jueves, julio 21, 2011
Super Mario Bros
Decía Sean Connery cuando le preguntaban sobre La liga de los hombres extraordinarios que "me ofrecieron el guión de El señor de los anillos y lo rechacé porque no lo entendí. Luego me ofrecieron el de Matrix, y también lo rechacé por el mismo motivo. Cuando leí La liga de los hombres extraordinarios, no entendí nada, pero tras decir que no a esas dos películas tuve que ir contra mis instintos."
Sin duda estas declaraciones le hubieran venido muy bien al pobre de Bob Hoskins una década antes, justamente en 1993, cuando hacía aparición por la puerta grande una de las primeras adaptaciones de un videojuego a la gran pantalla: Super Mario Bros.
No voy a explayarme sobre el boom que supuso el videojuego surgido de la mente de Miyamoto en los 80, que ya lo hice unos años atrás en el artículo de la Nes, pero todos sabemos el antes y el después de la aparición del bigotudo fontanero.
La cuestión es que los yankis vieron la posibilidad de pasar de bits al celuloide al personaje (recordemos que ya habían aparecido series de dibujos con aquellos "famosos" fragmentos en acción real), así que Hollywood Pictures, o lo que es lo mismo, una filial de la Disney, se encargó de poner un presupuesto muy generoso en manos de Annabel Jankel y Rocky Morton (que luego se casaron), que a sus espaldas solamente tenían Muerto al llegar con Dennis Quaid y Meg Ryan, aunque eran más conocidos por ser los creadores de la mítica serie Max Headroom. A todo esto hay que decir que inicialmente se quiso contratar a Harold Ramis pero éste declinó la oferta, seguramente porque se olió lo que vendría después.
Y como nota cursiosísima tenemos a Roland Joffé como productor. Sin duda un punto bizarrísimo que un director de cine de autor (Los gritos del silencio, La misión) esté enmerdado en un producto meramente comercial e infantil.
Para los personajes principales se tiró de Bob Hoskins, al que todavía le era reciente el éxito comercial con ¿Quién engañó a Rogger Rabbit? y Hook, al que se le podía encontrar un parecido razonable con Mario. Para el malo de la función tenemos a un especialista en este tipo de papeles, Dennis Hopper. Los dos confesaron años después que simplemente aceptaron los papeles porque les pagaron mucho dinero.
Y finalmente teníamos a John Leguizamo como Luigi, que no pega ni con cola, y Samantha Mathis como la princesa Daisy.
La historia original del videojuego no tiene ningún misterio, es la clásica de malo rapta a princesa y el caballero de turno (en este caso un fontanero) ha de ir al rescate mientras consume setas (a saber si son o no alucinógenas). Con lo que evidentemente en una versión cinematográfica había que retocar el guión sobremanera.
Aquí la cosa es que en la época de los dinosaurios el famoso meteorito no los extinguió, si no que los mandó a una dimensión paralela. En la actualidad, los hermanos Mario y Luigi son contratados por una paleontóloga para que reparen unas tuberías de unas excavaciones, que casualmente albergan una puerta a esa otra dimensión donde viven los descendientes de los dinosaurios governada por un tal Koopa.
Muy criticado por los puristas del videojuego el argumento es bastante demencial, pero a su favor hay que decir que la única forma de hacer una película con el mundo de Mario es sencillamente cargárselo por completo. Aun y así bastante hicieron porque la película tiene infinidad de guiños a los videojuegos: el arma de Koopa no era si no el Super Scope de la Super Nintendo; aparecen las Bob-omb, las famosas bombas caminantes de los videojuegos (véase foto superior); la princesa clásica de los videojuegos se llama Peach, en cambio, aquí se llama Daisy, como la princesa a rescatar en la primera aventura de Mario en la Game Boy: Super Mario Land (espectacular juego); hay un mini T-Rex que se llama Yoshi, como el dinosaurio de Super Mario world; o al principio del film suena la sintonía original del videojuego.
En un principio uno de los puntos fuertes de la peli es su diseño de producción con todo ese mundo de la otra dimensión llamado Dinohattan, donde se nota bastante la mano de los directores de Max Headroom, ya que todo él tiene una estética con bastantes ramalazos de cyberpunk, que en un principio tenía que ser una New York mutada, como se puede ver en el diseño inferior.
Al parecer el principal problema de la película fueron sus directores, que pensaron que eran unos genios y el primer día de rodaje se cargaron el guión (según Bob Hoskins era muy bueno). Así que cuando el rodaje ya estaba muy avanzado y todo era un caos el presupuesto se disparó 10 millones de dólares más. En ese momento se despidió al tándem Jankel/Morton y Roland Joffé tuvo que ponerse a dirigir lo que quedaba como buenamente pudo ya que no tenían ningún guión y todo se iba improvisando sobre la marcha. Pero el rodaje ya iba cuesta abajo y sin frenos, de las 5 semanas de rodaje se pasaron a 17 con el consiguiente aumento de presupuesto.
Los casi 30 millones de dólares que tuvo de perdidas y pésimas críticas hicieron mella en sus directores, que nunca más han vuelto a rodar nada para cine, quedándose en anuncios de tv, videoclips y alguna que otra serie.
Y no es de extrañar, porque Super Mario Bros es una muy mala película, no nos engañemos ni nos dejemos llevar por la nostalgia. Es uno de esos pastiches que se nota que tuvo muchos problemas de producción, pero a la que se le ha de reconocer que se adelantó (¡por meses!) a la moda de los dinosaurios que llegaron con el Jurassic Park de Spielberg.
La mezcla de efectos clásicos como animatrónics con unos emergentes CGI no acaban de casar, mientras que estéticamente es bastante oscura (cosa que me recuerda a otro producto para las masas de la época pero bastante más lograda: Las tortugas ninja), su argumento y diálogos son de un infantiloide que producen urticaria.
Si por aquellas cosas raras del ser humano alguien le ha entrado el gusanillo de revisarla que se espere al final de los títulos de crédito, que hay sorpresilla.
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