Burlesque

Ali es una chica que trabaja de camarera en un bar de carretera en medio de la nada más absoluta. La chica tiene una gran voz y se muda a Los Ángeles, buscando una oportunidad para triunfar.
En Los Ángeles se topa con el Burlesque, un pequeño teatro donde por las noches hay números musicales, regentado por Tess, una tipa que ha tenido épocas mejores y está hasta el cuello de facturas.

Creo que ha quedado mas que claro que Burlesque es el colmo de los tópicos de chica con trabajo de mala muerte quiere triunfar en el mundo del espectáculo y, a base de sudor y lágrimas (y corazones rotos), termina en los más alto. O sea, esquema argumental ultraplano, donde de A vamos a B, para pasar a C y así hasta completar los 120 minutos de metraje. Cada uno de los cuales estaremos pensando "ahora pasara esto", y pasa esto; "ahora pasara aquello otro" y, efectivamente, pasa aquello otro.

Pero ojo, que la peliculita no es un desastre. De la misma forma que es clásica en cuanto argumento, su realización es más que correcta, jugando con todos los topicazos que un cabaret del nuevo milenio puede dar de sí.


Los actores no son excesivamente estridentes, no así los personajes que interpretan. Christina Aguilera y Cher pasean palmito (y botox) mientras se cuela por en medio alguna bailarina jamona y el resorte cómico de Stanley Tucci, haciendo de gay que lanza puyas irónicas, nos da un respiro entre tanta nube de algodón.

El director es Steve Antin, que así dicho seguramente no nos suene nada; y si digo que ha dirigido Última sospecha 2, secuela lanzada directamente al mercado doméstico de un film con Leelee Sobieski y Diane Lane, seguirá sin sonarnos. Peeeero, si digo que el tipo también ha hecho de actor y que era aquel chaval que salía en Los goonies haciendo del pijín de Troy, que mientras conducía un descapotable le miraba las piernas a Andy y acababa empapado después que le reventase el wc, la cosa nos quedará más clara.
Al parecer el tal Antin es un pelín bujarrilla (se lo había montado con David Geffen años atrás) y aprovechando que estaba liado con Clint Culpepper, presidente de Screen Gems, le pidió a este que le produjese el guión que había escrito.
Luego el tema acabó como el rosario de la aurora porque el director se vio superado por una producción que le venía grande, y entre los retrasos y el aumento de presupuesto hasta los 50 millones de dólares la cosa no acabó muy bien.


El film se estrenó con bastante bombo y platillo en los USA, pero pasó bastante desapercibido, recaudando unos escasos 40 millones. Aunque luego duplicó eso en el resto del mundo, y a eso hay que añadirle que en DVD y Blu-Ray ha tenido bastante éxito.

Al final todo se reduce en un intento de hacer un Moulin rouge de serie B, con muchos menos medios e inventativa, aunque en espíritu está más cercana a los sonrojos argumentales de Flashdance.
Desde luego no es un film que vaya a crear escuela y mucho menos pasará a la historia del musical, pero se puede ver sin sufrir en exceso. Una mala tarde la tiene cualquiera.