sábado, diciembre 31, 2011
jueves, diciembre 29, 2011
11-11-11
Me encanta ver pelis que pasen en mi ciudad, Barcelona. Prefiero las que tienen un par de décadas, por aquello de recordar como era en mi niñez, pelis estilo La cripta, El ojo en la oscuridad... Aunque tampoco hago ascos a las que son más actuales, La tabla de flandes, Fausto 5.0 o el Faust de Brian Yuzna.
El problema reside que el argumento está muy manido, con demasiados clichés, y el supuesto giro final nos deja totalmente fríos.
Para los que tengan curiosidad por ver como ha quedado Barcelona, mejor pasen de largo. Aunque aparece en todo el metraje (incluso al principio donde el prota tiene un accidente en USA, pero se nota descaradamente que es Barna), no está del todo explotada. Muchos planos de la Sagrada Familia, Plaza España, etc. cuando el protagonista llega a la ciudad, pero luego poquita cosa.
Me parece muy interesante que cuando los americanos ruedan aquí utilizando su códigos cinematográficos, no funcionan en absoluto. Es decir, si vemos a Eddie Murphy en Nueva York en coche y que justo cuando ha de bajar encuentra sitio y encima ni se molesta a cerrar el coche con llave, nos lo creemos. En cambio cuando cambiamos Nueva York por Barcelona, esa misma escena nos parece totalmente irreal.
Como suele pasar en estos casos nos encontramos algunos actores de la tierra, pero todos muy justitos, que serán más reconocidos para los que vean los culebrones del mediodía que para el público general.
Para pasar el rato ya nos vale, así que tampoco hay que masacrarla. Eso si alguna vez la estrenan, aunque pondría la mano en el fuego a que acaba saliendo directamente a DVD.
martes, diciembre 27, 2011
Los fantasmas atacan al jefe
Uno todavía se sigue maravillando de la poca vergüenza de las distribuidoras. Vale que productoras pequeñas (y rancias) se quieran aprovechar de algún éxito de las grandes productoras o que las distribuidoras nacionales cambien el título original para sacar partido, como en su momento pasó con Tiburón 3. Y este el caso que nos ocupa, pero para más inri detrás de la jugada tenemos una multinacional como CIC Vídeo, que básicamente era la Paramount.
Quitando todas estas triquiñuelas publicitarias nos encontramos una revisión del Cuento de Navidad, esta vez ambientada en los 80, en un canal de televisión dirigido por un cabronazo que hace la vida imposible a sus trabajadores, con el "todo por la audiencia" por montera. Como esa escena donde emite un anuncio ultraviolento y una anciana muere al verlo y para su regocijo utiliza la muerte como publicidad. Evidentemente nos encontramos en fechas navideñas y el tipo ha de recibir una lección de la mano de unos fantasmillas.
Así que si a la estupenda música de Elfman le añadimos un inspirado Richard Donner en la dirección, un reparto muy de la época (Murray, Karen Allen, Robert Mitchum, Bobcat Godthwait —el heavy de Loca academia de policia—, Michael J. Pollard —el chaval de Bonnie and Clyde o el de los inventos de Tango y Cash—, Lee Majors, Anne Ramsay —la mala de Los goonies—).
Pero no todo podía ser maravilloso. La cosa empieza muy bien con ese Papa Noel en medio de un tiroteo en el Polo Norte, o los anuncios de la programación que parecen un cruce de los de Permanezca en sintonía o Perseguido. Y por supuesto con la vena cabronza de Murray; hasta acepto algún tinte de lágrima fácil cuando viaja la pasado o la historieta del chaval que no habla. Pero cuando llegamos al final... ¡ay, señor Donner! como se nos vio el plumero. Cuando llegamos al final se nos caen los cojones al suelo con una escena que tira por tierra todo el trabajo hecho para imponer un final made in USA.
domingo, diciembre 25, 2011
Entre tomas (IV)
Mi primer contacto con Brian de Palma fue en el lejano 1990, cuando en Noche de lobos emitieron Hermanas. Peli que ni me dio miedo, ni me gusto en exceso. ¿Qué quieren? Tenía 10 añitos. En aquella época si una peli de terror no tenía monstruitos o espíritus, difícilmente me iba a ganar.
Fue precisamente Hermanas la película que hizo que el nombre de Palma comenzara a ser conocido y con la que se le colocó la etiqueta de director hitchconiano. A partir de ahí encadenó éxitos y fracasos, pero que en su mayoría quedan en los anales del cine: El fantasma del Paraíso, Carrie, Vestida para matar, El precio del poder, Los intocables de Elliot Ness, Misión imposible... es un no acabar.
Con una infacia difícil, donde siempre estaba en competición con su hermano mayor y fue el detonante para que sus padres acabaran divorciándose, rodó Una familia de locos (Home movies, 1980), un film que contenía altos tintes biográficos y que en parte fue financiado por Spielberg y George Lucas. La película era un proyecto de los estudiantes a los que impartía clase en el Sarah Lawrence College, en los que ajuntó a alumnos con actores profesionales (Nancy Allen, Kirk Douglas, Gerrit Graham...). Aunque pese a esos tintes biográficos el director siempre ha dicho que "el cine es la mentira venticuatro veces por segundo".
Tipo difícil (Michael Caine decía que el mayor elogio que era capaz de hacer en un rodaje era "la toma vale") que forma parte de la misma generación que Spielberg, George Lucas y Coppola, pero a diferencia de ellos ni ha creado su productora, ni nunca ha estado considerado un director de éxito asegurado. Como él mismo dijo "uno solamente puede llamarse director si ha sido capaz de llevar a la quiebra a una productora".
jueves, diciembre 22, 2011
Muertos de risa
Después de ver el último moco reseco que ha parido Álex de la Iglesia (que seguramente habrá sido más divertido el rodaje que lo finalmente editado) para vender mortadela y fiambre, estaría muy bien recuperar esa pequeña joya del humor negro y bilis que tiene en su filmografía.
martes, diciembre 20, 2011
Supergirl
A mediados de los 80 la franquicia de Superman comenzaba a dar síntomas que la fórmula se agotaba, al menos en taquilla, donde los millones recaudados iban menguando de forma alarmante. Así que es lógico que se buscaran nuevas vías para seguir explotando el cómic de Siegel y Shuster.
La más lógica era tirar por un spin off protagonizado por otros personajes, y ¿qué era más lógico que buscar el target femenino con Supergirl?
Así que tenemos al productor de Superman ofreciendo cheques a todas las estrellas de Hollywood para que pusieran el careto en esta nueva película. Al final se tuvo que contentar (que no es poco) con Faye Dunaway como la mala de la función, Mia Farrow como madre de Supergirl y un pequeño papel de Peter O'Toole haciendo de no se sabe muy bien qué. Y como suele pasar en estos casos, el papel protagonista acabó en manos de una debutante, Helen Slater, que luego la veríamos en El secreto de mi éxito o en 12:01. Testigo del tiempo, un telefilm de culto con viajes temporales de la mano de Jack Sholder.
Ya sabemos como va esto de los cómics. Muchas sagas, universos paralelos, spin off... vamos, que que llega un momento que saber si han sido respetuosos con el personaje es casi un milagro.
Decir que Supergirl es mala sería ser demasiado cruel, juega algunas divisiones por encima de Catwoman. El film de Jeannot Swarc funciona más (y mejor) como divertimento psicotrópico, bastante más cercano a locuras sin pies ni cabeza como Barbarella o los Spiderman de Nicholas Hammon.
Años después apareció un Director's cut que incluía media hora más. Recordemos que la versión estrenada ya nos llevaba hasta las dos horazas. Así que no sé quien es el guapo que se quedaría con ganas de más.
domingo, diciembre 18, 2011
Entre tomas (III)
De niño es fácil tener miedo de muchas cosas, la imaginación hace malas pasadas y una chaqueta colgada en el perchero durante la oscuridad de la noche puede adoptar mil formas, a cada cual más horripilante. Pero si algo me daba pavor de niño era la transformación de Michael Jackson en el videoclip Thriller. No había nada más eficaz para que me comportase y dejase de hacer trastadas que la amenaza de poner en el vídeo el clip. Aquello no me asustaba, eso es decir poco, me acojonaba como pocas cosas. Seguramente porque el hombre lobo era el monstruo que me daba más respeto. Pero esta transformación tenía un plus. La gran mayoría piensa que era un hombre lobo, pero no, realmente era un hombre pantera.
jueves, diciembre 15, 2011
Catwoman
Habiendo visto las Catwoman de Julie Newmar, Eartha Kitt y Michelle Pfeiffer (no nos olvidemos que Adrianne Barbeau le puso la voz en la serie animada de los 90) ya nos podemos hacer una idea de lo delicado que es interpretar el personaje. La línea que separa lo correcto a la vergüenza ajena es finísima.
Ya desde el estreno de Batman Returns salió la noticia de una película que la protagonista absoluta fuera Catwoman, nada de hombre murciélago, ni chicos mandarina.
Todo ello bajo la batuta de Tim Burton, que había quedado encantado con el personaje, y, por supuesto, Michelle Pfeiffer, que al parecer tenía un contrato firmado, bajo los rasgos de la mujer gato.
El tiempo fue pasando y de la película nunca más se supo. Quizá porque Burton acabó escaldado de todo lo que oliera a Gotham City después de los palos que le dieron, porque prefirió hacer otros films o simplemente la Warner no estaba por la labor.
Curiosamente han tenido que pasar la friolera de casi 20 años para que Burton y Pfeiffer volvieran a trabajar juntos en la todavía no estrenada Dark Shadows.
La cuestión es que mas de diez años después apareció la película de Catwoman, que, al parecer, contó con el estratosférico número de 30 guionistas, aunque al final sólo hay 4 acreditados de forma oficial.
El "afortunado" que se convirtió en director del entuerto fue Pitof (Jean-Christophe Comar). Una elección cuanto menos curiosa, ya que el francés era más conocido por haber estado detrás de los efectos especiales de los films de Jeunet y Caro, y solamente contaba con una película como director, la infravalorada Vidocq.
El director, en cuanto leyó el guión presentó a la Warner una versión alternativa, pero la productora la rechazó por ser demasiado personal y poco comercial.
Para protagonizar el film se contó con una Halle Berry (que personalmente nunca la he visto muy adecuada para el papel) en alza después de ganar un Oscar, y como contrincante usaron la clásica estratagema de poner un cara de primera fila, Sharon Stone.
Si todos estos elementos ya hacían presagiar que las cosas no iban por el buen camino la cosa acabó de explotar cuando aparecieron por la red los diseños del traje de Catwoman. Todo el mundo coincidía, eso era un fake. Aquellos atuendos parecían más propios de una sesión de sadomaso que el traje de un personaje de cómic.
Catwoman fue vapuleada por la crítica (y con razón) y por el público (con más razón aun, que estos han de pagar), cosechando un fracaso en taquilla que le impidió recuperar los 100 millones de dólares de presupuesto.
Antes comentaba lo delicado que es el personaje, es muy fácil pasarse de la raya. Y es justamente eso lo que hace Berry, pasarse pero bien pasada.
A la película le llovieron premios Golden Raspberry (los anti Oscar), con la peculiaridad que Berry lo recogió in person, eso sí, criticando a su representante: "la próxima vez, asegurate de leer primero el libreto”. Ni que ella no tuviera ojos para hacerlo.
Cualquier parecido con universo Batman y este film es puramente anecdótico. Nada, absolutamente nada tiene del cómic. O lo que s lo mismo, como coger el nombre de alguna obra conocida y hacer una película que no tenga nada que ver salvo el título y poco más. Algo así como aquel Spiderman setentero, pero a este se le perdona porque ni tenían presupuesto ni había los medios para hacer algo con cara y ojos.
Catwoman es mala, muy mala. Con momentos que causan auténtica vergüenza ajena, montones de planos ultra rápidos de la ciudad, efectos terriblemente malos, una actriz que es para darle con un calcetín sucio y una historia plana hasta decir basta. Ni siquiera el clásico recurso de agarrarse al malo de turno como un clavo ardiendo nos servirá de salvavidas, porque Sharon Stone sale muy guapa pero tampoco se le ve muy motivada salvo por coger el cheque. Y eso que su personaje tenía ciertos ramalazos de Clayface.
La única forma de aguantar un pase en la tele es un domingo al mediodía mientras hacemos la siesta, y con el volumen bajito.
martes, diciembre 13, 2011
El enigma de Jerusalén
En unas excavaciones cercanas a Jerusalén se encuentra el cuerpo de un hombre que data de 2.000 años atrás, con el detalle que lleva empastes. Y para más sorpresa junto a él encuentran el manual de una videocámara que todavía no se ha fabricado.
domingo, diciembre 11, 2011
Entre tomas (II)
Este director chaparraete con pinta de hawaiano (básicamente porque lo es), se ha labrado toda una carrera entre la serie B y Z. Empezó en esto del cine como ayudante en producciones japonesas a principios de los 70, para luego volver a los USA.
martes, diciembre 06, 2011
Guerra sucia
Que me perdonen los más puristas, pero Juan Piquer Simón era un adelantado. Cuando en estas tierras se tiraba o bien por el cine de autor o las comedietas de humor grueso y chicas destapadas, él prefirió tirar por un cine más espectacular (dentro de sus limitaciones, que eran muchas) y buscando la gracia del mercado internacional.
Con su primer largo, Viaje la centro de la tierra, buscó adaptar la obra de alguien conocido a nivel mundial porque eso le facilitaba enormemente vender el film a distribuidoras de todo el mundo (aparte de rodar en inglés). Viendo que la jugada le salió bien (según él, sacaron un beneficio del 300%) siguió por estos derroteros de hacer un cine enfocado para vender más allá de las fronteras hispánicas, pero en lugar de adaptar obras conocidas prefirió copiar el estreno revienta taquillas procedente de los USA. Que los yankis sacaban Superman, él Supersonic Man; que se ponía de moda el slasher con Viernes 13 a la cabeza, Piquer se sacaba de las chistera Mil gritos tiene la noche; ¿alguien dijo E.T.?, pues tenemos Los nuevos extraterrestres; que nos venía una oleada de pelis marinas como Abyss o Profundidad 6, él nos regala La grieta.
A partir de ahí la cosa se le comenzó a torcer con producciones mucho más modestas, como La mansión de los Cthulhu, que ya no tuvieron ningún tipo de repercusión.
Una de las muchas facetas del director valenciano, aparte de meterse de lleno en sus producciones (ya fuese con el guión, efectos especiales, decorados, etc.), era la producir obras ajenas, normalmente producciones muy pequeñas con tufo a exploitation, ahí tenemos Escalofrío o Más allá del terror. Films de los que siempre acababa teniendo rencillas con el director de turno y acababa rodando escenas o controlando el montaje.
Guerra sucia es sin duda una curiosidad dentro de la filmografía del director valenciano. Básicamente por su escapismo al thriller de espías, mafias y ajustes de cuentas; muy alejado de su elemento habitual, el cine fantástico, lleno de monstruos, hombres musculosos en mallas y aventuras exóticas en continentes mitológicos.
Aquí nos encontramos las andanzas de un mercenario, un tipo que no se quita sus Ray-Ban ni para cagar, que se acuesta con todo lo que se menea y tenga dos cromosomas X, y se cepilla quien se atreva a llevarle la contraria.
Estamos ante una serie Z con todas las de la ley, donde presenciamos multitud de escenas recicladas de algunas de sus películas anteriores y un documental sobre la visita de Juan Pablo II a las tierras del toro y la pandereta, muy poco le importa a Piquer que el formato cambie de un plano a otro o que veamos escenas donde los mismos malos de SuperSonic Man corretean por la misma central nuclear que en la susodicha. Pero tampoco le podemos pedir más a un subproducto que costó escasos 9 millones de pesetas (54.000 euros) y que su única intención era la de venderla en el mercado internacional de Milán al mejor postor, que acabó siendo la Cannon.
Decir que es mala es decir poco. Seguramente nadie se acordaría de ella si su director no fuese quien es. Y ni eso, porque Piquer ni siquiera firmó con su nombre (quizá a sabiendas de la baja calidad de la cinta), si no que aparece acreditado como Alfredo Casado, el que era su socio.
A los que les guste el Piquer de muñequitos, maquetas y cromas casposos, quedarán decepcionados, a los que les vaya los thrillers de espías y explosiones, quedaran decepcionados. Conclusión, decepción al canto.
jueves, diciembre 01, 2011
Entre tomas (I)
martes, noviembre 29, 2011
Satán, fuerza del mal
Satán, fuerza del mal es un telefilm que intenta seguir la lejana estela de El exorcista. Para eso se vale de un colegio interno femenino en el que hay extraños sucesos, como que la gente muera por combustión espontánea. No podrá faltar la aparición de un sacerdote que, después de morir y aparecer en el limbo, recibe la misión de volver entre los vivos para perseguir a las presencias satánicas.
domingo, noviembre 20, 2011
El cuchitril de Joe
En la primera mitad de los 90 todos conocíamos a la Mtv, pero pocos la seguían, básicamente por la necesidad de tener una parabólica, cosa más bien rara en la mayoría de hogares. Años después llegaría el Canal Satélite y Vía Digital, pero eso es otra historia.
La cuestión es que uno se iba enterando de las movidas de la Mtv gracias al Virgin Megastore que teníamos los barceloneses en pleno centro de la ciudad. Sin internet o Fnac, y pasando de ir a El corte inglés, el Virgin era lugar de peregrinación forzosa para los que nos gustase perder el tiempo entre pelis, discos y videojuegos. Aparte que tenían una máquina de realidad virtual la cual, si no recuerdo mal, te cobraban 500 pelas por 10 minutillos.
Sin duda la gracia era la cantidad de material de importanción que abundaba en las estanterias, ya fuesen videojuegos, libros o pelis. Y aquí es donde quería llegar, ya que te podías encontrar un montón de material de la Mtv, como la serie animada de Aeon flux, The head o recopilaciones de Liquid television.
Lamentablemente la tienda se fue al pique (básicamente por culpa de sus exageradísimos precios) y en verano del 98 cerró sus puertas, no sin antes haber hecho unos días de liquidación, con colas que atravesaban Passeig de Gràcia. Actualmente el local alberga un Zara. Muy triste.
La cuestión es que a mediados de los 90 nos encontramos en los videoclubs la primera película producida por el canal musical: El cuchitril de Joe (luego vendrían Beavis & Butt-head recorren América, Zoolander o Napoleon Dynamite).
En el film nos topamos con un tal Joe, un garrulillo venido del pueblo que viaja hasta Nueva York con la intención de encontrar un buen trabajo. El tío, al que nada más bajar del autobús le roban unas cuantas veces, busca un piso donde vivir, pero claro, con el poco dinero que tiene poca cosa puede conseguir. Por una serie de casualidades se hace pasar por hijo de una mujer que acaba de morir y no tiene familia para poder quedarse su piso: un apartamento de renta antigua.
Lo que le chaval no sabe es que el piso está infestado de cucarachas, además que unos mafiosos quieren dejar el edificio sin inquilinos para derribarlo y construir una mega cárcel en el terreno.
En 1992 apareció en Mtv un chorto donde unas cucarachas le estropeaban el plan al chaval que vivía en el piso. El chorto, de un tal John Payson, cayó en gracia y tuvo el suficiente éxito para que el canal televisivo decidiera hacer un largometraje.
El propio Payson se encargaría de escribir el guión (con el que estuvo un año) y dirigirla. Los efectos especiales correrían a cargo de Blue Sky Productions (que luego trabajarían en El club de la lucha, Titan A.E. o Tigre y dragón) que se estarían otro año para la postproducción incorporando las cucarachas digitales a lo rodado, gracias al trabajo de 14 artistas digitales que se encargaron de trabajar en las 200 tomas que necesitaban de CGI.
El cuchitril de Joe, que tenía como a productor a Griffin Dunne (prota de Jo, ¡qué noche!), fue un fracaso en los USA. No solo porque recaudó menos de dos millones de dólares habiendo costado 13, si no porque tuvo unas críticas demoledoras, catalogándola como una de las peores películas de la historia.
Sin duda tacharla como uno de los peores bodrios jamás filmados es excesivo. Aunque entiendo que haberla estrenado en cines le hizo mucho daño, de haber pasado como aquí, con un estreno directo a vídeo, se le hubiera dado otro trato, mucho más acorde al producto que es.
Pero siendo un film que bebía en exceso de ese lenguaje televisivo tan cartoon que veíamos en Beakman's world o Parker Lewis Can't Lose, el público que la vio en cine se quedaría con cara de lelo. A lo que tampoco ayudaría un actor tan malo como Jerry O'Connell o un desaprovechadísimo Robert Vaughn haciendo de senador al que le gusta travestirse.
Curiosamente con el tiempo ha ido cogiendo cierto estatus de culto, seguramente por lo original de su propuesta (no deja de ser un musical con cucarachas) y lo descacharrante de su realización.
jueves, noviembre 17, 2011
El secreto de mi éxito
El secreto de mi éxito es sin duda, y de forma superior a Wall Street, una recreación perfecta de lo que fueron los 80 dentro del marco de los yuppies. Toda una plasmación del sueño americano, empezar desde lo más bajo y llegar a lo más alto, pisando a quien haya que pisar o follándose a quien haga falta, incluso si es a tu tía (como es el caso del film).
Si nos acercamos mucho a la pantalla mientras la vemos seguro que podremos oler la laca de todos esos ejecutivos que se pasean por los fotogramas, cargados de maletines, corbatas y mullets mientras pasean por esa Nueva York de postal que en el film nos la enseñan de todas las maneras posibles: atardeceres, soleada, la urbe en toda su ebullición... sin duda Holllywood nunca fue mejor anuncio para los turistas.
Una de las muchas maravillas del film es su condición (!equivocadísima!) de cinta juvenil. Pero que el hecho que esté protagonizada por Michael J. Fox no nos nuble la vista. Que este metro sesenta con patas y un eterno flequillo acabara de sacarse de la manga un Regreso al futuro y un Teen wolf (así a saco, una detrás de otra, como el que no quiere la cosa) puede llevarnos a equívoco, pero Miki ya estaba cansado de su imágen teen con solo 2 películas como protagonista absoluto, pero montones de horas en tv y telefilms ya la habían explotado hasta el infinito y más allá.
De ahí se explica su ímpetu para lanzarse con balas (de fogueo) como Rock star, Noches de neón, Corazones de hierro o ese inteligentísmo auto retrato que es Colegas a la fuerza.
El secreto de mi éxito parece parida por algún italiano de los 70. Me aventuro con un Mariano Laurenti o un Luigi Russo a la dirección de una segunda parte donde nos expliquen que pasa en las alcobas de la casa del tío Prescott.
Es difícil entender como un producto para el lucimiento de Michael J. Fox (los más de 100 millones recaudados en el mundo lo avalan) es capaz de acercarse tanto a cualquier italianada parida para la explotación de la pilingui del momento dispuesta a enseñar todas sus virtudes en pantalla. Y ese es el único elemento que le falta a este film, algo más de carne.
Y quien mejor que los guionistas de Top Gun para dejarle en bandeja de plata este suculento plato a Herbert Ross, director que tenía el culo pelado de reirse en los morros de Woody Allen (Sueños de un seductor), Barbra Streisand (Funny lady), Walter Matthau (La pareja chiflada) o Kevin Bacon (Footloose). Y si a ese guión portentoso le añadimos a Helen Slater, que poco antes había subido a los altares de Hollywood para pegarse el gran morrazo con Supergirl (de la que ya hablaremos), y una cachonda y húmeda Margaret Whitton, mejor que mejor. Aunque tampoco debieramos olvidarnos de Richard Jordan y Fred -Herman Munster- Gwynne.
Estoy totalmente convencido que la única intención del director era hacer una nueva versión de El graduado para el público de los 80. Demasiadas similitudes para que los protagonistas de ambos films casualmente no levanten un palmo del suelo.
Que sí, que la peli está muy bien (¡salvo por el último cuarto de hora puramente made in Hollywood!), Michael J. Fox mola y su tía nos pone cachondos, pero si por algo nos acordaremos es por su banda sonora, con el clásico Oh yeah! de Yello (su otro tema mitiquísimo es The race, y si no que se lo digan a Mikimoto), carne de cañón para cualquier banda sonora que se preciase en los 80 y para Duffman.