A finales de los 90 Joel Silver, Robert Zemeckis y Gilbert Adler crearon Dark Castle Entertainment, productora que debía su nombre a William Castle, aquel director/productor de serie B que añadía algún gimmick a sus estrenos. Ya fuese meter descargas eléctricas en las butacas, dar a los espectadores unos visores para ver fantasmas en la pantalla o permitirles votar el desenlace de la película. Cualquier cosa valía con tal de llamar la atención.
Y fueron precisamente dos films de Castle los que sirvieron de inspiración para empezar la historia de la nueva productora. Esto eran los remakes de House on Haunted Hill y 13 fantasmas. Y es de esta última de la que toca hablar.
En esta nueva versión el argumento difiere ligeramente. Un padre de familia viudo vive con la presión de las deudas, hasta que un día recibe la noticia de que un tío de aquellos que apenas conocía ha muerto. Este le deja como herencia su casa, una finca donde la paredes son de cristal y hay frases en latín escritas en ellas. Una vez allí descubrirán que en la casa hay encerrados 13 fantasmas.
Técnicamente estamos ante un film de casas encantadas, pero nada tiene que ver con clásicos como Al final de la escalera o La leyenda de la mansión del infierno. Aquí estábamos en pleno 2001 y el nuevo cine digital permitía no hacer montaje, si no que se editaba. Entiéndase esto como que había una facilidad pasmosa para meter cuantos más fotogramas por segundo. Haciendo que a la que pestañeabas te perdías media peli.
Y ese el principal problema de la película. Que es una continua ráfaga de frames que no deja disfrutar de la presencia de los fantasmas, que son, sin duda, lo mejor de la producción. Cada uno con un maquillaje excelente y a los que intuimos que esconde una historia detrás de ellos. Y es que apenas se explica nada de ellos. Eso se lo reservaron para los extras del DVD.
También tenemos por ahí Tony Shalhoub antes de saltar a la fama con la serie Monk; al siempre sobreactuado Matthew Lillard, que ya lo conocíamos de Scream y luego fue el Shaggy de Scooby-Doo; y Shannon Elizabeth, que vivía su etapa álgida gracias a American pie.
En la dirección Steve Beck, que venía de hacer efectos especiales en la Industrial Light and Magic de Lucas y aquí hacía su debut en la dirección. Un año después haría su segunda película, también para Dark Castle y siendo otro remake: Barco fantasma.
Concluyendo. 13 fantasmas se queda en un excepcional diseño de producción, maquillajes (obra de la KNB de Nicotero y Cía.) y efectos especiales (lo mismo que La guarida) pero no guarda ninguna sorpresa a nivel argumental (siempre iremos por delante y sabremos de antemano lo que pasará), con un final terrible. Por suerte la cosa dura poco y apenas llega a los 90 minutos.
Dark Castle siguió produciendo films que recaudaban lo justo para sacar beneficios y seguir su carrera comercial en los ya tocados videoclubs. A los films comentados les siguieron Gothika o La casa de cera, además de producir alguna cosa fuera del fantástico como RocknRolla de Guy Ritchie. Y actualmente la cosa está parada, pues hace 4 años que no producen ningún film.
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