Lejos quedan esos primeros años del vídeo doméstico que se editaba hasta el engendro más costroso filmado en el culo del mundo. Los videoclubs estaban on fire y con poner una carátula engañosa todo se alquilaba.
Ahora la cosa ha cambiado. Y mucho.
Montones de películas que valen mucho la pena no nos llegan ni nos llegarán. Y luego si llegan, es tarde y mal, como el caso de La cabaña del bosque, que se editó un par de años más tarde de su lanzamiento norteamericano, cuando todo su publico potencial ya la había visto descargada de internet.
También es entendible esta falta de valor. Las distribuidoras no son ONG's, y van a lo que van, el vil metal. Las cosas han cambiado y el personal ya no alquila 4 o 5 pelis para hacerse una maratón el fin de semana. Muy posiblemente los videoclubs ni siquiera existan.
Berberian Sound Studio es otro de estos casos de film reconocido en todos los festivales por donde se ha paseado y críticas que se sacan el sombrero, pero que parece muy poco probable que la veamos por aquí con distribución oficial.
El film narra la historia de un técnico de sonido inglés que viaja a un modesto estudio de sonido italiano a trabajar en la postproducción de un film. Su primera sorpresa es cuando descubre que el film es un giallo, lo que hace que sus salvajes imágenes acaben afectándole, y más cuando él es un tipo la mar de apacible que está acostumbrado a trabajar en programas infantiles y producciones más amables. Rápidamente se da cuenta que la gente le rodea no es trigo limpio, gente con un carácter muy latino, efusivas y muy exageradas. Todo ello le llevará hasta su particular bajada a los infiernos.
Pero ojo, esto no es nada malo. A no ser que alguien esperase ver un giallo puro y duro. Aquí no hay, asesinos enguantados, asesinatos con arma blanca y giro final en la resolución del asesino. Esto es mucho más lynchiano, más Carretera perdida. Y que el protagonista del film sea un genial Toby Jones tiene su gracia, ya que es hijo de Freddie Jones, el malvado dueño del circo donde está John Merrick en El hombre elefante y también estaba en Dune. Sí, esto es algo cogido por los pelos. Además que Toby Jones, con su cara de niño viejo, parece una versión super deformer del David Hemmings de Profondo rosso.
Aquí todo el terror es psicológico y tan real como la vida misma, lo que nos hace identificarnos mucho con su protagonista, un tipo del que vamos sabiendo de su fragilidad mediantes las misivas que va recibiendo de su madre, además que su físico le añade un plus. Momentos de pura tensión, como la escena de las uvas, el intento del protagonista para que le reembolsen el billete de avión... te meten un malestar en el cuerpo como nunca conseguiría un señor con máscara de portero de hockey y machete en mano.
Dirigida por Peter Strickland, que ya en 2005 hizo una versión corta de este film, tuvo una primera intención de enfocarlo al terreno de la banda sonora, pero luego se decantó por usar a un técnico de sonido y no a un compositor como fondo del film. Éste es su segundo largo, el primero, Katalin varga, lo financió gracias a la herencia de su tío, aunque el cash se le terminó muy pronto y el perder su trabajo como guionista en la industria de los videojuegos no ayudaba demasiado.
Con Berberian Sound Studio el salto cualitativo (que no de presupuesto) es evidente para este tipo que se le nota que ha mamado giallo, ahí está el que usara gritos de Suzy Kendall, una habitual del subgénero (El pájaro de las plumas de cristal, Torso). Apunta maneras, esperemos que no se nos tuerza.
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