viernes, junio 26, 2009

Executive Koala

Executive Koala, Minoru Kawasaki 
Tamura es un ejecutivo de una empresa, hasta ahí nada anormal, salvo por el detalle que Tamura es un koala. Pero él no es el único animal humanizado, el presidente de su empresa es un conejo blanco y el dependiente del super es una rana. Cosa que al resto del mundo, todos personas humanas, parece no molestarles y hacen una vida normal.
Un buen día a Tamura le visita la policía ya que su novia ha sido encontrada muerta, eso y que su exmujer desapareció tiempo atrás sin que nadie supiera que fue de ella le convierten en el principal sospechoso del asesinato, y el hecho de que tenga perdidas pasajeras de memoria tampoco le ayudarán mucho a saber que pasó.

 Executive Koala, Minoru Kawasaki
Executive Koala
es una de esas idas de olla que tanto le gustan a los japos, como si les hubiera dado por hacer su propio Donnie Darko. Nada más empezar nos encontramos unos títulos de crédito que podrían perfectamente pertenecer a cualquier serie de animación, con una música que parece sacada del Katamari y cantada por Manolo Escobar. Luego está ese koala gigante que recuerda a los conejos de Lynch y que parece que a nadie le importe su condición como sucedía en Porco Rosso o en el clip de Daft Punk.

Al igual que en
Audition aquí la cosa empieza como una comedieta y va mutando a su antojo, ya sea en un slasher, en una de artes marciales, drama carcelario, un musical o en terror onírico made in Lynch. De todos estos cambios uno ya ni se sorprende sabiendo que el director es Minoru Kawasaki (
otro como Takashi Miike, que te hace 5 o 6 pelis por año), que un año antes ya había eruptado otra marcianda como The Calamari Wrestler, donde un calamar gigante se convertía en estrella de pressing catch.
 Executive Koala, Minoru Kawasaki
Y seguramente es ese cambio constante de géneros que le hace naufragar en sus escasos 90 minutos, con unos altibajos bastante importantes, a la vez que hay escenas que se notan descaradamente de relleno y otras alargadas hasta la extenuación porque el guión no les daba para más, ahí está la escena final, por ejemplo. ¿Recordamos la pelea de 6 minutos de
Están vivos? Pues eso pero a lo bestia.

Ya sabemos que los japos tienen esa forma de actuar tan suya pero los de esta película simplemente lo hacen de pena, no hace falta prestar mucha atención para ver como alguno se le escapa la risita en medio de la toma.
Y si a todo eso le añadimos que es más que evidente la falta de presupuesto y que esta rodada de una forma muy ramplona pues tenemos una caquita difícil de digerir.
Una verdadera lástima porque el film desprende torrentes de originalidad por todos lados pero ha caído en manos equivocadas.