Durante mi infancia ya había tenido varias game and watch (aquellas maquinitas de cristal líquido que solo tenían un juego y que, las oficiales de Nintendo, eran carísimas) e, incluso, había hechado mis partiditas a esos intentos de ordenador ultracutres con el famoso juego de los palitos. Pero no fue hasta principios del año 90 que a un amigo de clase, los Reyes Magos, le habían regalado un extraño artefacto llamado Nintendo Entertainment System, para los amigos NES. Y claro, cuando me puse a jugar al invento entré en extásis. Una máquina que se conectaba a la tv, podías jugar a juegos diferentes y, además, poseía unos mandos con los que controlabas todo. No tenías que esperar media hora para hechar tus partiditas como en mi Spectrum 128 con sus cintas de cassette. Simplementes introducías el juego, le dabas al On y la tele se llenaba de muñequitos llenos de colorines y musiquillas que hacían que te teletransportaras a otra dimensión. La dimensión Nintendo.
El único juego que tenía mi amiguito era uno de hockey sobre hielo llamado Ice Hockey.
El juego no tenía torneos. Todo el rato eran partidos amistosos. Elegías la rapidez (que era la dificultad), a tu selección (entre 6 posibles, evidentemente no estaba España), decidías como querías que fuesen tus jugadores (delgados, medianos o gordos) y saltabas al hielo intentando batir a tu rival. Como he dicho el juego no tenía torneos, eso era un gran handicap para la vida del jueguecito, pero a dobles....¡¡ay amigo!! Los partidas a dobles eran otra historia. Puro vicio. Piques, humillaciones, trampas... cualquier cosa podía pasar en un partido al Ice Hockey.
El único juego que tenía mi amiguito era uno de hockey sobre hielo llamado Ice Hockey.
El juego no tenía torneos. Todo el rato eran partidos amistosos. Elegías la rapidez (que era la dificultad), a tu selección (entre 6 posibles, evidentemente no estaba España), decidías como querías que fuesen tus jugadores (delgados, medianos o gordos) y saltabas al hielo intentando batir a tu rival. Como he dicho el juego no tenía torneos, eso era un gran handicap para la vida del jueguecito, pero a dobles....¡¡ay amigo!! Los partidas a dobles eran otra historia. Puro vicio. Piques, humillaciones, trampas... cualquier cosa podía pasar en un partido al Ice Hockey.
El alto precio de la maquinita (alrededor de las 20 mil pesetas de la época) y sus juegos (unas 9.000) que nos ponía su distribuidora Spaco la hacían bastante prohibitiva. Al menos para mí. Así que tuve que conformarme con continuar con mi Spectrum y hacer visitas a mi amigo. No fue hasta febrero del 92 (lo tengo grabado en la memoria) que desembolsé 15 mil cuquillas y me hice con la máquina del momento: la Game Boy. Y un año después conseguí una Supernintendo (la consola con la que más he disfrutado en mi vida) pero eso ya son otras historias.
Hace un par de años me volvió a picar el gusanillo de la antigua NES. Desempolvé una vieja Nasa (que era la versión pirata de la máquina de Nintendo, con la que podías jugar con los juegos extranjeros o piratas, aunque se suelen estropear con suma facilidad) y los pocos juegos que tenía. Gracias a inventos como Ebay he conseguido algún juego como el Batman y mi querido Ice Hockey, con el que, de vez en cuando, me hecho unas partiditas con mi primo de 5 años (hay que comenzar a enseñarlos de pequeños para que luego se conviertan en los campeones de su clase, ya me lo agradecerá cuando crezca). Hoy en día, gracias a los emuladores, podemos jugar a cualquier juego de todas las consolas. Pero claro, eso no tiene gracia, el autentico frikismo es darse el placer de tener ese mando rectangular totalmente anti-hergonómico que a los 15 minutos ya te a cortado la circulación de las manos.
Breve historia de consola:
La NES apareció en 1983, concretamente el 15 de julio en Japón, llamándose Family Computer, aunque allí se le conocería como FAMICOM. Era un proyecto que se estaba gestando desde el 80. La idea era sacar al mercado una videoconsola que destacase sobre los Amiga and company y que tuviera un precio más que asequible. Durante ese proceso se plantearon la posibilidad de que la consola tuviese 16 bits, pero los costes se habrían disparado y se hubiese convertido en una consola para privilegiados (lo mismo que le pasó a la Neo Geo en los 90's). El invento arrasó en Japón gracias a la cantidad y variedad de juegos que programaba la propia Nintendo y otras empresas como Konami. Aparte de la cantidad de periféricos que aparecieron. Desde un piano que se conectaba a la consola, hasta diferentes tipos de gamepads y pistolas, pasando por karaokes, un robot con el que jugabas a dobles, cartuchos especiales que desbloqueaban niveles o, incluso, un módem con el que podíamos jugar con otros usuarios o descargarnos demos vía telefónica.
La consola no llegó a USA hasta finales del 85. Y es que un año antes el mercado se vio inundado de videoconsolas de baja calidad para intentar pillar un cacho del pastel que había conseguido Nintendo con las Game and Watch. Nintendo estuvo más de un año preparando su salto a USA. Primero le hizo un cambio de imagen a la consola (que sería igual que la que apareció en Europa), creó el famoso sello de calidad que aparecía en todos los productos de la empresa japonesa y, sobre todo, diseñó un juego pensado especialmente para reventar el mercado yanki: el Super Mario Bros. Aunque realmente el juego se programó pensando en Popeye como protagonista, pero problemas con los derechos hicieron que la gran N reciclara al fontanero que había hecho de malo en Donkey Kong.
La consola apareció y en una semana se agotaron todas las unidades. Nintendo reventó el mercado.
En Europa la NES no apareció hasta 1987, en España la encargada de distribuir la consola, juegos y accesorios, como comentaba más arriba, era Spaco.
En 1988 aparece en Japón Super Mario Bros 3, considerado por muchos como el mejor juego de la consola. Arrasando y vendiendo miles de unidades en cuestión de días. Dos años después sale en USA y vuelve a pulverizar records de ventas. Tal fue el impacto del juego y sus personajes que aparecieron centenares de productos y series de tv protagonizadas por estos. Años después protagonizaría una película de infausto recuerdo.
A principios de los 90 la NES pasaba a un segundo plano. SuperNintendo y Megadrive se disputaban en reinado de la consolas. Años antes Sega lo había intentado con la Master System pero no consiguió plantarle cara a la NES. El final de la 8 bits se acercaba. Hasta que en verano de 1994 Nintendo saca a la venta su último juego, Adeventure Island 4. Curiosamente en España, Spaco, continuó distribuyendo juegos hasta el 97. El último que sacó fué el Tiny Toons 2, aunque originalmente se programó en el 92. Aún y así hay que decir que la querida NES ya hacía tiempo que estaba bien muerta y que ese Tiny Toons 2 fue el último puñado de tierra que acabó enterrando a la añorado 8 bits de Nintendo.
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