jueves, diciembre 22, 2011
Muertos de risa
Después de ver el último moco reseco que ha parido Álex de la Iglesia (que seguramente habrá sido más divertido el rodaje que lo finalmente editado) para vender mortadela y fiambre, estaría muy bien recuperar esa pequeña joya del humor negro y bilis que tiene en su filmografía.
La idea del film nació en la época de El día de la Bestia, pero el proyecto cobró vida mientras el director vasco esperaba que David Newman (Bonnie & Clyde, Superman) le reescribiera el guión de su famosa La máscara de Fu-manchú que nunca llegó a realizarse.
En un principio la idea era que los protagonistas fueran Esteso y Pajares, este segundo llegó a tener varias conversaciones con de la Iglesia, pero al final no se sabe muy bien porqué la cosa no cuajó y se acabó fichando a El Gran Wyoming y Santiago Segura. Quizá porque el primero estaba bastante de moda gracias al Caiga quien caiga y el segundo acababa de tener el pelotazo de Torrente.
Personalmente no soy un fan del director de Balada triste de trompeta, pero por lo general sus películas me llaman porque tienen un toque que no se encuentra en el resto de producciones de este país. A excepción de Perdita durango y Los crímenes de Oxford (precisamente sus películas más internacionales y que me parecen sus peores obras), de todas sus películas encuentro grandes detalles. Otra cosa es que su filmo esté repleta del "efecto de la Iglesia", es decir, películas que empiezan francamente bien pero que no acaban de rematar la faena y acaban mal. Ahí tenemos 800 balas o Crimen ferpecto, que conforme avanza el metraje se desinflan alarmantemente.
El film trata la historia de un chulito de discoteca y un pobre imitador de Nino Bravo que, casi sin quererlo, se convierten en la pareja cómica de las españas de los 70. Todo un viaje temporal hasta los 90 que no deja de ser una excusa para retratar las miserias de la envidia, el odio y la falsedad del ser humano.
Muertos de risa me parece una joya a reivindicar. Toda ella está lleno de un humor soterrado e histérico, aderezado con un reparto lleno de caras conocidas: Jesús Bonilla, un gran Álex Angulo, Eduardo Gómez antes del subidón de Aquí no hay quien viva (aunque yo soy más de La que se avecina), Sancho Gracia o José María Íñigo, entre otros; además de los mentados Segura & Wyoming.
En su contra hay que achacarle un síndrome Forrest Gump, con esa obsesión de hacer que los protagonistas estén metidos en los fregados importantes de la historia moderna de este país (el golpe de Estado, las Olimpiadas...).
Aunque se suele catalogar como un traspiés, Muertos de risa recaudó mucho dinero (más del doble de los 3,5 millones de euros que costó), demasiado como para considerarla un fracaso. Seguramente el público en general esperaba un comedia al uso, algo mucho más cercano a Torrente. Yo mismo viví en mis carnes como era salir del cine y el personal echando pestes porque aquello no era lo que esperaban. Curiosamente, tal como ha comentado el Gran Wyoming, en Argentina es un film que tuvo much aceptación.
Sin duda, ese público no estaba preparado para encontrase lo que vieron en pantalla, humor más negro que las maracas de Machín. Bravo por Álex.
Una gran película sin duda, con un sentido del humor muy negro, tragicómico.
ResponderEliminarDe la Iglesia sabe hacer buenas pelis, otra cosa es que las ruede.
1.que lástima que no la interpretaran Pajares y Esteso
ResponderEliminar2.Aquí no hay quien viva es infinitamente mejor
3.que mala es Balada triste de trompeta