domingo, noviembre 29, 2009

Nervios rotos

Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, TarantinoDurante una visita a una juguetería Martin roba un muñeco pero rápidamente los del almacén lo ven y lo llevan a las oficinas de seguridad, donde también llevan a Susan, una chica que simplemente pasaba por allí pero piensan que podría estar compinchada con Martin.
Durante su estancia en las oficinas de seguridad Martin se hará pasar por disminuido psíquico y dirá llamarse Georgie. Este hecho hace que Susan sienta lástima por él y pague el juguete.
Martin, que vive en una familia acomodada y tiene problemas de convivencia con su padrastro, comienza a seguir a Susan, de la que se ha enamorado, y descubre que vive en una pensión de la que su madre es la dueña. El chico, volviendo a usar su rol de disminuido llamado Georgie, se presentará en la pensión con la excusa que su padre ha marchado de viaje y le ha dado dinero para que se aloje en la pensión, con la no muy sana intención de entablar relación con Susan.


Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, Tarantino
Sin duda Nervios rotos bebe, y mucho, de Hitchcock, la influencia de ese psichokiller taradísimo a lo Psicosis es más que evidente. Ya desde los títulos desde sus títulos de crédito que parecen paridos por Bass o su banda sonora por obra y gracia de Bernard Hermann, que sería el artífice por el cual hoy en día se recuerda esta película, y es que en ella podemos encontrar el maldito y bastardo silbidito que Tarantino uso en Kill Bill (para fortuna de los politonos).Además que en el reparto se encuentran Barry Foster y Billie Whitelaw, que protagonizaría años después Frenesí.Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, Tarantino
En Nervios rotos encontramos un detalle que casi parece una rareza sólo reservada para la serie B-Z de ciencia ficción de la época (los años 60), un constante uso de términos genéticos para explicarnos las posibilidades que una persona nazca con alguna deficiencia si su anterior hermano ha padecido algún trastorno. Y sólo en esa época se podía usar un término tan políticamente incorrecto hoy en día como es el de mongólico.
Aunque curiosamente en el momento de su estreno aparecía una voz en off al inicio donde indicaba que los productores querían dejar claro con no había razones demostradas científicamente entre el mongolismo (llamémosle síndrome de down) y el comportamiento criminal.

Son todos estos elementos tan de baratillo para dar cierta verosimilitud y realismo a la explicación médica de estos desequilibrios mentales que hace que por momentos la película nos parezca ridícula, pero aparte de esto luce momentos realmente interesantes. Toda la relación del protagonista con su padrastro que tiene su cenit en el garaje familiar está muy bien llevada.

 Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, Tarantino

El director de todo esto es Roy Boulting, que hizo unas cuantas películas con Peter Sellers en los 60 y 70, y que parte del grueso de su filmografía, como la que nos ocupa, producidas por su hermano gemelo John, con el que se iba alternando el rol de productor-guionista-director.

Una curiosidad del film es que John Schlesinger se fijó, y muchísimo, en el film de Roy Boulting para realizar su De repente, un extraño.Para empezar la banda sonora que compuso Hans Zimmer tiene momentos muy parecidos a lo que realizó Hermann (obviando el silbidito, of course).


Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, Tarantino
Aparte de ciertos paralelismos en la historia de los hermanos tarados, que en De repente, un extraño se deja muy en el aire, los clímax final de ambas películas en casi idéntico. En el film de Boulting su protagonista femenina, Susan, sube a su habitación y se la encuentra totalmente desordenada y su ropa rota. Detrás de ella Martin/Georgie, pistola en mano, le observa y cierra la puerta para poder avasallarla. Paralelamente abajo está medio dormido/borracho un huésped de la pensión que al darse cuenta de que algo va mal, ya que buscando madera para la chimenea en la caseta del jardín encuentra el cadáver de la madre de Susan, y llama a la policía que tendrá que tirar abajo la puerta de la habitación donde Martin/Georgie tiene retenida a Susan.

Nervios rotos, Twisted nerve, Bernard Hermann, Roy Boulting, Tarantino
En el film de Schlesinger Matthew Modine está medio dormido en el sofá convaleciente de un disparo. En el piso de abajo Melanie Griffith se encuentra restaurando el apartamento que Michael Keaton ha dejado totalmente desvalijado y destrozado y sin que ella se entere éste aparece detrás de la puerta cerrándola para que Modine no pueda entrar. Y aunque no lleve pistola usa una pistola de grapas para atormentar a Griffith.

miércoles, noviembre 18, 2009

La campana del infierno

La campana del infierno, Claudio Guerín
Nos encontramos con John, un chico muy mañoso e ingenioso, amigo de gastar bromas, algunas de ellas bastante macabras y de mal gusto, que acaba de conseguir que le dejen marchar de la institución mental donde estaba internado. Una vez fuera se dirigirá a la casa que le dejó su difunta madre, en el mismo pueblo donde viven sus primas y su tía, que es la que le supervisa su herencia. Pero antes de visitarlas se dedicará a visitar algún viejo conocido y aprender un nuevo oficio en el matadero.


La campana del infierno, Claudio Guerín
Esta coproducción hispano-gala fue la tercera y última película dirigida por Claudio Guerín, que el último día del rodaje cayó desde lo alto de la iglesia donde rodaban y murió (según la propia Pilar Miró fue un suicidio, vaya usted a saber), cosa que, evidentemente, transformó la producción en un film maldito. Lo que dio lugar a la historia de que la iglesia de San Martiño de Noia, donde se rodó el film y murió Guerín, tiene la particularidad que solamente tiene un campanario ya que el otro nunca se llegó a terminar y, por algún motivo, nunca ha de hacerlo. Para el film se llegó a construir en cartón piedra ese segundo campanario lo que, según la maldición, hizo caer el infortunio sobre su responsable.

Anteriormente había dirigido algunos documentales, algo para tv, para cine se encargó de un segmento de una peli de episodios y un año antes del film aquí comentado
La casa de las palomas.
Como decía murió antes de finalizar el rodaje y fue Juan Antonio Bardem el que finalizó el trabajo.


La campana del infierno, Claudio Guerín

La campana del infierno es una de esas películas que después de visionarla uno no puede dejar de preguntarse como alguien era capaz de hacer esta pequeña maravilla en este país y más en aquella época. Lejos, muy lejos del cutrerío ibérico setentero, aunque muy famosos aquí y sobre todo fuera, de los Naschy/Molina, Franco y Ossorio, que, aunque sus templarios me parezcan simpaticones, no se puede negar que tufean a rancio. Cualquiera de las obras de los mentados palidecen ante la película de Claudio Guerín. Absolutamente en todo. Actores, guión, dirección, puesta en escena... Incluso el erotismo que puede desprender La campana del infierno es de muy buen gusto, nunca cayendo en la chabacanería de otros productos. También es cierto que en su época (1973) esas cosas había que cuidarlas mucho por el tema de la censura (la propia película recibió sus tijeretazos en la versión estrenada aquí) y que lo que se rodaba a finales de los 70, en plena explosión del destape, recibía la imposición de los productores de incluir cuantos más desnudos mejor, que eso vendía mucho, como es el caso de Ossorio.
 La campana del infierno, Claudio Guerín
Curiosamente la escena más dura no tuvo problemas de censura, escena donde el protagonista realiza trabajos en un matadero y vemos como se matan y descuartizan terneros y vacas. Y no hablo de las porras eléctricas que se usan ahora donde (teóricamente) la bestia no sufre, si no de auténticos navajazos traicioneros que van matando al animal poco a poco. Y hay que decir que Guerín se recrea en esa escena no apta para los más mirados, avisados estáis.
 
La campana del infierno, Claudio Guerín

Muchos han querido ver en ella un giallo, personalmente me parece que no tiene nada de este género puramente italiano, si me apuras algún interior por sus colores y recargamiento, o, incluso, por parte de su banda sonora. Aunque a mi entender está más cerca de esos cuentos negros (negrísimos) rodados en Inglaterra a la estela de ¿Quién mató a tía Roo? con un toque poético a lo Poe y, porqué no, sus gotas de Hitchcock.
Con esos detalles tan interesantes al principio, cuando vemos a Renaud Verley preparando un molde de su cabeza o cuando se dedica a trabajar en un matadero y al tiempo se marcha y le preguntan la causa del abandono y responde con un enigmático "ya lo he aprendido todo", elementos que bien transcurrido el metraje veremos como acaban encajando. Porque esa es otra, sin duda la película siempre va por delante del espectador.

 La campana del infierno, Claudio Guerín
Que nadie se espere una película de miedo al uso, con sus sustos y sangre a borbotones, La campana del infierno tiene su ritmo y busca más las sensaciones y la ambientación. Ahí tenemos esas escenas como la cena entre animales, o ese momento muy Fantasma de la ópera con el protagonista, observado por un cuervo (más Poe es difícil y eso que no cuento lo del final entre ladrillos), toca una melodía en un órgano que, con un poco de imaginación, hasta nos puede recordar a los excesos de los Goblin de Argento.
Y es que la música del film la compuso el insigne Adolfo Waitzman que a sus espaldas tenía
Una vez al año ser hippy no hace daño, el docu 360 grados en torno a Marisol, la sintonía del Señoras y señores o el Un, dos, tres... es un no acabar.

 La campana del infierno, Claudio Guerín
La peli tiene una mezcla de actores de todas las nacionalidades, el prota es el francés Renaud Verley; estaba Viveca Lindfors, de la que nos acordamos por ser la tía borracha en el sketch de El día del padre en Creepshow; o Alfredo Mayo, que igual te hacía un Cañas y barro (rodada en la Albufera, nano) que un Patrimoni nacional.

La campana del infierno, Claudio Guerín

Definitivamente una peli a reivindicar, y aunque no sea de las más conocidas dentro del género de este país sí es de las mejores.

miércoles, octubre 28, 2009

Sleepy Hollow

Sleepy Hollow, Tim Burton, Johnny Depp, Christina Ricci
A finales de los 90 Tim Burton estaba en una situación delicada. De el niño mimado de la Warner que era capaz de hacer películas que cosechaban grandes recaudaciones y recibían muy buenas críticas como Beetlejuice, Batman y Eduardo Manostijeras (que aunque no reventó taquillas tuvo una recaudación más que digna) pasó a no sacar los beneficios esperados y la crítica comenzaba a verle el plumero. Ahí están los Batman Returns (que pese a sacar una buena montaña de millones no recaudó lo que la productora esperaba), Ed Wood (que tuvo una distribución pequeñita y no muy buena, aunque la Disney siempre culpó a Burton por haberla filmado en blanco y negro con la consiguiente disminución de público) y Mars attacks! (desastrosa en taquilla y vapuleada por la crítica norteamericana).


Ante tal situación Burton era consciente que se le acababa el crédito y de la necesidad que tenía que los grandes estudios respaldaran sus proyectos que (casi) siempre han necesitado de presupuestos altos. Así que la jugada era clara, había que apostar por un proyecto de éxito asegurado, con lo que tuvo que guardar en el cajón los proyectos que más le apetecían (Sweeny Todd y los remakes de La casa Usher y El hombre con rayos X en los ojos). Es así como se acabó metiendo en la producción que le presentó Jon Peters (uno de los productores del primer Batman), Superman Lives o Superman Reborn (elijase el título preferido).
La idea era muy simple, se acercaba el 60 aniversario de la creación de el hombre de acero y había que hacer la misma jugada que 10 años antes con Batman, ¿y que mejor manera de empezar que contratando al director de ésta?

Después de un año de dimes y diretes y la famosa guerra Burton vs K. Smith la Warner, que ya se había gastado un montón de millones en preproducción, cancelaba el proyecto indefinidamente.
Así que Burton se quedaba compuesto, sin novia y sin su apuesta segura para encauzar su carrera.


Ahora retrocedamos unos años, concretamente a principios de los 90. Nos encontramos a un tal Kevin Yagher (un técnico de maquillaje y efectos que había estado implicado en algún Viernes 13 y en varias de la saga de Freddy Krueger) que se ajunta con un joven guionista que apenas había escrito algo para Historias de la cripta e intentaba mover un guión llamado Se7en que responde al nombre de Andrew Kevin Walker.
Entre los dos acaban escribiendo una versión del famoso relato de Washington Irving, The Legend of Sleepy Hollow.
El guión acaba en manos del productor Scott Rudin en la Paramount, major que, por una extraña clausula, tiene la obligación de cederle a Francis Ford Coppola cualquier proyecto relacionado con el relato de Irving.
Después de mucho divagar el director de El padrino deja de interesarse por el guión, en ese momento Scott Rudin decide aprovechar la cancelación del nuevo Supermán y enviarle el libreto a Burton, el cual aceptó rápidamente al comprobar que era una oportunidad para homenajear a su querida Hammer. Aunque eso sí, hizo tropecientas revisiones del guión que, en un principio, era fuertemente crítico con la sociedad, la política y la religión de la época.


Para poner en marcha el film volvió a contar por tercera vez con Johnny Depp, después que los guionistas propusieran a Liam Nesson y Brad Pitt.
Y como partenaire a Christina Ricci, que parecía que era cuestión de tiempo que acabara trabajando con el director californiano, que al igual que a Winona Ryder en Eduardo Manostijeras le tiñó el pelo de un imposible rubio.
También estaba por ahí Casper Van Dien, que parecía un valor en alza después de Starship Troopers y Tarzán y la ciudad perdida pero que de ahí no pasó, y Christopher Lee, en un pequeño papel al principio del metraje.

Aparte de Depp, Burton contó con otros viejos conocidos en su filmografía: Michael Gough, Jeffrey Jones, Lisa Marie, Christopher Walken y Martin Landau en un cameo sin acreditar durante el prólogo.
Ésto se repitió en el apartado técnico donde volvió a contar con Danny Elfman para la banda sonora, Larry Franco en la producción y Rick Heinrichs en el diseño de producción.



Desde la invención del cine el cuento de Irving ya se había llevado en infinidad de ocasiones a la pantalla, aunque quizá sólo un par son los más recordados. Uno es un telefilm, The Legend of Sleepy Hollow de 1980 protagonizado por Jeff Goldblum y dirigido por Henning Schellerup, un director de fotografia de género fantástico de serie B y Z que luego se especializó en dirigir telefilms de corte religioso.
Y el otro, por supuesto, es la versión en animación de Disney del 49 llamado The Adventures of Ichabod and Mr. Toad (La leyenda del jinete sin cabeza en tierras hispanas) que era terriblemente fiel al texto original. Es más, la versión del telefilm que antes comentaba usa claramente la referencia del aspecto visual del protagonista ya que Goldblum es muy parecido al personaje animado.


Es de esta versión animada de la que Depp sacó la idea de usar diferentes tipos de prótesis para alargar sus orejas, nariz y dedos y crear un personaje de aspecto grotesco, pero los productores rápidamente desecharon la idea. Aparte de esto Burton, gran admirador de la versión Disney, calcó algunos planos para su versión.

Pero aparte de algunos detalles éste nuevo Sleepy Hollow cambiaba bastante del original, donde el protagonista
Ichabod Crane, un larguirucho profesor de escuela que llega al pueblo de Sleepy Hollow, una colonia holandesa en el New York del siglo XVIII. Allí se enamorará de una joven que, a su vez, está medio prometida con el héroe local, Brom Bones.

En el pueblo hay una vieja leyenda local en la que un jinete sin cabeza que aparece por las noches se dedica a rebanar pescuezos, aunque al final del relato el autor no deja claro si el jinete es real sí que se puede llegar a la conclusión que es el propio Brom Bones disfrazado.


En la versión Burton la cosa cambia bastante, Crane es un policía de ciudad que comienza a experimentar con técnicas forenses que es enviado a Sleepy Hollow a investigar la muerte de varias personas después de ser degolladas. Y aunque el protagonista intenta imponer la ciencia a lo paranormal, buscando un asesino de carne y hueso, al final nos encontramos a un jinete decapitado que corta cabezas a diestro y siniestro.Estrenada en noviembre del 99 en USA (aquí tuvimos que esperar a finales de enero del siguiente año) la película funcionó francamente bien en taquilla donde practicamente triplicó su presupuesto, además de tener críticas bastante favorables, aunque también hubieron sectores que le reprocharon algunas escenas subidas de tono sangriento, que sin llegar a ser lo exageradas de un slasher sí que tienen su dosis de salpicaduras, sobre todo tratándose de una producción de esta envergadura. Por ejemplo, el jinete actúa con bastante crueldad ya que es capaz de degollar a un niño (aunque esto no se vea) o de partir por la mitad al personaje de Casper Van Dien.
 
Sin duda el punto fuerte de la película es su aspecto visual, con todo ese pueblo construido en Lime Tree Valley (Inglaterra) o la figura del jinete que de por sí ya es imponente y aquí se le saca mucho partido al igual que al árbol que hace de puerta entre este mundo y el infierno; y sobre todo por la magnífica fotografía de Emmanuel Lubezki, con unos colores grises, azules, marrones y verdes fuertemente contrastados fruto del proceso de revelado de la película.

Y aunque se evitó usar en demasía el ordenador hay algunos efectos generados por éste. Unos apenas se notan, pero otros, como la deformación de la cara de la bruja del bosque, son terriblemente malos (sobre todo esta secuencia que no viene a cuento y era facilmente prescindible). Como también es mala la interpretación de
Depp, que parece que únicamente no molesta en personajes esperpénticos a lo Jack Sparrow, porque en cuanto tiene un papel que exige estar contenido lo destroza.
Y sin ser mala la banda sonora de
Elfman es correcta sin más. Apenas sobresale y poco aporta a la imágenes de Burton como hacía antaño.


viernes, octubre 16, 2009

Faust (La venganza está en la sangre)

Faust, la venganza esta en la sangre, monica van campen, brian yuzna, fantastic factory
En verano del 99 se presentaba en sociedad el proyecto de
Fantastic Factory de la mano de Brian Yuzna y Julio Fernández, mandamás de Filmax. La idea inicial era crear una industria de género fantástico en Espanya gastándose 30 mil millones de pesetas durante cinco años, rodando 4 películas cada año, todas ellas filmadas en inglés buscando el mercado internacional (una estrategia ya empleada por Piquer Simón 20 años atrás), donde se mezclarían directores importados de los USA con jóvenes talentos de aquí, y lo mismo debía ocurrir en los equipos técnicos.


La primera en asomar la cabeza fue Faust (La venganza está en la sangre), basada en el cómic de finales de los 80 que dibujó Tim Vigil bajo el guión de David Quinn, que aquí apareció por entregas dentro del cómic Splatter de la editorial Makoki, revista de breve publicación que vendría a ser un Creppy pero tirando al gore y que no dejaba de ser una versión peninsular de la original italiana.
Hay que comentar que el tándem Brian Yuzna y Stuart Gordon ya estuvieron moviendo el proyecto a mediados d elos 90 por un montón de festivales como puede verse en la imagen promocional de más abajo, donde aparece Brinke Stevens con la tipografía que usarían en la versión definitiva.

Faust, la venganza esta en la sangre, monica van campen, brian yuzna, fantastic factory
Por su naturaleza internacional la película se nutría de un reparto anglosajón (que no quiere decir bueno):
Andrew Divoff, un eterno secundario que vivía sus días de gloria en la serie B gracias a Wishmaster, Mark Frost, que lo trajeron como si fuera Orson Welles y apenas había hecho algo para la tele inglesa y un par de obras de teatro, Jeffrey Combs, no hace falta disir más, y Mónica Van Campen, que en tierras catalanas era conocida por un programa de anuncios de tv y alguna pequeña aparición en el 3 estrelles del Tricicle y el Persones humanes de Mikimoto. Faust comenzó a rodarse en invierno del 99 bajó un guión escrito por el propio autor del cómic, David Quinn, y ayudado por Miguel Tejada-Flores (guionista de La revancha de los novatos) que se dedicaron ha coger diferentes elementos de las historietas para condensarlas a 100 minutos.

Como su propio nombre indica estamos ante una revisión de la obra de
Goethe, aquí un artista llamado Jaspers vende su alma a un tal M a cambio de vengarse de los que han asesinado a su novia. Así que por arte de magia le salen una zarpas cual Lobezno y se dedica a cepillarse a los malos de turno, pero como no quiere seguir matando se revela contra M. Éste último lo manda al otro mundo pero Jaspers volverá a la vida transformado en Faust.
Paralelamente descubrimos que M es el cabecilla de una secta llamada La Mano, que quiere traer a este mundo a un bicho muy chungo.


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El film se vio por primera vez en el Sitges 2000 causando cierta decepción, pero su estreno oficial fue en febrero del 2001 por todo lo grande y a bombo y platillo. Habiéndose gastado 600 millones de pesetas, filmado en muchos exteriores de Barcelona, usado la (en su momento) nueva línea de metro de la ciudad y demás parafernalia la cosa parecía que iba en serio. Todo ello bañado con una banda sonora que, no por casualidad, seguía los pasos de la de Spawn y El cuervo, llena de grupillos heavy de sonido cuanto más estridente mejor.

Mucho se criticó el que "maquillaran" Barcelona para hacerla pasar por una ciudad americana. A mí no me molesta ni me parece mal. En la obra original pasaba en Nueva York y si pensamos en la intención de venderla al extranjero me parece hasta correcto.


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En un principio
Poli Cantero se iba encargar de los efectos pero la primera versión que hizo del homúnculo (el monstruo que aparece al final) no convenció a Yuzna que acabó por fichar a otro ilustre de la serie B (y no tan B), Screaming Mad George. Curiosamente el engendro parido por el japonés es de lo peorcito del film, por cutre y poco imaginativo.
Y aunque en el apartado de efectos llegaron a ganar algunos premios en general son muy irregulares. Algunos llegan a funcionar bastante bien pero otros son francamente malos, sobre todo los digitales. Hay por ahí un plano de la pierna de Faust transformándose en modo morphing que es para echarse a llorar.


Y el traje del prota merece un apartado aparte.
En el cómic no queda claro si es un traje pero en la peli lo hicieron como si fuese una transformación en plan Hulk, convirtiendo el traje en algo orgánico, como una segunda piel al igual que en Spawn (cuidado porque el cómic de Spawn es posterior al del tándem Vigil-Quinn, es más, el propio Vigil acusó a MacFarlane de apropiarse ideas para su creación). Del cuello hacia abajo aún estaba salvable pero la cabeza era muy patética, sobre todo con esos cuernitos que le pusieron en la barbilla que parecían hechos de plastilina. El propio Yuzna nunca estuvo muy convencido de como mostrar al personaje de Faust en pantalla, así que ya nos podemos hacer una idea de que ellos mismos eran conscientes de lo que se traían entre manos.

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Sin llegar a ser el gran bodrio que algunos pregonan Faust es muy muy irregular, entre otras cosas por un guión confuso (pero que tampoco pasa nada porque a los 10 minutos desconectamos porque no nos interesa) y por querer ir más lejos de lo que se podía con los medios de los que disponían. Aunque siempre es de agradecer la presencia de Van Campen, que después no hizo nada relevante. De lo último es Mi querido Klikowsky, una sitcom para la tele vasca muy lamentable, de esas que producen vergüenza ajena. Y mira que la chica es guapa pero en este bodrio de serie sale hasta fea, que ya es penoso.

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A
Faust le siguió Arachnid (2001), un buen bodriete firmado por el decadente Jack Sholder que no supo que hacer con los 700 millones de pesetas que le dieron; Dagon (2001), parecía que Stuart Gordon podía encauzar el proyecto de la Fantastic e hizo una peli que aguantaba el tipo; Darkness (2002), el gran derroche de la Fantastic (12 millones de € se gastaron) en el enésimo muermo del pluf de Balagueró que intentaba seguir la línea que marcaba Hollywood con el "nuevo terror adulto"que dejaba de lado los monstruitos y se centraba en la ambientación; Romasanta (2003), el eterno proyecto de Tinieblas González que acabó en manos de Paco Plaza que hizo una peli de hombres lobo sin hombres lobo; Beyond Re-animator (2003), Yuzna, Santiago Segura, Elsa Pataky... no hace falta disir más; Rottweiler (2004), un cruce entre Terminator y Cujo hecha sin ganas, sin dinero y sin talento; La monja (2005), terror teen dirigida por al habitual montador de la productora, Luis de la Madrid; Bajo aguas tranquilas (2006), bastante digna para lo que es el nivel de la productora aunque ni de lejos es redonda.
Pese a que en su mayoría (por no decir todas) no funcionaron en taquilla la estrategia de venderlas antes de su estreno a diferentes distribuidoras del resto del mundo y a canales de tv hacía que éstas estuvieran (casi) amortizadas antes de aparecer en cines.

Una vez visto los primeros productos se catalogó a la productora como especialista en hacer caquitas, así que a la hora de presentar pelis de género pero más serias (El maquinista, Frágiles...) se prescindió del nombre de
Fantastic Factory para quedarse en una producción Filmax, algo que acabó pareciéndose a la famosa leyenda de la calidad de las pelis de la Metro según los rugidos del león.

Después de 9 películas
Fantastic Factory bajaba el telón. La razón bien sencilla, sus films nunca conectaron con el gran público (más allá del videoclubero y amigos de la morralla) entre otras cosas porque estos no llegaban a los mínimos exigibles por el mainstream.


sábado, octubre 10, 2009

Escuela de jóvenes asesinos

Escuela de jóvenes asesinos, Christian Slater, Winona Ryder,
Escuela de jóvenes asesinos
en el momento de estreno (1988) fue una bofetada en la cara de todas aquellas comedias de estudiantes universitarios que tanto abundaron en los 80. Aquí también tenemos el instituto, los diferentes clanes que lo pueblan (los deportistas chulitos, los nerds, las pijas, etc) y todas esas putadas que se hacen entre ellos pero visto desde otro punto de vista mucho más cruel, sin chistes ni gracietas de caca, culo, pedo, pis y con bastante más mala uva (aunque sólo sea por momentos). Y además, que como veremos más adelante, tiene varias conexiones con el fascinante mundo de Tim Burton.


Escuela de jóvenes asesinos, Christian Slater, Winona Ryder,


La película se abre de una forma similar a Terciopelo azul: barrio residencial con vida de ensueño, fotografía de colores muy vivos y de fondo una versión del Que Sera, Sera, (que sería lo que a la peli de Lynch el Blue Velvet cantado por Bobby Vinton) que se interrumpe con la aparición de una cabeza en un campo de croquet (aunque sería semejante al ataque cardíaco del padre del protagonista en la película de Lynch aquí se acerca más a la referencia de Alicia).

Una vez entrados en faena nos encontramos a tres grandes losers como Winona Ryder (ya tenemos la primera conexión con Burton), Shannen Doherty y Christian Slater. Las dos primeras forman parte del clásico grupito de chicas guapas que sólo les interesa humillar a las feuchas y ponerse a tope con los universitarios. Pero a Winona (que ese mismo año estrenaría Beetlejuice y ya estaba asentando sus bases para ser la niña melancólica y triste que siempre viste de negro preferida de Hollywood) ese rollo no le acaba de gustar, así que se lía con Slater (el clásico personaje malote pero que está al margen de los grupos del instituto y además luce pendiente, lo que le convierte en una persona terriblemente peligrosa) que va de anárquico pirotécnico (una especie de Brad Pitt en El club de la lucha versión teenager).

La cuestión es que los dos son un par de elementos autodestructivos a tener en cuenta y como el que no quiere la cosa le hacen beber productos de limpieza a la jefecilla de las chicas monas y, además, harán creer a todo el mundo que fue un suicidio.Y como no se conforman con eso también se cargarán a un par del equipo de fútbol, volviendo a engañar a todos y haciendo pasar el asesinato por otro suicidio, cosa que conmociona al resto de esutdiantes hasta el punto de que acaben creyendo que el suicidio mola.

 Escuela de jóvenes asesinos, Christian Slater, Winona Ryder,
Escuela de jóvenes asesinos
tiene tres partes bien diferenciadas: comienza como una historia de estudiantes raritos con tintes cercanos a Ghost world, luego está el momento de los asesinatos que le dan un toque negrísimo y al final pega un vuelco no muy acertado convirtiéndola en una peli de psicópatas (no se dejen engañar por el cartel de José Frade, que parece más la última de Charles Bronson que otra cosa).

La peli flojea al final, curiosamente donde más cambios tuvieron ya que tenía un final bastante más necrófilo que la productora (la New World Pictures de Corman) se encargó de cambiar.
Otro cambio curiosote es que aparece un libro, Moby Dick, que originalmente tenía que ser el cacareado El guardian entre el centeno de Salinger, libro de cabecera de cualquier psychokiller que se precie (Chapman and Cía).

Aún y todos estos cambios la peli tiene cierto status al ser una peli que rompía con todas las películas estudiantiles que se venían haciendo y por adelantarse en cierta manera al termino que acuñó Douglas Coupland, generación X.

  Escuela de jóvenes asesinos, Christian Slater, Winona Ryder,

Y antes de acabar vamos con más conexiones Burton. La productora de Escuela de jóvenes asesinos es Denise Di Novi que acabó asociándose a Burton y co-producir Eduardo Manostijeras, Batman Returns, Pesadilla antes de Navidad y Ed Wood.

El director fue Michael Lehmann, que era su primera peli y luego hizo El gran Halcón, película que fue un desastre en taquilla y le acabó de dar un empujoncito a estancarse en la tv.
Curiosamente en un principio iba a ser el director de Ed Wood y Burton el productor, pero cuando éste último leyó el guión le gustó tanto que quiso dirigirlo él mismo, pasando Lehmann a quedarse acreditado como productor ejecutivo, es decir, a cobrar le cheque y poco más.

El guionista fue
Daniel Waters que luego escribiría Las aventuras de Ford Fairlane, El gran halcón y Demolition man. Unos años después fue contratado por Burton para escribir el guión de Batman Returns.