El secreto de mi éxito es sin duda, y de forma superior a Wall Street, una recreación perfecta de lo que fueron los 80 dentro del marco de los yuppies. Toda una plasmación del sueño americano, empezar desde lo más bajo y llegar a lo más alto, pisando a quien haya que pisar o follándose a quien haga falta, incluso si es a tu tía (como es el caso del film).
Si nos acercamos mucho a la pantalla mientras la vemos seguro que podremos oler la laca de todos esos ejecutivos que se pasean por los fotogramas, cargados de maletines, corbatas y mullets mientras pasean por esa Nueva York de postal que en el film nos la enseñan de todas las maneras posibles: atardeceres, soleada, la urbe en toda su ebullición... sin duda Holllywood nunca fue mejor anuncio para los turistas.
Una de las muchas maravillas del film es su condición (!equivocadísima!) de cinta juvenil. Pero que el hecho que esté protagonizada por Michael J. Fox no nos nuble la vista. Que este metro sesenta con patas y un eterno flequillo acabara de sacarse de la manga un Regreso al futuro y un Teen wolf (así a saco, una detrás de otra, como el que no quiere la cosa) puede llevarnos a equívoco, pero Miki ya estaba cansado de su imágen teen con solo 2 películas como protagonista absoluto, pero montones de horas en tv y telefilms ya la habían explotado hasta el infinito y más allá.
De ahí se explica su ímpetu para lanzarse con balas (de fogueo) como Rock star, Noches de neón, Corazones de hierro o ese inteligentísmo auto retrato que es Colegas a la fuerza.
El secreto de mi éxito parece parida por algún italiano de los 70. Me aventuro con un Mariano Laurenti o un Luigi Russo a la dirección de una segunda parte donde nos expliquen que pasa en las alcobas de la casa del tío Prescott.
Es difícil entender como un producto para el lucimiento de Michael J. Fox (los más de 100 millones recaudados en el mundo lo avalan) es capaz de acercarse tanto a cualquier italianada parida para la explotación de la pilingui del momento dispuesta a enseñar todas sus virtudes en pantalla. Y ese es el único elemento que le falta a este film, algo más de carne.
Y quien mejor que los guionistas de Top Gun para dejarle en bandeja de plata este suculento plato a Herbert Ross, director que tenía el culo pelado de reirse en los morros de Woody Allen (Sueños de un seductor), Barbra Streisand (Funny lady), Walter Matthau (La pareja chiflada) o Kevin Bacon (Footloose). Y si a ese guión portentoso le añadimos a Helen Slater, que poco antes había subido a los altares de Hollywood para pegarse el gran morrazo con Supergirl (de la que ya hablaremos), y una cachonda y húmeda Margaret Whitton, mejor que mejor. Aunque tampoco debieramos olvidarnos de Richard Jordan y Fred -Herman Munster- Gwynne.
Estoy totalmente convencido que la única intención del director era hacer una nueva versión de El graduado para el público de los 80. Demasiadas similitudes para que los protagonistas de ambos films casualmente no levanten un palmo del suelo.
Que sí, que la peli está muy bien (¡salvo por el último cuarto de hora puramente made in Hollywood!), Michael J. Fox mola y su tía nos pone cachondos, pero si por algo nos acordaremos es por su banda sonora, con el clásico Oh yeah! de Yello (su otro tema mitiquísimo es The race, y si no que se lo digan a Mikimoto), carne de cañón para cualquier banda sonora que se preciase en los 80 y para Duffman.
Pues a mi el tema "Oh yeah" me lleva directamente a "Todo en un día", es donde más lo explotan, suena varias veces y puedo decir que es lo único que vale de la película.
ResponderEliminarAunque "el secreto de mi éxito" no la he visto.
Por eso comento que es un tema muuuuuy recurrente en las pelis de los 80.
ResponderEliminar¿No has visto El secreto de mi éxito? Estás viviendo en pecado.
Descuida, ya la he descargado ayer mismo, también descargué "corazones de hierro"... "noches de neon" aún no la he encontrado.
ResponderEliminar"colegas a la fueza" o la descargué por recomendación tuya o me la pasaste.
¿has visto cómo me fío de tus recomendaciones?