Uno todavía se sigue maravillando de la poca vergüenza de las distribuidoras. Vale que productoras pequeñas (y rancias) se quieran aprovechar de algún éxito de las grandes productoras o que las distribuidoras nacionales cambien el título original para sacar partido, como en su momento pasó con Tiburón 3. Y este el caso que nos ocupa, pero para más inri detrás de la jugada tenemos una multinacional como CIC Vídeo, que básicamente era la Paramount.
Aquí debieron pensar que no nos enteraríamos mucho con el títiulo original, Scrooged (nombre del protagonista del Cuento de Navidad de Dickens), y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que el mayor éxito de Bill Murray había sido Los cazafantasmas (de la que estaba a punto de estrenarse la secuela) pues le pusieron Los fantasmas atacan al jefe. A eso hay que añadirle la frase promocional en el cartel: "De Los cazafantasmas a Los fantasmas atacan al jefe, pero esta vez son 3 contra 1". Aunque hay que decir que en la peli recibe la visita de 4, pero bueno.
Quitando todas estas triquiñuelas publicitarias nos encontramos una revisión del Cuento de Navidad, esta vez ambientada en los 80, en un canal de televisión dirigido por un cabronazo que hace la vida imposible a sus trabajadores, con el "todo por la audiencia" por montera. Como esa escena donde emite un anuncio ultraviolento y una anciana muere al verlo y para su regocijo utiliza la muerte como publicidad. Evidentemente nos encontramos en fechas navideñas y el tipo ha de recibir una lección de la mano de unos fantasmillas.
Los fantasmas atacan al jefe es una (casi) joyita que tiene de todo: humor negro, dosis de género fantástico y una maravillosa banda sonora de un primerizo Danny Elfman.
Aquí me gustaría detenerme porque el caso de la banda sonora tuvo su miga. Elfman tenía muchas tablas gracias a su participación en el grupo Oingo Boingo, pero en cuanto a bandas sonoras estaba algo más verde, su primer trabajo en un film fue en La gran aventura de Pee Wee. Es por esa razón que tuvo que esforzarse para convencer a Richard Donner para que le escogiera para componer la banda sonora. El problema vino luego, cuando los productores dijeron que la banda sonora era demasiado tétrica (contiene muchos fragmentos que nos recuerdan a las de Pesadilla antes de Navidad y Batman returns) y al final se la recortaron mucho en el montaje final del film. Es más, el soundtrack nunca apareció publicado hasta hace poco, cuando la gente de La-la records sacó una de sus limitadísimas ediciones.
Así que si a la estupenda música de Elfman le añadimos un inspirado Richard Donner en la dirección, un reparto muy de la época (Murray, Karen Allen, Robert Mitchum, Bobcat Godthwait —el heavy de Loca academia de policia—, Michael J. Pollard —el chaval de Bonnie and Clyde o el de los inventos de Tango y Cash—, Lee Majors, Anne Ramsay —la mala de Los goonies—).
Pero no todo podía ser maravilloso. La cosa empieza muy bien con ese Papa Noel en medio de un tiroteo en el Polo Norte, o los anuncios de la programación que parecen un cruce de los de Permanezca en sintonía o Perseguido. Y por supuesto con la vena cabronza de Murray; hasta acepto algún tinte de lágrima fácil cuando viaja la pasado o la historieta del chaval que no habla. Pero cuando llegamos al final... ¡ay, señor Donner! como se nos vio el plumero. Cuando llegamos al final se nos caen los cojones al suelo con una escena que tira por tierra todo el trabajo hecho para imponer un final made in USA.
Así que si queremos disfrutar de este film es mejor darle al stop 15 minutos antes de su finalización o cambiar de canal para ver el teletienda, donde siempre hay cosas útiles en las que gastarnos el money.
Bueno, es que es una peli de navidad, y tiene el problema de los finales edulcorados de las pelis americanas. La he visto un montón de veces y me sigue gustando.
ResponderEliminarya no aguanta tan bien
ResponderEliminar