viernes, abril 06, 2018

Femme Fatale


Nos encontramos con un De Palma ya fuera del sistema hollywoodiense de grandes estudios una vez convertido en un primer espada (hay que obviar sus primeros trabajos totalmente undergrounds), haciendo un paréntesis con La dalia negra, pero que ya parece imparable después de Passion y la próxima Domino. Un cambio mirando más hacia el cine europeo por obligación (sus últimas películas en su mayoría funcionaron mal en taquilla y su nombre ya parece cosa del pasado para las nuevas generaciones).


Una banda de ladrones planean robar unas joyas que luce (de forma imposible) una modelo durante el festival de Cannes. La encargada de la sustracción traiciona al resto de la banda y huye adoptando otra identidad. Para más giro de guión acaba casándose con el embajador de los EEUU en París, donde será fotografiada y reconocida por los ladrones.

Giros y más giros de guión es lo que nos vamos a encontrar en esta matrioshka onírica que tanto influenció a la posterior Passion. Y es que los últimos trabajos del director acaban siendo un De Palma jugando a ser De Palma cuando ya ha perdido el mojo.


Aunque Antonio Banderas aparezca el primero en los títulos de crédito y en el póster, éste no aparece hasta la media hora, y su presencia no debe llegar a la media película. Sin duda, su presencia es lo peor del film. Aquí en plena salsa de sobreactuación que llega al sumun cuando hace de mariquita Alfredo Landa style. Por contra tenemos como prota absoluta a Rebecca Romijn, por aquellas en su época de lucir palmito como Mística en X-men y ahora echada a perder en series fastfood como The librerians. Aunque tampoco nos hemos perdido tanto. La tipa, salvo lucir porte, se le nota que la cosa le viene grande.


Siempre ha habido ciertos parentescos entre el director de El fantasma del Paraíso y Almodovar, y aquí parece que hace más de un guiño contando con Banderas y Peter Coyote (que estaba en Kika). Más adelante (Passion y Domino), incluso, tendría en la fotografía a José Luis Alcaine, todo un clásico almodovariano, ya que, según sus propias palabras, "sabe iluminar muy bien a las mujeres".


Femme Fatale es otro de los descarrilamientos de un director que, en cierta forma, sigue haciendo el mismo tipo de película que hace 30 años. Sigue mirando de reojo (mal disimulado) a Hitchcock, con la dualidad de sus personajes, con el "todo lo que hemos presenciado no era lo que parecía" y, por supuesto, con la pantalla partida. Todo ello no es malo. Al final lo importante es el entretenimiento y aquí, por lo menos, no vamos por delante de la historia, pero es que el giro final es tan de traca que no puedes menos que sentirte timado y engañado. Eso sí, a nivel técnico De Palma hace mover la cámara como pocos. Y es que el que tuvo, retuvo. Al final el que no se consuela es porque no quiere.


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