jueves, mayo 06, 2010

Psicotronía hispánica

Los chicos con las chicas, Los Bravos, Tip y CollLos chicos con las chicas (1967). Los Bravos, el clásico grupo nacido a rebufo de los Beatles pero engendrados en plena meseta a mediados de los 60. Como buenos sucedáneos de los de Liverpol carraspean canciones para la chiquillada y sus guateques, ya sea en spanish o en inglés, que para el caso es casi mejor por aquello de la exportación del producto patrio. En un par de años se encaraman a lo más alto y su explotación comercial ha de seguir con la consecuente película. Dirigida por, el aún verde, Javier Aguirre y guardándoles las espaldas un elenco de primera línea: el gran Manolo Gómez Bur, Lola Gaos, María Luisa Ponte, Laly Soldevilla, Tip y Coll, Rafaela Aparicio y Blaki.

La historia es lo de menos: Los Bravos (haciendo de ellos mismos, of course) son enviados por su mánager a un balneario para que se relajen, pero éstos, que son unos pillastres, evitan su tren y se van a la aventura. Mientras pasan el tiempo canturreando por el bosque (5 chicos, campo, tienda de campaña... no me digas más) se encuentran a unas estudiantes de un internado femenino. El cabecilla y cantante del grupo, Mike, se enamora perdidamente de una de ellas y se las ingeniará para colarse en el colegio donde no quieren a los hombres ni en pintura.

La película, como buena explotación del momento, es de una pobreza argumental sonrojante, todo es una mera escusa para meter las actuaciones del grupo cada dos por tres y sin venir a cuento. Aunque más sangrante es que están rodadas con una simplicidad acartonada, para a lo sumo salvar a Los Bravos rompiendo una vidriera al más puro estilo SWAT.
Y es una lástima, porque el principio, con unos títulos de crédito a golpe videoclipero, nos promete juego de montaje y zooms a mansalva, pero nada de nada, todo el delirio visual se quedó en esos dos minutos iniciales.
Pese a todo triunfó llevando a más de dos millones y medio de espanyolitos a comer unas garrapiñadas mientras metían mano a las mozas del pueblo en los cines de barrio. Para hacer una comparación: Sor Citroën es del mismo año y se quedó rozando los 2 millones.
Si tienes 15 años, crees que estamos en los 60 y mojas las bragas con Tom Jones no lo dudes, es tu película.

Dame un poco de amooor...! , Los Bravos, Tip y CollDame un poco de amooor...! (1968). Sólo un año después Los Bravos vuelven a la carga, y hay que ver lo que da de si un año porque vista esta peli nos damos cuenta como han aprendido estos malandrines. Esta vez bajo las ordenes de un perro viejo como José María Forqué que no se amedrenta y usa todo el arsenal de zooms, planos imposibles y urbanos que ya quisiera Argento, travellings y más travellings, montajes acelerados, insinuantes movimientos de cámara, sobre impresiones de bocadillos de cómic... y yo que sé que más.
Y es que esta película es un auténtico cómic hecho carne y hueso. Su protagonista, el cantante Mike, un tipo que todo el día está leyendo tebeos, se ve envuelto en el maquiavélico plan de un malvado al estilo Fú Manchú y su clan de chinos que no pronuncian la erre y gángsters sacados de los años 30.
Si en la anterior película el protagonista absoluto era el cantante del grupo y el resto se tenía que quedar con las migajas aquí la cosa es más exagerada porque ni eso. Por suerte el amigo Mike Kennedy aprendió de su mala interpretación y aquí no para de gesticular como un Jim Carrey enfarlopado hasta las cejas (aunque físicamente se acerca más a Michael Crawford). El resto del reparto mantiene el tipo aunque no llega al Dream Team de la anterior peli (aunque algunos repitieron): Tomás Zori, Tip y Coll, Rafaela Aparicio, Blaki y Laly Soldevilla.

Nos encontramos un producto especialmente pensado para ser moderno (en la época). Toda la estética kitsch que notamos a faltar en la peli de Aguirre aquí la tenemos multiplicada al cubo, incluso las actuaciones musicales, muchas de ellas con estética de los títulos de crédito de cualquier Bond que ya apuntaban en el anterior film, con las que nos castigan constantemente están rodadas con más ganas e interés. Especial atención al clip que acontece con una animación muy rudimentaria pero que es un gran homenaje a los tebeos más baratos y que no deja de ser una versión de Popeye en el Oeste con final infeliz. O el que está hecho con el rotoscopio que le regalaron a Bakshi a los cinco años. Aunque para ser justo hay que decir que no es rotoscopio, si no M-Tecnofantasy (aunquetiene parentesco con la técnica creada por Max Fleischer), la escena la rodó el mismo creador de esta técnica, Francisco Macián, director de El mago de los sueños.
¿A quién no le gusta ver a Los Bravos sacar rayos láser por los ojos que ocasionan orgasmos a las secretarias?


Una vez año ser hippy no hace daño, Tony Leblanc, Concha Velasco, Manolo Gómez Bur, Alfredo LandaUna vez año ser hippy no hace daño (1969). La joya de la corona. Todo un tour de force por cuatro de los emblemas más representativos del cine dominguero: Tony Leblanc, Concha Velasco (cuando aún era Conchita), Manolo Gómez Bur y Alfredo Landa. Y en la retaguardia José Sazatornil, Rafael Alonso, Laly Soldevila (again), Blaki y ¡Joaquín Prat!

La que en un primero momento se tenía que haber titulado Los hippyloyas fue una producción de ínfimo presupuesto (made in Dibildos) rodada en el mítico Torremolinos donde Leblanc se pone a chulear a un trío de bodas, bautizos y comuniones a bordo de su Cadillac 62 intentando montar un grupo pop y pillar las migajas de los de Liverpol en esta especie de versión castiza de la serie de tv The Monkees.
Un auténtico un caos de producción donde los actores casi se quedan ciegos por culpa de la mala calidad de los focos y la guerra interna Landa vs Gómez Bur hizo que acabaran enemistados hasta el fin de los días en su duelo personal mientras graban el audio de las canciones en post producción.

Aún y todo este esperpento la jugada salió redonda con todo ese grupo de actores que rizaron el rizo sacando lo mejor de sí mismos. Pero si alguien se lleva la palma es el gran Gómez Bur, que al más estilo Mortadelo luce disfraces a cada cual más esperpéntico y no se corta un pelo en hacer el loco en los videoclips de Los Hippyloyas.

Otra vez Javier Aguirre tras la cámara, pero esta vez dándolo todo para una historia que no hay por donde cogerla, con personajes que no sabes de donde salen, de donde vienen ni cual es su papel en la trama (no hay más que ver ese abrupto final que parece más bien que se quedaron sin dinero para acabarla) pero nos da igual mientras disfrutamos de sus canciones y sus planos llenos de zooms de la escuela Lazarov. Nunca antes el formato panorámico nos había dado tantas alegrías en sus poco más de 80 minutos que pasan en un suspiro.

Una vez al año ser hippy no hace daño forma parte de ese cuadríptico bastardo que se montó José Luís Dibildos con Leblanc, Landa y Gómez Bur: Los subdesarrollados (Fernando Merino, 1968), Los que tocan el piano (Javier Aguirre, 1968) y La dinamita está servida (Fernando Merino, 1968). Y donde en la primera y la tercera cambió a Concha Velasco por su señora Laurita Valenzuela.

Pero si algo tienen en común las tres películas aquí comentadas son sus bandas sonoras a cargo del maestro Adolfo Waitzman, especialmente destacable todo el soundtrack de este Una vez al año... lleno de melodías, desde lo más spanish de la época a ritmos más poperos pero todo ello bañado con mucho sentido del humor. Tanto sentido del humor que son capaces de hacer un chiste (casi privado) a costa de Los Bravos y su Los chicos con las chicas.

Que grandes Los hippyloyas!, auténticos precursores de la publicidad tabacalera subliminal.

sábado, mayo 01, 2010

Taron y el caldero mágico

Taron y el caldero mágico, Disney
Finales de los 70, principios de los 80, Disney es un caos (como dejé caer en su día). Aunque cueste creerlo películas como Robin Hood o Tod y Tobi no recaudaron lo esperado en su estreno. Muchas películas con actores reales, que no eran más que moralina barata, y el imperio Disney se aguantaba gracias a su canal de televisión por cable (Disney Channel) y el parque de atracciones yanki (el de Tokyo abriría en el 83).

La gran compañía era un barco a la deriva que no sabía por donde tirar y sólo le faltó ese auge de películas de espada y brujería que nació a rebufo de Conan el bárbaro, con todas esas espantosas italianadas (Ator el poderoso), series B (El señor de las bestias), largos animados (Tygra: hielo y fuego) y series de tv (He-man y los masters del Universo). Disney lo tenía claro, ese era el camino. 


Taron y el caldero mágico, DisneyPrimeros diseños

Compró los derechos de una saga de novelas juveniles del género firmadas por Lloyd Alexander en los años 60, conocidas como Las crónicas de Prydain. Esta saga se componía de cinco libros, a saber: El libro de los tres, El caldero mágico, El castillo de Llyr, Taran el vagabundo y El gran rey.

Disney
decidió usar los dos primeros libros para dar forma a un proyecto que estaba destinado a llevar a lo más alto el género de la animación. Cuan equivocados estaban los señores de la gran D.

Taron y el caldero mágico (la película) era un producto hecho a lo grande: realizada en 70 mm formato cinerama (la última que la compañía hizo así para volver a otros formatos más compatibles con los televisores cuadrados de la época), se usaron cámara multiplano y animación hecha por ordenador (algo totalmente novedoso a mediados de los 80), una nueva técnica de animación se inventó especialmente para el film, la ATP (Animation Photo Transfer) y contó con un presupuesto de 25 millones de dólares.

 
Taron y el caldero mágico, DisneyDiseños de Burton

Una de las historias que más han circulado es que Tim Burton estuvo detrás de varios de los diseños del film, pero eso no es así. Es cierto que el director de Beetlejuice en aquella época trabajaba en Disney. Entró en 1979 como animador participando en Tod y Tobi y, aunque él mismo siempre dijo que odiaba esa época, consiguió sacarle partido al iniciar proyectos que de otra forma no hubiera podido: Stalk of the celery monster, Doctor of doom (que él mismo protagonizaría), Luau y el archiconocido Vincent.

De animador pasó a ser artista conceptual en el proyecto de Taron y el caldero mágico, es decir, que se dedicaba a dibujar cualquier cosa que se le pasara por la cabeza y si los mandamases del proyecto lo consideraban oportuno se usarían para el film.
Nada de lo que dibujó gustó y su aportación acabó siendo la nada más absoluta.

 Taron y el caldero mágico, Disney
Ya antes del estreno (1985) se dieron cuenta que la película era demasiado oscura y tenebrosa para un film de animación Disney, la única opción para darle algo de ligereza fue eliminar algunas escenas (algo totalmente novedoso en la compañía) que contenían muertes y desnudos, pero aún y así acabó siendo clasificada PG, es decir, que avisaban que podía tener escenas no aptas para menores. La suerte estaba echada y el film acabó pasando con más pena que gloria por las salas de cine.

Tal fue el arrepentimiento de Disney que acabaron escondiendo la película durante años. Una de las tácticas de Disney era la explotación en vídeo de sus películas y el re-estreno de éstas en cines unos años después de su estreno. Eso no pasó con Taron y el caldero mágico. Nunca se reestrenó y no se lanzó en vídeo hasta mediados del 98 (¡casi 15 años después de su estreno!).

 Taron y el caldero mágico, Disney

¿Tan sombría y oscura es la película? Pues sí. Quizá vista hoy haya perdido algo, ya que toda su oscuridad está totalmente superada, pero en el año 85 una película con el logo Disney como ésta era bastante dura. Y puedo dar fe de ello que la vi con cinco añitos en el extinto cine Versalles.
Técnicamente lo que comentaba antes del aprovechamiento por parte de Disney de la moda de películas de espada y brujería no es cierto, ya que la producción del film empezó en los 70 y su estreno coincidió con ese auge del subgénero.
Esa saturación seguramente no ayudó al éxito de la película pero sin duda la oscuridad que impregna la mayoría del metraje fue el detonante.

La sinopsis no tiene secreto. Según una leyenda existe un caldero mágico que permite gobernar el mundo. Tras él anda el Rey del Mal, que se entera que la única que puede descubrir su paradero es una cerdita que tiene visiones (sic).

Aunque en muchas películas Disney hay momentos aterradores (Blancanieves, La bella durmiente...) está va más allá, entre otras cosas porque gran parte del metraje acontece en el castillo del Rey del Mal, que su propio aspecto (una especie de zombi animado con una técnica de rotoscopio más cercana a la de Bakshi que al de las propias peliculas Disney de décadas atrás) ya da cierto respeto, un lugar lúgubre y en ruinas habitado por unos dragones alados y los esbirros del Rey del Mal, personajes grotescos con barba de tres días que incluso lucen pelo en las axilas.

 
Taron y el caldero mágico, Disney


Por no hablar del ejercito de muertos vivientes que reviven por el poder del caldero, que en determinada parte del film un personaje es capaz de suicidarse para que el resto puedan desbaratar los planes del Rey del Mal o que al protagonista lo vemos sangrar después de haber sido atacado.
También corren por ahí tres brujas muy horribles que por algún momento lucen una estética demoníaca.

 
Taron y el caldero mágico, Disney


Pese a todo eso Disney usó el arquetipo de resorte cómico para la mano derecha del villano, una especie de duende enano llamado Creeper. Y repitió la jugada en el bando de los buenos con Gurgi, un bicho peludo bastante insufrible.

Por otro lado el film rompió con otro de los factores de las exitosas películas Disney: no hay canciones. Ni una sola.

 Taron y el caldero mágico, Disney
Pero al final lo importante es como funciona en su cojunto y es ahí donde pierde agua por todos lados.
Salvo su estética tenebrosa y, en algún momento, cruel, la película es aburrida y previsible (aunque esto último es algo que ya viene en el adn Disney).

Los personajes tienen nivel cero en carisma. Este dato es especialmente doloroso en el malo, que normalmente este rol en las películas Disney suele estar elaborado, pero este Rey del Mal es una especie de caballero templario de Ossorio sin personalidad alguna, que se limita a mirar, dejar caer un par de frases de panfleto sectario para que veamos lo malísimo que es y poco más.
Y es que la película (no sé hasta que punto es fiel con los libros) tiene muchos agujeros argumentales. Uno se pregunta constantemente donde está el resto de los habitantes del lugar (sólo aparecen los cuatro protagonistas y los habitantes del castillo) y para qué quiere el Rey del Mal ese ejercito de zombis si no hay nada que conquistar.


Disney ya ha anunciado una edición especial en DVD para este verano, con extras como esas famosas escenas eliminadas. Será una buena ocasión para ver hasta donde llegaron los tijeretazos.

miércoles, abril 21, 2010

Diabolik

Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell1968 es recordado como uno de los más prolíficos en cuanto a películas que marcaron un antes y un después en el género fantástico. 2001. Una odisea en el espacio, El planeta de los simios, La noche de los muertos vivientes... y ¡Diabolik!

Vale, ponerla como obra puramente fantástica quizá sea cogerlo con pìnzas, pero una película basada en un fumetti, con un protagonista enmascarado que pega princos por todos lados, que conduce un cochazo (un Jaguar E-Type de negro mortuorio), que utiliza multitud de gadgets, que tiene una guarida secreta bajo tierra y que luce un rubia de impresión a su lado ¿es o no fantástico?

Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell

Diabolik es un personaje basado en el comic italiano (llamado más propiamente fumetti, en el caso de Diabolik un fumetto nero) creado por las milanesas Angela y Lucciana Giussani a principios de los 60 fuertemente inspiradas por las novelas giallo y con unas gotas de Fantomas.

La publicación es todo un éxito. Y como todo éxito que se precie ha de tener sus imitadores: Kriminal, Infernal, Satanik, Demoniac... Algunos de ellos tuvieron adaptación a la gran pantalla pero de resultados demasiado pobres.


Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell 

Tonino Cervi (tambien conocido como Antonio Cervi) productor, director y guionista que tenía como su obra cumbre el haber producido Bocaccio'70, piensa en la posibilidad de hacer la película basada en Diabolik y logra convencer al todo poderoso Dino De Laurentiis para que se la produzca.

El mismo Cervi se pusó tras la cámara y fichó a Jean Sorel (actor francés con varios giallo a sus espaldas: Una lagartija con piel de mujer, La corta noche de las muñecas de cristal...) como protagonista y a Elsa Martinelli (modelo reciclada a actriz) como Eva Kant. Después de unas cuantas sesiones de fotos para publicitar el proyecto (al más estilo Cannon) y una semana de rodaje De Laurentiis lo suspende al ver los copiones y comprobar que lo que se está filmando es de una calidad paupérrima.



Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell Diabolik versión Tonino Cervi

El productor italiano decide que el proyecto necesita más presupuesto y se le ocurre hacer un paquete con la película junto a Barbarella, otra adaptación de cómic que estaba preparando para que Roger Vadim la dirigiera y Jane Fonda la protagonizara, y endosársela a la Paramount que acepta sin rechistar.

Contrata a Mario Bava como director, basicamente por su fama de sacar el máximo partido hasta el último céntimo, haciendo que todo luzca en pantalla al máximo, que, además, escribe el guión junto a tres guionistas más y la supervisión de las autoras originales. Como Diabolik eligen a John Philip Law, que también iba a interpretar un papel importante en Barbarella, el ángel ciego Pygar, y para su compañera Eva Kant aceptan la recomendación de R. Vadim y contratan a Catherine Deneuve. Michel Piccoli (un habitual de Buñuel) encarnaría al inspector Ginko, el rival de Diabolik, y Adolfo Celi (que estaba en un buen momento de popularidad después de haber sido el malo en Operación trueno. Este detalle tendrá importancia más adelante) se haría cargo del gangster Valmont.



Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa MellCatherine Deneuve como Eva Kant

En un principio Barbarella era la película importante, la que con más medios y presupuesto iba a contar, y la que primero iba a rodarse pero un retraso en el sistema de proyección frontal que tenía que llegar desde Inglaterra obliga a retrasarla y se decide que Diabolik empiece a filmarse.

A la semana Bava y De Laurentiis llegan a la conclusión que Deneuve no es la indicada para el papel sustituyéndola por la austriaca Marisa Mell (que curiosamente un par de años después protagonizó Una historia perversa junto a los que tuvieron que ser el primer Diabolik y la primera Eva, Jean Sorel y Elsa Martinelli respetivamente) después de descartar a Marilù Tolo, con lo que tiene que volver a iniciar el rodaje desde cero.


Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell
A partir de ahí el rodaje fue como la seda, a excepción de los tira y afloja que siempre tuvieron Bava y De Laurentiis, ya que el primero era partidario de mantener la línea perversa y excesivamente adulta del fumetti original (seguramente este es su film con menos hemoglobina) y el segundo quería algo más light para venderlo con más facilidad internacionalmente.

Aún y estos problemas entre director y productor De Laurentiis quedó tan satisfecho del resultado final y, sobre todo, de que sólo se hubiesen gastado 400 mil dólares de los 3 millones que tenían de presupuesto que le ofreció a Bava rodar una secuela con el dinero sobrante. No hace falta decir que éste se negó.

 Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell
En líneas generales podríamos decir que en el momento de su estreno el film pasó con más pena que gloria a excepción de Italia, claro, donde funcionó maravillosamente. Pero en el resto del mundo, donde el personaje era un totalmente desconocido, apenas causó ningún tipo de reacción. Eso por no contar las innumerables mutilaciones que sufrió, por ejemplo, en Inglaterra, que se estrenó bastante tiempo más tarde, lo hizo con 15 minutos cortados.
En los USA (titulada Danger: Diabolik) se le llegó acusar de querer aprovecharse del éxito de la serie de Tv de Batman, cosa que parece bastante poco probable que cuando se empezó a gestar el film de Bava la serie hubiera llegado a Italia.

También se dijo que bebía de la saga de James Bond, aunque la realidad es que años más tarde, en el regreso de Connery al personaje en Diamantes para la eternidad llegaron a copiar muchas cosas de Diabolik. Si acaso, y muy cogido por los pelos, podríamos ver ciertos paralelismos con los Fantomas franceses.

Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell 
Pero como siempre pasa en estos casos el tiempo no hizo más que ayudarla a conseguir ese estatus de culto que tiene hoy, un film que se ha reivindicado hasta la saciedad. A eso ha ayudado, al menos en Italia, que su versión impresa sigue saliendo a la calle periódicamente y con un éxito brutal. No es extraño que en el nuevo milenio se hayan visto series de dibujos, un videojuego (bastante justito a mi entender), que un modelo de coche lleve su nombre (el Fiat 500 Diabolika) o que en su país de origen a las sudaderas con capucha se les conozca como Diabolik. Por no hablar del pedazo homenaje que se marcaron los Beastie Boys.

Que Diabolik sea hoy en día lo que es no es ninguna casualidad. Es un film que destila calidad por todos sus poros. La mano de Bava se nota y se agradece. Consiguió darle una estética tan irreal que parece que estemos ante un cómic. Sólo hay que ver ese prólogo con el escuadrón de motos de la policía y los agentes de incógnito con bolsas repletas de dinero que lucen un espléndido signo del dolar. Incluso su estructura narrativa (realmente nos encontramos con tres aventuras del personaje) que parece de un cómic con varias historias en su interior. O los psicodélicos títulos de crédito con el siempre convincente efecto de pinturas en movimiento que, curiosamente, años después, se repetiría en cierta forma en otra producción De Laurentiis, Flash Gordon.
Todas esas composiciones de plano a cada cual más rebuscado, sus imposibles secuencias rodadas en blue screen, sencillos pero efectivísimos trucajes repletos de fondos pintados y falsos recortes que puestos en el lugar indicado y previa orientación de los actores nos da la sensación de que estamos ante una producción de gran envergadura. Ahí están todas las secuencias que acontecen en el escondite de Diabolik, por poner un ejemplo.

Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell 
Está claro que esa estética tan apabullante sólo era posible en su época, aunque todo está tan exagerado que no puede parecernos más que un kitsch molón. Todo, absolutamente todo, entra por los ojos de forma cegadora. Desde el sencillo, pero perfecto, traje de cuero negro de Diabolik (su máscara fue diseñada por el gran Carlo Rambaldi) y los modelitos de Marisa Mell, que no hacen más que acentuar todo el erotismo que destila toda la película.

Un gran detalle que viene a colación a la indumentaria de Diabolik, cuando lleva su traje negro sólo vemos sus ojos, pero cuando se disfraza para confundirse con el resto de personas y pasar desapercibido se le ve toda la cara salvo los ojos, que están ocultos tras unas gafas de sol. Un gran hallazgo visual mostrándonos el negativo y el positivo del personaje.


Diabolik, Mario Bava, John Philip Law, Dino de Laurentiis, Marisa Mell
Su banda sonora, que fue pasto de un corto firmado con pseudónimo, no desentona para nada en la alta calidad del resto de apartados. Compuesta por el mismísimo Ennio Morricone, que no puede evitar el auto homenaje a sus trabajos en el spaghetti western.

Lamentablemente el soundtrack nunca se comercializó y con los años los masters originales se perdieron en un incendio, con lo que las versiones que circulan son las que se han sacado directamente de la película (la mayoría de la versión LaserDisc). Una auténtica lástima.

Definitivamente, Diabolik es una obra maestra.

sábado, abril 17, 2010

El torreón

El torreón, the keep, Michael Mann, Gabriel Byrne, Ian MacKellen
Durante la Segunda Guerra Mundial un pelotón nazi llega a un poblado de Romanía. Allí encuentran una fortaleza que usarán como campamento base. Pero rápidamente se darán cuenta que no es una fortaleza normal, sus pasillos están repletos de cruces y su construcción es a la inversa de lo normal, las paredes interiores están construidas con grandes piedras, mientras que las exteriores con pequeñas. No es una fortaleza hecha para protegerse de una amenaza exterior, todo lo contrario, está pensada para evitar que lo que habita en ella pueda salir.
Los soldados se instalarán en ella pese a las advertencias de la gente del lugar.

El torreón, the keep, Michael Mann, Gabriel Byrne, Ian MacKellen
¿Sensación de déjà vu? Efectivamente, los parecidos con la película comentada días atrás, Beowulf, son más que evidentes. Aunque este El torreón, dirigida por Michael Mann en 1983, está basada en una novela de Francis Paul Wilson publicada en el 81 y convirtiéndose en un bestseller. Aunque el propio Mann, que su única razón para meterse en el cine fantástico era para romper con la línea "real" de su anterior film, Ladrón, se encargó de decir que su guión no era excesivamente respetuoso con la obra original.


Si antes comentaba las similitudes argumentales entre El torreón y Beowulf (que estaba basada en un antiguo poema anglosajón) hay un punto de similitud más: la banda sonora.

Mientras que en el film de Lambert era una música trallera, totalmente opuesta a lo que es una banda sonora tradicional (y más para una que podríamos catalogar como de espada y brujería aún siendo muy por los pelos) la de El torreón no se queda atrás con una música puramente electrónica.
Aunque claro, comparar ambas es cuanto menos injusto. La del film de Mann, aún siendo igualmente rompedora para el tipo de film que es y, sobre todo, en la época en la que está ambientada, es de una calidad infinitamente superior. Compuesta por Tangerine Dream, grupo alemán de música electrónica que desde finales de los 60 hasta fecha de hoy siguen lanzando discos. Y ya venían de trabajar con Mann en Ladrón un par de años antes y después siguieron haciendo música para cine en multitud de films (Carga maldita, por ejemplo).
Pese a que el grupo era muy conocido en la escena la banda sonora no apareció editada hasta finales de los 90, aunque de los 16 cortes solamente 3 aparecían en el film.

El torreón, the keep, Michael Mann, Gabriel Byrne, Ian MacKellen
Uno de los aspectos fuertes de El torreón es su cuidado aspecto visual como ya es marca de la casa en su director. Toda la estética de la fortaleza, su interior lleno de niebla y sus juegos de luces puramente videocliperos contrastan con el batiburrillo de ideas que impregnan todo el metraje.
En un principio la película tenía que haber durado en torno de las 3 horas pero se acabó reduciendo en poco más de 90 minutos, más por cuestiones económicas y es que la Paramount dejó de inyectarle cash a la producción cuando llegó a los 6 millones de dólares. Luego la película pasó con más pena que gloria en la taquilla americana apenas recaudando la mitad de su presupuesto.

El torreón, the keep, Michael Mann, Gabriel Byrne, Ian MacKellen
Siguiendo con el aspecto estético, Molasar, la criatura que habita en la fortaleza, fue diseñada por Enki Bilal (claramente inspirado en el golem de Paul Wegener) dibujante yugoslavo de comics muy ligado al formato cinematográfico, ya fuese realizando carteles, diseñando decorados o vestuario y dirigiendo películas. Quizá la más destacada sea Immortel (ad vitam) estrenada en el 2004 con bastante éxito en Francia; mezcla fallida de actores reales y animación 3D, una especie de El quinto elemento versión noir que se basaba en las dos primeras entregas de la trilogía de Nikopol que él mismo había dibujado y guionizado 20 años atrás.

El torreón es un film fallido, que quiere tocar muchos palos y va de aquí para allá sin mucho sentido (seguramente culpa de no haber tenido el dinero suficiente para haber rodado el guión original) que se aguanta por el fenomenal acabado visual, un reparto muy competente (Scott Glenn, Gabriel Byrne, Ian MacKellen,
Jürgen Prochnow) y esa extraña (pero buena) banda sonora de Tangerine Dream.

martes, abril 13, 2010

Beowulf. La leyenda

Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker

Que la carrera de
Christopher Lambert está más acabada que las maracas de Machín es algo que sabemos todos, pero, aunque no lo parezca, hubo un tiempo en que el tipo prometía y parecía que nos íbamos a encontrar un nuevo Belmondo pero a nivel internacional y con mirada estrábica.

Comenzó muy fuerte con
Greystoke, Subway. En busca de Freddy y, sobre todo, Los inmortales. Luego intentó labrarse una carrera como actor serio y todo comenzó a descarrilar: El siciliano, Conspiración para matar a un cura y hasta se atrevió con la comedia en A mi que me registren.
Como veía que la cosa no acababa de funcionar empalmó proyectos más comerciales: la innecesaria
Los inmortales II. El desafio, Jaque al asesino (una rémora de El silencio de los corderos que él mismo producía) y Fortaleza infernal (que es hasta salvable).
A partir de ahí se pasa a películas de acción que tiene su objetivo la explotación en videoclub y que con suerte se estrenan en cines:
Gunmen, Sin escrúpulos, Los inmortales III. El hechicero, Presa de la secta y la archiconocida Mortal Kombat.

Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker

No voy a seguir repasando lo que vino después porque no vale la pena pero resumiendo, que
Lambert finalmente ha terminado en una especie de action-actor de películas de serie B, muy lejos de jugar en la primera división (Stallone/Schwarzenegger) o, incluso de la segunda (Van Damme/Seagal -al menos hasta los 90-) y tiene que convivir en la tercera más zetosa junto a Dudikoff o el Seagal del nuevo milenio (especializado a sacar uno o dos telefilms al año de supuesta acción).

Nos trasladamos a verano del 99 ¿y qué nos encontramos?
Christopher Lambert por partida doble.
Por un lado la película buena (cojámoslo con pinzas, please)
Resurrección. Su reencuentro con Mulcahy no era más que un explotation de Seven, con todos los clichés habidos y por haber, donde Lambert producía y escribía el argumento. Pese a todos sus peros el film se podía ver y disfrutar si uno no era excesivamente exigente.
Y luego teníamos la mala,
Beowulf, que en los USA se estrenó directamente en vídeo, basada muy libremente en un poema épico anglosajón.


Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker
Nos encontrábamos a Lambert, que vaga por un mundo totalmente anacrónico, hasta que se topa con un castillo donde cada noche sus habitantes comienzan a morir a manos de una extraña criatura que vive en las catacumbas. No hace falta decir que Beowulf, el personaje de Lambert, se introducirá en él para dar caza a la bestia.

Muchas cosas negativas se han dicho del film, que si la peor película del año, una de las peores de la historia... Hombre, la película buena no es, ahora bien, en un segundo visionado (cuando ya sabemos lo que nos vamos a encontrar) la cosa cambia y es un producto mucho más disfrutable y, sin lugar a dudas, más divertido.


Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker
Si no, no se puede entender esa escena al principio del metraje (que es toda una declaración de intenciones) donde un grupo de hombres, que a cada cual lleva unas vestimentas más estrafalarias, están a punto de degollar a una mujer con una navaja de afeitar gigante.


Esos atuendo que comentaba tienen una estética que sólo eran capaces de conseguir los sucedáneos italianos de
Mad Max y 1997: Rescate en N.Y., al igual que parte de la estética del castillo que tiene unas chimeneas industriales que no paran de bramar fuego.

Más cosas malas: nos encontramos una peleas que en estética parece que quieran parecerse a las de
Pacto de lobos si no fuese porque el film de Christophe Gans se estrenó dos años después. Peleas donde no hacemos más que ver a Lambert, perdón, al doble de Christopher Lambert dando volteretas por el aire mientras no paramos de ver los arneses que lo sujetan.Pero sin duda hay dos puntos que siempre aparecen en las críticas de la película: los efectos digitales y la música. Los efectos son, sin temor a exagerar, tercermundistas. Cuando aparece el monstruo lo vemos difuminado, es decir, que le han metido un filtro para distorsionarlo, seguramente porque se darían cuenta que el disfraz les quedó excesivamente ridículo. Pero eso sólo es detalle minúsculo cuando vemos el último combate del film, no se puede explicar con palabras, aunque la imagen de abajo puede darnos una pista.


Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker
Y la música, ¿qué decir de la música? Pues que ya puestos en hacer una escabechina no se les ocurrió otra cosa que poner música maquinera en una película de "cierto" aspecto medieval. Música electrónica pero de un gusto terrible, ni mi viejo Spectrum 128K era capaz de crear semejantes ruidos al cargar los juegos.

Curiosamente muchas de las personas que participaron en Beowulf están relacionados con la saga de Mortal Kombat, la película, sus secuelas o los telefilms: ya fuese los responsables de la banda sonora, varios de sus productores, los de efectos digitales y, por supuesto, su protagonista.


En cuanto a los actores pues todos muy mal, empezando por
Lambert y su imposible rubio oxigenado o el alemán Götz Otto, que vivía ciertos días de gloria después de aparecer en El mañana nunca muere y que el que vea cine espanyol le pueda sonar de varias películas de Trueba: La niña de tus ojos y El embrujo de Shanghai.

Si acaso destaquemos a un par de féminas (más por cuestiones físicas que no actorales) que no paran de lucir palmito durante todo el metraje.
Rhona Mitra, que venía de ser la Lara Croft publicitaria, y su escote vertiginoso y Layla Roberts
, modelo del canal Playboy, que directamente se pasea totalmente desnuda en la mayoría de sus escenas o, como mucho, lleva algún vestidito transparente que no deja nada para la imaginación.

Beowulf. La leyenda, Christopher Lambert, Rhoma Mitra, Graham Baker
El director de todo estos desvaríos varios es Graham Baker, que venía de dirigir videoclips y en terreno cinematográfico El final de Damien, Alien Nation y que después de este Beowulf (¡oh, sorpresa!) nunca más ha vuelto a ponerse detrás de las cámaras.

Lo sé, después de todo esto puede parecer que la película es un gran bodrio, y sí, lo es, pero no hay que dejarse engañar, porque es un bodrio muy divertido y disfrutable
. Una exageración en mayúsculas en cada uno de sus planos y secuencias, donde siempre sabemos lo que ocurrirá y que antes que Lambert abra la boca para soltar sus intentos de imposibles frases lapidarias sabemos lo que dirá. Sin duda, la película favorita del señor que va dentro del disfraz de Godzilla en la películas de Ishiro Honda.