jueves, diciembre 18, 2008

Tuno negro (o el spanish slasher)

Tuno negro, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Silke, Eusebio Poncela
Debe ser por la proximidad de las depresivas navidades pero desde hace una semanas que me ha dado por revisar o descubrir algunas pelis del género slasher.
Una vez finiquitado el que vino de Usa en los 80, su época dorada, y tirarme hacia los rodados en el estado espanyol con el enésimo visionado de Mil gritos tiene la noche (eso sí, en su edición zona 1, remasterizada y con sus buenísimos extras) hasta las ponzoñadas de José Ramón Larraz, que seguía la estela de Piquer Simón, rodando con actores americanos de bajos vuelos, para darle un empaque de producción yanki, cosas como Al filo del hacha, que la firma con el seudónimo de Joseph Braunstein, producida y guionizada por José Frade, con unos títulos de crédito no aptos para daltónicos. Hecha con poca gracia y menos chicha, nos mostraba una mala fotocopia de Michael Myers.


Tuno negro, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Silke, Eusebio Poncela, al filo del hachaAl filo del hacha

Ya a finales de los 90, en plena época post-Scream, tuvimos nuestra ración castiza de niñatos perseguidos por un asesino enmascarado con Más de mil cámaras velan por tu seguridad, El arte de morir o School killer, que hace poco he visto y es tan mala, tan horrenda, tan de extra radio que es buenísima, una obra maestra. Pero cuidado, no se me confundan, no quiero decir que sea buena para reírse de ella como cualquier producto trash de Turquía, si no que de toda esa aureola cutre que desprende consigue, sin quererlo y sin ser consciente de ello, recrear a la perfección las pelis del género americanas de principios de los 80.
Puedo imaginarme la cámara con la que la grabaron, aceitosa y oliendo a queso de cabrales y salchichón.

Aparte de esta incomprendida obra maestra de Carlos Gil, también tuvimos por ahí a la peli que nos interesa, Tuno Negro.


Tuno negro, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Silke, Eusebio PoncelaJorge Sanz tocando el laúd, estoy acojonado

Como dijo Rubén Lardín: "¿Qué da más miedo que un tuno puesto de calimocho cantando clavelitos? Un mimo callejero como mucho".
Con lo cual lo tenían fácil los directores Pedro L. Barbero y Vicente J. Martín para hacer gritar de pánico a las plateas. Pero viendo que estos dos tipos nunca más volvieron a dirigir nada no hace falta mucha más explicación para darse cuenta que no lo consiguieron.

Todavía me descojono cuando recuerdo el momento que salieron estos dos elementos en uno de aquellos making of que emitía La 2 los sábados por la tarde, en las horas muertas cuando se suspendía el campeonato local de atletismo de Albuquerque, vanagloriándose porque ellos eran muy auténticos porque a Tim Burton le habían tenido que construir una catedral para rodar Batman (cosa que es mentira) y ellos habían rodado en una catedral de verdad. No es que me vaya a poner a defender aquí y ahora al pobre Timmy, pero seguramente los amigos Barbero y Martín se lo deben estar pasando de puta madre en la cola del paro desde hace 8 años.


Tuno negro, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Silke, Eusebio Poncela

Y no me extraña que aún sigan haciendo cola, porque se gastaron más de 400 millones de las antiguas pesetas en semejante bodrio y viendo los resultados parece que a Andrés Vicente Gómez no le debió sentar muy bien.

Luego tenemos el reparto, que es de chiste, tipos que superan la treintena haciendo de chavalines de 18, vale que los yankis lo hacen, pero está claro que ellos saben hacerlo bien: Silke, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Fele Martínez, Eusebio Poncela, Sergio Pazos y Javier Veiga. Si me dicen que han querido reunir a lo peor de lo peor a propósito me lo creo.

Desde el primer minuto es todo un despropósito. Ahí tenemos a Maribel Verdú, que es la primera en morir, porque había visto que Drew Barrymore y su muerte en Scream, a los 10 minutos, había impactado al personal y ella quería ser igual, con la diferencia que Maribel Verdú es Maribel Verdú, que sale en películas como podía estar fregando escaleras.

La cuestión es que tenemos a la tipa haciendo de estudiante que se dedica a chatear con el asesino enmascarado y después que éste la amenace diciendo que está enfrente de su ventana la tía cierra el chat y no se le ocurre otra cosa que darse una ducha. Evidentemente el asesino no tardará en aparecer y darle pal pelo.
Pero más gracioso es cuando la Verdú, perseguida por el Tuno Negro, se encuentra una puerta cerrada, se gira y, como están en un centro de monjas, ve la imagen de una virgen y dice "si se abre la puerta me quedo virgen para siempre". ¡Y la puerta se abre! Sólo en Espanya alguien es capaz de mezclar Viernes 13 y Marcelino pan y vino.


Tuno negro, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Silke, Eusebio Poncela


Luego Sergio Pazos, que vuelve a repetir del personaje heavy que es, a la vez, el camello y el hacker de la universidad, se mete un viaje con un par de gelocatiles y aparece el Tuno asesino y el tío mientras va recibiendo machetazos alucina con una visiones de serpientes que le salen de las venas. Pero una serpientes digitales más casposas que el peor de los efectos de Mortal Kombat. Siguiendo con el tema infográfico, al final tenemos la famosa catedral en llamas, evidentemente digitales, pero digitales del Pinnacle. Vuelvo a repetir, ¡¡se gastaron 400 millones!!

Todo el uso de la tecnología que luce la película no se si es de ciencia ficción o de risa: el tipo que captura un frame de un vídeo hecho con una webcam y es capaz de ampliar una zona sin que aparezca un sólo pixel y podamos ver quien se refleja en un espejo (ríanse de Blade Runner), video-chats con una calidad de imagen superior al HD en pleno año 2000, un hacker que se mete en los archivos de la universidad con sólo dos clicks y más patrañas geeks.

Ah, que se me olvidaba, pero si hasta tenemos escenas de peleas, muy macarras eso sí, entre Silke y Fele (¿Pero qué clase de nombre es Fele?) Martínez, rodadas con unas coreografías tan espantosas y una lentitud que raya la tetraplégia donde no tuvieron la decencia de aumentar la velocidad de los frames y que dieran el pego.

Sólo puedo decir que llegué al final, fue duro y muy jodido, pero la acabé.
Moraleja: School killer mola, Tuno Negro caca.

En lugar de dejar el trailer de la mierda de Tuno Negro, dejo el, mucho más divertido, corto Tu-No con Gabino Diego. Ríanse de los combates de espada láser de Star Wars.



2 comentarios:

Raiben dijo...

viernes 13 y parcelino pan y vino...OK!
Anda que tu también, terminar de verla...

J. Jara dijo...

Es que no tenía el mando a distáncia, y por no levantarme me dije: "Total... luego empalmo con Hook y ya hemos hecho la puta tarde".