Quizás alguien se acuerde todavía de Sandy Collora, aquel señor que era la comidilla de la red hace una década después de dirigir Batman: Dead end, aquel chorto del caballero oscuro que tan buen sabor de boca dejaba a todo aquel que lo veía, preguntándose como se habían conseguido semejantes resultados estando al margen de los grandes estudios. El secreto estaba en su director, un tipo que se había curtido en el mundo de los maquillajes currando para los mismísimos Stan Winston, Rob Bottin o Rick Backer, y había usado sus dotes, contactos, 30 mil dólares de su bolsillo y 4 días de rodaje para sacar adelante lo que, para algunos, era la aproximación más lograda del hombre murciélago a imagen real. Tan buen sabor de boca dejó que intentó seguir su autopromoción un año después rodando World's finest, un falso trailer que ajuntaba a Superman y Batman en su lucha contra Lex Luthor y Dos Caras, y que seguía, en cierta forma, la línea introducida en Batman: Dead end.
Tal fue la aceptación en la red por estas dos obras, que comenzó a circular el rumor que la nueva saga de Batman que estaba preparando la Warner pudiera caer en manos de Collora. Luego el alborozo se disipó con la normalidad que suele ser habitual en la red. El nuevo film del hombre murciélago acabó siendo Batman Begins y, como todo el mundo sabe, dirigido por Nolan.
¿Y qué hizo mientras tanto el amigo Sandy? Pues ya que los estudios no le daban la oportunidad de rodar un film pese a las numerosas reuniones que tuvo con los directivos (entre ellas para el proyecto de Alien vs Predator, una versión de Shazam escrita por Gary Ross -Los juegos del hambre-, y La criatura de la laguna negra), comenzó a mover un proyecto y sacar el presupuesto de debajo de las piedras si hacía falta.
Hunter Prey acabó siendo un proyecto minúsculo, filmado en México, con un grupo muy reducido y en poco más de dos semanas. Y se nota.
Se nota porque estamos ante una historia minimalista con 3 soldados que llevan a un prisionero, se estrellan en un planeta desértico y el reo escapa. A partir de ahí es la búsqueda del fugado y el posterior duelo entre perseguido y perseguidor. Y ahí está todo. Un desierto, cinco personajes (que rápidamente se quedan en dos) y a tirar millas.
Visto así puede sonar a la clásica película de presupuesto reducido, y no vamos desencaminados. Pero eso sí, los pocos elementos que han de lucir, lucen muy bien. Se nota la mano de Collora en los trajes y armaduras de los soldados (que recuerdan demasiado a cosas vistas en Star Wars) y maquillajes (hay por ahí alguno que bebe mucho de Hellboy). Lo poco que aparece la nave, evidentemente digital, es muy resultona, aunque que nadie espere ver como se estrellan al principio porque no.
Por lo demás actores desconocidos, el prota es Clark Bartram, que era el Batman del famoso chorto y los demás actores de doblaje, especialistas y cosas por el estilo.
Hunter Prey se puede aguantar muy justitamente gracias a que apenas pasa los 80 minutos, pero una historia de dos personajes que se persiguen en un desierto no da para mucho más. Por momentos uno tiene la sensación de ver la clásica peli amateur hecha por fans con una buena cámara HD y algo de mañana para hacerse unas buenas armaduras. Incluso, algunosplanos son de una composición paupérrima que, seguramente, de haber contado con un equipo técnico más profesional se hubieran salvado. Y no es que es que quiera ponerla de vuelta y media, la cosa tiene su aquel sabiendo en las condiciones que se rodó, pero la cosa acaba en un quiero y no puedo.
El señor Collora deberá aplicarse más si quiere dar el salto a los grandes estudios algún día.
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