jueves, mayo 14, 2015

Slugs. Muerte viscosa

Slugs, muerte viscosa, juan piquer simón, de laurentiis, Shaun Hutson

Después de Los diablos del mar, Piquer Simón dejó aparcadas las aventuras juveniles y se metió en producciones menos costosas, lo que le ayudaba a convertirlas en más rentables. Se apuntó al slasher con Mil gritos tiene la noche, posiblemente su film más famoso a nivel internacional y el que más recaudó (según el propio director, más de 25 millones de dólares solo en USA); Los nuevos extraterrestres debía ser un film de terror pero el productor impuso con calzador la historia infantiloide del niño y el marcianito porque quería chupar de E.T., acabando en un extraño pastiche de difícil digestión; y Guerra sucia se trataba de un thriller puramente alimenticio que, al igual que Los diablos del mar, se hizo para aprovechar material de otros films, y no le fue tan mal pues acabó siendo distribuida por la Cannon en varios países.

Slugs, muerte viscosa, juan piquer simón, de laurentiis, Shaun Hutson

Aunque parezca mentira, el director se tiró casi 4 años (no olvidemos que la horribilis "ley Miró" apareció en 1983) hasta que volvió a presentar un nuevo film: Slugs. Muerte viscosa. Y como no, basada en un libro. Pero esta vez nada de literatura clásica. Slugs, el libro, había sido un best seller en Inglaterra años atrás y había llegado a manos de Piquer porque se lo pasó Ian Sera, y viendo que de ahí podía hacerse una monster movie como aquellas con las que pasaba las tardes en los cines de sesión continua rodeado de cáscaras de pipa y olor a morro frito.

Slugs, muerte viscosa, juan piquer simón, de laurentiis, Shaun Hutson

Por fortuna para él, su secretaria tenía contactos en un pueblecito muy cercano a la frontera con Canadá y allí se encontró a todo el pueblo dispuesto a colaborar en el film. Además, había escrito el guión junto a su colega José Antonio Escrivá, que aquí ejercía de productor y en la época estaba casado con Francesca De Laurentiis, así que blanco y en botella: los De Laurentiis acabaron metidos en una producción de Piquer. Hay que recordar que este ya estuvo a punto de dirigir para el italiano las secuelas de Barbarella y Orca, pero el fracaso del Dune de Lynch mandó estos proyectos al garete.
Como era habitual en Piquer, se hizo cargo de un reparto que mezclaba caras de aquí (Emilio Linder, Concha Cuetos, Manuel de Blas -el francotirador de ...Y si no, nos enfadamos- o Frank Braña) con americanas (Michael Garfield -The Warriors- o Patty Shepard) en su mayoría poco o nada conocidas. Además de sus clásicos Juan Mariné, Emilio Ruiz y Basilio Cortijo en tareas técnicas.

Slugs, muerte viscosa, juan piquer simón, de laurentiis, Shaun Hutson

El poder disponer de un pueblecito norteamericano supuso toda una ayuda, pese a encontrarse un gran problema: allí no habían babosas y les estaba prohibido importarlas. Así que tuvieron que ingeniárselas para usar 5 mil babosas de plástico y, una vez terminado el rodaje, volverse a Spain y rodar las escenas que requerían la presencia de los bichos reales.

El film es el típico y tópico que empieza con una parejita haciendo el cafre en un lago para acabar devorados, al menos uno de ellos. Luego tenemos al prota, el tipo que descubre la movida, que intenta que las autoridades y el alcalde hagan algo, pero estos pasan de todo. Con lo que al final tendrá que buscarse la ayuda de un colega y el científico de turno para deshacerse de las babosas. Efectivamente, todos los clichés de cualquier monster movie que se precie.


Slugs, muerte viscosa, juan piquer simón, de laurentiis, Shaun Hutson

Slugs es, junto a La grieta, el film más redondo del valenciano. El hecho que la mayoría del rodaje se hiciera en los USA ayuda mucho a hacerla pasar por una serie B americana, además de evitar el exceso de localizaciones interiores, uno de los inconvenientes de este tipo de películas.
Con una ajustada duración de menos de 90 minutos, bastante ritmo, algo de sexo y generosidad en cuanto al gore, lo que casi hace que la catalogasen como X en USA, que tiene su momento cumbre con la famosa explosión de la cabeza de Emilio Linder. La cosa quedó muy apañada, siendo un relativo éxito, aunque más bien en su paso por los videoclubs, porque los poco más de 30 millones de pesetas (unos 200 mil €) que hizo en nuestra taquilla no creo que dieran para cubrir ni la mitad del presupuesto, y su distribución internacional (en USA de la mano de la New World). Los ingresos hicieron que se plantearan una secuela hasta llegar a comprar los derechos de la segunda novela, Bredding groud, pero las dificultades para trabajar con las babosas, que se movían de forma tan lenta que sus secuencias son puro stop motion, llevaron al traste cualquier posibilidad por parte de Piquer.

martes, mayo 12, 2015

Los diablos del mar

Los diablos del mar, Julio Verne, Juan Piquer Simón

Si bien El escarabajo de oro era la peor película de Juan Piquer Simón, Los diablos del mar es la más mediocre. Un producto insulso, plano y aburridote. Que su única razón de ser fue porque Misterio en la isla de los monstruos no había ingresado lo esperado, con lo que Piquer tiró de su vena recicladora y decidió buscarse una historia que le permitiera reciclar los decorados del anterior film.

La escogida fue Un capitán de quince años, otra vez de Julio Verne, que ya había sido adaptada anteriormente al cine. Sin ir más lejos, Jesús Franco lo hizo una década antes, contando entre el elenco con Edmund Purdom, que luego coincidiría con Piquer en Mil gritos tiene la noche y La grieta.
La historia trata de un grupo de chavales que por las circunstancias se ven dirigiendo un barco y luchando contra una banda que se dedica a secuestrar personas y convertirlos en esclavos.

Los diablos del mar, Julio Verne, Juan Piquer Simón

En resumen, nos topamos con el clásico relato de aventuras africanas que ya en la época interesaban bastante poco a las plateas. En una época en la que las aventuras espaciales y con muchos efectos especiales llegadas desde Hollywood eran el pan nuestro de cada día, llegar con una historia tan típica y facturada con bastante apatía era poco menos que un suicidio en la taquilla. Además que aquí, para seguir con el ahorro, Piquer evito cualquier referencia a lo fantástico, cosa que, pese a que no estuviera en el relato original,a él le gustaba mucho incoroporar.

Y como ya era costumbre en él contó con caras bastante conocidas en su filmografía: Frank Braña, Ian Sera, Patty Shepard (una clásica del fantástico español), Aldo Sambrell, Luis Barboo y el propio Piquer haciendo un cameo. Además de una aparición sin acreditar de David Hatton, repitiendo su papel de Misterio en la isla de los monstruos a modo de guiño para los más avispados.

Los diablos del mar, Julio Verne, Juan Piquer Simón
Los cinco minutos de gloria para Piquer

A Piquer le hubiera ido de perlas adaptar El señor de los anillos, pues sus películas aventureras se reducen a gente caminando de un sitio a otro. Mucho paliqueo y, sobre todo, mucha gente andando, andando mucho. Y eso es lo que aquí nos vamos a encontrar. Unido con muchas imágenes de archivos con leones y demás fauna africana, además de ser una película muy racista. 
Al final la cosa no le salió tan mal a nivel de taquilla, cosechando algo más de 100 millones de las antiguas (unos 630 mil €), lo que era el doble de lo que acabaría costado.

Los diablos del mar, Julio Verne, Juan Piquer Simón

A partir de este Los diablos del mar, que en un primer momento se anunció su rodaje como Un capitán valiente, el director valenciano se adentró en otros géneros, sobre todo el terror, y aparcó durante algo más de una década su pasión por los clásicos de aventuras, hasta que, ya en los 90, rodó sus fatídica triología.

jueves, mayo 07, 2015

El escarabajo de oro

el escarabajo de oro, Juan Piquer Simon, Poe, Vicente Martin, Frank Braña

La última película de Juan Piquer Simón es, sin lugar a dudas, su peor film. Mucho se puede criticar a Los nuevos extraterrestres, pero al menos con esta te puedes echar unas buenas risas.
El escarabajo de oro sería el último título de esa decepcionante trilogía formada por La isla del diablo y Manoa, la ciudad de oro. Y, aunque estaba firmada por Vicente J. Martín, fue el director valenciano quien realmente llevó las riendas del rodaje. Toda la esta movida venía dada porque para poder recibir las ayudas (por mucho que el propio Piquer siempre había presumido de no hacer cine subvencionado) una de las tres películas tenía que estar firmada por un director novel. Y Martín, que había estado en La Isla del diablo en tareas de auxiliar de montaje y en Manoa como chico para todo, había hecho buenas migas con Piquer, las suficientes para que este le asignara el papel de testaferro.

el escarabajo de oro, Juan Piquer Simon, Poe, Vicente Martin, Frank Braña
 
La isla del diablo era mala, pero al menos se veía que algo de dinero habían tenido. Manoa estaba un par de peldaños por abajo y los medios se veían menguados de forma alarmante. Y este El escarabajo de oro, que pese a rodarse en 1996 no se estrenaría hasta 1999, sigue cayendo hasta niveles prácticamente amateurs. Es por eso que surgió el rumor que casi todo el dinero se lo habían gastado en el primer film, cosa que podría haber sido una estratagema para intentar que este llamase suficientemente la atención para atraer futuros inversores que, por lo visto, nunca llegaron. Es mi teoría.

el escarabajo de oro, Juan Piquer Simon, Poe, Vicente Martin, Frank Braña

Pero las cosas están como están y este último film es deleznable. A nivel estético es muy pobre, los 35 milímetros en la que está rodada parecen vídeo, con escenas rodadas en escenarios naturales que puedan dar el pego de una historia ambientada en el siglo XVIII, como es el caso de esa Albufera valenciana o la fachada de alguna casa de millonetis apolillado. Con actores más malos que unas almendras rancias (la mayoría aparecen en las otras dos películas anteriores y solo nos sonarán Frank Braña y Antonio Mayans), diálogos amateur, una banda sonora que apesta a librería musical, mucho plano general y poco montaje. Parece que lo poco que tenían lo invirtieron en ese escarabajo mecánico que apenas aparece 5 segundos en pantalla.
Llama poderosamente la atención que su edición en vídeo, al igual que Manoa, estaba distribuida por ni más ni menos que la Disney, además estar por ahí el logo de Tri Star. Sin duda por algún trapicheo de Enrique Cerezo, que es quien tenía los derechos.


Da mucha pena que el último film de Piquer sea algo tan chusco (quizá por eso no tuvo problemas en que otro firmara el desastre). Vale que todo lo que hizo en los 90 fueran una decadencia anunciada como pocas, pero es muy raro que pasara de hacer Slugs y La grieta, sus dos films más equilibrados y redondos, a la par que los más caros con diferencia, a tener las penurias de La mansión de Cthulhu. Es bastante patente que no supo adaptarse a los nuevos tiempos, y si ya en los 70 y 80, con sus muñecos y maquetas, podían en cierta forma competir con la serie B para videoclub llegada desde los USA, en los 90 la brecha era ya insalvable.
Quizás, en lugar de haber vuelto a sus aventuras vernianas podría haber subido al carro del éxito de Scream y haberse marcado una secuela de Mil gritos tiene la noche o algún derivado. En cambio, quien sí se apuntó al slasher fue Vicente J. Martín, que junto a Pedro L. Barbero parieron esa cosa llamado Tuno Negro. Luego ya se dedicó a dar clases de cine y a escribir libros.

Después de El escarabajo de oro, Piquer intentó levantar muchos proyectos como una serie de televisión de terror (13 campanadas), adaptaciones de El guerrero del antifaz y El capitán Trueno (en ambos casos el protagonistas elegido era ¡Michael Paré!), y multitud de locuras más que acabaron diluyéndose como un fartón bañado en horchata. In saecula saeculorum.

martes, mayo 05, 2015

Misterio en la isla de los monstruos

Misterio en la isla de los monstruos, Peter Cushing, Terence Stamp, Ian Sera, Juan Piquer Simon

Que Piquer Simón volviese a los terrenos de Julio Verne era natural. Supersonic man, pese al éxito comercial, le había hecho pasar por un proceso demasiado duro, a la par que había sufrido en sus carnes las garras afiladas de la crítica. Además que, como acabaría por confirmarse en sus posteriores películas, el director tenía una visión del cine que en aquellos finales 70 y primeros 80 ya estaba desfasada, pareciendo que se había quedado anclado en las ingenuidades que debía ver en su juventud décadas atrás. Regresar a las adaptaciones del autor de 20.000 leguas de viaje submarino era volver a terreno conocido, una zona donde podía sentirse seguro, pues Viaje al centro de la Tierra le había dejado un grato sabor de boca por su masivo éxito, lo que era una excusa perfecta ya que los distribuidores le pedían más películas como aquella.
 
Misterio en la isla de los monstruos, Peter Cushing, Terence Stamp, Ian Sera, Juan Piquer Simon

Misterio en la isla de los monstruos se anunció como una producción por todo lo alto, que había costado 82 millones de pesetas, con un reparto con estrellas internacionales como Terence Stamp y James Stewart, además de Paco Rabal. Luego la cosa acabó con algunas bajas, como la de James Stewart, que fue reemplazado por Peter Cushing, que por la época llevaba varias depresiones a sus espaldas por la muerte de su mujer y aceptaba la mayoría de los papeles que le ofrecían para poder estar distraído y no quedarse amargado en casa. También se apeó Rabal, que, habiendo tenido una lesión, cedió su papel a Paul Naschy / Jacinto Molina, que sólo aceptó para poder coincidir con Cushing. Para su desgracia nunca coincidió con el actor inglés.

Y es que todo este elenco no era más que un anzuelo, pues sus papeles se reducían a unos escasos 15-20 minutos en el caso de Stamp y Cushing. Molina salía 5 minutos o ni eso. Resultaba que los protagonistas de verdad era Ian Sera y David Hatton. El primero había sido fichado por Piquer por su facilidad con el inglés, acabando siendo el protagonista de los siguientes 3 films del director. Ya en Guerra sucia estuvo en tareas de producción para luego desaparecer del mapa cinematográfico. Por su parte, David Hatton era una actor inglés bastante conocido en la época por sus apariciones televisivas, con lo que nos deja entrever que Piquer intentó repetir la jugada de Kenneth More en Viaje al centro de la Tierra.
Además de estos dos y las breves actuaciones de los Cushing, Stamp y Naschy, teníamos por ahí a Frank Braña, Blanca Estrada (en su último trabajo cinematográfico), Luis Barboo y Anita Obregón. 

 
Misterio en la isla de los monstruos, Peter Cushing, Terence Stamp, Ian Sera, Juan Piquer Simon

Misterio en la isla de los monstruos es la primera película que recuerdo haber visto de Piquer. Sería en algún momento del verano del 86 u 87 que la puso TVE-1 un sábado por la tarde y lo único que llamó mi atención fueron los monstruos cubiertos de algas y poco más porque me parece que ni la acabé y me fui a jugar a fútbol. Y si un mocoso de 6 o 7 años de mediados de los 80 pasa de una película de aventuras con monstruitos, malo.

El film es bastante flojeras, con un David Hatton haciendo de personaje cómico que acaba siendo sumamente cargante; monstruos plasticosos con los que juegan constantemente con las perspectivas para hacerlos pasar por gigantescos y que, al final, justifican su falta de calidad porque "son obra de un juguetero". Un deus ex machina a la altura del "lo hizo un mago". Pero en la línea de todo el guión, que acaba siendo otra muestra de lo naif que podía llegar a ser el director. Además del propio Piquer, el guión también llevaba la firma de Joaquín Grau, que escribiría las siguientes Los diablos del mar y Los nuevos extraterrestres, y que estaba metido en rollos paranormales como todo el asunto de las caras de Bélmez.

 
Misterio en la isla de los monstruos, Peter Cushing, Terence Stamp, Ian Sera, Juan Piquer Simon
Así se las gastaba Piquer

Como comenzaba a ser habitual en el director, el film se lanzó con un cartel vende-motos, una adaptación en formato comic firmado por Sanchís y un single con una canción de Regaliz. Todo ello ayudaría a que la taquilla fuese bastante buena con unos 134 millones de pesetas (algo más de 800 mil €) recaudados en los cines de aquí, con lo que habría que añadirle las ventas internacionales ya que tuvo distribución de la mano de la Fox. No hay que olvidar que el film fue bastante caro, 82 millones de pelas (casi medio millón de euros), siendo de los presupuestos más altos en este país por aquellos primeros 80. Pero no nos llevemos a engaño. Ya la crítica de la época dejaba patente que la ambición del director era muy superior a los medios con los que contaba y ponían a caer de un burro sus efectos anticuados y el inserto de escenas de otros films. A Piquer se le empezaba a atragantar la crítica.

jueves, abril 30, 2015

Festival de trailers (VI)

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Contrabando de armas (Dinero sangre, 1986) de Steven Hull. Con Anthony Cordova, Guy Ecker, Robert Livesy.
 



Si estuvieras aquí (Wish You Were Here, 1987) de David Leland. Con Emily Lloyd, Clare Clifford, Barbara Durkin, Geoffrey Hutchings.



 

Solo en casa 3 (Home Alone 3, 1997) de Raja Gosnell. Con Alex D. Linz, Olek Kruppa, Rya Kihlstedt, Lenny von Dohlen, Scarlett Johansson.

martes, abril 28, 2015

Máximo riesgo

Máximo riesgo, Cliffhanger, Sylvester Stallone, John Lithgow, Renny Harlin

¿Te imaginas que Stallone fuera tan fan de Los goonies que hiciera un remake encubierto? Pues lo hizo. Que huevos tienes, Sly.

Año 93. Si bien ya hacía un par de años que estábamos viendo grandes superproducciones con efectos digitales de primer nivel como Terminator 2, no sería hasta la aparición ese mismo año de Jurassic Park que lo digital empezaría a comérselo todo. Es por eso que Máximo riesgo es una de las últimas "grandes" producciones que en mayor medida dejaba de lado éstos y se quedaba en trucajes más clásicos y con mucha escena con dobles especialistas. Que eso no quiere decir que no haya por ahí algún detallito digital.

Máximo riesgo, Cliffhanger, Sylvester Stallone, John Lithgow, Renny Harlin

Aquí Sly ejerce de un especialista en escalada que, después de un accidente en el que muere la novia de su compañero, decide retirarse en eso de subir montañas.
Paralelamente, un avión del gobierno traslada 100 millones de dólares, siendo abordado por un grupo de mercenarios, pero durante el robo las maletas con los millones acaban perdidas en las montañas y el avión estrellado. Los ladrones, que han sobrevivido al accidente, lanzan una llamada de emergencia esperando que vayan en su ayuda en helicóptero, robarlo y buscar el dinero. Y claro, nuestro Rocky, que pasaba por allí, es quien se presenta al rescate y ya la tenemos liada.

Máximo riesgo, Cliffhanger, Sylvester Stallone, John Lithgow, Renny Harlin

Máximo riesgo fue el retorno de Stallone al cine de acción después de seguir los pasos de su colega Arnie y meterse en dos proyectos cómicos que no funcionaron en taquilla como Oscar, ¡Quita las manos! y ¡Alto!, o mi madre dispara. Además de lloverle palos por todas partes. Conclusión: si haces una película donde el título lleva signos de exclamación lo tienes jodido.
Y nadie mejor que Renny Harlin, una especie de James Cameron de segunda división, para devolverle al Olimpo de los action hero.

El film tiene un inicio que es a la vez su punto álgido y su talón de Aquiles. Es tan espectacular y lleno de tensión que mantener ese nivel es imposible. Es por eso que el film, pese a mantener el tipo, te deja con cierto regusto amargo.
Si bien gran parte de ella estaba rodada en escenarios tan naturales como espectaculares, tiene escenas rodadas en estudio, simulando una localización en unos decorados que son terribles y casi parecen sacados de Barrio Sésamo. Bueno, quizá exagero, pero la cosa va por ahí. Tampoco se salva de la quema un guión con más agujeros que un colador (en parte, obra del propio Sly) que acaba siendo una sucesión de escenas de unos ladrones detrás de un botín y de Stallone, que les va dejando trampas por el camino. Sí, como decía, en esencia un Los goonies.

Máximo riesgo, Cliffhanger, Sylvester Stallone, John Lithgow, Renny Harlin

Pero que todas estas cosas negativas no nos dejen ver sus cualidades. El film es una tontería simpática, que se aguanta muy bien y los más de 20 años que tiene a sus espaldas no rechinan nada. De esas que sabes que va a pasar en cada momento antes que suceda, pero que se disfruta con agrado.

En nuestro país tiene un punto negativo extra: el doblaje. Durante el verano de 1993 los actores de doblaje se fueron a una huelga que duró 101 días y nos privó de las voces habituales de Tom Cruise, el Chuache, Eastwood o Harrison Ford en La tapadera, El último gran héroe, En la línea de fuego y El Fugitivo, respectivamente. El caso que dio más que hablar fue con Parque Jurásico, que acabó siendo doblada en Francia de estranjis y retrasando su estreno varios meses.

viernes, abril 24, 2015

Festival de trailers (V)



Jóvenes halcones (Hawks, 1988) de Robert Ellis Miller. Con Timothy Dalton, Anthony Edwards, Janet McTeer, Camille Coduri.



El mundo nunca es suficiente (The World is Not Enough, 1999) de Michael Apted. Con Pierce Brosnan, Sophie Marceau, Denise Richards, Robert Carlyle, Judi Dench, John Cleese.




El último patriota (The Patriot, 1998) de Dean Semler. Con Steven Seagal, Gailard Sartain, Camilla Belle, L.Q. Jones. 


martes, abril 21, 2015

Supersonic Man

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby

Juan Piquer Simón no era italiano, pero como si lo fuera. Poco o nada le interesaba parir películas con calidad, guiones trabajados o actuaciones de ensueño. A él lo que le interesaba era facturar películas que hicieran pasta. Y si era a condición de subirse al carro de la peli de moda y cagar un exploit como la copa de un pino, pues se cagaba un pino y aquí paz y después gloria. Y, oye, que ni tan mal, que esto del cine es un negocio como cualquier otro.

Con su debut en Viaje al centro de la Tierra ya vimos el detalle de colocar a King Kong por ahí para aprovecharse de un disfraz apolillado y el éxito más o menos reciente del film producido por Dino De Laurentiis. Ahora le tocaba el turno saquear lo último que se estaba ultimando desde Hollywood, la adaptación de carne y hueso del hombre de acero: Superman.

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby

Lo aparente que había quedado Viaje al centro de la Tierra hizo que mucho productor de serie B y Z se acercase a él, ya que éste parecía un tipo capaz de facturar cosas bastante apañadas con el dinero que se gastaba Spielberg en desayunar. Uno de estos productores fue Dick Randall, el clásico tipo que hacía cine marginal, cosas que no llegaban a la serie B ni en broma y se proyectaban en los peores cines. Un auténtico cagador del, ahora tan de moda, grindhouse. Todo un muestrario de exploit con cintas de kung fu (La furia de Jackie), animales salvajes (Cocodrilo) softcore (Garganta profunda negra), slasher (No abrir hasta Navidad) y sobre todo mucho subproducto filipino, muchas de ellas protagonizadas por el menudo Weng Weng.

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael CobyRandall le propuso a Piquer montar una peli de superhéroes, a lo que el director valenciano no se lo pensó dos veces. La versión oficial dice que en un primer momento contactaron con Marvel para adaptar El Capitán América, a lo que la editorial aceptó siempre y cuando pudiera supervisar el producto final, cosa que no fue del agrado del director. Eso es lo que contaba el propio artiste, cosa que yo no me creo ni por asomo. Fuese como fuese, la cuestión es que Randall le propone inventarse un superhéroe y ahorrarse derechos y mandangas con editoriales y le suelta un Captain Electric a lo que Piquer se niega "porque sonaba a anuncio de electrodomésticos". Proyecto que más adelante acabaría en manos de Frank Agrama y Ronald Dobrin, dúplo que estaban detrás de dos clásicos del trash como El despertar de la momia y Queen Kong, aunque nunca se materializó.
De ahí pasamos a Flashman, pero De Laurentiis, que estaba preparando Flash Gordon, les amenazó con demandarles si no cambiaban el título, acabando en el conocido Supersonic Man. Luego, en algún país como Alemania, la estrenaron como Sonic Man y se quedaron tan panchos.
 
Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby

Protagonizada por Michael Coby, alías de Antonio Cantafora, que, junto a Paul Smith (que a la postre aparecería en Mil gritos tiene la noche del propio Piquer), habían sido la copia chusquera de Terence Hill y Bud Spencer con Les llamaban los hermanos Trinidad (Carambola, filotto... tutti in buca, 1975) o Nosotros no somos ángeles (Noi non siamo angeli, 1975), remedos de Le llamaban Trinidad (Lo chiamavano Trinità..., 1970) y También los ángeles comen judías (Anche gli angeli mangiano fagioli, 1973), aunque en este último caso cambiaron a Hill por Giuliano Gemma. En Supersonic Man Coby hace de eso, de Supersonic Man, eso sí, cuando tiene apariencia humana. Hago un alto para recalcar que en el film siempre se habla de SuperSonic, sin el Man. Lo que me hace sospechar que el sufijo se lo pusieron una vez finalizado el rodaje para, ¡otra vez!, subirse de forma más que evidente al éxito de Superman de Richard Donner. Aunque aquí se queda colgada otra anécdota que contaba el propio Piquer, que dice que los productores del Superman cinematográfico le amenazaron con una demanda si usaba lo de "Super" ya que sonaba demasiado a Superman. La cosa es que en la edición Norteamericana también acabó como Sonic Man. 

Siguiendo con el reparto teníamos a José Luis Ayestarán, el culturista que había sido Tarzán y había asomado el careto en Conan el bárbaro, que hacía de Supersonic Man en su vertiente superheroica. Cameron Mitchell, otra estrella venida a menos que entre toma y toma se iba con Piquer a tomarse unos berberechos, hacía de malo megalómano de esos que gustan de reírse muy alto. Les acompañaban el clásico Frank Braña, Luis Barboo, Jose María Caffarel, los cómicos Javier de Campos, Quique Camoiras y Tito García, y Emilio Fornet, aquel abuelete que salía en un montón de las de Pajares y Esteso.
 
Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby
Supersonic Man, el primer superhéroe con las uñas llenas de mugre

Y no es casualidad que Coby/Cantafora fuese el protagonista del film de Piquer, pues también se incluyó una escena de mamporros que parece sacado de cualquiera de los films de Hill/Spencer que hacían furor en media Europa. Así que ahí tenemos otros de los muchos éxitos donde Piquer clavó dentellada. Además del consiguiente saqueo a Star Wars con el inicio donde aparece la nave del protagonista al igual que el primer crucero imperial del film de George Lucas o los rayos láser de los esbirros del malvado doctor Gulik. Amén de coger el "Que la fuerza te acompañe" y darle la vuelta con el rimbombante "Que la fuerza de las galaxias sea conmigo" que nuestro protagonista cabezón y bigotudo usaba tal abracadabra.

Como es habitual en el cine de Piquer, nos topamos con mucho humor, que en esencia parece que quiere tirar de los cartoons de la Warner (como el borracho que le explota el puro o la famosa apisonadora marca Acme) pero se queda en algo tan grueso que, 35 años después, sigue atufando a queso de cabrales. Dentro de estos gags hay uno que ha perdido totalmente vigencia y es que la famosa escena donde nuestro superhéroe recorre media ciudad para conseguir un par de botellas de champagne, a quien se las roba es al mismo actor que en aquella época estaba tan de moda por hacer un anuncio televisivo de estropajos para lavar los cacharros. ¿Sería ese anuncio de la productora de Piquer? A saber.

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby

Y es por esos ramalazos humorísticos que acaban por eliminar cualquier atisbo de grandeza al héroe y a la película. Con Piquer uno nunca llega a saber cuanto tiene de intencionado el diseño del protagonista con esa máscara de purpurina mientras convierte en plátanos las pistolas de los malos a ritmo discotequero. Posiblemente muchos de esos desbarajustes fuesen intencionados pero otros, como esas maquetas sacadas de los sobres de 5 duros de los Montaman son una mezcla de falta de medios y poca pericia. Porque, como es habitual en las películas del director, se mezclan cosas bien paridas con el tercermundismo más chavacano. ¿Por qué hay planos del protagonista volando por el espacio o su propia nave, que no tienen nada que envidiar a planos similares llegados de Hollywood y luego te mete otro que se nota que es un muñeco que de articulado tiene poco? Esa era la grandeza de Piquer, el poco ojo para desechar material horripilante y darlo por bueno.
Por momentos el film parece una psicotronía italiana de aquella época al estilo Godface, pero luego tiene pequeñas genialidades que no impiden que en la actualidad sea motivo de jolgorio del espectador sediento de bizarradas trash con ramalazos kitsch

Un detalle extremadamente curioso es la escena donde Supersonic Man entra en la base del malo y éste le comienza a atacar con hielo, fuego, ultrasonidos... Escena que es clavada a una del Superman de Richard Donner. ¡Plagio!, dirán algunos. Podría ser, pero la curiosidad es que Donner eliminó esa escena del montaje final y solamente se vio en su edición en DVD décadas después. ¿Simple casualidad o Piquer tuvo acceso a material de altas esferas? 

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael Coby

Y si algo había aprendido el director de Los nuevos extraterrestres de los yankis es que lo importante es el envoltorio. Es por eso que la aparición de Supersonic Man en los cines vino acompañada de mucha publicidad, unos comics dibujados por Sanchís y una canción pegadiza como ella sola de manos de Natura, que seguro que lo petó con el single de 7".

Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael CobyComo era habitual en la época, la cosa pudo haberse alargado con secuelas, ya que el film había funcionado bastante bien en muchos mercados. Sin ir más lejos en nuestra taquilla amasó unos 87 millones de las antiguas pesetas (algo más de 500 mil euros) y añadiéndole lo que facturó en otros mercados hizo que los poco más de 30 millones de pesetas (unos 180 mil €) valiesen la pena todo el sufrimiento. 
Supersonic Man, J. P. Simon, Juan Piquer Simón, Cameron Mitchell. Michael CobyCon vistas a una secuela, Piquer ya tenía en mente aprovechar mucho material descartado de Supersonic Man (que, al final, acabó en Guerra sucia), además de tener como protagonista a una chica y el título de Fantastika. Supersonic Girl. Al final la cosa quedó en aguas de borrajas y en un cartel para la promoción firmado por Jano,  ya que los norteamericanos que tenían que poner parte del montante se tiraron para atrás. También apareció alguna noticia de un film titulado Ice Man pero que no debió llegar mucho más lejos que algún cartel promocional para buscar financiación. Pero Piquer acabó hasta el moño de los superhéroes, pues los 9 meses que le costó parir Supersonic Man le revolvieron el estómago y prefirió volver a sus islas misteriosas de Verne y sus dinosaurios de plástico.

jueves, abril 16, 2015

Festival de trailers (IV)

 


Auto stop mortal. Secuestro (Diary of a Teenage Hitchhiker, 1979) de Ted Post. Con Dominique Dunne, Dick Van Patten, Richard Sanders.




Relacion fatal. Siesta (Siesta, 1987) de Mary Lambert. Con Ellen Barkin, Gabriel Byrne, Julian Sands, Isabella Rossellini, Martin Sheen, Jodie Foster, Grace Jones.




Los miserables. La leyenda nunca muere (Les Misérables, 1998) de Bille August. Con Claire Danes, Geoffrey Rush, Uma Thurman, Liam Neeson.



martes, abril 14, 2015

Viaje al centro de la Tierra

Viaje al centro de la Tierra, Juan Piquer Simon, J. P. Simon, Julio Verne, Kenneth More, The Fabulous Journey to the Center of the Earth, Jules Verne

Un trio de zopencos que se adentra en las entrañas del planeta, un señor disfrazado de King Kong, una ciudad fluorescente donde las edificaciones son tupperwares, dinosaurios de plástico y Jack Taylor más clonado que Michael Keaton en Mis dobles, mi mujer y yo. Nunca antes un debut cinematográfico fue tan cachondo.

Juan Piquer Simón decía que decantarse por usar una obra conocida como base para su primer film se debía a causas puramente comerciales. Julio Verne era un autor conocido mundialmente, y una película basada en una de sus historias más famosas no necesitaba publicidad. Amén de no tener que pagar derechos de autor.

Viaje al centro de la Tierra, Juan Piquer Simon, J. P. Simon, Julio Verne, Kenneth More, The Fabulous Journey to the Center of the Earth, Jules Verne

Pese a ser su debut (bastante tardío, con casi 40 años), Piquer ya tenía mucho camino hecho, pues llevaba casi 20 años rodando anuncios, primero para una empresa holandesa y luego con la suya propia, donde ya comenzó a trabajar con técnicos como Juan Mariné. Gracias a la experiencia adquirida en esa etapa, el rodaje no le supuso ninguna complicación por su condición de novel, según el propio director.

Piquer era mucho Piquer y aquí ya nos enseña las cartas con las que jugaría en el resto de su filmografïa: cualquier cosa que pueda reciclarse es bienvenida. Aquí nos mete una escena con un mono gigante porque tenían a mano el disfraz de simio y que el King Kong de De Laurentiis acababa de estrenarse y no era cuestión de dejar pasar la oportunidad de aprovecharse de un éxito reciente. Y que, además, tener al macaco en el cartel quedaba la mar de chanante.

Viaje al centro de la Tierra, Juan Piquer Simon, J. P. Simon, Julio Verne, Kenneth More, The Fabulous Journey to the Center of the Earth, Jules Verne

Otra de las constantes que acabarían siendo made by Piquer era rodar en inglés y usar algún actor lo suficientemente famoso para ayudar a vender la película, pero con la suficiente decadencia como para aceptar participar en una producción hispánica. En este caso el elegido fue Kenneth More, famoso en aquella época por la serie El padre Brown.
Además de contar con algunas caras que le acabarían acompañando en posteriores films: Frank Braña (que aparecería en todas las películas del director salvo La isla del diablo), Jack Taylor (Mil gritos tiene la noche), José María Caffarel (Supersonic Man), Lone Fleming (Guerra sucia) y Luis Barboo (Supersonic Man, Misterio en la isla de los monstruos, Los diablos del mar). 
Ya en el apartado técnico también empezaría una estrecha colaboración que se alargaría un par de décadas con los internacionales Emilio Ruiz y Francisco Prósper. 

Además, figura en los créditos Blaki (el Marty Feldman español), habitual en comedias de los 70/80, pero su escena, puramente cómica, solamente se vio en su estreno español, ya que en la versión americana se cercenó para aligerar el ritmo, cosa que Piquer acogió con agrado, desapareciendo definitivamente de las ediciones domésticas.

Viaje al centro de la Tierra, Juan Piquer Simon, J. P. Simon, Julio Verne, Kenneth More, The Fabulous Journey to the Center of the Earth, Jules Verne

También se iniciaba la mala relación del director valenciano con la crítica, que no solía ver con  buenos ojos sus películas. Y aunque Viaje al centro de la Tierra tuvo algún que otro halago, muchos le acusaron de hacer un film demasiado naif y blandito, mucho más enfocado a deleitar a los de la quinta del propio Piquer que a la juventud de finales de los 70, que por aquellas fechas estaba flipándolo con la recien estrenada Star Wars. La noche y el día, vamos.
Y aunque no tuvo los ingresos del film de George Lucas, Piquer estaba dando saltos de alegría con sus casi 200 millones de pesetas recaudados (unos 1,2 millones de euros de la época) y casi 2 millones de espectadores. Cifras que, según él, multiplicaban un 300% la inversión del film.

Más allá de nuestras fronteras consiguió distribución y cierta notoriedad para ser el tipo de producto que era. En aquel momento Samuel Z. Arkoff, jefazo de la AIP (American International Pictures), le ofrece a Piquer un contrato para instalarse en USA con vistas a dirigir pelis de serie B. Pero el director valenciano tenía un ego sólo comparable al de Paul Naschy y ante la imposición de un director de diálogos pensó que lo querían controlar en exceso y declinó la oferta.

viernes, abril 10, 2015

Heartbeeps

Heartbeeps, Andy Kaufman, Allan Arkush

En este país Andy Kaufman apenas es conocido. Quizás alguno recordará Man on the Moon el biopic que hizo Milos Forman con Jim Carrey recreando a Kaufman. Y poco más, porque la popularidad del cómico era a base de sus espectáculos y apariciones en la televisión norteamericana. Como mucho los más viejos del lugar lo recordarán de la serie Taxi.

En cine su trabajo fue mínimo, haciendo pequeños papeles en Demon de Larry Cohen y El hábito no hace al monje de Marty Feldman. Ya en 1981 le llegó su gran oportunidad de un papel protagonista con el film Heartbeeps.
 

Heartbeeps, Andy Kaufman, Allan Arkush

Nos encontramos en un futuro donde los robots están totalmente establecidos en la sociedad. Uno de ellos es condenado a retirarse en un almacén ya que no acaba de funcionar bien. En el almacén encuentra una robot con la decide fugarse y vivir juntos. Esto hará que unos trabajadores de la empresa partan en su búsqueda, al igual que un robot de seguridad que tampoco funciona demasiado bien.

Heartbeeps, Andy Kaufman, Allan Arkush

Si antes comentaba que aquí Kaufman era más bien desconocido, con Heartbeeps la cosa tampoco cambiaba demasiado, ya que el film nunca se estrenó en estas tierras de boina y salchichón. Mucho tenía que ver ese desconocimiento del público hacía la figura del cómico, pero más tenía que ver que en los USA fue un rotundo fracaso que apenas superó los 2 millones de dólares en taquilla cuando había costado 10.
 

Y no me extraña ese fracaso, el film es una extraña amalgama que era más propia de Disney en esos primeros 80, pero no, fue Universal quien puso el montante. La película es de un sopor nunca visto, y eso que apenas dura una hora y cuarto. Ver a los robots deambular por un bosque mientras sueltan chorradas, con el famoso tema de la inteligencia artifical que se plantea si puede llegar a tener sentimientos, es algo que solamente los más valientes aguantarán. 
Dicho fracaso tuvo graves consecuencias en la carrera de Kaufman, al menos en el terreno cinematográfico, ya que su siguiente proyecto era llevar a la gran pantalla a su alter ego Tony Clifton, cosa que acabó en el limbo.

Heartbeeps, Andy Kaufman, Allan Arkush

Unos cuantos datos de la gente que hizo posible este bodrio: dirigida por Allan Arkush, que venía de trabajar bajo el amparo de Roger Corman llevando las riendas de Esas locas del cine, Deporte mortal y Rock 'n' Roll High School, la película de los Ramones. El fracaso de Heartbeeps, su primer film para un gran estudio, le arrinconó al mundo de la televisión (Fama, Luz de luna, Dawson crece, Héroes...), aunque entre medias hizo la infame El club de los chalados 2.

En reparto un joven Randy Quaid; Bernadette Peters; vista en películas de Steve Martin como Dinero caído del cielo, Un loco anda suelto ya que eran pareja; Kenneth McMillan, el malo del sketch de la cornisa de Los ojos del gato; Kathleen Freeman, la madre de Fred Ward en Agárralo como puedas 33 1/3: el insulto final; y pequeñas apariciones de Dick Miller, el director/actor Paul Bartel y la mamá de TerrorVision, Mary Woronov.

Y en el apartado técnico tenemos un par de nombre muy llamativos. En la banda sonora todo un John Williams y en los maquillajes de los robots a Stan Winston y su equipo, haciendo una labor bastante buena y que recuerda a la que años después haría en Inteligencia artificial de Spielberg. Labor que le valió una nominación en los Oscar en la recien estrenada categoría de Mejor maquillaje, aunque el premio se lo acabó llevando Rick Backer por Un hombre lobo americano en Londres.




miércoles, abril 08, 2015

DownTown

Downtown, Chris Prynoski, mtv

De una vieja y sucia cinta VHS desentierro esta serie olvidada de la MTv de finales de los 90. Concretamente fue en verano de 1999 cuando el canal musical emitió Downtown, serie creada por Chris Prynoski.

El tipo empezó en la MTv haciendo storyboards y en el departamento de animación, donde llegó a dirigir la secuencia de la alucinación en Beavis and Butt-head recorren América o un capítulo de Daria. 
Ya a finales de los 90, en canal musical le da el visto bueno a facturar una serie propia: Downtown.

Downtown, Chris Prynoski, mtv

Downtown cuenta la historia de varios jóvenes que viven en Nueva York, aunque la serie se centra sobretodo en el personaje de Alex, un loser que trabaja en una copistería que las pasa canutas para entablar conversación con las chicas que le gustan. Está claro que semejante perdedor es el clásico personaje con el que la mayoría de espectadores se identifican. La serie, más allá de las fantasías de algunos personajes, es totalmente realista, con personajes que tienen trabajos basura, van a convenciones de juegos de rol, compran juguetes de su infancia en tiendas de segunda mano y se van a tomar cervezas donde más barato las cobren.
 

Downtown, Chris Prynoski, mtv

Pese a ser una serie juvenil con un tono tirando a adulto, aquí nos la pasó Tv3 allá por el 2002/03 los fines de semana poco antes del mediodía, cuando se sacó de la manga su sección juvenil 3XL.net. Emitiéndola entera, ya que la serie apenas duró una temporada con sus correspondientes 13 capítulos. Pero como a la mayoría de series de la MTv de aquella época, su edición en DVD es un imposible por cuestiones de derechos con las canciones que aparecen.  Lo que me hace temer que Youtube se cargue el vídeo el día menos pensado.

El capítulo rescatado es el segundo, titulado Train pain, que recuerda mucho a unos de los míticos episodios de Seinfeld. Aquí tenemos una batalla de sexos por llegar a la playa con el trayecto de metro más rápido. Mientras tanto, Alex, que aquí es uno de los pocos episodios donde no es el protagonista, se dedica a jugar al Cocodrilo sacamuelas y otros juegos de mesa con su amiga Jen.


jueves, abril 02, 2015

Eclipse total

Eclipse total, Full Eclipse, Anthony Hickox, Mario Van Peebles, Patsy Kensit, Bruce Payne

Max Dire es un policía de Los Ángeles que anda de capa caída por sus problemas maritales. Además, está preocupado por la salud de su compañero de trabajo, que se debate entre la vida y la muerte después de recibir unos disparos en un tiroteo. Pero de repente, un buen día, su compañero vuelve totalmente recuperado y con una fuerza y agilidad sobrehumanas. Paralelamente descubre que detrás de los cambios de su compañero está un extraño grupo de policías que operan por las noches transformados en hombres lobos.