viernes, diciembre 14, 2018

Alien-2

Alien-2, Ciro Ippolito

Se dice que Ciro Ippolito, tipo poco recomendable que había escrito y producido varios poliziottesco de Alfonso Brescia, estaba en el lejano 1979 supervisando el montaje de I contrabbandieri di Santa Lucia (precisamente de Brescia) y siendo viernes decide irse al cine junto al montador Carlo Broglio a ver la peli que lo está petando: Alien de Ridley Scott. Justo a la salida del cine se topa con un póster de Nueva York bajo el terror de los zombi, alias Zombi 2, lo que hace activar su sentido más italiano y piensa en hacer una falsa secuela de la superproducción hollywoodiense que acaba de ver. 

Alien-2, Ciro Ippolito

Ni corto ni perezoso se alía con Angiolo Stella (que no me preguntes cómo pudo ser, pero años después sería productor de Este muerto está muy vivo 2) y publican un anuncio a toda página en el Variety promocionando el rodaje de Alien 2. Dos días después estaban colapsados por la cantidad de distribuidores que querían hacerse con los derechos, lo que hace que se vayan a las oficinas de Vinci and Pane ya que estos se habían encargado de vender los derechos de Zombi 2 a las distribuidoras extranjeras. Consiguen que los inversores les adelanten 400 millones de liras (algo así como 400 mil euros) y aquí surgen dos historias diferentes. Por un lado está la versión del propio Ippolito que dice que Stella debía mucho dinero a la Banda della Magliana (una banda mafiosa) y usan casi todo lo recibido en pagarles. La otra versión (que por alguna razón me pinta a la buena) dice que los dos tipos se fueron de vacaciones a Cannes y se pulieron parte del dinero en sus vacaciones y en comprarse coches de lujo. Durante su estancia en algún hotel, Ippolito se topó en la tele con algún documental de espeleología de las cuevas de Frasassi y su instinto italiano volvió a aflorar. ¿Para qué gastarse el dinero en decorados espaciales si podía ambientar la historia de su película en cavidades subterráneas y usar lo que le ofrecía gratis la madre naturaleza? Ni corto ni perezoso localiza un montón de folletos turísticos de las cuevas de Castellana Grotte y comienza a recortar las fotos y se monta un álbum con el que se va a los distribuidores que estaban interesados en la producción y les vende la moto que las fotos son parte de los decorados que han construido ex profeso y que necesita más money para seguir el proyecto. Las distribuidoras caen a sus encantos y le llueven 300 millones de liras más.

Alien-2, Ciro Ippolito

Paralelamente la Fox sabe que se está maquinando ese apócrifo Alien-2 y aunque tiene claro que los italianos están haciendo una chapuza, no quiere que la mierda transalpina le salpique y su segunda entrega oficial quede dañada a ojos de los espectadores menos entendidos, con lo que la maquinaria de los abogados empieza a funcionar. Ippolito y su séquito reciben la demanda y por extraño que parezca, ganan el juicio pues tiene toda la libertad de usar la palabra "Alien".

Mientras tanto el rodaje del film es poco menos que un caos. Biagio Proietti, guionista habitual en la tele italiana y que había escrito El asesino ha reservado nueve butacas y El gato negro de Fulci, hace gala de su inexperiencia dirigiendo y acaba saliendo de la producción a la semana. Un desesperado Ippolito llama al mismísimo Mario Bava (que moriría poco después) para ofrecerle la silla, pero éste está colaborando en Inferno de Argento y le aconseja que la dirija él mismo. Así que, finalmente, Ippolito acaba haciéndose cargo de la dirección bajo el pseudónimo de Sam Cromwell (también firmaría los (d)efectos especiales como Donald Patterly).

Alien-2, Ciro Ippolito

Una nave espacial regresa a la Tierra pero dentro no encuentran a nadie. Paralelamente un grupo de espeleólogos inician un viaje a los interiores de una cueva, y antes de llegar se encuentran con una extraña piedra. Una vez en la gruta de la piedra acabarán siendo organismos que los irán matando uno a uno.

Alien-2, Ciro Ippolito

Si alguien etiquetó a Ippolito como el Ed Wood italiano no se equivocó en absoluto. Los primeros minutos de película son un collage de imágenes de la NASA que, mediante voz en off, nos hace saber del regreso de los astronautas. Pero aun y así no se esconden porque dentro del film vemos a un periodista que les dice a los técnicos del programa que pongan un texto señalando que las imágenes son de archivo. ¡Ippolito rompiendo la cuarta pared sin saberlo!

Aguantar los 90 minutos de este Alien-2 no es tarea fácil. Vamos a tener que "disfrutar" de muchas escenas (desenfocadas) de relleno sólo para llegar a la duración estándar. De personajes en coche yendo de un lado a otro, jugando a los bolos (mientras no paran de llamar negro de forma bastante despectiva a uno de los extras) o, simplemente, comprando en una tienda. Podríamos decir que pasar la travesía podría valer la pena si en el último tramo tuviéramos un festival de casquería y efectos, pero no. Nunca veremos a un ser del espacio exterior, más allá de un amasijo de carne picada (recurso aconsejado por Mario Bava) alrededor del objetivo para simular el punto de vista del alien, y las muertes son gente gritando con muy poca gracia mientras le han puesto algún potingue en la cara.



Alien-2, Ciro Ippolito

Aun y así, ante tal despropósito, hay que señalar algún momento para el recuerdo que, mucho me temo, les salió de casualidad. El momento de la playa donde una niña ha tenido contacto con las piedras y que da muy mal rollo pese a no enseñar prácticamente nada. Y los últimos 10 minutos, donde los dos supervivientes escapan de la cueva y descubren que los aliens han hecho de las suyas en la superficie y no queda nadie con vida. Por cuestiones de presupuesto no veremos cadáveres, si no que presenciaremos una ciudad totalmente abandonada rodada por un equipo reducido en los USA. Escenas muy en la línea de El último hombre... vivo, y que seguramente rodaron de forma parecida, en ubicaciones que, posiblemente, los fines de semana quedasen desiertas. Aunque podría haber quedado mejor de haberse marcado un matte painting con la ciudad semidestruida, algo más malrollero como el final de El más allá.
También tenemos un extraño montaje de los dos supervivientes escapando de la cueva, mezclando planos muy rápidos con cámara lenta. Todo ello barnizado con la banda sonora del dúplo Oliver Onions (Guido & Maurizio De Angelis) que cuando dejan de lado sus armónicas se marcan una OST de sintetizadores y soniditos malrrolleros.

Alien-2, Ciro Ippolito

Alien-2 se estrena en 1980 en multitud de países, incluido los USA. ¿Y que pasa? Absolutamente nada. El film pasa desapercibido pero tiene el suficiente recorrido para recuperar costes y poco más.
A finales de los 80 llegó aparecer el anuncio de un Alien 3 dirigido por Bob Hunter, uno de los pseudónimos de Bruno Mattei, que no llegaría a ningún sitio.


Sería años después cuando los aficionados la ensalzaran como una de esos (sub)productos a reivindicar dentro de la serie B (o trash según para quién). Uno de los muchos casos del exploit italiano de los 70/80s que marcaron uno de los puntos álgidos de su filmografía dentro del fantástico-terror-fantascienza. Serán plagios descarados de los grandes hits llegados de Hollywood, pero no se les puede negar cierto gracejo (aunque sólo sea en unos pocos minutos de todo el metraje), con algunos casos donde el plagio se quedaba en el título porque luego la historia tenía poco que ver. Títulos que aportaban mucho más que los muy posteriores mockbuster de Asylum, Syfy y compañía, mucho más insípidos y acartonados.


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