Hay una generación que, a mediados de los 80, acabó traumatizada por esta miniserie. Sin lugar a dudas, si hiciéramos una encuesta, la imagen icónica sería la de ese niño vampiro envuelto por la niebla llamando a la ventana de su hermano. Escena que, en un golpe de maestría de Tobe Hooper, se rodó al revés para conseguir unos extraños movimientos de los actores. Lo mismo que haría una década después David Lynch para las escenas de la habitación roja en Twin Peaks.
A finales de los 70 empezó la fiebre por llevar a la gran pantalla la obra de Stephen King después del éxito de Carrie a manos de Brian de Palma. El misterio de Salem's Lot comenzó a gestarse para su estreno en cines, pero los primeros borradores del guión (a cargo de Larry Cohen, que años después volvería a involucrarse en la novela, como veremos más adelante) dejaban claro que la novela original (en su primera edición patria editado como La hora del vampiro y en sucesivas ediciones ya se quedó como El misterio de Salem's Lot) se quedaba en poca cosa para una duración estándar, lo que hizo que la Warner la enfocase a formato miniserie, que en aquella época estaban cogiendo fuerza en la televisión yanki.
Ya con Tobe
Hooper en la dirección, después de la decepción que acabó siendo Trampa mortal (su siguiente film después de La matanza de Texas) y largarse durante los primeros días del rodaje de The dark, y con un guión final a cargo de Paul Monash (un clásico en escribir para series de televisión), la cosa empezó a rodar.
Estrenada en la televisión yanki en 1979, aquí llegó a los cines en una
versión recortada a escasos 100 minutos, y titulada para la
ocasión como Phantasma II (El misterio de Salem's Lot). Cosas de la
distribuidora, que pensó que el invento funcionaria mejor si se la
emparentaba con el Phantasma de Don Coscarelli. Esta versión cinematográfica, además, contaba con planos rodados exclusivamente para la ocasión, mucho más violentos, ya que la censura de la televisión no permitía tanta violencia.
No sería hasta mediados de los 80 que pudimos ver por TVE la versión miniserie de 3 horas, donde Bean Mears, un escritor (un recurso clásico en la obra de King) que viaja hasta el pueblecito de Salem's Lot, donde pasó su infancia, con la intención de escribir sobre una mansión llamada Marsten. Su primera intención es alquilarla, pero la finca ya tiene inquilinos: los señores Straker y Barlow. El primero es un hombre que regenta una nueva tienda de antigüedades en el pueblo, el segundo, su socio, nadie lo ha visto.
Pero la normalidad del clásico pueblecito dará paso a la desaparición de un niño y extraños sucesos, lo que hará que el escritor empiece a investigar qué está ocurriendo.
Protagonizada por David Soul (el famoso Hutch), James Mason (el espía de Con la muerte en los talones), Geoffrey Lewis (padre de Juliette y un clásico en las películas de Clint Eastwood), Bonnie Bedel (la mujer de Bruce Willis en la saga Jungla de cristal) y Julie Cobb (ex-mujer de James Cromwell, que años después aparecería en la nueva versión). Aunque, el gran olvidado y que ni siquiera salía acreditado en el film es el actor que encarna a Kurt Barlow, o lo que es lo mismo, el gran vampiro, interpretado por ese señor con cara rara llamado Reggie Nalder, el que recordaremos por ser el hombre del chubasquro amarillo en El pájaro de las plumas de cristal de Argento o el asesino de El hombre que sabía demasiado. Con esos rasgos era difícil no encasillarlo como el malo de turno.
Sin duda el actor es el que peor lo debió pasar en el rodaje con todo ese maquillaje y unas lentillas que no podían utilizarlas durante más de media hora seguida. Curiosamente éste fue uno de los detalles que menos gustaron a King, ya que en su novela el vampiro no tenía nada que ver con la que ideó Hooper, mucho más cercano al vampiro "animal" del Nosferatu de Murnau. Además de hacer muchos cambios a nivel de guión como combinar varios personajes en uno solo. Posiblemente esto sea un handicap para los que hayan leído la novela, pero hay que reconocerle todas las bondades que las tiene y muchas: un vampiro realmente aterrador, secuencias con atmósfera intrigante y muchos pantalones de campana.
No sería hasta mediados de los 80 que pudimos ver por TVE la versión miniserie de 3 horas, donde Bean Mears, un escritor (un recurso clásico en la obra de King) que viaja hasta el pueblecito de Salem's Lot, donde pasó su infancia, con la intención de escribir sobre una mansión llamada Marsten. Su primera intención es alquilarla, pero la finca ya tiene inquilinos: los señores Straker y Barlow. El primero es un hombre que regenta una nueva tienda de antigüedades en el pueblo, el segundo, su socio, nadie lo ha visto.
Pero la normalidad del clásico pueblecito dará paso a la desaparición de un niño y extraños sucesos, lo que hará que el escritor empiece a investigar qué está ocurriendo.
Protagonizada por David Soul (el famoso Hutch), James Mason (el espía de Con la muerte en los talones), Geoffrey Lewis (padre de Juliette y un clásico en las películas de Clint Eastwood), Bonnie Bedel (la mujer de Bruce Willis en la saga Jungla de cristal) y Julie Cobb (ex-mujer de James Cromwell, que años después aparecería en la nueva versión). Aunque, el gran olvidado y que ni siquiera salía acreditado en el film es el actor que encarna a Kurt Barlow, o lo que es lo mismo, el gran vampiro, interpretado por ese señor con cara rara llamado Reggie Nalder, el que recordaremos por ser el hombre del chubasquro amarillo en El pájaro de las plumas de cristal de Argento o el asesino de El hombre que sabía demasiado. Con esos rasgos era difícil no encasillarlo como el malo de turno.
Sin duda el actor es el que peor lo debió pasar en el rodaje con todo ese maquillaje y unas lentillas que no podían utilizarlas durante más de media hora seguida. Curiosamente éste fue uno de los detalles que menos gustaron a King, ya que en su novela el vampiro no tenía nada que ver con la que ideó Hooper, mucho más cercano al vampiro "animal" del Nosferatu de Murnau. Además de hacer muchos cambios a nivel de guión como combinar varios personajes en uno solo. Posiblemente esto sea un handicap para los que hayan leído la novela, pero hay que reconocerle todas las bondades que las tiene y muchas: un vampiro realmente aterrador, secuencias con atmósfera intrigante y muchos pantalones de campana.
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Michael Moriarty (Troll) es un reportero cabrón que tiene que hacerse cargo de su hijo, así que aprovecha para llevárselo a su pueblo natal, Salem's Lot. Allí comenzará a notar que algo raro hay en el lugar: de día el pueblo está prácticamente desierto, mientras que al caer la noche la cosa se anima. El asunto podría ser interesante, pero Cohen nos lo hace pasar mal con un desarrollo monótono y aburrido, unos protagonistas antipáticos a los que estamos deseando que les corten el gaznate, y la falta de un vampiro que realmente nos acojone. Por ahí corre Sam Fuller haciendo de matavampiros y nazis y el debut de Tara Reid en esta secuela que se pasa por el forro el final original (SPOILER el pueblo acaba reducido a cenizas).
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2 comentarios:
Una magnífica novela y la miniserie de David Soul fué todo un fenómeno en su época. Yo fuí uno de aquellos niños traumatizados con la escena de la ventana.
Sip, y a día de hoy, más de 30 años después, sigue manteniendo el tipo muy dignamente. De lo mejorcito que ha parido Tobe Hooper.
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