martes, septiembre 22, 2015

Heavy Metal

heavy metal, 1981, ivan reitman, metal hurlant, Métal Hurlant, Gerald Potterton

Durante los últimos días de 1974, Philippe Druillet, Jean Giraud (Moebius) y Jean-Pierre Dionnet se enfrascaron para parir una publicación de ciencia ficción. El invento se llamó Métal Hurlant (nombre ideado por Nikita Mandryka) y en su primer número empieza la serie Arzak de Moebius, que también se encarga de la portada de la revista y de algunas historias mudas. También aportarían historias Dionnet, Druillet o Richard Corben. 
La crítica de la publicación es buena, pero no así las ventas, que son irrisorias. El distribuidor empieza a devolverles ejemplares que no se venden ni en broma, alegando que el público no quiere ver personajes desnudos en cada viñeta y necesitan que les cuenten historias más simples, no un cúmulo de dibujos que priorizan el diseño a la narrativa. A eso hay que añadirle que el gobierno francés prohibe su venta a menores de edad. De los 50 mil ejemplares impresos del primer número les devuelven 45 mil. Un desastre.

heavy metal, 1981, ivan reitman, metal hurlant, Métal Hurlant, Gerald Potterton

Los derechos son vendidos a los USA, que se publica bajo el título de Heavy Metal. Este hecho es muy importante, pues, además de haberse asentado las ventas francesas, en el nuevo continente comienza a influir a muchas producciones hollywoodienses como La guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977), Blade Runner (Blade Runner, 1982), Tron (Tron, 1982) o Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), en la que su director, Ridley Scott, contrata a Moebius para que le haga algunos diseños.
Allí la revista estaba editada por National Lampoon, siendo adquirida por su editor, Leonard Mogel, cuando estaba en Francia preparando la versión gabacha de su revista y todavía no habían dado el salto al cine con Desmadre a la americana (Animal house, 1978). Fue después de este film que Ivan Reitman, uno de sus productores y futuro director de Los cazafantasmas (Ghostbusters, 1984), pensó en que sería buena idea adaptar el universo de la revista a un largometraje animado que se apartase de la idea que los dibujos animados solamente eran para niños. Encargó un guión a Len Blum y Daniel Goldberg, que ya habían escrito un par de películas que había dirigido Reitman: Los incorregibles albóndigas (Meatballs, 1979) y El pelotón chiflado (Stripes, 1981). El duplo se encargó de dar forma a algunas historias que tenían que tener un nexo de unión, en este caso era Locnar, una especie de orbe que representa el mal en el ser humano. Durante 6 historias (más un prólogo y un epílogo) veremos como Locnar aparece en las vidas de un taxista, un adolescente que viaja a otro planeta, un capitán espacial que es juzgado, el piloto de un avión de la Segunda Guerra Mundial, una secretaria que es secuestrada por unos extraterrestres y Taarna, una amazonas vengativa.

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Cada unos de estos segmentos tenían un estilo de animación diferentes, ya que cuando Reitman puso la producción en marcha no encontró ningún estudio de animación que fuese capaz de encargarse de todo el largometraje, así que se decidió repartir los sketch en los diferentes estudios. Todos ellos canadienses, al igual que lo era Rock and Rule. Film que guarda algunos paralelismo con Heavy Metal.
Pese a esos diferentes estilos todos guardan un trabajo de rotoscopio de base. Cosa que es muy evidente en algunos momentos, como el principio con el descapotable que parece una mezcla entre Ralph Bakshi y las cortinillas de la Mtv de los 80. Luego tendríamos la explosión final que ni siquiera era animación, pues se quedaron sin dinero ni tiempo para dibujarla.

El film acabó teniendo una vida comercial bastante buena, recaudando unos 20 millones de dólares (el doble de lo que había costado) solamente en USA. Después, tuvo problemas con los derechos de la banda sonora y hasta mediados de los 90 no se pudo ver en vídeo. Factor que acrecentó su culto, siendo la circulación de copias piratas algo bastante habitual en los 80.

Además, se nota su influencia en, por ejemplo, el videoclip Do the evolution de Pearl Jam, que recuerda la historia del bombardero; la nave de los extraterrestres farloperos se parece a la máscara de deadmau5; o, lo más conocido, la historia del taxista que fue claramente inspiradora de El quinto elemento (The Fifth Element, 1997).

heavy metal, 1981, ivan reitman, metal hurlant, Métal Hurlant, Gerald Potterton

Ya en el nuevo milenio apareció una segunda parte, Heavy Metal 2 (Heavy Metal 2000, 2000) que, sin ser un desastre como se ha dicho, es muy floja y no hace otra cosa que engrandecer a la de 1981. Además, ya no era un puñado de sketch, si no que todo el film contaba una única historia. Se hizo con un presupuesto generoso (15 millones) y con algunas voces conocidas en su V.O. (Michael Ironside, Billy Idol) pero no funcionó.

Hace un par de años se hizo Metal Hurlant Chronicles, una serie de 2 temporadas y 12 episodios que aquí, de momento, no nos ha llegado y de la que los fans no hablan demasiado bien.
Y, cómo no, desde hace algunos años se habla de nuevas adaptaciones. Al parecer David Fincher había comprado los derechos en su día y luego se los cedió a Robert Rodríguez, que se planteó hacer una serie animada para televisión donde cada capítulo fuese independiente y tuviera un estilo de animación propio. Veremos qué pasa.


martes, septiembre 15, 2015

Ghostbusters II (Game Boy)

ghostbusters II, Hal Laboratory, Game Boy, Nintendo

Ya sabemos que en la época de los 8 bits, ya fuese en microordenadores o consolas, las licencias cinematográficas estaban tiradísimas. Los grandes estudios todavía no habían olfateado el cash que podía mover un amasijo de pixeles y ni se planteaban montar un departamento para estos menesteres (posiblemente el primero que se olió algo fue George Lucas), y menos después del crack del 83. La cuestión es que ya les iba bien eso de sacar unos cuantos chavos en concepto de derechos para que el calculín de turno programara cualquier cosa. Así que el asunto estaba en que nos colaban tal cantidad de morralla que acabamos asociando lo de "juego basado en película = mierda". Luego la cosa ha mejorado un poco. Pero volviendo a finales de los 80, el juego que sacaron con motivo de Los cazafantasmas 2 para Game Boy y la Nes, era de lo poco salvable.


El juego tiene poca historia. Tan simple como que hemos de atrapar un número determinado de fantasmas en cada fase. Así dicho puede quedar la mar de sosainas, pero aquí no importa el "que", si no el "como". Con una estética la mar de cuca, con un diseño de personajes estilo super deformed (SD) y una vista semi aérea (estilo los primeros Zelda), controlaremos a uno de los cazafantasmas, encargándonos de disparar el rayo de protones a los ectoplasmas, mientras que tendremos a un segundo personaje, que controla la máquina, siguiéndonos y llevando la trampa. Será en ese momento cuando, con el segundo botón, le daremos la orden que la active. Trabajo en equipo que le llaman.
Un sistema de juego que nos recordará bastante al de The firemen para Super Nintendo. Se nota que los de Human tomaron buena nota.


ghostbusters II, Hal Laboratory, Game Boy, Nintendo

La cosa tiene su gracia. Ir recorriendo unos escenarios bastante bien detallados cazando fantasmas es lo suficientemente adictivo para que pasemos por alto sus dos grades fallos. El primero (y menos importante): la música. Bastante anodina (que no horrible) y que nos invitará a bajar el volumen para escuchar cualquier otra cosa. Evidentemente no nos podíamos librar del clásico tema de la franquicia compuesto por Ray Parker Jr., que suena durante la pantalla del título.
Fallo número 2: la AI de nuestro compañero. Como suele pasar en aquellos juegos en los que en algún momento o durante todo el juego nos acompaña un personaje controlado por la máquina, la cosa hace saltar las alarmas. Vamos a tener que llevarlo siempre muy pegadito, ya que a la que queramos ir rapidito se nos va a perder por el camino (aunque tampoco es que sea algo exageradamente desastroso). Tampoco nos ayuda que este personaje tengo su nivel de vida propio. Lo que hará que a la que le toquen (porque aquí si te toca un fantasma has muerto) palme, y al consumir todas las vidas, en el caso de tener alguno de los 3 continues que nos proporcionan al inicio del juego, deberemos volver a comenzar la fase. Aunque, peor hubiera sido tener que empezar algunos de los 4 niveles de los que consta el juego, cada uno de ellos formado por 3 fases, a excepción del último, que son 6. La cuarta ya es el enemigo jefe de fase. Enemigos que, y este casi sería un tercer fallo, son demasiado fáciles (salvo el último, que se las trae), mucho más que las propias fases. A su facilidad hay que añadir que, durante el combate, nuestro compañero no puede sufrir daños (básicamente es invulnerable), con lo que podemos usarlo de parapete.


ghostbusters II, Hal Laboratory, Game Boy, Nintendo

¿Y que sería un juego sin ítems que nos faciliten un poco la labor? Por el camino nos encontraremos algunas personas que, normalmente, nos obsequiaran con alguna vida extra. También estarán por ahí los otros compañeros cazafantasmas que, además de poder seleccionarlos, nos darán alguna mejora de equipo, ya sea invulnerabilidad, la posibilidad de congelar a los fantasmas un tiempo limitado, algún arma más efectiva a la hora de absorberlos o un pico para romper paredes y evitar dar demasiados rodeos por las habitaciones. Y es que se hecha en falta poder disponer de algún mapa que nos ayude a situarnos en el escenario o que, incluso, nos marque el posicionamiento de los espectros. Al no tenerlo nos veremos obligados a pasar varias veces por las mismas habitaciones, ya que nuestros enemigos aparecen cuando les viene bien. Y esto tiene su aquel, pues cada fase tendremos que completarla en un tiempo determinado. Aunque esto es absurdo, ya que al finalizar el tiempo, en lugar de morir y empezar de nuevo la fase, los fantasmas se convertirán en el logo de los cazafantasmas y los podremos capturar igual, con lo que, si hemos agotado el tiempo, simplemente perderemos algunos puntos de bonificación.


ghostbusters II, Hal Laboratory, Game Boy, Nintendo

Además para Game Boy, este juego apareció en Nes, como comentaba antes, pero que nadie se confunda, porque existe otro Ghostbusters II para Nes que lo programó Activision y es una castaña de campeonato. Por suerte ese juego no salió de los USA, por eso, al lanzar allí el que programó con mucho más acierto Hal Laboratori (compañía siempre ligada a la franquicia Kirby) le añadieron un "New" (Ghostbusters II) al título, algo así como lo que pasó con la serie animada para no confundirla con la de Filmation.
Para acabar de liarlo todo aun más, en los 90 Activision lanzó para Game Boy The real Ghostbusters, que, básicamente, era el Mickey Mouse IV de Kemco, que no salió de Japón, pero con los gráficos modificados, y que en Europa se hizo lo mismo pero ambientándolo en el universo de Garfield. Un lío padre, vamos.

sábado, septiembre 05, 2015

Los inmortales II. El desafío

Los inmortales II. El desafío, Russel Mulcahy, Christopher Lambert, Sean Connery, Michael Ironside

El primer film de Los inmortales costó unos 16 millones de dólares y apenas recaudó 6 en USA, lo que la convirtió en un fiasco. Pero luego llegó el estreno europeo, y ahí la cosa cambió. Sin ser un mega éxito la cosa fue hacia arriba. Luego ya vino su explotación en los videoclubs, donde cosechó un éxito que no había tenido en cines.
Ese no éxito en cines, unido a que detrás no había un gran estudio, si no una productora como la Thorn Emi, que tenía más éxito en el mundo musical que el cinematográfico, hizo que una secuela no surgiese de la noche a la mañana. Pero el film fue cogiendo cierto culto que ayudó a que, ya en 1991, apareciese una tardía y problemática secuela.
  
Los inmortales II. El desafío, Russel Mulcahy, Christopher Lambert, Sean Connery, Michael Ironside

Aunque siempre ha sido una película muy criticada por cepillarse la mitología original, alguna cosa sí respetaron. Es el caso del famoso premio final, que, además de ser mortal (que es con lo que suele quedarse la gente), también puede leer el pensamiento de la gente. Y es con este poder con el que Lambert consigue crear una capa de ozono artificial, pues la original está casi desaparecida y la población palma de cáncer de piel como si nada. Sí, estábamos en los 90 y todo el tema ecológico era menester en nuestro día a día. Si hasta se marcaban series como Capitán planeta o Seabert, la de la foca blanca.


Volvamos con Lambert y sus colegas. Paralelamente, descubrimos que los inmortales son en realidad habitantes del planeta Zeist, que cuando la lían en lugar de meterlos en una cárcel los mandan a la Tierra, les borran la memoria y les incitan a que se maten entre ellos y el que quede tiene la opción de envejecer en nuestro planeta hasta morir o volver al suyo. En estas que en ese planeta hay un tal general Katana (nombre cojonudo) que responde a los rasgos faciales de un Michael Ironside con peluca que parece Jack Nicholson. El tipo está siempre cabreado, muy cabreado, y como él mandó a Lambert a la Tierra y sabe que sigue vivo, decide enviar un par de esbirros a que lo liquiden. Éstos le aconsejan, muy sabiamente, que lo deje estar, que nuestro inmortal favorito es un viejales de 80 tacos y que le quedan dos telediarios. Pero Katana erre que erre, se le ha antojado que quiere matarlo, no sabemos muy bien porqué, y punto. Así que cuando los dos esbirros ponen los pies en la Tierra, Lambert rejuvenece por alguna especie de magia y se los carga. También resucita Sean Connery, aunque lo más lógico (si es que se puede usar algún tipo de lógica en esta película) es que lo hubiera hecho Clancy Brown y su Kurgan, que fue el inmortal que llegó a la "gran final". Pero bueno, Lambert se había hecho muy colega de Connery y le sudaba los huevos cualquier tipo de coherencia argumental, y si él quería que resucitara Ramirez pues Ramirez resucita y el guionista agacha la cabeza, que para eso le pagan.
 
Los inmortales II. El desafío, Russel Mulcahy, Christopher Lambert, Sean Connery, Michael Ironside

A partir de ahí la cosa no tiene mucho o nada que ver con la batalla de los inmortales, si no que Lambert se encoña de una activista ecologista con la que descubre que la capa de ozono original se ha regenerado y quieren desactivar la artificial que ahora está controlada por una corporación muy mala que, tampoco sabemos muy bien porqué, quiere que la capa artificial siga ahí.


Todo ello con unos decorados plagiados vilmente de Blade runner y unos efectos especiales francamente horrendos, sobre todo lo que tiene que ver con los cromas donde aparece ese cielo rojizo. (D)Efectos que deben toda su cutrez al descalabro que supuso que algún iluminado decidiese que la rodarían en Argentina, justo en el momento que el país entraba en (una de sus muchas) crisis y el valor de su moneda se iba a tomar por el orto. Un guión que se modificaba sobre la marcha; Lambert queriendo abandonar la película (cosa que no pudo hacer por cláusulas de su contrato); Connery que apenas estuvo 9 días para rodar sus escenas, acusado de sobrepasarse con una fémina; y Russell Mulcahy perdiendo todo el control creativo del esperpento en favor de la compañía de seguros. Ni siquiera le dejaron supervisar el montaje final, lo que hizo que se largara al cuarto de hora en la proyección el día del estreno. Con el tiempo consiguió reunir el montante suficiente para rodar algunas escenas sueltas y hacer un montaje nuevo. A todo esto se le llamó Highlander II. Renegade version, que, sin llegar a ser la repanocha, mejoraba considerablemente la versión estrenada en cines. El nuevo montaje usaba el recurso de los flashbacks que tan bien quedaba en la primera película, dejando de lado la edición cochamborsa que hicieron en el estreno. 
 
Los inmortales II. El desafío, Russel Mulcahy, Christopher Lambert, Sean Connery, Michael Ironside

Aun y así, está claro que fue una enorme cagada explicar la procedencia de los inmortales, esa falta de información es lo que le daba gracia al film original. Ya sabemos que cuanto más se explique, más decepcionante acaba siendo todo, con lo que en este nuevo montaje se eliminó cualquier referencia al origen extraterrestre de los protagonistas, quedando como si pertenecieran a una civilización perdida del pasado. Cosa que queda todavía más extraña pues para ser una civilización de varios siglos atrás tienen una tecnología que ya quisieramos. Aun y así, este nuevo montaje pone algo (no mucha) de coherencia y cordura al desaguisado, con un final mucho menos apresurado, quedando todo algo mejor explicado. Varios años después se aprovechó este montaje para hacer otro, esta vez llamado simplemente "Special edition" donde arreglaban algunos efectos especiales, como es el caso del cielo rojizo, que pasa a ser azul.


Los inmortales II. El desafío, Russel Mulcahy, Christopher Lambert, Sean Connery, Michael Ironside
Lambert, Connery y Mulcahy descojonándose en nuestra cara

La cosa había mejorado un poco, pero ya daba igual. Esta secuela es por méritos propios una de las continuaciones más desastrosas de la historia del cine. Es sintomático que las secuelas y series que vinieron después la ignoraran, y eso que éstas tampoco eran gran cosa. Al final sólo puede quedar uno, y ese uno es la película original de 1986, porque lo que vino después son montañas de mierda a mansalva.

miércoles, agosto 26, 2015

Están vivos

están vivos, they live, john carpenter, roddy piper

A mediados/finales de los 80 el nombre de John Carpenter ya era conocido de sobras. Siempre amparado en el género fantástico/terror supo muy bien campear los malos tiempos cuando La cosa (The thing, 1982) no acabó de funcionar demasiado bien, al igual que Christine (Christine, 1983) y, sobre todo, Golpe en la pequeña China
(Big Trouble in Little China, 1986). Después de ésta, firmó un contrato de 4 películas con Alive Films. La primera de ellas fue El príncipe de las Tinieblas (Prince of Darkness, 1987), que sin llegar a desmerecer tampoco era la repanocha. La segunda y última fue Están vivos (They live, 1988).

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Basada en el relato Eight O'Clock in the Morning de Ray Nelson, Carpenter firma el guión bajo el seudónimo de Frank Armitage que, como era costumbre en él, era un guiño/homenaje a alguna de sus filias (en este caso al universo de Lovecraft). Además, como ha sido habitual, de encargarse de la banda sonora.

Con un protagonista totalmente atípico, el luchador de wrestling recientemente fallecido Roddy Piper, más conocido como "el gaitero", que se hizo con el papel porque Carpenter, aunque alguno le sorprenda, era un gran aficionado al pressing catch. Además teníamos a Keith David, que ya lo habíamos visto en La cosa (The thing, 1982); Meg Foster, la Evil-Lyn de Masters del Universo (Masters of the Universe, 1987); y un visto y no visto de Al Leong, el chino que hemos visto en mil episodios de El equipo A y cualquier (sub)producto de artes marciales/acción 80tero.


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La película sufre de un lastre difícil de ignorar: un ritmo tedioso. Y no sólo por la ya famosa pelea entre Piper y Keith David de más de 5 minutos (que en un primer momento estaba planeado que apenas durase 90 segundos), si no porque toda ella es un paseo por la negación de las elípsis. No es hasta pasados sus primeros 30 minutos que realmente empieza la trama del obrero que, casi por casualidad, descubre que vivimos engañados en un mundo controlado por seres extraterrestres que nos incitan al consumo masivo. Esa media hora es difícil de llevar. Con un Roddy Pipper que deambula de un lado a otro sin explicarnos mucho y nada.

Me parece tremendamente interesante que los alienígenas no quieran invadir la Tierra para convertirnos en sus esclavos o alimento, si no que son una suerte de brókers interestelares que buscan hacer negocio y llenar de ceros sus cuentas bancarias. Carpenter no se esconde en su crítica nada velada al sistema de vida norteamericano de los pixelados 80, usando la fisionomía de Ronald Reagan para diseñar las caras marcianas. También trata temas totalmente actuales, con ese Roddy Pipper que ha sido víctima de la burbuja inmobiliaria y por ende, perdiendo su trabajo en la construcción. Además de mostrarnos en blanco y negro las escenas donde vemos la realidad, que, además de un homenaje a las películas de los 50, nos da a entender que la realidad es gris y aburrida, mientras que la "otra vida", la que vivimos por y para consumir, es colorista.


están vivos, they live, john carpenter, roddy piper

están vivos, they live, john carpenter, roddy piperAquí nis llegó extremadamente tarde. Su estreno no fue hasta el verano de 1992, casi 4 años después de su lanzamiento en los USA. Por lo menos Lauren Films se lo curró un poco y montó un concurso en el que regalaban unas gafas plasticosas que emulaban a las de la película (con logo incluido), con las que podíamos ganar 20 kilitos de la época (unos 120 mil € inflación aparte).
La cosa, como iba siendo habitual en la filmografía del director, acabó en un pseudo fracaso (más por las expectativas que por lo recaudado) con unos ingresoso de casi 15 millones en USA, habiendo costado unos irrisorios 4 millones.

Pese a ser bastante o muy conocida, ésta no es de las mejores de Carpenter, aunque, sí es en la que más se moja y más critica el modelo de vida norteamericano. Los personajes son bastante planos, como el personaje de Meg Foster, que nunca se nos acaba de explicar qué pinta en el bando de los malos. Aun y así, tiene detalles y momentos para el recuerdo, como los mensajes ocultos que están por todas partes, o el cachondo plano final del marciano y la mujer. Detallitos que merecen la pena para darle una oportunidad a la cinta.


miércoles, agosto 19, 2015

Terminator (y secuelas)

Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

Lejos, muy lejos, quedan aquellos años que James Cameron era un don nadie en Hollywood y tenía que meterse a codazos en las filas de Roger Corman, pariendo los efectos de Los 7 magníficos del espacio (Battle Beyond the Stars, 1980) o dirigiendo la segunda unidad de La galaxia del terror (Galaxy of Terror, 1981). Y sería precisamente con una secuela de una producción Corman donde haría su debut como director. Aunque aquí el productor de Los 4 fantásticos 90teros no estaba por en medio y le había cedido la batuta a Ovidio G. Assonitis, otro amigo del exploit. Piraña II. Los vampiros del mar (Piranha Part Two: The Spawning, 1981), sería una de las muchas basuras marineras que surgieron a raíz del éxito de Tiburón (Jaws, 1975) de la que ya nadie se acordaría si no fuese porque Cameron estuvo detrás de la cámara. Al menos durante un par de semanas, ya que su vena perfeccionista retrasaba constantemente el rodaje, a lo que Assonitis respondió con un despido, tomando él mismo las tareas de dirección. Aun y así, Cameron seguía por Italia, donde se rodaban los interiores, y si un duro, colándose en la sala de edición para hacer el montaje a espaldas del productor. Finalmente, por cuestiones legales, Cameron aparecía en los créditos como director, aunque él reniega de la película y no la considera su debut.

Sería durante ese rodaje que tuvo la idea de Terminator a raíz de un sueño. Consiguió vender el guión a la productora que había creado Gale Anne Hurd, a la que había conocido cuando trabajaban para Corman y que a la postre acabaría siendo su mujer.

 Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

A la hora de confeccionar el casting se pensó en un Schwarzenegger que todavía no había conseguido dar el pelotazo que lo catapultara al starsystem hollywoodiense salvo por el papel principal de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), que le había dado algo de popularidad. Pero en un primer momento pensaron en él como el protagonista que viaja al pasado para salvar la vida de Sarah Connor, pero Cameron le dio la vuelta a la tortilla y lo fichó para encarnar al malo. Además teníamos a Linda Hamilton, Michael Biehn, Lance Henriksen, Bill Paxton, Brian Thompson y un cameo de Dick Miller.
 
La mayoría de los que participaron en el fin tenían muy pocas esperanzas en él. El propio Arnie la hizo a regañadientes, pensando que al ser una modesta serie B no llamaría demasiado la atención y un posible fracaso no sería demasiado negativo en su carrera, además de creer que hacer de "robot malo" podría romper la tónica de sus películas de tío cachas en calzoncillos (Hércules en Nueva York, Conan el bárbaro).


Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

Terminator es una serie B que con 30 años a sus espaldas aguanta fenomenalmente el tipo. Salvo los 5 minutillos que nos muestran de la futura guerra entre humanos y máquinas, donde se notan los cromas y el stop motion de los androides, y la escena con el animatrónic de Arnie (obra de Stan Winston), no se le nota cutre o pobretona. Con un Schwarzenegger que, posiblemente, nunca estuvo tan bien. Cosa que jugaba en su favor el que le dieran poquísimas líneas de diálogo y que sus malas dotes interpretativas ayudaran a dar vida a un robot frío y sin sentimientos.

Terminator, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Michael Bieh

En USA fue distribuida por la Orion, que no contaba que pudiera hacer mucha taquilla. Pero para su sorpresa, funcionó tan bien que estuvo un par de semanas número 1 y en todo el mundo amasó 80 millones de dólares. Tal fue el éxito que acabó creando una ristra de exploits como El guerrero de hierro (American cyborg, 1993), Alienator (Alienator, 1989), Destroyer. Brazo de acero (Vendetta dal futuro, 1986). Y luego estaban las que no tenían nada que ver con esta serie de copias y era cosa de nuestras distribuidoras que le metían títulos para ver si caíamos: la indonesia Lady Terminator (Pembalasan ratu pantai selatan, 1989), Terminator Woman (Eve of Destruction, 1991) o The Vindicator (The Vindicator, 1985). Luego está el caso de Terminator 2 (Terminator 2, 1989) de Bruno Mattei, que ya venía así de serie.


Terminator 2, James Cameron, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton, Robert PatrickTerminator 2. El juicio final (Terminator 2: Judgment Day, 1991). Después de varios años intentando hacer una secuela, por fin, en la nueva década de los 90, se pudo materializar gracias a que Carolco compró los derechos y la tecnología digital estaba bastante avanzada, tal como pudo comprobar el propio Cameron con su Abyss (The Abyss, 1989). La idea de un terminator de metal líquido ya estaba en la idea inicial del primer film, pero era imposible de materializar en pleno 1984. Ya con la tecnología necesaria, Cameron recuperó la idea para una secuela que, en gran medida, es un remake del original, pero con mucha más pasta, más espectacularidad visual y un Arnie haciendo de bueno, pues ya había alcanzado su estatus de gran estrella mundial y debía ser el bueno sí o sí. Linda Hamilton repetiría como Sarah Connor, al igual que Michael Biehn en una breve aparición. Además tendríamos el debut de Edward Furlong y a un Robert Patrick haciendo de T-1000, su papel más importante, para después arrastrarse en multitud de subproductos. En su momento, el film fue la cúspide de los efectos digitales, pero, 25 años después, éstos han quedado desfasadísimos, con momentos que cantan mucho. Pese a esto, sigue siendo un action film trepidante, con momentos míticos como la escena de la persecución en moto, y, para muchos, es la mejor de la saga. En su día fue la película más cara de la historia (100 millones de dólares) y acabó siendo la más taquillera del 91 con más de 500 millones recaudados en todo el planeta. Cinco años después, Cameron reunió al elenco para rodar T2 3-D: Battle Across Time, una atracción en tres dimensiones para el parque temático Universal.


Terminator 3, Arnold Schwarzenegger, Jonathan Mostow Terminator 3. La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003). Una década después de la secuela que acabó convirtiendo una serie B ochentera en un producto mainstream nos llegó esta nueva entrega. Y seguramente no fue decisión de los productores alargar tanto la espera. Siendo las dos películas existentes (y la atracción) obra de Cameron, parecía indispensable que éste estuviera detrás de cualquier película de la saga. Así que estuvieron esperándole mientras se dedicaba a sus movidas con cámaras, profundidades marinas y Titanics por doquier. Los productores, cansados de esperar, debieron pensar que a fin de cuentas la película se vendía sola y era más importante convencer a Arnie, que durante un tiempo decía que sólo la haría si Cameron era el director. Pero el tiempo iba pasando y su filmografía entró en una decadencia que le hizo cambiar de opinión, sabiendo que volver a encanar a su personaje más icónico era garantía de éxito. O al menos eso era lo que pensaba.
La historia la de siempre: Skynet envía al pasado a un cyborg para que elimine a la futura mujer de John Connor, a lo que éste responde enviando a un terminator "bueno".
Nick Stahl (que luego protagonizaría la serie Carnivale) reemplazaba a Furlong, que ya había entrado en su particular infierno de drogas; Claire Danes hacía de su futura mujer y, para variar un poquito, pondrían un cyborg femenino, interpretado por Kristanna Loken, que luego acabó protagonizando varios títulos de Uwe Bowl.
La película costó 200 millones de dólares y amasó más de 400 en todo el planeta, pero las críticas fueron tirando a negativas. Se metieron mucho con algunas secuencias humorísticas como la primera aparición de Arnie o que, por mucho que dijeran que se había puesto en forma, cuando aparece desnudo se nota que está retocado digitalmente. En cambio, las escenas de acción son tremendamente físicas, como demostró el director Jonathan Mostow en la reivindicable Los sustitutos (Surrogates, 2009).


Terminator Salvation, McG, Christian Bale, con Sam Worthington, Bryce Dallas Howard, Helena Bonham Carter, Michael IronsideTerminator Salvation (Terminator Salvation, 2009). Anteriormente la saga había dado el salto al renovado mundo de las series televisiva con Las crónicas de Sarah Connor (Terminator: The Sarah Connor Chronicles, 2008-09), que no acabó de cuajar entre la audiencia y la Fox la finiquitó después de la segunda temporada.
Después que los derechos de la franquicia cambiaran de manos, los nuevos productores decidieron hacer un reboot de la saga y dar a los fans lo que llevaban 3 películas esperando: la famosa guerra entre humanos y máquinas de las que apenas nos habían enseñado unos pocos minutillos. Pero ni con eso, ni con un reparto encabezado por Christian Bale, con Sam Worthington, Bryce Dallas Howard, Helena Bonham Carter, Michael Ironside y una recreación del Chuache de los 80, pudieron salvar el lastre de contar con McG en la dirección.
El invento acabó siendo un pseudo fracaso, pues costó 200 millones y recaudó poco más de 300 en todo el mundo. Lo que unido a unas críticas no demasiado favorables, dieron al traste cualquier intento de seguir con esta nueva saga.
Al igual que la segunda entrega, se hizo una atracción para algunos parques de atracciones llamada Terminator X: A Laser Battle for Salvation. Aquí la cosa no era un corto tridimensional, si no un juego de disparos por equipos del estilo Q-Zar. Además del Apocalypse: The Ride, una atracción de vagonetas.


Terminator Génesis (Terminator Genisy, 2015). Lo que en un principio debía ser una nueva trilogía acabó por no materializarse por una mala taquilla. Pero alguien pensó que la saga todavía podría ser rentable y contrataron a Alan Taylor (Thor) para volver a reactivarla. Además de volver a contar con Arnie, que había puesto a caer de un burro la anterior entrega.
Al final parieron una historia que acaba enmarcada en los films de viajes en el tiempo, con muchos saltos y paradojas de esas que nos molan. Además de ser un homenaje a las primeras entrgas de la saga, pues recrean escenas (como la aparición de los protagonistas en la pelicula de 1984) tal cual las vimos. Eso sí, ya da un poco de penita ver a Arnie con esas pintas y como durante toda la película le llaman "abuelo". Aun y así la peli aguanta muy bien el tipo como un producto totalmente palomitero y estival, sin ningún tipo de pretensión de querer hacer algo nunca visto.
En los USA no llegó a los 90 millones recaudados. Pese a todo, en el resto del mundo, ha hecho algo más de 200, lo que no le salva de ser considerada un pequeño fracaso que hace muy difícil que veamos una nueva entrega.

viernes, agosto 14, 2015

Burke and Hare

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Si hay un director que pegó un subidón sólo comparable a su descenso a los infiernos ese fue John Landis.

Su debut con El monstruo de las bananas (Schlock, 1973) será recordado más por tener entre sus filas a un primerizo Rick Baker en el maquillaje que por sus cualidades artísticas. Luego vino Made in USA (The Kentucky Fried Movie, 1977) que pese a estar guionizada por los ZAZ (Jerry Zucker, Jim Abrahams y David Zucker) aquí nunca ha sido demasiado conocida, al menos no tanto como los Agárralo como puedas, Aterriza como puedas, Top Secret... Con Desmadre a la americana (Animal House, 1978), que daría el pistoletazo de salida con las comedias estudiantiles, llegaría el primer film apadrinado por National Lampoon y su primer gran éxito. Le seguirían más éxitos comerciales como Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers, 1980), Entre pillos anda el juego (Trading Places, 1983), el archiconocido videoclip Thriller de Michael Jackson y, en menor medida a nivel económico pero que el tiempo le ha acabado por dar un estatus de culto, Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981).
 
Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Con En los límites de la realidad (Twilight Zone: The Movie, 1983) empezaría su particular pesadilla. Lo que parecía una reunión de amigos (Spielberg, Dante, Miller y el propio Landis) con ganas de homenajear una de sus series de la infancia, acabó como el rosario de la aurora cuando, durante el episodio que dirigía Landis, Vic Morrow y un niño murieron decapitados por las hélices de un helicóptero y otro feneció aplastado. Aquello llevó a juicio al director acusado de homicidio involuntario, del que acabó absuelto, enemistado con Spielberg, que le dio la espalda, y moralmente destrozado.

A partir de mitad de los 80 iba alternando cosas que funcionaban -Espías como nosotros (Spies Like Us, 1985), El príncipe de Zamunda (Coming to America, 1988)- con fracasos -(Cuando llega la noche (Into the night, 1985), Tres amigos (¡Three amigos!, 1986).

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Luego fueron llegar los 90 y caer en picado con Oscar ¡quita las manos! (Oscar, 1991), Superdetective en Hollywood III (Beverly Hills Cop III, 1994), La familia Stupid (The Stupids, 1996). Incluso llevando años arrastrando la idea de una secuela de Un hombre lobo americano en Londres, no se la dejaron dirigir y acabaron pariendo la horripilante Un hombre lobo americano en París (An American Werewolf in Paris, 1997) que luce los peores efectos digitales que se recuerdan. En cambio, sí le dejaron dirigir Blues brothers 2000, la secuela de Granujas a todo ritmo, pero es tan infame que da pena.

Llegaron los 2000 y no solo no mejoró la cosa, si no que decayó más, acabando en la caja tonta con algún capítulo de Psych, Masters of horror y Terror en estado puro. No fue hasta 2009, 11 años después de su último film, El plan de Susan (Susan's Plan, 1998), que volvía a lanzar una película: Burke and Hare.
 
Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

Burke and Hare parte de la historia real de William Burke y William Hare. Estos dos tipos, que no tenían donde caerse muertos, descubrieron un filón cuando los investigadores médicos de la época (siglo XIX) necesitaban de cadáveres para su investigación y les era muy difícil disponer de ellos. Con lo que la pareja se dedicó a asesinar para vender los cadáveres.

Lo primero que sorprende del film de Landis es su recreación. Pese a no contar con un gran estudio detrás, los edificios, vestuario y calles de la época son simplemente brillantes. Lo segundo es un reparto nutrido de un montón de caras británicas más que reconocibles (algunas meros cameos): Simon Pegg y Andy Serkis como la pareja protagonista; Tom Wilkinson (Batman Begins); Tim Curry (It, Legend); Isla Fisher (Ahora me ves...); Ray Harryhausen; Christopher Lee (El retorno del Capitán Invencible); Michael Winner (director de las 3 primeras Death Wish de Charles Bronson); Jessica Hynes (la prota de la serie Spaced, El hijo de Rambow).

Burke and Hare, John Landis, Simon Pegg, Andy Serkis

El film tira por la vertiente cómica, pero un humor muy inglés, muy negro. Lejos quedan los chistes más gruesos de El príncipe de Zamunda o la tercera entrega del detective Axel Foley (puro Eddie Murphy). Además hay generosos chorretones de sangre. Pero que todo esto no nos haga lanzar las campanas al vuelo, porque el conjunto se acaba volviendo algo repetitivo. Dando una sensación que lo mejor del film son sus primeros 30/40 minutos para luego caer en un déjà vu constante. Lo que está claro que Landis está perdido para siempre y nos tendremos que conformar con sus joyas de hace 20/30 años.

martes, agosto 04, 2015

Festival de trailers (VIII)




El libro de la selva (The jungle book, 1967) de Wolfgang Reitherman.




Banjo, el gato vagabundo (Banjo the Woodpile Cat, 1979) de Don Bluth.



viernes, julio 24, 2015

The Death of "Superman Lives": What Happened?

The Death of "Superman Lives": What Happened?, Tim Burton, Nicolas Cage, Jon Peters, The Death of "Superman Lives": What Happened? en castellano en español

Estamos en una época que hemos pasado de tener documentales en los DVD que eran todo un ejercicio de reconstrucción del proceso de creación de una película, como aquel famoso de El planeta de los simios, a, directamente, casi no tener extras en las ediciones domésticas. En cambio, comienzan abundar documentales que pasan a tener vida propia más allá de acompañar al film de turno, a que el propio documental pase de extra a protagonista absoluto. Era el caso de Best worst movie ever (que se centraba en el Troll 2 de Claudio Fragasso), Not Quite Hollywood: The Wild, Untold Story of Ozploitation (sobre la época dorada del cine Australiano más exploit) o Electric Boogaloo: The Wild, Untold Story of Cannon Films y The Go-Go Boys: The Inside Story of Cannon Films (que iban sobre el auge y caída de los primos Menahem Golan y Yoram Globus).

Y ahora parece que se han ajuntado algunos que han tenido/tienen mucha repercusión que hacen un repaso de películas que no se llegaron a materializar como es el caso del Dune de Joroski, Los 4 Fantásticos de Corman -que si se llegó a rodar pero "oficialmente" no tuvo estreno- 
(Doomed: The Untold Story of Roger Corman's the Fantastic Four) y el proyecto de Superman de la mano de Tim Burton que es el que nos ocupa.

The Death of "Superman Lives": What Happened?, Tim Burton, Nicolas Cage, Jon Peters, The Death of "Superman Lives": What Happened? en castellano en español

Recuerdo como por el 98 cada mes venía alguna noticia al respecto en el Imágenes de actualidad. En unas decían que Sanda Bullock sería Lois Lane, Jack Nicholson Lex Lutor, que habría un cameo de Michael Keaton volviendo a ser Batman... al mes siguiente la noticia era que el proyecto se cancelaba, al otro que se reactivaba, luego que se volvía a cancelar... Y así se tiraron más de un año. Fuera como fuese, la cosa acabó como empezó: una película sin hacerse. Eso sí, según decían en la época, tanto Burton como Nicolas Cage, quien debía encarnar al hombre de acero, cobraron sus respectivos cheques pese a no rodarse ni un solo fotograma. Años después, en plena época de internet y los blogs, comenzaron a verse algunas instantáneas de las pruebas de vestuario. Imágenes que muchos decían que eran fakes, puro FotoShow. Y no mucho más tarde, Steve Jhonson llegó a publicar un vídeo con el traje de Superman que habían estado elaborando en su momento. Así que, después de todo este material publicado, el siguiente paso sólo podía ser un documental que explicara con pelos y señales cómo nació y murió el Superman de Burton & Cage.
 
The Death of "Superman Lives": What Happened?, Tim Burton, Nicolas Cage, Jon Peters, The Death of "Superman Lives": What Happened? en castellano en español

Allá por el 96/97 contrataron a Kevin Smith para que escribiese la secuela de Bitelchús (el, en su momento, muy mentado Beetlejuice goes hawaiian). Esa reunión con los directivos dio lugar a que, de pasada, se hiciera referencia al proyecto que estaba tramando la Warner en aquel momento: un nuevo Superman. Smith acabó adjudicándose el papel de guionista, que le llevó a esas famosas reuniones con Jon Peters de las que luego ha sacado tajada en sus charlas universitarias, en las que, según el director de Mallrats, le obligó a que Superman no volase (Burton lo arregló haciendo que diera unos grandes saltos, cosa que luego se retomaría en El hombre de acero), que no llevase su conocido traje y la famosa historia de la araña gigante y osos polares. Imposiciones que Peters niega. También cambió el título previsto, de Superman reborn pasó a Superman lives.

Hago un alto para presentar a Peters. Un tipo al que se le presume cierta prepotencia, respuesta del menosprecio que recibió (y recibe) por parte de la meca del cine, dado sus inicios como peluquero de Barbara Streisand. Como él mismo dice en el documental, ”si hubiera ido a Harvard no me tratarían así". Aunque tan tonto no será cuando, sabiendo que a la Warner le caducaban los derechos de Superman, se les adelantó y los adquirió, forzando al estudio a tenerlo como productor. Gracias al encoñamiento de la cantante/actriz, el tipo se metió a producir, sacando desde descalabros económicos como Las brujas de Eastwick hasta bombazos como Rain man o el Batman del 89. Pero Peters es un personaje de tomo y lomo que acaba por sacar de sus casillas al más pintado, como es el caso de Tim Burton, que llegó a exigir a la Warner que el tipo desapareciera del rodaje de Batman Returns, siendo relegado a mero productor ejecutivo, lo que viene a ser algo así como cobrar por no meter las narices. Es por eso que siempre me extrañó que el productor eligiese a Burton para dirigir ese nuevo film de Superman.
 
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A partir de ahí empezaría la fiesta. Burton prescinde de Smith y su guión, lo que abriría su particular guerra. Fichó a Wesley Strick, guionista en la sombra de Batman Vuelve. Ahí se empezó un periplo de miles de diseños, pruebas de vestuario, localizacines. De ahí a la incorporación de un nuevo guionista, Dan Gilroy, que en la época había escrito Misión explosiva y Freejack.

Finalmente, después de varios fracasos (Mad city, El mensajero del futuro), la Warner, después de haberse gastado 12 millones, acabaría cancelando una superproducción que iba a costar más de 200 millones de dólares. Dinero que acabaron gastándose en el bodrio de Wild Wild West.

The Death of "Superman Lives": What Happened?, Tim Burton, Nicolas Cage, Jon Peters, The Death of "Superman Lives": What Happened? en castellano en español

Todo eso y más es lo que cuenta The Death of "Superman Lives": What Happened?, con chismorreos como que Burton le cogió odio a Schumacher porque le jodió su franquicia de Batman y acusaba que el fracaso de Batman and Robin acabó por debilitar las opciones que su proyecto de Superman se hiciese realidad. Que Bryan Singer llevaba encima una foto de Cage como Superman para paliar las embestidas de los productores cuando rodaba la insufrible Superman Returns, alegando que eso sí era malo. Que Jon Peters estaba obsesionado con el accidente de Lady Di y de como ese drama tenía que llevarse al momento que Superman muere o como robó una maqueta de la producción. Y es este personaje el que acaba dándonos, en cierta forma, más pena, porque la mayoría de los participantes del documental lo ponen a caldo y se burlan de él. Pobrecillo.

jueves, julio 23, 2015

Intriga en Malta

Intriga en Malta, Misterio en Malta, Disney, Trenchcoat, Margot Kidder, Robert Hays

Dos cosas fueron las que dejó Popeye en el imperio Disney: su colaboración con Paramount, que seguiría con El dragón del lago de fuego; y Malta, porque allí donde se rodó el film de Altman también acabó siendo el marco de acción de Intriga en Malta y en algunos pases televisivos retitulada como Misterio en Malta. Como curiosidad, en Italia le metieron el gran, pero a la vez engañoso, título de Giallo a Malta. El tema es que su título original es Trenchcoat, que vendría a ser aquella gabardina que solían llevar los investigadores de cine negro, Colombo o Johan Cruyff.

Pero aquí la cosa vuelve al terreno blanco y blando de la Disney más clásica, dando lugar a esa malgama de historias infantiles y otras mucho menos, con las que nos obsequiaron por la época. Con una historia que luego se retomaría con Tras el corazón verde, donde una joven escritora viaja a Malta para escribir una novela de asesinatos que acaba envuelta en un crimen real.
El valor de esta producción Disney es nulo. Un subproducto triste y ramplón, con una realización propia del telefilm más cochambroso de la época, lo que ayudó que aquí apareciese directamente a vídeo bastante tarde (allá por el 87, como muchas otras películas de baja estofa de Disney) con uno de los doblajes más rastreros que se recuerde.

 
Intriga en Malta, Misterio en Malta, Disney, Trenchcoat, Margot Kidder, Robert Hays

En el apartado actoral tenemos a Margot —Lois Lane— Kidder en plena etapa Superman; Robert Hayes, post Aterriza como puedas y secuela; David Suchet, el malo de Bigfoot y los Henderson; y una pequeña aparición de Ronald Lacey, el nazi de la gestapo de En busca del arca perdida.
Dirigida por Michael Tuchner, de filmografía tan extensa (llena de telefilms) como olvidable. Aunque valdría la pena mentar una versión televisiva de El jorobado de Notre Dame con Anthony Hopkins, y la adaptación de Wilt, adaptación de la novela del mismo nombre de Tom Sharpe.
Aunque, quizá, lo más llamativo sea su pareja de guionistas, Jeffrey Price y Peter S. Seaman, que años después harían esas funciones en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, El Grinch o Wild Wild West. 


Intriga en Malta, Misterio en Malta, Disney, Trenchcoat, Margot Kidder, Robert Hays

El hecho que ni en su estreno Norteamericano ni en su pase a vídeo apareciese el logo de Disney por ningún lado se decía que era porque habían detalles demasiado adultos para una película infantil (asesinatos, ligoteos de playa), pero a mí me parece que es porque es una basura inmunda de la que, por mucho que rasques, no tienen nada destacable. Ni Filmayer tuvo valor de meterle su famosa carátula blanca con el Mickey de Fantasía.

martes, julio 21, 2015

El dragón del lago de fuego

El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

El dragón del lago de fuego es, casi con toda seguridad, el paradigma de la etapa más extraña de Disney. Quizá podría disputarle el puesto Los ojos del bosque, pero la cosa está así así.
 

Si Popeye había sido la primera vez que Disney producía un film conjuntamente, aquí repetían. Desconozco si la cosa estuvo firmada antes que se estrenase el film de Altman o qué pasó, pero, pese a que el rodaje fue bastante complicado, los frutos económicos fueron lo bastante razonables para que Paramount se volviese asociar con la casa de Mickey Mouse. 
 
El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

Matthew Robbins y Hal Barwood, que habían estudiado cine junto a George Lucas, Coppola o Milius, empezaron en Hollywood colaborando en funciones menores en THX 1138 de Lucas, luego escribiendo Loca evasión, el debut de Spielberg, con el que consiguieron cierta amistad, al menos la suficiente para que este les llamase para re-escribir el borrador de Encuentros en la tercera fase. A partir de ahí comenzaron a darle vueltas a un argumento de fantasía que llamara la atención de los estudios como lo estaban haciendo Star Wars o Alien. 
 
El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

Lo que aquí se tituló El dragón del lago de fuego (en su versión original Dragonslayer, más cercano a El verdugo de dragones con el que se tituló en Sudamérica) fue y es la película Disney que contiene más metraje no apto para los niños. Vemos (muy de pasada) a sus protagonistas totalmente desnudos y tenemos una pequeñas criaturas que devoran las piernas de una princesa. Así tal cual. No es que sea un gore estilo Fulci, pero Déu n'hi dó.
Tampoco se quedaron cortos con el dragón, que siempre me ha recordado al de La bella durmiente (la versión animada, no al de Maléfica).
 

El argumento no es ningún prodigio de originalidad: un reino vive asolado por la presencia de un dragón de nombre Vermithrax, al que, mediante un sorteo, ofrecen una joven para apaciguarlo. Un grupo decide que hay que buscar una solución, por lo que se van en busca del mago Ulric, que podría poseer el poder de acabar con la bestia. Pero para su desgracia el hechicero muere antes de ponerse manos a la obra, siendo su joven aprendiz quien tendrá la difícil misión de acabar con el dragón.

El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

Sí, si nos ponemos esquemáticos estamos ante otro episodio de El equipo A. Está claro que el fuerte del film (y por lo que arrastra bastante culto) es por otros motivos a la trama. Por un lado, como he comentado, sus pocos miramientos hacia una audiencia infantil. Y por otro, adelantándose un año a la moda de cine de espada y brujería que iniciaron Crowmwell, el rey de los bárbaros y Conan el bárbaro, aunque en el film de Disney la cosa tiraba más a la fantasía, acabando por ser un gran influencia en Willow.

La película fue bastante cara en su época, siendo todo lo relacionado con la creación del dragón lo que más billetes quemó, más o menos el 25% de los 20 millones que costó. El diseño del dragón corrió a cargo de David Bunnet y su construcción de Phil Tippett junto a su equipo de la ILM. Hubo 15 Vermithraxes, además del gran modelo de 12 metros, la mayoría de ellos eran miniaturas.

Además, Phil Tippett creó para el film la técnica Go-Motion, una variante del stop motion, pero en lugar de mover las figuras de forma manual, éstas se animan através de unos motores, consiguiendo un efecto más limpio. Para que te enteres, el puñetero Spielberg iba a usar esta técnica en Jurassic Park, hasta que vino algún enteradillo y le comió la oreja para usar efectos digitales.

El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

En el tema casting no se gastaron tanto: Peter MacNicol haciendo de héroe en uno de sus primeros papeles, curiosamente luego acabó haciendo muchos papeles de tontito; Caitlin Clarke haciendo de ladyboy, luego se centró más en el teatro y se le vio más bien poco en las pantallas. Y poco más que destacar.

El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin ClarkeTuvo que luchar en taquilla con la segunda parte de Superman o el Bond Solo para tus ojos, saliendo claramente perdedora, pues, al final, el film fue otro de los fracasos de la Disney en la época, cosechando unos 15 millones de dólares que no llegaban a cubrir los casi 20 que costó. Aun y así, le quedaba el mercado internacional, derechos televisivos y ediciones en vídeo para recuperar la inversión. Lo que está claro, como ha pasado en otras ocasiones, la cosa se quedó en tierra de nadie: demasiado adulta para los niños y demasiado blanda para los adultos. Personalmente no es un film al que le tenga demasiada estima. Como todo buen hijo de vecino la conocí en una de esas cintas blancas de Filmayer, y algo tiene que nunca ha terminado de engatusarme. Y mira que tiene elementos suficientes para hacerlo, pero hay algo en ella que no me convence.
 
El dragón del lago de fuego, Disney, Filmayer, Peter MacNicol, Matthew Robbins, Caitlin Clarke

Después de El dragón del lago de fuego, el duplo Matthew Robbins y Hal Barwood se encontraron dificultades en Hollywood, tardando 4 años para lanzar Señal de alarma, escrita por los dos y dirigida por el primero, que no tuvo demasiada trascendencia. Hal Barwood, asqueado de Hollywood, acabó en Lucas Arts, el departamento de desarrollo de videojuegos del emporio de George Lucas. Allí, escribió la historia de Indiana Jones and the fate of Atlantis, rescatando un borrador para una hipotética cuarta parte cinematográfica; dirigió las secuencias reales de Rebel Assault II, y ya a finales de los 90, creó los juegos de escritorio Yoda Stories e Indiana Jones desktop adventures game y por último escribió Indiana Jones y la máquina infernal.

Por su parte, Matthew Robbins escribió y dirigió Nuestros maravillosos aliados, aquella cosa producida por Spielberg y que, en un principio, debía ser un episodio de Cuentos asombrosos; y Bingo!, la del perro. Después inicio una estrecha colaboración con Guillermo del Toro, escribiendo Mimic, No tengas miedo a la oscuridad (producida por el mexicano), La cumbre escarlata y los anunciados Pinocchio y En las montañas de la locura.