Looking for Mr. Goodbody
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Para Travolta significó un fracaso que dejó su carrera contra las cuerdas. El tipo del hoyuelo venía de protagonizar Welcome back, Kotter, una sitcom que aquí no vimos pero que en USA funcionaba muy bien y le empezó a dar fama. Después de algún telefilm (El chico de la burbuja de plástico, 1976) y alguna que otra presencia secundaria (Carrie, 1976), llegaría la fama, el estrellato y la farlopa a cucharadas con Fiebre del sábado noche (Saturday night fever, 1977) y Grease (Grease, 1977). Con semejante combo poco importaba que tuviera un traspiés (más de crítica que de taquilla) como Vivir el momento (Moment by moment, 1978), y más cuando Johnny era un mojabragas que en países como Spain, poner su foto en la portada de cualquier revista de kiosco era sinónimo de agotar los ejemplares. Cowboy de ciudad (Urban cowboy, 1980) significó entrar en los 80 con cierto éxito (aunque más lo fue su banda sonora). Impacto (Blow up, 1981) era volver a las órdenes de un De Palma que venía del éxito de Vestida para matar (Dressed to kill, 1980). Pero esta nueva colaboración, que debía ser un film de bajo presupuesto pero se hinchó ante la llegada de la estrella, acabó como un fracaso económico. Después de 2 años en blanco, la mejor opción parecía una secuela de unos de sus mayores éxitos. Staying alive. La fiebre continúa (Staying alive, 1983) se llevó críticas negativas y nominaciones a los Razzie a mansalva, pero aun y así en taquilla funcionó muy bien. Y si el film dirigido por Stallone dejaba claro aquello de "segundas partes nunca fueron buenas", no le debió quedar muy claro al actor porque su siguiente film era una reunión con Olivia Newton-John, que también había recibido lo suyo con Xanadú (Xanadu, 1980). Tal para cual (Two of a kind, 1983) fue otro quebradero de cabeza en taquilla y en críticas. Su carrera estaba totalmente en entredicho, y más cuando había rechazado protagonizar hits como American gigoló (American gigolo, 1980) y Oficial y caballero (Ann officer and gentleman, 1982).
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Y ya, por fin, su siguiente proyecto era este Perfect (Perfect, 1985). Y la idea no era mala, volvería a reunirse con el director James Bridges y el guionista/periodista Aaron Latham, con los que ya había coincidido en Cowboy de ciudad (Urban cowboy, 1980). Lo que sí era malo era todo lo demás.
Perfect es uno de esos bodrios 80teros que ni siquiera se salva por reírnos de una estética llena de hombreras y pelos cardados, porque de todo eso no hay. Es curioso, pero estéticamente la película no delata en exceso su condición de 80tera.
Por lo demás tenemos una historia totalmente estúpida, donde Travolta ejerce de periodista de la Rolling Stone (una especie de recreación del propio Aaron Latham) que, mientras está detrás de una posible conspiración de un tipo acusado de tráfico de drogas (interpretado por Kenneth Welsh, el Windom Earle de Twin Peaks), decide meterse en un club de fitness para escribir sobre todos los escarceos sexuales de los que lo frecuentan. Y por ahí se encuentra a Jamie Lee Curtis haciendo de monitora, con la que, evidentemente, querrá tener algo más que palabras.
Escenas de ligoteo barato, tipos con bigotes más ridículos que el de Aznar, Travolta y Curtis haciendo clases de pelvis que no acaban nunca... Y así durante casi dos horazas.
Decir que el film es malo es quedarse corto. Y no me extraña que le pusieran esa carátula con Johnny moviendo la cintura y sudando, la única forma de engañar al personal era que las fans del tipo cayeran embobadas a sus embestidas pélvicas.
La cosa terminó con un fracaso de aquellos bien merecidos. Jamie Lee Curtis no levantaría cabeza hasta Un pez llamado Wanda (A fish called Wanda, 1988), que mira que ha envejecido mal. Su director, James Bridges, haría la farlopada protagonizada por Michael J. Fox, Noches de neón (Bright lights, big city, 1988) y se murió. Por su parte, Travolta caería más bajo con su siguiente película, Expertos (The experts, 1989), que aquí llegó directamente a vídeo. Por fortuna para él llegó Mira quien habla (Look's who talking, 1989) un exitazo que se alargaría con dos secuelas y una serie de televisión. Y después, como ya sabrás, llegaría Tarantino y su Pulp fiction (Pulp fiction, 1994).
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