viernes, marzo 25, 2016

Peligrosamente unidos

Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Entrados los 90, a Rutger Hauer comenzaban a quedarle lejos los tiempos en los que empezaba hacerse un hueco en la serie A de Hollywood. Ya a finales de los 80 comenzó a coquetear con la serie B que pasaba desapercibida en cines pero lo petaba en formato magnetoscopio: Carretera al infierno (The hitcher, 1986), Se busca vivo o muerto (Wanted: dead or alive, 1987), o aquel sosias de Daredevil llamado Nick Parker en Furia ciega (Blind fury, 1990). Y, además, si su poder de convocatoria disminuía para el público, sus posaderas aumentaban de forma inversamente proporcional. Sí, el tío se puso fanegas. Y encima con ese raro (d)efecto de cara normal y cuerpo gordo. Como cuando le cambiabas la cabeza a un Master del Universo y la colocabas en un cuerpo que no le correspondía.


Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Ya en esa etapa de gorduras y escaso tirón en las plateas, protagonizó esta Peligrosamente unidos (Wedlock, 1991), de la que todos recordamos el rollo de los collares que hacen explotar las cabezas, conexión directa con Perseguido (The running man, 1987) —que viendo como saqueó de Roma, año 2072 D.C.: los gladiadores (I guerrieri dell'anno 2072, 1984) de Fulci, a saber de dónde robó la idea de los collares— que, luego, se retomaría en Battle royale (Batoru Rowaiaru, 2001).

Aquí la cosa va de que, en algún momento del futuro, Rutger se asocia con James Remar
—uno de los The warriors. Los amos de la noche (The warriors, 1979)y Joan Chen (de Twin Peaks) para robar unos diamantes. Después del robo y una persecución, pues el golpe casi se va a pique, se desvela que los compañeros de Rutger están compinchados y su intención es matarlo y quedarse con el botín que, salvo él, nadie sabe donde está. Al final los malos disparan al bueno, que acaba capturado por la policía y enviado a una cárcel de máxima seguridad, donde los presos llevan los famosos collares que están unidos con el de otro recluso (nadie sabe quién es su pareja de baile) y si alguno de los dos se aleja demasiado, explotan.

Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Pese a ser del 91, la película es puramente 80tera. Pero 80tera de las malas, de las que llegan a serie B por los pelos. Con unos medios muy justitos. Prueba de ello es que al principio nos indican que estamos en el futuro, aunque, salvo el tema de los collares, nada nos indica que estemos en tal época. Los coches son los que había en la época, la gente sale vestida igual, las casas son iguales... En definitiva, que se metieron un pegote.

Además, la historia es un 3 en 1. El prólogo es la parte del robo; luego, durante casi media peli, es del rollo carcelario, donde Rutger Hauer es martirizado por el alcaide y sus secuaces. Mítica es la escena donde lo llevan a una celda de aislamiento (básicamente un ataúd lleno de agua), a pasar varios días y el que lo putea abre la puerta y le mea encima. Y ya en el tramo final, una roadmovie donde el prota junto a Mimi Rogers escapan de los polis y los malos.


Peligrosamente unidos, Rutger Hauer, Mimi Rogers, Joan Chen, Lewis Teague

Y, como decía, la cosa se queda en algo nimio y fallido (pese a que la recordaba como una serie B divertida y entretenida), donde desde el principio te hueles los supuestos giros de guión, y con un Rutger Hauer que empezaría su decadencia física y fílmica. Lo mismo que su director, Lewis Teague, que estuvo detrás de cosas tan chulas como La bestia bajo el asfalto (Alligator, 1980), Los ojos del gato (Cat's eye, 1985) y cosas no tan chulas como Kamikaze Detroit (Collision course, 1989) o ese exploit indianajonesero de serie A llamado La joya del Nilo (The jewel of the Nile, 1985) —secuela de Tras el corazón verde (Romancing the stone, 1984)— y en los 90 se hundió en subproductos difíciles del digerir, siendo el film aquí comentado lo último que hizo para cine.


domingo, marzo 06, 2016

Antoni Gaudí. Una visión inacabada

Antoni Gaudí. Una visión inacabada, Jose Luis López Vázquez, John Alaimo

Digámoslo ya, Antoni Gaudí. Una visión inacabada es un coñazo de padre y muy señor mío. Todo su interés radica en su condición de film perdido durante décadas y del que poco menos que parecía una leyenda urbana.

Allá por principios de los 70 empezó el rodaje de este documental ficcionado de la mano de un tal John Alaimo, un norteamericano que en los 60 quedó maravillado de la obra de Gaudí en una visita a Barcelona. Sin demasiado bagaje en sus espaldas, escribió un guión que fue supervisado por Joan Bassegoda, un experto de Gaudí. Con un presupuesto mínimo, muy pocos actores, de los que apenas se puede destacar a Jose Luis López Vázquez encarnando al célebre arquitecto (aunque en un principio se pensaba en que fuera Fernando Rey el protagonista) y José María Lana como un joven arquitecto que tiene una serie de charlas con Gaudí.


Antoni Gaudí. Una visión inacabada, Jose Luis López Vázquez, John Alaimo

Y básicamente ese el argumento de la cinta, los últimos 2 días de vida de Gaudí antes que lo atropellase un tranvía. Todo ello basado en los apuntes que
Joan Bergós Massó, que fue colaborador de Gaudí, tomó en su día, con lo que se da por hecho que muchas de las explicaciones y teorías que va lanzando López Vázquez tienen una base real.

Rodada en apenas un par de semanas y en escenarios como La Sagrada Familia o la finca Güell. Claro, con el anacronismo que lo que vemos son las edificaciones de primeros de los 70, no tal como eran a mediados de los años 20. Aunque nadie se espere ver, al menos, la ciudad condal en los 70, porque el director se cuidó mucho que en pantalla se viese lo justo y necesario.

La cosa no pasó de alguna que otra proyección privada, porque más allá de que los responsables tuvieran la intención de darle una vida comercial en cines o en la televisión, el banco BBVA se quedó con los derechos de la obra ya que no pudieron devolver el crédito concedido (1 millón de las antiguas pesetas).

Así, el asunto quedó durante décadas como un film desconocido y del que poco se sabía, hasta que, casualidades o no de la vida,un par de días después de la muerte de Jose Luis López Vázquez en 2009, el historiador Carles Querol, que había estado trabajando para aquella entidad bancaria, salió a la palestra explicando como poseía las bobinas de una copia en 16 mm que se habían encontradocasi de manera casual.

A finales de 2010, el programa de TV3 30 minuts emitió un montage de 45 minutos con el material que había en esas polvorientas bobinas.

sábado, febrero 13, 2016

Pecker

Pecker, 1998, Edward Furlong, John Waters, Christina Ricci

En Baltimore, un chaval que responde al nombre de Pecker, pasa los días haciendo fotos con una vieja cámara que consiguió su madre, que regente una tienda de artúiculos usados. Ya sea fotografiando las hamburguesas que cocina en su cutre trabajo en una no menos cutre hamburguesería; a la gente con la que se va topando día sí, día también; a su mejor amigo mientras roba para él carretes Kodack; a su novia mientras controla a los clientes de la lavandería donde trabaja, o a los borrachuzos que frecuentan el bar de su padre. Básicamente, retrata la vida de su entorno.

Un buen día decide hacer una exposición de sus fotos en la hamburguesería, a la que asiste una marchante artística llegada desde Nueva York, que queda chipirifláutica con la obra del chaval y decide llevárselo a la gran manzana, causando un gran revuelo, no sólo en la vida de Peckerd, si no de los que aparecen en sus retratos.

 
Pecker, 1998, Edward Furlong, John Waters, Christina Ricci

Considerada como una obra menor dentro de la filmografía de John Waters, la cinta es hija de un tipo de cine que se usaba mucho en los 90 para llamar a los más jóvenes. Un estilo que bebía mucho de lo que había empezado a primeros de los 90 en la televisión con series como El mundo de Beakman (Beakman's world, 1992-97) o Parker Lewis (Parker Lewis Can't Lose, 1990-93), pero que, a su vez, bebía de los cartoons del a Warner o los Terry Toons. Luego esto se vio en cines como El cuchitril de Joe (Joe's apartment, 1996).

Pecker, 1998, Edward Furlong, John Waters, Christina Ricci

Waters venía de hacer Los asesinatos de mamá (Serial mom, 1994) y durante los siguientes 4 años intentó materializar el proyecto de Cecil B. Demente (Cecil B. DeMented, 2000), pero ante la imposibilidad de llevarlo a cabo, se decantó por filmar Pecker (Pecker, 1998). Cecil B. Demente acabaría siendo su siguiente film dos años después.
Con Pecker demostraba que había perdido su punch, y que la edad o lo que sea le quitó, en cierta forma, sus ganas de tocar lo que no suena. Seguía haciendo crítica, pero cuando es la Warner (New Line ya hacía años que había sido absorvida por la major) la que distribuye tu película, te lo miras todo con otros ojos e intentas que esa niña que se comporta como una auténtica yonki del azúcar acabe como un gag del que nadie pueda sentirse ofendido y hasta tu abuela se ría. Ahí tenemos ese final totalmente happy end que es repipi hasta el tuétano.


El cast está encabezado por Edward Furlong, deseoso de quitarse de encima la etiqueta de actor representativo de la estética grunge con personajes un tanto oscuros como los interpretados en Terminator 2. El juicio final (Terminator 2: a judgment day, 1991), Cementerio viviente 2 (Pet sematary II, 1992) o Juego mortal (Brainscan, 1994). Otra que aparece, y quizá también con ganas de quitarse el estigma del díptico de La familia Addams (The Addams family, 1991), la aquí todavía rolliza Christina Ricci. En roles más secundarios tenemos a Lily Taylor; Martha Plimpton, la Stef de Los goonies (The goonies, 1985); Lauren Hulsey, que luego la vimos en El libro de las sombras (Blair Witch 2, 2000) y que ahora está metida en los efectos especiales de los últimos blockbusters. Y no podían faltar las caras clásicas en la obra de Waters: Mink Stole, Mary Vivian Pearce, Patricia Hearst o Susan Lowe.
 
Pecker, 1998, Edward Furlong, John Waters, Christina Ricci

El propio Waters fantaseó durante la promoción de la película con una secuela donde, aprovechando el final, Pecker acaba llendo a Hollywood a rodar un film y acaba cocainómano perdido. Quien sabe cuanto de cachondeo o de verdad había en aquellas declaraciones. Lo que está claro es que el fracaso comercial del film (en USA no recaudó ni la mitad de los 6 millones que costó) cerró cualquier puerta a ningún tipo de continuación.

sábado, enero 30, 2016

La tienda

La tienda, Stephen King, Ed Harris, Max Von Sydow, Needful Things

La tienda es de esas películas basadas en un libro/relato de Stephen King que pasan desapercibidas. Ya en su momento fue machacada por la crítica y aquí nos llegó tardísimo, no fue hasta 1996, 3 años después de su estreno en USA, que la estrenaron. Pero que vista como un producto modesto, pura serie B, se ve con agrado y se disfruta.

Decía (o dice) King, que Ray Bradbury ha sido una de sus grandes influencias, es por eso que al libro La tienda (Needful Things, 1991) le encuentro muchos paralelismo con La feria de las tinieblas (
Something Wicked This Way Comes, 1962), cosa que no sé si es intencionada o no. Si allí teníamos una oscura feria ambulante que llegaba a un pueblecito donde sus habitantes iban recibiendo el regalo de cumplir su más preciado deseo en realidad, en la historia de King es un (aparentemente) gentleman que monta una tienda de antigüedades en la pequeña localidad de Castle Rock, donde hará realidad los deseos de los lugareños a cambio de "pequeños" favores, llegando a desatar una ola de odio entre todos ellos.
Según el propio King, es la primera novela que escribió desde los 16 años sin estar drogado o borracho, pensando que al final le había quedado una sátira a los años 80 presididos por Reagan en los USA.


La tienda, Stephen King, Ed Harris, Max Von Sydow, Needful Things

Protagonizada por Bonnie Bedelia, la señora McClane en la ficción en las dos primeras Jungla de cristal (Die hard, 1988) y tía en la vida real de Macaulay Culkin; Amanda Plummer, la Honey Bunny de Pulp fiction (Pulp fiction, 1994); Don S. Davis, el jefe de McGyver en la serie Stargate (Stargate, 1997-2007) y J. T. Walsh, uno de esos secundarios que siempre nos suena su cara.

Pero los verdaderos protagonistas son Max von Sydow y Ed Harris. El primero haciendo de malo malísimo, básicamente el mismísimo diablo con forma humana que se mezcla entre la gente para sacar a flote su lado más salvaje.

Por su parte, Ed Harris es el chico bueno, el sheriff Alan Pangborn (el mismo personaje que interpretaba Michael Rooker en La mitad oscura (The dark half, 1993) que, si bien sabemos desde el principio que es el prota, su personaje sale realmente poco en pantalla hasta entrada la hora de duración, cuando en el clímax final se alza como el héroe del relato.


La tienda, Stephen King, Ed Harris, Max Von Sydow, Needful Things

Hay que mencionar lo ligado que está Harris al universo cinematográfico de King. Hagamos un pequeño repaso. Era el prota de Los caballeros de la moto (Knightrider, 1981), dirigida por George A. Romero, que era colega de King, que hacía un cameo en el film. También lo vimos en Creepshow (Creepshow, 1982), concretamente en el sketch titulado El día del padre (Father's day), y recordemos que el film estaba guionizado por el propio King que, además, protagonizaría la historia de La solitaria muerte de Jordy Verrill (The Lonesome Death of Jordy Verrill). Luego vendría la aquí comentada La tienda y haría un pequeño papel en otra adaptación televisiva de King, Apocalipsis (The stand, 1994).

Por su parte, la dirección caía en manos de Fraser Clarke Heston (hijo de Charlton), que si bien ya había dirigido un par de telefilms, ésta era su primera ocasión en un largo para cine. Y en La tienda usó un sistema de edición digital totalmente novedoso en su época. Por lo demás, la carrera de Heston Jr. no tiene demasiada o ninguna repercusión.
 
La tienda, Stephen King, Ed Harris, Max Von Sydow, Needful Things

La tienda se ve con agrado. Tiene un cast la mar de solvente y llamativo, una historia previsible pero agradecida, con todo ese rollete que tanto nos gusta del pueblecito idílico norteamericano que parece de postal pero que por dentro está podrido. No es una obra maestra pero mola.

 

domingo, enero 17, 2016

Festival de trailers (IX)




Gremlins 2. La nueva generación (Gremlins 2: The New Batch,
1990) de Joe Dante. Con Zach Galligan, Phoebe Cates, John Glover, Robert Prosky, Robert Picardo, Christopher Lee, Haviland Morris, Dick Miller, Jackie Joseph, Keye Luke, Kathleen Freeman, Paul Bartel, John Astin.




Aladdin (Aladdi, 1992) de John Musker y Ron Clements.

domingo, enero 10, 2016

Asesinato en Twin Peaks


Igual sólo se acuerdan los más viejos del lugar, pero hubo una época, en pleno boom de los videoclubs, que muchos episodios piloto nos llegaban directamente a vídeo. Incluso, en algunos casos como las vetustas series de Spiderman (The amazing Spider-man, 1977) o Hulk (The incredible Hulk, 1978), nos los colaban en cines.

Pero volvamos a los VHS y los Betas (del sistema 2000 ni mentarlo). Muchos episodios pilotos se financiaban con las preventas a otros países fuera de los USA a las diferentes distribuidoras que, una vez acabada su filmación, se distribuían en los videoclubs. Ahí tenemos los casos de El gran héroe americano (The Greatest American Hero, 1981), Street hawk. Los justicieros de la calle, nombre con el que se editó El halcón callejero (Street hawk, 1985), Miami. Brigada anti droga, que es como se tituló Corrupción en Miami (Miami vice, 1984)... e, incluso, el de alguna serie que no pasó del piloto como el caso de KIT 2000 (Knight rider 2000, 1991). Por alguna razón casi todas distribuidas por CIC Video.

En el fondo la cosa no tenía mucha complejidad, se trataba de alargar el capítulo hasta los 90 minutos. El problema venía cuando esto ocurrió con Twin Peaks. Mientras que las aventuras de Annibal Smith y sus colegas eran autoconclusivas, la serie de David Lynch y Mark Frost tenía continuidad, así que vender el piloto tal como se creó era poco menos que inadmisible. ¿Alquilarse una peli y que te estampen un "Continuará..." cuando la trama está de lo más enganchante y no tienes posibilidad de saber ni visionar nada más? Naranjas de la China. Así que, mientras se rodaba el piloto, le dieron a Lynch un plus en el presupuesto para que rodase 20-25 minutos extras que cerrasen la historia. Evidentemente era poco menos que imposible cerrar la historia con un final que cuadrase y dejara satisfecho al espectador. Este final, digámoslo ya, es una chufla que el propio Lynch rodó a desgana (y se nota) y con el único propósito de salir del paso.

Aquí el piloto nos llegó de la mano de Warner en algún momento de 1990 bajo el nombre de Asesinato en Twin Peaks. Evidentemente con esos 20 minutos extras, pasando de los 90 minutos del piloto que conocemos a 113 minutos. Durante estos minutos extras ya nos encontramos la famosa habitación roja, metraje que se reutilizó en la serie cuando el agente Cooper sueña con ella, con Laura Palmer y el enano. Lo que llama la atención de esta cinta es que en ningún momento se dice que esa acción acontezca 25 años en el futuro y en el doblaje se pasan por el forro aquello que hablan al revés.

Y es en el doblaje donde más extraño se nos hace todo, porque las voces, salvo un par de excepciones son difrentes a las de la serie, siendo las de Asesinato en Twin Peaks, en su mayoría, muy de segunda fila. Por ejemplo, el agente Cooper es doblado por Miguel Ayones (recordado, sobre todo, por ser la voz del primo Larry de Primos lejanos), que en la serie acabaría poniendo voz a Leo Johnson. O el enano de la habitación roja tiene la voz de Eduardo Moreno, también la voz de Gwildor en Masters del Universo (Masters of the Universe, 1987) o Alf. En cambio, a Bobby Briggs le sigue poniendo voz Luis Reina (Seinfeld), al igual que Juan Carlos Ordóñez seguía siendo el hombre manco.
En el aspecto de traducción también hay varias diferencias. La más llamativa es que aquí el agente Cooper sí dice la fecha correcta (24 de febrero) o la cagada de traducir el "fire walk with me" como "el fuego anda conmigo".
En donde si estuvieron acertados los de Warner Spain fue en la elección de la carátula, con una imagen mucho más icónica y chula que, por ejemplo, la edición inglesa.

lunes, enero 04, 2016

Dr. Heckyl y Mr. Hype

Dr. Heckyl y Mr. Hype, oliver reed, dick miller, jekyll hyde, Charles B. Griffith

Está claro que los monstruos clásicos son de los personajes (Drácula a la cabeza) que más horas de celuloide han generado. Y lo que también está claro es que cuando han querido pasarlos al lado de la comedia nunca han funcionado. Ahí está El profesor chiflado (The nutty professor, 1963) como excepción que confirma la regla. Además es un ejemplo perfecto pues parodia el clásico de Robert Louis Stevenson. Y es que parodias del científico que, mediante una poción, da rienda suelta a sus más bajos instintos ha habido unas cuantas. Desde los inevitables Abbott y Costello contra el Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Abbott and Costello Meet Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1953), hasta versiones eróticas perpetradas por los italianos en Casanova Jekyll (Il mio amico Jekyl, 1960) o Al Doctor Jeckyll le gustan calientes (Dottor Jekyll e gentile signora, 1979).

Cuando hablamos de la Cannon parece que solamente no vengan a la memoria las orgías vengadoras de Charles Bronson en la secuelas de El justiciero de la ciudad (Death wish, 1974), las barbas de Chuck Norris, la decadencia de Superman o los guateques de He-man. Pero también tenemos por ahí a esta Dr. Heckyl y Mr. Hype (Dr. Heckyl and Mr. Hype, 1980), una comedia de las que no hacen gracia alguna.

Dr. Heckyl y Mr. Hype, oliver reed, dick miller, jekyll hyde, Charles B. Griffith

Dirigida por Charles B. Griffith, un guionista habitual de las producciones de Roger Corman, suyos son los libretos de Un cubo de sangre (Bucket of Blood, 1959), La carrera de la muerte del año 2000 (Death Race 2000, 1975) o La tienda de los horrores (The Little Shop of Horrors, 1960), donde también interpretaba un par de papeles. También fue uno de los muchos que metió mano en el guión de Barbarella (Barbarella, 1968) pero su material fue desechado. Como director las cosas no le fueron tan bien, encargándose de llevar las riendas en películas que aquí ni se estrenaban o bodrios como La Cortina del Tiempo (Wizards of the Lost Kingdom 2, 1989), cuando a Corman le dio por producir películas en Argentina.

Allá a finales de los 70 fue contratado por Menahem Golan, acordaron que el guión a escribir sería una comedia negra y Griffith propuso una versión cómica de Jekyll y Hyde a lo que Golan aceptó a condición que el tipo feo debía ser el bueno de la película. El guionista/director contactó con Dick Van Dyke para ofrecerle el papel protagonista, pero el cómico estaba ocupado con uno de sus espectáculos en vivo. Y Menahem Golan, que iba a su bola, contrató a Oliver Reed pese a la negativa de Griffith.

Y como era habitual en la factoría Cannon, el rodaje fue un desastre. El guión era de 200 páginas, inviable rodarlo con las escasas 4 semanas que tenían de rodaje y un presupuesto mínimo, a lo que Golan se dedicaba a arrancar las páginas. Cuando Griffith finiquitó el rodaje y se dispuso a montarla se dio cuenta que aquello era un esperpento difícil de arreglar.
 
Dr. Heckyl y Mr. Hype, oliver reed, dick miller, jekyll hyde, Charles B. Griffith

La película tuvo problemas de distribución y en los USA se pasó directamente por la televisión por cable. Y es que la cosa quedó un bodrio de difícil digestión. Aquí, el Dr. Heckyl es un podólogo con una cara muy poco agraciada, cosa que provoca el rechazo de todo aquel con el que se cruza. Ante tal situación decide quitarse la vida, aunque antes se entera que un compañero de su centro médico ha descubierto un medicamento que con una gota hace adelgazar a las mujeres de su consulta. Así que se lo piensa y se bebe todo el brebaje, lo que causará en el un efecto de convertirlo en guapo, pero a la vez en despiadado con el género femenino.

Al final el invento no cuajó. Oliver Reed con ese maquillaje (obra de Steve Neill, que también venía de la escuela Corman. En los efectos estaba John Carl Buechler, director de Troll -Troll, 1986-) era ridículo a más no poder, y de momentos graciosos la película no es que fuese justita, es que no había.
Como detalle, la banda sonora corría a cargo de Richard Band, el hermano del capitoste de la Empire y Full Moon.
 
Dr. Heckyl y Mr. Hype, oliver reed, dick miller, jekyll hyde, Charles B. Griffith

Después del rodaje a Griffith se le fue acabando la cuerda, y cada vez tenía más dificultades para vender sus guiones. Uno de los cuales iba a ser una comedia titulada Who Stole Irving, protagonizada por Groucho Marx y producida por la Cannon. Groucho dijo que el guión era una mierda y cayó en el olvido.


Un par de años después, apareció otra comedia, Jekyll y Hyde... hasta que la risa les separe (Jekyll & Hyde.... together again, 1982), con un estilo mucho más grueso que se subía al carro de las comedias con mucha droga del duplo Cheech y Chong. Y ya a mediados de los 90 llegó otro excremento como Dr. Jekyll y Mrs. Hyde (Dr. Jekyll and Ms. Hyde, 1995), que por estos lares nos atormentaron con multitud de Making of (cuando todavía se emitían en televisión) que alababan las bondades de los efectos digitales (en pleno boom) para la transformación de Jekyll en una señora Hyde que respondía a los rasgos de una decadente Sean Young.

miércoles, diciembre 30, 2015

S.O.S... ¡Ya es Navidad!

S.O.S... ¡Ya es Navidad!, ¡Socorro! Ya es Navidad. Chevy Chase, National Lampoon

Las desventuras de la familia Griswold es todo un clásico de la cultura moderna yanki, aunque por estos lares han tenido un tirón más bien limitado. Su primera aventura, Las vacaciones de una chiflada familia americana (Vacation, 1983), aquí ni se llegó a estrenar en cines, y su secuela, Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana (European Vacation, 1985), tuvo un estreno en cines muy limitado, donde había grandes urbes como Barcelona que ni llegó a proyectarse. Porque una cosa de la que no solemos acordarnos, más allá de que una película desde que se estrenaba en los USA hasta que llegaba aquí podían pasar varios meses (o años), es que habían algunas que se estrenaban en Madrid y, semanas/meses después, llegaba a Barcelona, por ejemplo.

S.O.S... ¡Ya es Navidad!, ¡Socorro! Ya es Navidad. Chevy Chase, National Lampoon

La cuestión es que ya una tercera entrega, la hoy comentada S.O.S... ¡Ya es Navidad! (Christmas vacation, 1989), también titulada en algún pase televisivo como ¡Socorro! Ya es Navidad, nos llegó directamente en vídeo, luciendo un doblaje de aquellos tan espantosos con voces que no corresponden con los actores. Por ejemplo, al hijo de la familia le encasquetan una voz de niña. Y ya, para marcarme un tirabuzón, a Chevy Chase aquí le pone la voz Luis Varela. En una de las siguientes películas de Chevy Chase, El gran lío (Nothing but Trouble, 1991), que también salió directamente en vídeo, la voz se la puso Juan Antonio Gálvez, que en las primera temporadas de El equipo A doblaba a Fénix, al que en la última temporada le cambiaron la voz y le pusieron la de... ¡Luis Varela!

Volviendo a ¡Socorro! Ya es Navidad. Muchos sabrán aquello de National Lampoon, una revista humorística creado a finales de los 60 por unos universitarios que tuvo tal éxito que propició su extensión al cine con Desmadre a la americana (Animal house, 1978) y un sin fin de comedias que, en su inmensa mayoría, son para olvidar. Hasta tal punto que, desde hace años, la marca National Lampoon es sinónimo de putrefracción.

Las vacaciones de una chiflada familia americana nació como narración cómica (Vacation '58) en la revista a finales de los 70 y de la pluma de John Hughes, mucho antes de ser abanderado de las tennager movie 80teras. El relato llamó la atención de un ejecutivo de la Warner que dio luz verde a un proyecto dirigido por Harold Ramis.

S.O.S... ¡Ya es Navidad!, ¡Socorro! Ya es Navidad. Chevy Chase, National Lampoon

Una vez que ya recorrimos los USA y Europa junto a la familia Griswold, poco interés tenía seguir viéndoles en movimiento, así que la nueva entrega tenían que estar en su casa, y nada mejor que ambientar la situación en época Navideña, cuando toda la familia se reúne.

La película, pese a contar con guión de John Hughes (sería la última vez que participaría en la saga) basado en otro relato suyo que publicó la revista National Lampoon bajo el título Christmas '59, es totalmente atroz. Mucho tiene que ver con su realización ultraplana, casi de telefilm, de un debutante Jermiah S. Chechick, que luego haría la bizarra Benny y Joon (Benny & Joon, 1993) y Los vengadores (The avengers, 1998), de la que salió tan escaldado que acabó en la caja tonta.

Los chistes no tienen gracia, los hemos visto mil veces, los actores malos y sosos. Además de tener a Chase y Beberly Angelo como el matrimonio Griswold, tenemos a unos jovencitos Juliette Lewis y Johnny Galecki (el Leonard de Big Bang theory) como sus hijos. Recordemos que uno de los "gags" recurrentes de la saga es que en cada película los actores que interpretan a los hijos son diferentes y en la misma película hacen coña al respecto.

También tenemos por ahí a Randy Quaid haciendo del primo tarado; Doris Roberts (la secretaria de Remington Steele); Julia Louis-Dreyfus (Seinfeld) como una vecina yuppie mega moderna que recuerda a los inquilinos de Bitelchús (Beetlejuice, 1988). Precisamente la banda sonora parece los tracks descartados de Bitelchús, firmado por ni más ni menos que Angelo Badalamenti.

S.O.S... ¡Ya es Navidad!, ¡Socorro! Ya es Navidad. Chevy Chase, National Lampoon

Curiosamente en los USA fue la que más éxito tuvo con más de 70 millones de dólares de recaudación habiendo costado apenas 25. Aun y así no deberían tener muchas ganas de seguir con la saga porque la cuarta entrega no llegó hasta 1997. Vacaciones en las Vegas (Vegas vacation, 1997) significó el punto más bajo de la saga, no sólo en cuanto a crítica (como venía siendo habitual en la saga) si no a niveles económicos, siendo la menos rentable de todas. Aquí, evidentemente, llegó directamente en VHS.

La cosa parecía que quedaría olvidada hasta que este finiquitado 2015 resucitaron la saga con una especie de reboot/secuela donde el protagonismo lo recoge con agrado Ed Helms, haciendo del hijo de Chevy Chase (que tiene una pequeña y horripilante aparición). La cosa funcionó tan escandalosamente bien en taquilla que todo apunta a nuevas secuelas.

S.O.S... ¡Ya es Navidad!, ¡Socorro! Ya es Navidad. Chevy Chase, National Lampoon

Como curiosidad, apuntar que existe un spin off, Las locas vacaciones del primo Eddie (National Lampoon's Christmas Vacation 2, 2004), realizada directamente para el mercado de DVD, donde Chevy Chase y su prole ya no tienen cabida, centrándose en la de su primo, Randy Quaid, que sigue siendo el deficiente que era en las anteriores películas. Aquí parece que la influencia de Los Simpson es muy fuerte, pues interpreta a un trabajador de una central nuclear que en época navideña es sustituido por un ¡mono! (sic), que le acaba mordiendo. Este hecho hace que la empresa tema que los demande y le regala un crucero, que acabará naufragando y llegando a una isla desierta.
Si la pillas en algún canal mientras haces zapping, no lo dudes y cambia de canal, insensato.


lunes, diciembre 28, 2015

Cuando Juan Piquer conoció a Alf


No es muy conocido que nuestro realizador favorito de tierras levantinas estuvo involucrado en el priner episodio de Alf. Una de esas series de auge y caída meteórica, de esas que hace volar por los aires los ratings de audiencia y comienza a escupir merchandising y series animadas a diestro y siniestro, para luego, pasada la novedad, hundirse en el fangoso lodo del olvido.

Al parecer, Juan Piquer Simón andaba por esas tierras de Mickey Mouse con sus bichos de Slugs. Muerte viscosa cuando, a unos cientos de millas de allí se fraguaba el inicio de la seriedad del peluche venido de Melmac. Dada su condición de modesta sitcom, a la que sus productores no le daban demasiadas esperanzas, contaba con el handicap del escaso presupuesto para rodar una escena donde una nave espacial llegara a la Tierra y una especie de oso hormiguero saliera de ella.

Uno de los productores era Irving Reuben, que había empezado en el mundo del artisteo en plaza menores como eran las producciones de Trading Company Limited del productor Dick Randall, que había estado metido en la producción y/o distribución de alguna de las películas de Piquer en los USA, siendo en alguna de estas producciones donde se entabla el contacto Reuben-Piquer, lo que hace que el productor viese en el director al hombre ideal para solucionarle el entuerto de sacar petróleo de los cuatro chavos con los que contaba. Si había alguien capaz de hacerlo ese era el director valenciano, que ya había hecho aterrizar naves espaciales en Supersonic Man y Los nuevos extraterrestres.

Así que mientras Reuben se devanaba los sesos se enteró que Piquer rodaba en Lyon, Nueva York,  a escasas horas de los estudios donde se hacía lo propio con el pilot de Alf. Así que no desaprovechó la oportunidad para llamar a su viejo colega.
Del rodaje del aterrizaje de la nave poco se sabe, salvo que se rodó en un fin de semana y, según algunos, que se llevó a su inseparable Emilio Ruiz para que supervisara algunos trucajes con las maquetas. 
De todo aquello solamente quedó constancia de la fotografía superior donde Piquer dirigía bajo la atenta mirada de Reuben.

sábado, diciembre 26, 2015

Historias de Navidad

Historias de Navidad, Bob Clark

Todo un clásico de la cultura yanki para las fechas navideñas que aquí es completamente desconocido.
Jean Shepherd era un todo terreno de la radio y televisión norteamericana que allá por los 60 escribió algunos libros repletos de historias cortas de su infancia, algunos de estos relatos también se publicarían en la Playboy, que llamaron la atención de un director llamado Bob Clark. Alguno sabrá perfectamente quién es, otro le sonará y, seguramente, a la mayoría como si digo Pepito de los Palotes, pero lo que sí es seguro que te habrás tragado alguna de sus películas. Ya sea el slasher Navidades negras (Black Christmas, 1974), su gran éxito Porky's (Porky's, 1982), su gran descalabro con Stallone Rhinestone (Rhinestone, 1984) o un clásico de las aventuras holmenianas como Asesinato por decreto (Murder by decree, 1979). Vamos, el clásico director desconocido para el gran público pero que tiene en su haber una buena ristra de títulos.
 
Historias de Navidad, Bob Clark

Clark se ajuntó con Shepherd para sacar algo de sus historias y, una vez que consiguió un éxito de taquilla (Porky's) y tuvo el suficiente caché para poder llevar a la gran pantalla un proyecto más personal, comenzó a darle forma a esta Historias de Navidad (A Christmas story, 1983). Y ya podemos ver que la distribuidora de aquí le dio una traducción en plural, dando a entender que hay varias historias, cosa que, por una parte es cierto, pero que, realmente, son los avatares de un chaval los días previos a la Navidad.

Ralphie Parker es un niño de 9 años que vive en los USA de los primeros años 40 (aunque la fecha nunca se menciona, lo que ha dado para muchos debates entre los estudiosos del film sobre si acontece en 1939, 1940, 1941...) y está obsesionado con conseguir una escopeta de juguete Red Ryder, y como se acerca el día de Navidad sabe que es el momento justo para conseguirla.
 
Historias de Navidad, Bob Clark

Y, aunque la columna vertebral de la historia es la historia de la escopeta, también nos iremos topando con pequeñas historias que giran alrededor de Ralphie, ya sea con sus padres y la extraña lampara que han ganado en un concurso, los gamberros del colegio o su visita a los grandes almacenes.

Historias de Navidad es un film modesto, de aquellos pequeños que rápidamente nos gana por sus historias tan costumbristas como modestas, que harán que en algún u otro momento nos sintamos reflejados en los personajes. Personajes que ganan mucho por tener a actores la mar de solventes: Peter Billingsley, que luego hizo aquel bodrio de La moto fantástica (The dirt bike kid, 1985) y ahora es un reputado productor de los blockbusters de su colega Jon Favreau; Darren McGavin, el prota de la serie Kolchak (Kolchak, 1974-75) o también visto en el Capitán América (Captain America, 1990) de Albert Pyun; Scott Schwartz, que acabaría siendo recordado por el niño al que se le queda enganchada la lengua en un poste y al que habíamos visto junto a Richard Pryor en Su juguete preferido (The toy, 1982) de Richard Donner, para luego acabar en el porno noventero; y Melinda Dillon, que había estado en Encuentros en la tercera fase (Close encounters of the third kind, 1977) y Bigfoot y los Henderson (Harry and the Hendersons, 1987). Además, un cameo del director Bob Clark y la voz de Jean Shepher, que hace de narrador comom la voz de un adulto Ralphie, recurso que luego sería reciclado en Aquellos maravillosos años (The wonder years, 1988-93).


Historias de Navidad, Bob Clark

En su momento la película no tuvo mucha suerte en taquilla, pero poco a poco se fue haciendo un hueco en la cultura norteamericana, siendo editada en ediciones con muchos extras en DVD o Blu-Ray y con su correspondiente pase televisivos por fechas navideñas. Aquí no, no la conoce ni el tato.


domingo, diciembre 13, 2015

El cementerio viviente (y secuela)

El cementerio viviente, Stephen King

Algunos dicen que esta es la adaptación más fiel de un escrito de Stephen King. Mucho tiene que ver que él mismo se encargó de escribir el guión, cosa que puso como condición para dar le visto bueno a la producción, además de exigir que el rodaje fuese en su Mainey, lo que le permitía personarse en cualquier momento.

Seguramente también ayudó el tener en la dirección a una insprada Mary Lambert, que venía de dirigir videoclips (Madonna, Whitney Houston, Mick Jagger) y hacer su debut en el largo con el esperpento Relación fatal (Siesta, 1987), pero que se dejó en casa cualquier tic videoclipero. Y, todo hay que recordarlo, el primer director que estaba planeado que se hiciera cargo de la producción era George A. Romero, de ahí que en la producción estuviese su colega
Richard P. Rubinstein.

El cementerio viviente, Stephen King

El matrimono Credd y sus dos hijos se trasladan al pueblecito de Ludlow, donde rápidamente se harán amigos de su vecino. Justo al lado de su casa hay una carretera donde constantemente pasan camiones. Uno de ellos atropella al gato de la hija, lo que hace que su vecino revele que un poco más allá del cementerio de animales hay un terreno que revive los cadáveres que son enterrados.


El cementerio viviente, Stephen King

El cementerio viviente (Pet Sematary, 1989) fue un inesperado éxito, en gran medida porque se alejaba del terror de la época, mucho más efectista y con mucho efecto especial. Aquí la película deja de lado cualquier festival para la muchachada y nos traía una historia muy adulta, con personajes decadentes y tristes.

Aun y así la cosa cuesta un poco de ver. Con un ritmo extremadamente pausado, no es hasta pasada la primera hora cuando llega el climax que durante todo el film nos han apuntado (la muerte del niño y su posterior resurrección). Mientras tanto iremos viendo la triste vida de un matrimonio que se aguanta con hilos.


El cementerio viviente, Stephen King


Sin contar con un reparto demasiado espectacular, del que apenas reconoceremos a Fred Gwynne (Herman Monster), Denise Crosby (Star Trek, The walking death) y una aparición del propio King haciendo de cura, tenemos actuaciones muy solventes, del que destaca a todas luces el pequeño Miko Hughes, que por momentos pone caras de auténtico psycho killer. Lástima que el mal rollo se rompa cuando, en alguna escena, lo cambian por un muñeco la mar de evidente.

También es muy recordado el tema Pet Sematary de los Ramones, que el propio Stephen King, fan del grupo, los había propuesto para que escribieran algún tema para el film. El resto de la banda sonora corrió a cargo de Elliot Goldenthal llena de coros infantiles, que nos recordarán al Danny Elfman de los 90. Curiosamente Goldenthal sustituiría a Elfman en la franquicia del hombre murciélago en Batman forever (Batman forever, 1995).

El cementerio viviente, Stephen King
Cementerio viviente 2. (Pet semantary, 1991). El primer film funcionó bastante bien en taquilla pero sin ser un gran éxito, lo que hizo que Paramount se plantease una secuela siempre y cuando fuese lo suficiente barata. Para ello se pusieron en contacto con Ralph Singleton, uno de los productores del primer film y que acababa de dirigir otro King como es La fosa común (Graveyard Shift, 1990), para que la pusiera en marcha. Lo primero que hizo fue volver a contar con Mary Lambert para que volviera a la dirección. que tuvo que lidiar con la difícil tarea de hacer una secuela de una novela de Stephen King sin que este estuviera involucrado.
Edward Furlong es el hijo de una famosa actriz que muere en un accidente en un rodaje, lo que acaba llevándole a vivir junto a su padre, un veterinario con el que se muda al pueblecito que aconteció todo lo sucedido en la anterior película. Allí el chaval es presa de los gamberros del cole, cosa que campeará con la amistad del hijastro del sheriff, que conoce la leyenda del cementerio de animales. 

Con un presupuesto de unos 12 millones de dólares, la película pasó un tanto desapercibida por la taquilla, apenas recuperando su presupuesto y algún que otro milloncejo de propina. La crítica la puso a caer de un burro y el público no acabó de entender el cambio de rumbo. Lo cierto es que es un film menor, terriblemente mediocre, que se ve lastrado por seguir a una película muy seria y adulta, cosa totalmente opuesta a la nueva entrega, que por momentos parece una de la Troma.  
Pese a un cast bastante atrativo (Edward Furlong, Anthony Edwards, Clancy Brown, Jared Rushton) la cosa descarrila hasta límites de vergüenza ajena.
De ahí que Mary Lambert acabara medio desaparecida en telefilms y series, además de basuras como Leyenda urbana 3 (Urban Legends: Bloody Mar, 2005) o Mega Pitón contra Mega Caimán (Mega Python vs. Gatoroid, 2001).

domingo, diciembre 06, 2015

La noche de los desaparecidos (Pay the ghost)

Pay the ghost, Nicolas Cage

Corren malos tiempos para Nicolas Cage y sus fans... si es que queda alguno.
Lejos empiezan a quedar los tiempos de los papeles que recibían los alagos de la crítica o blockbusters estilo La búsqueda (National Treasure, 2004). Incluso comienzan a quedar atrás los intentos de crear una franquicia con la mamarrachada de El aprendiz de brujo (The Sorcerer's Apprentice, 2010) o la macarrada cachonda de Furia ciega (Drive Angry, 2011).
Ahora es época de Caza al asesino (The Frozen Ground, 2013), Tokarev(Tokarev, 2014) o Caza al terrorista (Dying of the Light, 2014), películas por las que pagar una entrada de cine es un sacrilegio, y no merecen más suerte de la que han corrido. Además de tener carteles photoshopeados por el enemigo número 1 del buen gusto, carteles hechos con un "cut & paste" criminal que nos traía a la mente la época de los "direct to DVD" de Steven Seagal una década atrás.


Pay the ghost, Nicolas Cage

Tampoco parecía que la cosa iba a mejorar con La noche de los desaparecidos (Pay the ghost, 2015), y más cuando se supo que en los USA iba a tener una distribución muy limitada en cines y todo su potencial iba a ser en VOD. Y aquí no íbamos a ser menos y nos llegaría directa al mercado doméstico. Tampoco nos íbamos a perder una carátula de las chungas.

Un tipo de esos que tiene un trabajo de aquellos que le absorbe las 24 horas del día, que le obliga a dejar a su mujer y a su hijo en un segundo plano, pierde a este último durante una fiesta de Halloween. El chaval no aparece y pasa un año. Durante este tiempo, nuestro amigo Cage no ha parado de buscarle y justo cuando se va a cumplir el año, festividad de Halloween, comienza a recibir señales que su hijo podría estar vivo.

 
Pay the ghost, Nicolas Cage

Ahí es cuando empieza todo el tema sobrenatural. Porque si alguno se pensaba que esto era un drama de secuestros y esas cosas, nada más lejos de la realidad. La cosa es subirse al carro de los Insidious (Insidious, 2010) y Sinister (Sinister, 2012), pero lejos de ser una película de terror, lo que aquí nos encontramos es una peli de misterio con algún que otro susto de esos que nos meten el subidón de volumen y el careto de un monstruenco en primerísimo plano. Pay the ghost está mucho más cerca de aquella retahíla de terror "adulto" de la década pasada como White noise. Más allá (White noise, 2005), Mothman. La última profecía (The Mothman Prophecies, 2002) o Dragonfly. La sombra de la libélula (Dragonfly, 2002). Aunque se empeñe en saquear a Insidious con esa "entrada" al mundo sobrenatural contra reloj.

Con un Nicolas Cage muy avejentado y fondón, la cosa se aguanta bien porque no llega a los 90 minutos y la trama se va dilatando sin ser demasiado agonizante. Lástima de una realización algo telefilmesca por parte de su director, Uli Edel, un afincado de la caja tonta (Twin Peaks, Historias de la cripta) que había estado detrás de aquel exploitation de Instinto básico (Basic instinct; 1992) de Madonna titulado El cuerpo del delito (Body of Evidence, 1993).


domingo, noviembre 15, 2015

La fosa común

La fosa común, Stephen King

En un pueblo de mala muerte su shabitantes sobreviven gracias a una fábrica téxtil que está infestada de ratas. Un buen día parece en el pueblo un tipo que acepta el trabajo del turno de noche como operario en una de las máquinas de la fábrica. El tipo será reclutado junto a otros trabajadores más para limpiar el sótano, pero lo que se encontrarán allí les hará pasarlo realmente mal.

La fosa común, Stephen King

La fosa común (Graveyard Shift, 1990) significaría la entrada de las adaptaciones de Stephen King en la década de los 90, y, por consiguiente, con producciones mucho más modestas que las de los 80. King ya no funcionaba tan bien en cine, pero seguía teniendo un tirón suficiente para las audiencias televisivas y el boom de los videoclubs. 
La película aquí reseñada todavía tuvo una carrera en cines, pero pasando muy desaprecibida, apenas consiguió recuperar en USA los 11 millones de dólares que costó y aquí se estrenó un año después que allí y muy de tapadillo.

La cosa no es para menos. Con un director desconocido, Ralph S. Singleton, y un cast en la línea, donde apenas se puede destacar a Stephen Macht, el padre del prota de Una pandilla alucinante (The monster squad, 1987); y un par de papeles secundarios para Andrew Divoff, el malo de Faust; y Brad Dourif, habitual del cine de género.

La fosa común, Stephen King

Tampoco ayudaba mucho que era una serie B de bajos vuelos, donde apenas vemos un par o tres de escenarios y el monstruo final se muestra muy poco y de tapadillo, evidentemente para ocultar su condición de marioneta/animatronic pero de los de saldo.

Como suele pasar cuando lo que se adapta un relato corto, la película denota su condición alargada al máximo. Aquí, una adaptación del relato El último turno (Graveyard Shift), que lo podemos encontrar en El Umbral de la Noche (Night Shift, 1978). Y como suele ser habitual en las adaptaciones de King, nos encontraremos alguna que otra referencia a su obra, ya sea el nombre de la fábrica, Bachman, o a Castle Rock.

Es curioso porque su primera mitad, cuando el elemento fantástico está en un segundo plano y el peso cae en la presentación de perosnajes, se aguanta bastante bien, es a partir de ahí cuando la cosa entra en el clímax final y se nota que alargarlo durante 40 minutos se hace pesadito.

No es gran cosa, pero tampoco es algo insoportable. Como se suele decir, se deja ver.


domingo, noviembre 01, 2015

El retorno de las brujas

El retorno de las brujas, Disney, Halloween, Bette Midler, Sarah Jessica Parker, Tora Birch, Doug Jones, Kenny Ortega

Estamos en Halloween y siempre mola eso de meterse un clásico del género entre pecho y espalda. Pero lo que mola más es verse alguna que acontezca en estas fechas, pero la cosa está difícil. Rebuscar entre las que pasan en Navidad es muy fácil, hay tropecientas (a cada cual peor), pero en Halloween la cosa ya es mucho más limitada. La festividad está realmente explotada en las series de televisión (que se lo digan a Los Simpson), pero en el cine hay que rebuscar, rebuscar y aun y así poca cosa hay. Dejando de lado a la saga Halloween (Halloween, 1978) tenemos El misterio de la dama blanca (Lady in White, 1988) o La noche del baile de medianoche (The Midnight Hour, 1985), que es una de las más míticas pese a ser un telefilm. Ya en los 90 la cosa decae hasta cosas poco reivindicables como La leyenda del troll (Ernest Scared Stupid, 1991) u otra con la que guarda muchas similitudes como El retorno de las brujas (Hocus Pocus, 1993).

El retorno de las brujas, Disney, Halloween, Bette Midler, Sarah Jessica Parker, Tora Birch, Doug Jones, Kenny Ortega

El film comenzó a gestarse a mediados-finales de los 80, cuando David Kirschner, que venía de escribir Fievel y el nuevo mundo (An American Tail, 1986) o la serie contenedor Despierta peque y al loro (Wake, Rattle & Roll, 1990), le pasó un primer esbozo a Mick Garris, que ya le había dado tiempo a dirigir un episodio de Cuentos asombrosos (Amazing Stories, 1985) y apunto estaba de hacer Critters 2 (Critters 2: The Main Course, 1988), además de escribir Nuestros maravillosos aliados (Batteries not Included, 1988). Aprovechando los contactos que tenían con Amblin, se lo ofrecieron a Spielberg. Paralelamente, el guión también llegó a las oficinas de Disney, que comenzaron a plantearse seriamente producirlo, lo que hizo que Spielberg abandonase el proyecto. Y lo que en un principio iba a ser un telefilm para estrenarlo en fechas de Halloween acabó como una producción veraniega de 30 millones de dólares. A todo esto, el guión original de Kirschner y Garris (que en aquel momento se llamaba Disney's Halloween House) pasó por una docena de guionistas que acabaron por infantilizarlo. Y no es que el original fuese muy adulto, pero la cosa acabó en terrenos de Pocoyó.

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En el siglo XVII 3 brujas son condenadas a la horca, no sin antes lanzar un conjuro que les permitirá resucitar cuando una virgen encienda la vela negra que hay en su casa. Ya en el siglo XX la casa de las brujas es un museo, y en una noche de Halloween unos chavales encienden la vela negra, haciendo que las brujas regresen en busca de niños para conseguir la eterna juventud.


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Pese acabar siendo una película para cine y con un presupuesto más o menos generoso para una producción infantil, el proyecto acabó en manos de un hombre de la casa como Kenny Ortega, que venía de ser coreógrafo en Xanadú (Xanadu, 1980), Corazonada (One from the Heart, 1981), Dirty Dancing (Dirty Dancing, 1987), La chica de rosa (Pretty in Pink, 1986) o Todo en un día (Ferris Bueller's Day Off, 1986), donde también fue director de la segunda unidad; para debutar como director en La pandilla (Newsies, 1992), musical de Disney con Christian Bale, Robert Duvall y Bill Pullman que fue un estrepitoso fracaso.

Con un reparto encabezado por Bette Midler, Sarah Jessica Parker, una jovencísima Torah Birch y Doug Jones, que, como siempre, va maquillado hasta la médula. Si no te suena por el nombre te sonará por ser el payaso delgado de Batman vuelve (Batman returns, 1992), Abbe Sapien en Hellboy (Hellboy, 2004) y secuela, el fauno de El laberinto del Fauno (2006).


El retorno de las brujas, Disney, Halloween, Bette Midler, Sarah Jessica Parker, Tora Birch, Doug Jones, Kenny Ortega

El retorno de las brujas, que tiene unos títulos de crédito calcados a los de La maldición de las brujas (The witches, 1990), es una película extremadamente infantil, de esas que para el que no sea un niño de 8 años se le hará muy cuesta arriba por la poca gracia con la que está hecha, pareciendo casi un telefilm, pese a que tiene un diseño de producción muy vistoso. Un argumento repleto de clichés que nos van a telegrafiar con mucha antelación lo que nos vamos a ir encontrando. Resumiendo, producto para disfrute de los más infantes y una lobotomía para los más talluditos.

El retorno de las brujas, Disney, Halloween, Bette Midler, Sarah Jessica Parker, Tora Birch, Doug Jones, Kenny Ortega

En el momento de su estreno pasó bastante desapercibida, dando lo justo para recuperar lo invertido. Pero en su paso al VHS encontró a un público puramente infantil que la recibió con los brazos abiertos dándole cierto estatus de culto. Ese pobre paso por las taquillas, unido a su anterior fracaso con La pandilla, condenó a su director Kenny Ortega a las series televisivas, donde supo encontrar su sitio con productos infames pero que han sabido conectar con el público juvenil del Disney Channel, como es el caso de las tres primeras entregas de High School Musical (High School Musical, 2006) y la reciente Los descendientes (Descendants, 2015).