos tienen esa función de prueba para saber si las audiencias tienen o no interés en esa serie. Pero lo que era más interesante en la época dorada del VHS es que aquí nos llegaban directamente en vídeo como si fueran largometrajes. Tuvimos el goce de visionar el piloto de Miami Vice, Sensación de vivir, Asesinato en Twin Peaks... y este KITT 2000.
Aquí llegaban a vídeo ya que las productoras sacaban dinero para el rodaje vendiendo los derechos a distribuidoras de otros países.

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
Para este nuevo serial ni se plantearon cambiar al protagonista, así que David Hasselhoff volvió a convertirse en Miguel Caballero (alias Michael Knight) y Edward Mulhare en su jefe Devon.
Pero claro, la acción se iba a trasladar en un hipotético año 2000 y el Pontiac de la serie original estaba muy visto, con lo que los productores se fueron a la General Motors a pedirles el uso de un nuevo modelo de Pontiac, a lo que éstos se negaron. Pero los amigos de la Universal ni cortos ni perezosos acabaron construyendo un coche que era practicamente un plagio del Pontiac Banshee.

Como ya he dicho Kitt 2000, como se tituló en su lanzamientos en VHS, acontece en el futuro. Pero que nadie espere coches voladores, edificios de cristal, robots y cosas por el estilo. Seguramente ante la falta de presupuesto tuvieron que olvidarse de recrear un ambiente futurista y se dedicaron a usar pequeños trucos que ya vimos en Robocop o Perseguido. Por ejemplo, usar edificios ya existentes que tenían una estética muy minimalistas, dando una sensación de futuro real y no de cartón piedra. Ahí la cosa les funcionó. Ahora bien, el resto... el resto es otra historia.

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
El telefilm no es más que lo de siempre. La Fundación Knight ha ideado un nuevo coche así que se van a buscar a Michael Knight, que está retirado en la montaña (mira, eso lo volvió hacer Hasselhof en Nick Fury: Objetivo Manhattan), para que les ayude. Paralelamente tenemos una investigación de asesinatos cometidos con armas de fuego, cosa muy extraña ya que ese tipo de armas han sido erradicadas, al igual que las cárceles, que se han convertido en salas criogénicas. Así que, al igual que en Demolition Man, a los criminales se les congela.

KITT 2000, David Hasselhoff, Michael Knight
Creo que nadie se asombrará cuando diga que este piloto es simplemente horrible. Cosa más que evidente cuando vemos que la serie nunca se rodó.
Decir que es aburrido es quedarse corto. Acción más bien poca tirando a nula. El nuevo coche fantástico lo vemos 5 minutos en pantalla y gracias, y encima apenas hace nada salvo navegar por un río. Efectos especiales casi no hay, pero los que luce son simplemente un par de cromas casposísimos. Y el resto del elenco es simplemente desconocido, a excepción del malo, Mitch Pileggi (el malo de Shocker y el Skinner de Expediente X) y un cameo tristísimo de James Doohan, el Scottie de Star Trek.
Desde luego que a Hasselhoff eso de hacer pilotos no le da buenos resultados.