Entre tomas (III)

Michael Jackson, antes de ser blanco, y John Landis

De niño es fácil tener miedo de muchas cosas, la imaginación hace malas pasadas y una chaqueta colgada en el perchero durante la oscuridad de la noche puede adoptar mil formas, a cada cual más horripilante. Pero si algo me daba pavor de niño era la transformación de Michael Jackson en el videoclip Thriller. No había nada más eficaz para que me comportase y dejase de hacer trastadas que la amenaza de poner en el vídeo el clip. Aquello no me asustaba, eso es decir poco, me acojonaba como pocas cosas. Seguramente porque el hombre lobo era el monstruo que me daba más respeto. Pero esta transformación tenía un plus. La gran mayoría piensa que era un hombre lobo, pero no, realmente era un hombre pantera.

Tal fue el grado de éxito del clip que se llegó a lanzar en vídeo una cinta con el clip integro (14 minutazos) y un making of, algo fuera de lo normal en nuestro virginal mercado videográfico.

La gente se acuerda de la coreografía de los zombis, pero a mi me daba canguelo ese principio con el homenaje a las clásicas series B de monstruos. Por eso siempre me cagaré en las muelas de John Landis y Rick Baker, por hacer las cosas demasiado bien y amargarme las noches de luna llena.