domingo, mayo 21, 2017

El mago de los sueños

El mago de los sueños, Francisco Macián, Estudios Moro

Considerada por muchos como la cúspide del largo animado autóctono. Aunque, la verdad, el paso del tiempo la ha ido arrinconando y que, no nos engañemos, a día de hoy no puede competir con las series animadas de moda y mucho menos con el monstruo que es la factoría Disney. Y es curioso porque en su época estuvo pensada para competir con la casa de Mickey Mouse. Ojo, salvando mucho la distancia del montante con la que se manejaba el tito Walt.

El mago de los sueños, Francisco Macián, Estudios Moro

Para hablar de El mago de los sueños hay que pasar inevitablemente por dos nombres: José Luis Moro y Francisco Macián. 
El primero, junto a su hermano Santiago, fundador de los Estudios Moro, una fabrica de anuncios animados que acabaría creando a la calabaza Ruperta del Un, dos tres.

Por su parte, Macián a mediados de los 50 había fundado DIBSA (Distribuidora Internacional de Dibujos) junto a Jaume Papasseit en Barcelona. Siendo también una factoría de animación enfocada al mercado publicitario, que con el tiempo acabarían colaborando con los Estudios Moro en varios spots. No hay que olvidar que por la época aparece TVE, lo que hace la publicidad audiovisual no esté solamente limitada a los cines.


Durante mucho tiempo Macián tantea la opción de dar el salto al largo de animación, concretamente con Candelita, pero cuando el proyecto comienza a tomar cuerpo le aconsejan que opte por usar personajes que ya sean conocidos por el público, lo que hace que se decante por la familia Telerín, ya que en la época es todo un boom y, además, tiene estrechos lazos con su creador, el ya mentado Jose Luis Moro. Éste accede a cambio del 25% de los derechos del film.
Hay que decir en este punto, que muchos se han apresurado a catalogar el film como parte de exploit de los personajes, siendo estos motivo de mercaderías estilo muñecos, cromos, cuentos... Pero, aunque para los Moro esto sería visto así, Macían no parece que fuese por ese camino. La prueba más evidente es que podría haber subido al carro poniendo en el título La familia Telerín y el Mago de los sueños o algo por el estilo. En cambio, esto sí sucedió con las versiones para Sudamérica.

Así pues, este primer largometraje contaría con Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Coletas y Cuquín como protagonistas, además de el personaje del título, el Mago de los sueños. Siendo una historia que explica como una noche, el mago, que tiene como trabajo hacer que los niños que se han comportado bien tengan bonitos sueños, llega a casa de los Telerín y uno a uno van teniendo sus sueños, siendo básicamente una historia compuesta de diferentes sketchs. Además, tenemos al némesis del mago, el canalla de Don Coco Quitasueños, tipo con acento francés que se dedica a infringir pesadillas a los niños malos. Y es precisamente en el fragmento que lanza sus malas artes en el sueño de Pelusín donde me dejaba muy chafado de pequeño. Una auténtica pesadilla del niño al que un jefe cabrón le hace la vida imposible al darle una moneda falsa, lo que hace que acabe con sus huesos en una triste cárcel. No sé porqué, aquello me daba muy mal rollo.

El mago de los sueños, Francisco Macián, Estudios Moro


La película, totalmente producida en Catalunya, siendo la primera intención estrenarla en catalán pero que, evidentemente, no pudo ser, fue un trabajo titánico que les llevó más de 3 años de producción. Con un sin fin de quebraderos de cabeza para poder conseguir el dinero para su finalización. Sin ir más lejos, el sueño de Cleo, además de ser la secuencia más corta, está hecha de forma muy rudimentaria, casi animación desanimada que diría aquel, donde casi son dibujos estáticos con un aire muy infantil (los fondos parecen sacados de La noche estrellada de Van Gogh). Esto fue porque simplemente no tenían más dinero para la producción. Aun y así, hay que decir que esa "desanimación" le da cierta aroma a lo que nos llegaba de europa del este y que junto a la canción tan popera (para la época) no nos da la sensación que sea un recurso ante la falta de dinero, si no que está hecha así a propósito. Y es que todos los sueños tienen un diseño diferente entre ellos, algo que viene según de quien sea el sueño, dando al conjunto estilo ecléctico. Por ejemplo, el sueño de Cuquín parece que lo haya dibujado un niño de 5-6 años (más o menos como lo que veríamos décadas después en el Yoshi's island de la SuperNintendo).

Aun y así, Macián no puede ocultar su amor por el estilo Disney, y siempre nos da pinceladas que nos lo trae a la mente. Ya sea porque el film no deja de ser un musical o ese inicio del mago sobrevolando los tejados que parece sacado de Peter Pan.
Además de contar con un doblaje que mezclaba voces de aquí con otras con el famoso español neutro, que es como nos vinieron todas las cintas animadas de Disney hasta La bella y la bestia.

El mago de los sueños, Francisco Macián, Estudios Moro


Estrenándos en salas en diciembre de 1966, la película fue un rotundo éxito que recaudó 12 millones de pesetas (algo más de 70 mil euros sin contar la inflación), un pastizal en la época. Aunque hay que decir que el presupuesto del film rondaba los 18 millones. La película había sido un gran éxito, pero también es cierto que había costado muchísimo. Si bien hay que comentar que en el resto de Europa no tuvo presencia (por aquello de las cosas del caudillo), pero que en varios países de Sudamérica y Portugal cosechó bastante éxito.

Tendríamos que saltar hasta 1984 cuando Ízaro Films adquirió los derechos del film y haría un reestreno y su consiguiente salto al videoclub, que es donde muchos pudimos verla por primera vez. Y aquí sí que Ízaro puso la coletilla de "La mejor película de dibujos animados con la Familia Telerín".


El mago de los sueños, Francisco Macián, Estudios Moro


Macián seguiría con su empeño de convertir en realidad el proyecto de Candelita, pero pese hacer una ruta por Hollywood y entrevistarse con directivos de la Metro, Hanna Barbera o la Warner en busca de capital, nunca pudo llevarlo a buen puerto. Finalmente acabaría editando la historia en un libro con textos de Gloria Fuertes e ilustraciones de José Ramón Sánchez.

Macían moriría a finales de los 70, víctima del cáncer, y justo antes del estreno de su única película en imagen real, Memoria (Las bestias no se miran al espejo).


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