jueves, enero 22, 2009
Supernova
Señores pónganse en pie, porque lo que viene ahora es una auténtica basura, un tocho más pesado que si se te cayera encima el jodido Titánic, con el cabezón de Leo y la gorda de Kate Winslet en la popa (¿o era en la proa?) y la anoréxica de Céline Dion cantando en la cubierta orquesta incluida, y detrás el puto iceberg.
Una joya del puto infierno, porque lo que se aproxima es la mierda más gigantesca que ha parido director, no ya en este puto país, si no en el puñetero universo.
Con todos ustedes Supernova.
Que Marta Sánchez siempre ha sido una mala fotocopia (o al menos ella ha intentado serlo) de la ambición rubia no es ningún secreto. Así que era totalmente lógico que acabara haciendo un producto cinematográfico para su lucimiento personal.
Así que la productora Aligator Producciones, que tiene en su haber joyas del calibre de El robobo de la jojoya, se lió la manta a la cabeza y se pensó que iba hacer un bombazo. Recordemos que hacía poco que M. Sánchez había reventado las ventas del Interviú al enseñar sus tetas de cabra en el poster central.
Tanto se lo creyeron que las canciones que salen en la peli se las hicieron cantar en inglés para abrirse mercado en el extranjero. Ingenuos.
La peli va de un conde chiflado que rapta a una científica para que fabrique un clon de una diva del pop llamada Fénix (¿guiño a El fantasma del paraíso?) de la que está obsesionado. Cuando ya tiene el clon lo que hace es raptar a la auténtica Fénix y poner en su lugar a la réplica.
Pero el conde no contará con un tal Saturnino, al que todos llaman Saturn (¿lo pillan? sideral total), que está prendado de la cantante e irá en su busca cuando se entere del entuerto.
Semejante mierda está firmada por Juan Miñón.
A Juan Miñón, en sus comienzos, casi lo podríamos definir como autor más que como simple director, ya que en sus primeras películas él mismo era autor del guión y tiraba por un cine más petulante.
Su primera película, Kargus, co-dirigida con Miguel Ángel Trujillo (un director de fotografía que nunca más volvió a dirigir) eran un montón de historias que iban haciendo un retrato de diferentes épocas de Espanya.
5 años tardó en hacer su segunda peli, Luna de agosto, las peripecias de una chica espanyola que viaja a Tánger a buscar a su novio.
Ya en el 89 recluta a Banderas, Paco Rabal y a Emma Suárez (cuando aún llevaba el pelo encrespado, el de la cabeza, se entiende) para hacer La blanca paloma, otro de esos coñazos fabricados para acaparar premios, cosa que hizo.
Después de rodar un episodio para la serie Crónicas del mal se debió de cansar de hacer tantas películas con buenas críticas y pasearlas por los festivales y se lanzó a por un producto mucho más comercial dispuesto a llenar de culos las butacas. O al menos esa era su intención.
Aparte de prometerle el oro y el moro a M. Sánchez, que tanto era su afán de imitar a Madonna que en la peli luce un atuendo casi clónico del que diseñó Jean-Paul Gaultier en el 90, fichó unos cuantos nombres conocidos: Javier Gurruchaga, que hace de conde Nado repitiendo sus tics de siempre, Chús Lampreave, que da vida a la científica, Guillermo Montesinos, viviendo de las rentas de Mujeres al borde de un ataque de nervios, Neus Asensi, que si no saliese no pasaría nada, y Gabino Diego, que vuelve a revindicarse como uno de los peores actores de la historia.
Es curioso como ese mismo año el cine espanyol estrenó a bombo y plantillo dos películas de ciencia ficción: el bodrio aquí comentado y la más que digna Acción mutante de Álex de la Iglésia que estaba hecha con más ganas y gracia, además de unos decorados y efectos más que buenos.
No como Supernova, que parece que usó los descartes de Las aventuras de Enrique y Anna. Porque tienen tela los bichos que habitan las alcantarillas que son tíos disfrazados de rata que hacen que Lester parezca una creación de Stan Winston; por no hablar de los efectos de sonidos que debían de ser los mismos que los que salían en Los Fruitis.
La peli, que en cines la distribuyó Warner y en vídeo le pasó la patata caliente a Record Visión (recordemos su época dorada: Capitán América, Mutronics, Red Scorpio y K-9000) fue un buen y merecido fracaso que duró menos que poco en las salas y que a penas recaudó 30 millones de las antiguas pesetas que apenas llegarían para pagar las facturas de lo que costó la depilación facial de Marta Sánchez. Porque la gente ni picó pese al esforzado cartel que dejaba entrever los pezones de la Sánchez. Luego la pasó Antena 3 un jueves por la noche, cuando hacían El peliculón después de Farmacia de guardia, y quedó enterrada en el más absoluto de los olvidos.
Que se jodan.
Los tres minutos más jodidamente duros de la historia:
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2 comentarios:
Pues recuerdo del estreno de esta pelicula y pensé que funcionó bien, solo por leer este articulo me apetece verla, me la descargo a ver
Bufff, tú verás lo que haces.
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