miércoles, septiembre 06, 2017

El regreso de los muertos vivientes

El regreso de los muertos vivientes, Dan O'Banon, Return of the living dead, Linnea Quigley

En 1968 se marca un punto y aparte en el género zombi. Si bien ya habíamos visto bastantes producciones sobre el tema (en su mayoría serie B y Z), no sería hasta La noche de los muertos vivientes que veríamos a los cadáveres con la sana intención de zamparse a los vivos. Hasta la fecha la cosa se quedaba en zombi vudú" con el clásico mad doctor de turno que resucitaba a los muertos para dominar el mundo y esas cosas.

Pero por desconocimiento administrativo, La noche de los muertos vivientes carecía de copyright, lo que viene a ser que es de dominio público y cualquiera podía (y puede) hacer lo que quiera con ella. Así que tanto George A. Romero (director y guionista) como John A. Russo (productor y guionista) se enfrascaron en una batalla legal para hacerse con los derechos, dando como resultado un reparto más o menos equitativo. Romero se quedaba con la frase "of the Dead", mientras que Ruso lo hacía con "Living Dead". De ahí que en las siguientes entregas dirigidas por Romero, y donde Russo ya nada tenía que ver, fueran bautizadas como Dawn of the dead (aquí titulado como Zombi) y Day of the dead (El día de los muertos). Por su parte, Russo publicaría su secuela particular en formato novela bajo el título Return of the Living Dead.


El regreso de los muertos vivientes, Dan O'Banon, Return of the living dead, Linnea Quigley

Estabamos a finales de los 70 y el género zombi estaba en ebullición (y si no que se lo pregunten a los italianos) y Russo ve como opción para facturar más hacer una adaptación de su novela, encargándole el guión a Rudy Ricci, cuya experiencia se reducía a aparecer como zombi en La noche de los muertos vivientes y a escribir la inédita en estas tierras There's Always Vanilla, que dirigió Romero en 1971, y The Booby Hatch, que protagonizó y co-dirigió junto a Russo.
 

El guión de Ricci acabaría en manos de Tom Fox, un empresario que nada tenía que ver con el mundillo cinematográfico. Éste se hace con los derechos y se asocia con Hemdale Films, productora menor pero que en su haber tenía films como Terminator, Aullidos 2 o Platoon.
El primer nombre que suena como director fue el del recientemente fallecido Tobe Hooper, que en un primer momento tantea la opción de rodarla en 3D aprovechando el auge del formato en los primeros 80. Pero decide apearse del proyecto pues el inicio del rodaje se atasca y el tiempo va pasando. Hooper acabó saliendo para coger las riendas de Lifeforce, producción mucho más grande y que a todas luces parecía con más números para cosechar un éxito en taquilla. Lamentablemente para él y, sobretodo, la Canon, la producción fue un fracaso. Casualidades de la vida, el que acabaría sustituyendo al director de Poltergeist sería el guionista de Lifeforce, Dan O'Bannon, que aquí haría su debut en la dirección y que había reescrito el guión de El regreso de los muertos vivientes a sugerencia de Hooper. Guión que se cargaría de un plumazo todo lo escrito por Ricci pese a que este mantendría crédito como guionista, añadiendo bastante humor, convertiría a los zombies en bestias veloces, capaces pensar y hablar, y añadiría un detalle que marcaría un punto de referencia en el subgénero: los zombis se alimentarían de cerebros porque, según se dice en la película, es lo único que les alivia el terrible dolor que padecen.


El regreso de los muertos vivientes, Dan O'Banon, Return of the living dead, Linnea Quigley

Pero O'Bannon, que era un cachondo y un hijoputa a partes iguales, quiere darle algo de más de ligereza y humor al guión. Prueba de ello es que al empezar nos encontramos con un texto que nos avisa que todo lo que vamos a ver está basado en hechos reales.Y nada mejor que ambientarla en un 4 de julio (más yanki imposible) donde el bueno de Freddy tiene su primer día de trabajo en una empresa de suministros médicos. Allí, su mentor le explica que todo lo ocurrido en la película La noche de los muertos vivientes fue verdad, y que uno de los bidones que contenía un zombi se extravío y acabó en ese almacén. Así que se van a verlo y por accidente liberan una sustancia llamada Trioxina 2-4-5, haciendo que el cadáver que guardan en la cámara frigorífica cobre vida. Y si en las películas de Romero los zombis morían al recibir un disparo en la cabeza, aquí no ocurre así. Simplemente estos zombis son indestructibles. Así que lo único que se les ocurre es cortar el cadáver en trocitos pero ni así. Al final deciden llevarlo al crematorio que hay al lado, pero al final es peor el remedio que la enfermedad. Pues el humo que crea la incineración acaba formando una lluvia que cae en el cementerio y hace resucitar a los muertos que hay enterrados.


La cosa les quedó como una película pequeñita, donde apenas hay 4 escenarios: el almacén de suministros, el cementerio, el crematorio y la capilla, obra de William Stout (que luego haría mismas funciones en Masters del Universo). Pero que eso no nos lleve a infravalorarla, porque ahí había petróleo. Si la combinación de humor y terror funcionaba a las mil maravillas, también lo hacía un elenco que mezclaba cara clásicas (Clu Gulager, James Karen) con gente joven (unos cuantos habían asomado la cabeza en alguna de las entregas de Viernes 13) y una Linnea Quigley que tendría una de las escenas más recordadas del film. Esa en la que se desnuda en el cementerio y llevó a la famosa anécdota que los productores se escandalizaron y le hicieron rasurarse el bello público, siendo la solución peor que la enfermedad pues ahí se veía todo. Para luego ponerle una prótesis donde la convirtió en una Barbie sin genitales.

El regreso de los muertos vivientes, Dan O'Banon, Return of the living dead, Linnea Quigley

Tampoco está de más alabar unos efectos de maquillaje y animatrónics de los que, en un primer momento, se tenía que haber hecho cargo William Munns, pero éste hizo unas máscaras para los zombis que a O'Bannon le parecieron poco menos que tercermundistas, así que fue apartado de la producción (pese a que se tuvo que mantener su nombre en los créditos) y su trabajo apenas es visible en el film. Tony Gardner (que venía recomendado por Rick Baker) se encargó de la creación de la zombie partida por la mitad que habla y el propio William Stout diseñaría a Tar Man, el zombi que sale del barril del ejército y que acabó siendo una especie de mascota para la saga.



El regreso de los muertos vivientes, Dan O'Banon, Return of the living dead, Linnea Quigley

En los USA no les fue nada mal. Triplicaron sus escasos 5 millones de presupuesto (ganando en taquilla a El día de los muertos de Romero con la que había coincidido en cartelera). En cambio, por estos lares tardó muchísimo en llegar. De la mano de Union Films (la terrible RecordVision se encargaría de la edición en videoclubs) nos llegaría a finales de septiembre de 1988, 3 años después de su estreno norteamericano, y pasando un tanto desapercibida. Curiosamente, un año después, verano de 1989, Lauren nos trajo su secuela, La divertida noche de los zombis, que aquí duplicó las ganancias de su predecesora. A partir de ahí la saga decaería con una tercera entrega, Mortal zombie, directa a videoclub, y una cuarta (Return of the living dead: Necropolis) y quinta entrega (Return of the living dead. Rave to the grave) que ha día de hoy no se han visto por aquí de forma oficial, quedando la saga totalmente muerta, nunca mejor dicho.

Y es que es esta primera entrega la que realmente ha ido arrastrando la etiqueta de culto durante estas décadas. Siendo prueba de ello el documental More Brains! A Return to the Living Dead, dirigido por Bill Philputt, o el libro The Complete History of the Return of the Living Dead (habría que dejar de lado la novelización del film de la mano del mismísimo John Russo).


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