martes, julio 10, 2012

Staying Alive (La fiebre continúa)

Staying Alive (La fiebre continúa), Travolta, Stallone
Nunca he entendido que pintaba Stallone dirigiendo esta secuela de Fiebre del sábado noche. Sí, estaba viviendo un momento dulce en la taquilla con las primeras Rocky o Acorralado, pero, ¿quién fue el lumbreras que asoció el mundo de Tony Manero con Sly?
Tiene su gracia que en el film de Badham Manero tuviera un poster de Rocky en su habitación, pero de ahí a que su protagonista acabara dirigiendo la secuela media un abismo.

Todo esto salió de la cabeza pensante de Robert Stigwood, el productor de la anterior película y de otros éxitos musicales como Tommy, Jesuscristo superstar, Grease o Evita, y que además era mánager de los Bee Gees; que a saber como contactó con Sly y este se prestó a incluso a producir y escribir el guión.
No olvidemos que el protagonista de Rambo empezó con películas de muy bajos vuelos como El semental italiano o La carrera de la muerte del año 2000, con lo que viendo que lo tenía muy crudo en el cine decidió escribir sus propios guiones y protagonizarlos. Ahí apareció con el guión de Rocky bajo el brazo (por el que estuvo nominado al Oscar en guión y como mejor actor) que le catapultó a la fama, para luego ser considerado carne de Cannon y fascistoidadas estilo Cobra o secuelas de Rocky a mansalva. Pero a lo que íbamos, que en la época Sly todavía iba por la vida de auteur.

Staying Alive (La fiebre continúa), Travolta, Stallone
Si bien a Travolta le fue muy bien con Grease, con Vivir el momento e Impacto las cosas comenzaron a torcerse (entre medio Cowboy de ciudad fue un exitazo en USA). Así que lo más lógico era conseguir un éxito fácil con alguna secuela de sus mayores éxitos. Después de tantear y descartar aparecer en Grease 2 solamente nos quedaba resucitar a Tony Manero. Pero claro, la estética disco desapareció rápidamente una vez entrados en los 80, si antes las chorreras y los pantalones de campana eran molones en la nueva década eran simplemente horteras. Todo eso se había cambiado por los calentadores, la estética gay y la música new wave. Ahí teníamos pelis como Fama, Flashdance del mismo año y la posterior Footloose.

Con todo eso parecía lógico sacar al personaje de las discotecas y meterlo como bailarín en una producción de Broadway, donde busca la oportunidad de subir peldaños y ser el protagonista de la función.

Staying Alive (La fiebre continúa), Travolta, Stallone
Y es todo eso lo que le da un aire extraño al film. Porque si el protagonista no se llamase Tony Manero nadie, absolutamente nadie, pensaría que estamos ante una secuela de Fiebre del sábado noche. Ni siquiera por su banda sonora.

Se puede apreciar que a Stallone poco o nada le importaban los Bee Gees. Si en la anterior película emplearon la clásica estratagema de usar una banda sonora para arrastrar al público a los cines aquí pasó lo mismo, pero en cambio las canciones poco se aprovecharon en el film, donde apenas se dejan escuchar. Por contra se potenció los temas escritos por Frank Stallone, muchísimo más acordes a la estética del film, junto a su colega Vince DiCola, que luego se marcó unos temazos en el soundtrack de Rocky IV.
En el reparto poquito que destacar salvo que Julie Bovasso vuelve a repetir como madre de Manero y un pequeño papel Kurtwood Smith, uno de los malos de Robocop.


Staying Alive (La fiebre continúa), Travolta, Stallone

Aunque nos parezca mentira el film no fue ni mucho menos un fracaso. En USA tuvo bastante éxito, no recaudó tanto como la primera, pero los 60 millones cosechados la auparon entre las más taquilleras de 1983.
Otra cosa es lo que dijo la crítica, que la puso a caer de un burro. Y con razón, porque el film es malo y aburrido como pocos. Con un guión al que se le nota la firma de Sly, porque estamos ante Rocky pero cambiando los guantes de boxeo por mallas y los cuadriláteros por escenarios. Lo mismito. Y de nada sirve ese momento final de "ahora quiero fardar" y los Bee Gees sacando gorgoritos. Te enteraste tarde donde te metías, Sly.

Staying Alive (La fiebre continúa), Travolta, Stallone
Curiosamente Travolta quemó su último cartucho para volver a catar el aroma del éxito en su siguiente film: reunirse con Olivia Newton-John, que también venía rebotada después del vapuleo que recibió por otro film musical, Xanadú.
Tal para cual tampoco tuvo mucha más suerte y naufragó por las taquillas. Pero claro, con el peinado que le pusieron a Olivia, ¿qué esperaban?

jueves, julio 05, 2012

¡Arde Hollywood!

¡Arde Hollywood!, Alan Smithee, Arthur Hiller, Ryan O'Neal, Eric Idle, Coolio, Sylvester Stallone, Whoopi Goldberg, Jackie Chan, Harvey Weinstein
Pongamos que estamos a mediados/finales de los 90. Alguien decide hacer una película de acción llamada Trio, con un presupuesto estratosférico de 200 millones dólares y protagonizada por Sylvester Stallone, Jackie Chan y Whoopie Goldberg (!!!). Pero la película acabó siendo montada por el productor que hizo tal basura que el director del film, un tal Alan Smithee, robó el único negativo que existía y lo quemó.
Evidentemente todo esto nunca pasó, es el argumento de este falso documental, que juega con las autoparodias en el star system de Hollywood.

martes, julio 03, 2012

Los ojos del gato

Los ojos del gato, Stephen King
A mediados de los 70 apareció la primera adaptación de Stephen King, Carrie, dirigida por Brian de Palma. El éxito del film hizo que cualquier línea escrita por el también llamado Richard Bachman se pasara al celuloide y además con éxitos de taquilla: El misterio de Salem's Lot, El resplandor, Cujo, La zona muerta, Christine, Perseguido... que estaban firmadas por directores como la copa de un pino: Kubrick, Carpenter, Hooper, Cronenberg... Una auténtica fiebre que hizo que casi cada año tuviéramos alguna adaptación estrenada por todo lo alto.
Así fue durante los 70 y 80. Luego, ya en los 90, la cosa cambió un poquito, y muchas adaptaciones acabaron como telefilms o mini series.

Pero volviendo a la época dorada del autor de Los chicos del maíz (siempre hablando de forma cinematográfica), como decía cualquier cosa publicada era buena para ser adaptada, pero eso no debía ser suficiente porque los productores lo contrataban para que él mismo se encargara de escribir el guión para la gran pantalla. Es el caso de Creepshow y de la que nos ocupa, Los ojos del gato.

Los ojos del gato, Stephen King
Siempre defenderé que las épocas doradas de las películas divididas en diferentes relatos fantásticos fueron cuando la Amicus estaba en su máximo esplendor y los 80. Esta última década nos regaló la mentada Creepshow y secuela, The Twilight Zone, WaxWork, El gato infernal o Los Willies (aunque estas son de 1990, pero se rodaron en 1989). Los ojos del gato es de las que no suelen ser muy mentadas, pese a que, como veremos ahora, es de los mejorcito en el género.

La película se divide en tres historias independientes, pero aquí no tendremos un tío Creepy como maestro de ceremonias que nos vaya presentando la historia, si no que las tres tienen un nexo en común: un gato. El título del film lo dice todo, la totalidad de lo que acontece viene dado por un mismo gato. Los dos primeros cuentos originalmente fueron publicados en El umbral de la noche, una recopilación de relatos cortos de los que varios de ellos sirvieron para parir otros films como El cortador de césped, Los chicos del maíz o La rebelión de las máquinas.

Los ojos del gato, Stephen King

La primera historia, basada en Basta, S.A. (Quitters Inc.), trata sobre un tipo que quiere dejar de fumar, para eso acude a una empresa que tiene unos métodos bastante extremos para lograr el objetivo.

La segunda, La cornisa (The ledge), nos relata la historia de un millonetis/mafioso que se entera que su mujer se quiere fugar con su entrenador de tennis, con lo que urdirá una terrible venganza.
En la tercera historia originalmente se pensó en adaptar Sometimes they come back, que luego acabaría siendo el telefilm Algunas veces ellos vuelven de Tom McLoughlin, director de Viernes 13, parte 6 y Siniestra oscuridad, aquella mierda con Adam West. Pero finalmente acabó siendo General, donde un duende/troll habita la habitación de una niña, y cada noche sale para robarle el aliento.

Los ojos del gato es un continuo homenaje hacia la figura de King. Comenzando por el director, Lewis Teague, que había dirigido Cujo, precisamente al perro lo vemos unos instantes persiguiendo al gato, que también pasa por delante del coche de Christine. Luego, hay un momento que uno de los personajes está viendo La zona muerta por la tele y dice "¿Quién escribe estas mierdas?". Además que podemos ver a otro personaje leer Cementerio de animales.

Los ojos del gato, Stephen King

Como decía antes, el film está dirigido por Lewis Teague, un tipo que le fue muy bien en los 80 dirigiendo La bestia bajo el asfalto (con ¡Robert Forster!), La joya del Nilo o Kamikaze Detroit, para luego llegar a los 90 y dar sus últimos coletazos con Navy Seals y Peligrosamente unidos, y seguidamente quedar relegado a telefilms y series de televisión, llegando a participar en aquel telefilm que nunca llegó a ver la luz de La liga de la justicia.


De reparto vamos sobradísimos: Drew Barrymore cuando comenzaría a darle a los primeros lingotazos, James Wood, Robert Hays (el piloto de Aterriza como puedas o el extraterrestre de la serie de Starman), James Rehborn (un secundario de esos que no sabemos nunca su nombre pero siempre nos suena su cara) o Mike Starr (visto en producciones de Tim Burton como Ed Wood o Caos en alta mar).

Todos ellos reunidos en esta producción de Dino de Laurentiis, que también estaba detrás de otras adaptaciones de King como La zona muerta, Miedo azul o La rebelión de las máquinas. Además de tener a un no muy inspirado Alan Silvestri en la banda sonora (más cercana a Delta force que a Regreso al futuro).

Los ojos del gato, Stephen King

Los ojos del gato
se desmarca de, por ejemplo Creepshow, aquí no tenemos zombies, criaturas peludas o monstruitos, dejando de lado este tipo de terror, para hacercarse a esa tensión más propia de La hora de Alfred Hitchcock. La historia de James Woods es totalmente enfermiza y obsesiva dando ese mal rollo de que te toquen a la familia. La segunda es puro Hitchcock, con esa trama de cruzar la cornisa que te mantiene en tensión todo el rato. Por cierto, el efecto de la cornisa con los coches pasando por debajo fue por obra y gracia de nuestro Emilio Ruiz.

Y por último, la del duende, creado por Carlo Rambaldi, que si por un lado fue la más criticada, básicamente porque se escapaba del realismo de las dos primeras y se metía del todo en lo fantástico, a los que vimos la peli de pequeños es la que más nos llamó la atención. Con una magnífica recreación del duende, donde se combina a un tío disfrazado con perspectiva forzada y pantalla azul.
Eso sí, no se decuida el sentido del humor, ya que en medio de algún momento tenso te cuelan alguna gracia como ese chiste visual de Robert Hays pateando una paloma en la azotea.

Por eso y mucho más Los ojos del gato merece subir posiciones y dejar de estar en ese pseudo anonimato en el que se encuentra. Ya va siendo hora que deje de ser en hermano tonto de Creepshow.

jueves, junio 28, 2012

Parecidos clónicos (VI)

Sergio Ramos vs Val Kilmer (cuando era delgado)
[en el fondo los dos dan el mismo ascazo]

martes, junio 26, 2012

Furia silenciosa

Furia silenciosa, Chuck Norris
Otra cinta que teníamos por casa en los 80 y que su carátula me tenía maravillado. Ahí, con Chuck en todo su esplendor patada en ejecución y la cara con sonrisa terrorífica del malo. Anda que no me la miraba veces cuando buscaba alguna cosa que meterle al VHS en la habitación donde teníamos las pelis.

Con el famoso duelo con Bruce Lee, Norris asomaba su pecho peludo en las pantallas. Luego vinieron películas de (muy) bajo presupuesto, hasta que con Los valientes visten de negro cosechó cierto éxito en las taquillas, lo que le ayudó a consolidarse como action hero del celuloide, sobre todo a partir de mediados de los 80, cuando ficha por la Cannon para hacer su exploitation de Rambo, Desaparecido en combate, que triunfó en taquilla, dando paso a su época de mayor gloria con las secuelas de esta, Delta force o Invasión USA.

Furia silenciosa, Chuck Norris
Pero todo eso vendría después del film que nos ocupa y preocupa, Furia silenciosa (1982). Aquí el bueno de Chuck hace de sheriff con gorrito de cowboy estilo ranger, papel que luego ha repetido hasta la saciedad. El tipo es el rey del mambo en un pueblecito que nunca pasa nada ha excepción de unos moteros borrachuzos a los que Chuck les enseña la suela de su zapato.

La cuestión es que un día reciben el aviso de que un tipo que está zumbado se está cargando a su familia hacha en mano. Ahí va la policía y entre pitos y flautas se lo cepillan. Una vez en la morgue resulta que los médicos que lo atienden están trabajando en unos experimentos que permiten acelerar los procesos de curación del cuerpo humano. Experimentos que, evidentemente, los aplican en el cuerpo del asesino, que tiene muerte cerebral. Y ya sabemos lo que pasará, que el tipo se levantará y se cargará a todo lo que se menea.

Furia silenciosa, Chuck Norris
Al final nos encontramos una peli de Chuck Norris que roza lo fantástico/terror con esa especie de Terminator/zombie que es un tanque que se cepilla todo lo que tiene delante. Y que curiosamente se adelantó unos años a Re-animator, es más, el científico loco de aquí se parece mucho físicamente al famosos Dr. West.

Pero aunque el tipo tenga cara de bruto y mate a gente con un hachazo en la cabeza, estrangulamientos y demás, aquí no se recrean demasiado, todo es muy standard. Incluso diría light para estar hecha en plena fiebre del slasher.

Furia silenciosa, Chuck Norris
Dirigida por Michael Miller, del que pocas cosas buenas podemos destacar salvo Class reunion de la National Lampoon, ya que todo lo demás son telefilms de sábado a la hora de la siesta.
Miller le da al film un toque nervioso con mucha cámara al hombro, pero eso no puede ocultar el cutrerío general del film, todo muy acartonado y simplón. Porque más simple que ese esperado final, con la pelea a muerte entre Chuck y el malo en un puñetero descampado, es bastante triste. Incluso para Chuck Norris.

Furia silenciosa, Chuck Norris

Por lo demás nos encontramos con un reparto la mar de apañado con Ron Silver, el gordito de Stephen Furst y William Finley (El fantasma del Paraíso). Y una banda sonora muy ochentera, con esos toques muy simples pero que le dan tensión al asunto. Lástima que no suene en demasía.

Lo cierto es que de niño no debí ver demasiado esta película, porque salvo los primeros minutos, que es la parte donde el malo se carga a su familia, no me sonaba nada de los que estaba viendo, ni que todo fuese tan telefilmesco.
Como suele ser habitual en estos casos la nostalgia y las carátulas chanantes hacen mucho daño.

jueves, junio 21, 2012

Yendo hacia ti (Comin' at Ya!)

Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), Victoria Abril, Tony Anthony
Lo de las películas en 3 dimensiones existe desde que el cine es cine. Ya a principios del siglo XX se comenzaron a sacar sistemas que proyectaban en este formato, aunque los resultados no eran del todo satisfactorios, y se tuvo que esperar hasta los años 50, con Los crímenes del museo de cera versión Vincent Price (y un principiante Charles Bronson haciendo de jorobado) o Llegó del más allá de Jack Arnold. Incluso Jacinto Molina juraba que La marca del hombre lobo fue estrenada en Alemania en este formato.

Luego la cosa declinó, hasta que en los 80 volvió a tener cierto auge con la tercera parte de Viernes 13, Amityville 3D, Tiburón 3D, Cazador del espacio (Aventuras en la zona prohibida), y ya en los 90 daría sus últimos coletazos con Pesadilla final: la muerte de Freddy.

El tema quedó congelado (a excepción de chortos y similares para parques de atracciones) hasta el nuevo milenio, cuando Robert Rodríguez se sacó de la manga Spy Kids 3-D: Game Over y Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl en 3-D, que desembocó en una nueva era dorada del sistema tridimensional: Viaje al centro de la Tierra, Los mundos de Coraline, Alicia en el País de las Maravillas, Up, Avatar, Tron Legacy... toda una retahíla de títulos que solamente están fabricados para aumentar el precio de las entradas y recaudar más.
Porque sí, porque el 3D de cines es un puñetero engaño. ¿3D? Todavía me estoy descojonando. Una pequeña sensación de profundidad y gracias. El que quiera ver 3D de verdad que se vaya a un Imax, ahí si que nos vamos a pensar que un dinosaurio se nos tira encima. Está claro que ahí apechugaremos con documentales y poco más, pero eso es tridimensionalidad y lo demás son tonterías.


Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), Victoria Abril, Tony Anthony

La cuestión, y volviendo al tema, es que la fiebre de la tercera dimensión en los 80 llegó a España con la archiconocida El tesoro de las cuatro coronas, un exploitation de Indiana Jones, pasado por el tamiz castizo de tener a Paco Rabal y a la mismísima Ana Obregón en el elenco protagonista, cuya gracia es que se estrenaba en 3 dimensiones. La mente pensante que había detrás de este divertimento era Tony Anthony, nacido en USA como
Roger Pettito, pero de antepasados italianos. Se inició en esto del cine en spaghetti westerns de bajos vuelos (Un dolar entre los dientes, No te apiades de mí) para luego comenzar a meter baza en los guiones y argumentos de las pelis en las que participaba.

Como decía, en 1983 se estrenaba El tesoro de las cuatro coronas, pero en 1981 ya había hecho sus pinitos en las 3D con Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), ni más ni menos que un spaghetti western cuando el género ya no estaba de moda y encima en 3 dimensiones. Dirigida por Ferdinando Baldi, pero producido, guionizado y protagonizado por Anthony.

Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), Victoria Abril, Tony Anthony

Si años después ficharía a Anita Obregón, aquí se haría con los servicios de Victoria Abril. Además de tener de malo de la función a Gene Quintana (que aquí parece Ron Jeremy), que curiosamente años después se recicló a guionista de algunas entregas de Loca academia de policía o Con el arma a punto; y a Ricardo Palacios, un clásico en los euro westerns, como hermano de este.
Y claro, el propio Anthony se reservó el papel de protagonista. Un tío que se encabezonó en ser protagonista y desde luego, con esa cara de sapo, muy mal lo tenía para ir de héroe y guaperas.
Aunque parezca mentira no es el primer western en 3D. Sin ir más lejos existe alguno en los años 50 producidos por William Castle o Raza de violencia 3D con Rock Hudson.

En el fondo es casi un remake de El justiciero ciego de 1971, otro western ideado por Anthony y coprotagonizado por ¡Ringo Star! y estrenado en los cines españoles 9 años después.
Yendo hacía ti va de un cowboy que el día de su boda (a la cual solo está él, la novia y el cura; ni hay asistentes ni siquiera testigos) unos bandoleros matan al sacerdote, a él le pegan cuatro tiros y se llevan a la novia para meterla en su caravana de mujeres (escena de la que seguro Tarantino tomó buena nota para Kill Bill). No hay que ser muy listo para saber que el cowboy se recuperará y acabará buscando a esta banda para liberar a su (casi) mujer y darles venganza.


Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), Victoria Abril, Tony AnthonyTranquilos, Victoria Abril no hizo daño a ninguno de los murciélagos de goma durante el rodaje

Los que conozcan El tesoro de las cuatro coronas que se froten las manos, porque se van a encontrar las mismas escenas sonrojantes que en aquella. La cosa empieza fuerte con unos títulos de crédito apoteósicos. Tony Anthony se pasea por un granero y va cogiendo objetos en los que están grabados los nombres del cast. Pilla una botella y sale su nombre, un saco y está el nombre de Victoria Abril, un mapa y vemos el nombre del director…
Mogollón de planos forzadísimos para que "disfrutemos" de las 3D en todo su esplendor: contrapicados de un tío que juega al yo-yo, otro que pela una manzana, el otro rompe nueces y el de la moto tira unas cartas a la cámara. ¡Hasta nos meten en la cara el culo de un bebé! O que ponen un indio en la banda de los malos solo como excusa argumental para que le pueda tirar lanzas al prota. Efecto que luego sería reciclado en El tesoro de las cuatro coronas.

Por no hablar de escenas que no vienen a cuento, como la que unos murciélagos (¡de plástico!) atacan a las chicas secuestradas porque sí, solamente para alargar metraje y para meter escenas en 3D.
Yo he tenido la fortuna (o desgracia) de verla en su esplendoroso 3D y, para rematarlo, en 5.1. No hace falta que diga que el efecto tridimensional es chusquero, de esos que nada más salir los créditos finales has de ir a por un gelocatil porque el dolor de cabeza que te queda es de campeonato. Seguramente alguna dioptría habré perdido por el camino.

Yendo hacia ti (Comin' at Ya!), Victoria Abril, Tony Anthony
El film es bastante trepidante, es una persecución constante. Incluso tiene sus salvajadas: a uno le revientan los huevos de un disparo, a otro le machacan la cara con un palo de madera para luego atarlo a un molino de viento y volarlo por los aires con dinamita. Salvajadas que, por otra parte, son mas insinuadas que gráficas.

Pese a que al principio tenía que costar 1,5 millones de dólares, acabó subiendo hasta los 3,5 millones (una cifra muy a tener en cuenta a principios de los 80 y más para ser un spaghetti western), ya que los problemas de rodar en el sistema tridimensional alargaron el rodaje a 3 meses, rodándose en Madrid y, sobre todo, en Almería.

Pero pese a su multitud de fallos técnicos (hay escenas a las que les falta algún que otro plano, pero se lo perdonamos), argumentales y de todo, además de las críticas atroces que tuvo, funcionó bastante bien en su paso por los cines. No aquí en España, que por problemas de distribución tuvo un estreno de tapadillo cuatro años después.
Tony Anthony quiso seguir rodando en 3D, y su siguiente proyecto en este formato, después de El tesoro de las cuatro coronas, era una de ciencia ficción titulada Seeing is Believing, pero no encontró financiación ya que las 3D estaban comenzando a decaer.

Yendo hacia ti (Comin' at Ya!) no es comparable a los grandes spaghetti western, pero es divertidísima como folletín clásico, tremendamente ingenuo (aunque seguramente no era la intención de los responsables) con unos efectos para no parar de reír y pasarlo pipa con una Mirinda en la mano.


martes, junio 19, 2012

La leyenda de la mansión del infierno

La leyenda de la mansión del infierno, Richard Matheson
Hace pocos días nos dejaba Ray Bradbury, escritor con mucho peso en el cine. Ya fuese con buenas adaptaciones (El carnaval de las tinieblas) u otras menos conseguidas (El sonido del trueno). Con la desaparición del autor de Fahrenheit 451 pocos son los autores clásicos que nos quedan.

Uno de ellos es Richard Matheson, otro que ha tenido una más que interesante relación con el mundo del celuloide. Varias son sus colaboraciones en tareas de guión (El diablo sobre ruedas, Drácula versión Jack Palance), otras veces sus obras han sido adaptadas (Más allá de los sueños, Acero puro) y varias de ellas con participación de él mismo (La comedia de los horrores, En algún lugar del tiempo).

Es el caso del film que nos toca hoy: La leyenda de la mansión del infierno. Un clásico de las películas de espíritus y casas encantadas. A nivel personal, junto Al final de la escalera es lo mejor que se ha hecho en el género.

La leyenda de la mansión del infierno, Richard Matheson

Un millonario excentrico contrata los servicios del doctor Barret para que investigue si hay vida después de la muerte. Para eso lo manda a la mansión Belasco, un caserón del que se dice que está encantado y tiempo atrás fue regentado por Emeric Belasco, apodado el gigante rugiente por su gran estatura y su mala uva, que se dedicó a practicar el canibalismo, sadismo, mutilación, necrofilia, vampirismo... en ella.

En su estancia en la mansión, el doctor Barret estará acompañado de su mujer, una médium y un parapsicólogo que 20 años atrás fue el único superviviente de una experiencia parecida en esa misma mansión.

La leyenda de la mansión del infierno, Richard Matheson

Dirigida por John Hough, un artesano de la vieja escuela que tiene una filmografía que atesora varias joyitas: Drácula y las mellizas, La montaña embrujada y secuela, Biggles, Escóndete y tiembla y esa pequeña maravilla de Los ojos del bosque.

Hough demuestra su buen hacer con muchos contrapicados, un alud de primerísimos planos de los rostros desencajados de los protagonistas, y toda una estética malsana que baña el film.

Todos esos aciertos están acompañados por unos actores muy solventes, pero que, a diferencia del icónico Roddy McDowall, son bastante poco conocidos: Pamela Franklin (Suspense), Clive Revill (una mezcla del James Wallestein y Víctor Muñoz) y Gayle Hunnicutt (Scorpio).

La leyenda de la mansión del infierno, Richard Matheson

Aunque no nos podemos olvidar de una cara muy conocida en el reparto. El mismísimo Michael Gough, un clásico de la Hammer y la Amicus, pero más conocido por ser el Alfred de los Batman de Burton, hace una minúscula aparición como el mismísimo Emeric Belasco.

Esta aparición me hizo especial ilusión, ya que muchos años antes de internet (sí, hubo un tiempo en el que había vida sin este invento del demonio) lo descubrí viendo la película y pensando "¿este tío no es...?"

La leyenda de la mansión del infierno, Richard Matheson

La casa infernal,
así se titula el libro en su versión castellana, lo leí años atrás y no lo tengo muy fresco, pero si que puedo decir que la versión cinematográfica es muy light en cuanto a temas sexuales se refiere. Hay pasajes del libro que son directamente eróticos.

Y, como es normal, ya que hay que adaptar todo el libro a 90 minutos, en el film está todo muy condensado, dejándonos pinceladas de como la mujer del doctor Barret va siendo atraída a los dominios de Belasco por las noches, o que directamente desaparecen del argumento, como un momento terriblemente tenso en una sauna.

Pero pese a esos hachazos (forzados) en el guión, el film sigue dando canguelo, muchísimo más que todo lo que se ha ido haciendo años después (a excepción de Insidious). Todo un clásico para los que gusten de pasarlo mal entre casas casas encantadas, niebla y ruiditos de fondo.

jueves, junio 14, 2012

Aquella casa al lado del cementerio

Aquella casa al lado del cementerio, Lucio Fulci

A mediados de los 80 corría por mi casa una cinta original de El liguero mágico de Pajares (es una laaaarga historia), peli que solía ver porque me molaba mucho el cruce de comedieta erótica y hombres lobo. Pero había algo en esa cinta que me tenía fascinado: los trailers del principio de otras películas distribuidas por el eterno José Frade.

Había uno de Pim. pam, pum... ¡fuego! con Fernando Fernán Gómez, algún dramón español y... Aquella casa al lado del cementerio.

Aquella casa al lado del cementerio, Lucio FulciPiquer seguro que dijo que le habían copiado

El trailer de la película de Fulci me tenía totalmente acojonado, más que por las imágenes que mostraba por la música y la voz del narrador, obra de Teófilo Martínez, que le ponía la voz al desaparecido doctor Freudstein.
Es una lástima que ese trailer en castellano se habrá perdido en el tiempo, porque es simplemente genial. Esa música, esa voz, las imágenes... todo ello en una película que se llama Aquella casa al lado del cementerio. ¿Hay un título más genial y representativo para un film de terror? Lo dudo mucho.

Aquella casa al lado del cementerio, Lucio Fulci
La historia, como suele ser habitual en la filmografía de Fulci no es que sea para tirar cohetes. El doctor Norman Boyle se traslada junto a su familia a un caseron de Boston para investigar la muerte de un colega suyo, el doctor Peterson, que a su vez había ido a la casa a investigar el pasado del antiguo dueño, el doctro Freudstein.

Esto sería más o menos el punto de partida, a partir de ahí que nadie espere una coherencia argumental porque brilla por su ausencia. Escenas de terror y gore, personajes que nunca sabes porqué hacen lo que hacen o que aparecen y desaparecen de la historia porque sí... Pero es lo que hay, Lucio nunca fue muy amigo de contar algo con pies y cabeza, él era una especie de Lynch del gore, donde lo que primaban eran las escenas aisladas que nos transmitían terror y asco a partes iguales y tira que te vas. Ya sabemos que el director italiano despertaba reacciones enfrentadas, o se le adora o se le odia.

Aquella casa al lado del cementerio, Lucio Fulci
Protagonizada por Katherine MacColl (o Catriona MacColl), que ya había trabajado a las ordenes de Fulci en Miedo en la ciudad de los muertos vivientes y El más allá; Paolo Marco, que seguidamente salió en El descuartizador de Nueva York de Fulci y Fuga del Bronx; Ania Pieroni, que venía de hacer Inferno y luego la veríamos en Tenebre, las dos de Argento; el chavalín Giovanni Frezza; que luego participó en unas cuantas pelis de terror (Manhattan baby de Fulci o Cuchillos en la oscuridad y Demons de Lamberto Bava) para luego desaparecer del mundo del cine; y una pequeña aparición del propio Fulci al principio del film.

Aquella casa al lado del cementerio, Lucio Fulci
La película ha estado cercenada en casi todas sus ediciones. Sin ir más lejos, en la edición en DVD que sacó una marca cachumba en este bendito país no solo se contentaron con lanzarla sin un solo extra, si no que además nos colaron una imagen y audio sin ningún tipo de remasterización que parecía más bien sacada de un ripeo del VHS que, evidentemente, ni tenía ningún tipo de mejora anamórfica. Pero es que lo más gordo es que en la carátula nos prometen una duración 87 minutos, cuando realmente apenas llega a los 80. Aun y así hay que decir que lleva algunos planos que la versión antigua de José Frade estaban censurados, así que algo es algo. De todas formas nos quedamos lejos de los 87 minutazos de la versión buena.