Un buen día del 81, Mark L. Lester, que empezaba hacerse un nombre como director, decidió visitar su antiguo instituto, el Monroe High School en la valle de San Fernardo. Su sorpresa fue al comprobar como había degenerado todo. Los estudiantes campaban a sus anchas, habían bandas, los profesores deambulaban por los pasillos sin ningún tipo de autoridad... En ese momento nació Curso 1984.
La película, que según Lester es de la que se siente más orgulloso, acabó siendo escrita por él mismo, John C.W. Saxton (guionista de Cumpleaños mortal y La loba de la SS) y Tom Holland (no el nuevo Spiderman, si no el guionista y/o director de Muñeco diabólico, Noche de miedo o Thinner). La idea era hacer un El justiciero de la ciudad, que en las secuelas acababa retroalimentándose del film del Lester, cruzándose con el clásico Semilla de maldad y con gotitas de La naranja mecánica.
Curso de 1984 narra la historia de un profesor de música que llega a un peligroso instituto para hacer una sustitución. En el centro se topa con un conflictivo chaval que lidera una banda que hace lo que le da la gana en el instituto: atemoriza a los demás alumnos, venden droga, contratan a chavalas para que se prostituyan... todo eso sin que ningún profesor diga ni pío, ya que su condición de menores y la falta de pruebas hacen que la policía no pueda hacer nada. Pero el nuevo profesor no se amedrenta y les planta cara, desatando un guerra muy peluda.
En la banda sonora tenemos a Lalo Schifrin, que era muy amigo de Alice Cooper y le pidió si podía hacer un tema para la película, dando lugar a I am the Future.
El film, que apenas había costado algo más de 4 millones, tuvo muchos problemas en su distribución en medio mundo por su violencia, lo que hizo que tuvieran que hacer bastantes cortes para que no la catalogasen X (en Europa tuvimos una versión de unos cuantos minutos más que la edición yanki). Aquí ya no era una violencia exagerada, era algo bastante real, que se aprovechaba de esa entradilla al comienzo del film donde se indica que en aquellos primeros 80 se habían producido 280 mil casos de violencia de estudiantes contra sus profesores. Todo muy exploitation. Pero lo que está claro es que Curso 1984 acabó siendo un film profético, adelantándose (o viéndolo venir) a un futuro donde los alumnos hacen los que les da la gana y sus padres prefieren hecharle las culpas al profesorado antes que pensar que su hijo es un ser despreciable.
Su andadura por los cines fue discreta por este factor de violencia, pero, como solía pasar en los 80, en los videoclubs encontró a espectadores deseosos de violencia y morbo.
Curso de 1999 (Class of 1999, 1990). Después de una carrera brillante en los 80, Mark Lester entró en los 90 (y en su decadencia) con esta tardía secuela que era más o menos lo mismo pero la bestialidad multiplicada por mucho. A finales de los 90 la juventud ha llegado a tales grados de violencia que las escuelas son prácticamente cárceles. En la más conflictiva de todas, la policía ni se atreve a ir, con lo que tienen que echar mano de la seguridad privada y del gobierno, que prueba un nuevo método insertando profesores que en realidad son robots extremadamente violentos.
Si bien los protagonistas son poco menos que meras comparsas, en cuestión de secundarios la cosa cambia totalmente: Malcolm McDowell (en un mini papel que rodó en dos días), Stacy Keach (con unas pintas de espanto), Pam Grier (todavía joven pero lejos de sus gloriosos días de blaxploitation) y John P. Ryan (cara habitual en pelis de la Cannon). Y a partir de ahí poco que destacar en un film flojeras, con alguna idea muy loca como las tetas biónicas de Pam Grier, los robots matando alumnos... pero con demasiadas cosas malas como un ritmo cansino que lastran el visionado. Además que toda su exageración hace que el impacto de la primera entrega acabe volatilizado, siendo esta secuela la otra cara de la moneda, ya que aquí los malos son los profesores.
Según Lester, que aquí ejercía de productor, guionista y director, su intención era hacer un cruce entre Semilla de maldad y Mundo futuro, a la par que se subían al carro de Terminator. Pese a ser un film pequeño de escasos 5 millones de presupuesto, no era tan pequeño para su productora Vestron Pictures, más habituada a la modesta serie B y que por la época pasaba por una crítica etapa económica (recordemos que acabó petando en la época de Gnomo cop). Curso de 1999 fue vendida a la Taurus (distribuidora de, entre otras, Campeón de campeones o Los ojos del diablo), que la estrenó en los cines norteamericanos muy de tapadillo, haciendo que la cosa no funcionara en taquilla ni para recuperar la mitad de lo invertido, lo que hacía difícil que la saga se pudiera alargar mucho más. En cuanto a Mark Lester, su carrera cayó a productos de serie B como Little Tokyo. Ataque frontal, para abrazar la decadencia absoluta con subproductos televisivos de dinosaurios y monstruos generados por el CGI más tercermundista para Sci-Fi Channel y su productora Titan Global Entertainment.
Curso de 1999 II. El sustituto (Class of 1999 II: The Substitute, 1994). Secuela de la secuela, una degeneración que ya poco tenía que ver con el original. Incluso, parece que, como pasa muchas veces (Noche de paz, noche de muerte), ubicarla en la saga Curso 19XX es una mera escusa para hacer una película y facturar. Si bien la segunda parte no había funcionado en cines, encontró su lugar en los videoclubs, donde ya cosechó mejores cifras, por lo menos como para hacer una nueva entrega ya directamente para el mercado doméstico y (creo) que aquí ni llegó a salir en vídeo.
Volvemos a tener una clase conflictiva y un profesor sustituto que en un principio podría ser otro androide que se dedica a liquidar a los alumnos más cabrones. Mientras tanto vemos a otro tipo que podría ser un policía que le sigue los pasos para detenerlo. Todo un batiburrillo de sin sentidos en una serie Z que a sus poco más de 80 minutos se hace más larga que un día sin pan, en la que al final nos quieren meter un giro de guión para decirnos que el supuesto androide no es tal, si no el hijo demente del profesor que encarnaba Stacy Keach en la anterior entrega, y el supuesto policía que le persigue quiere clonarlo para no se sabe qué. Una demencia dirigida por un tal Spiro Razatos que era un stuntman de serie B, y guionizada por Mark Sevi, que hizo lo mismo con Arachnid de la Fantastic Factory. Entre los actores solamente destacar a Sasha Mitchell, que aquí lo hace tan mal como lo hiciera en Kickboxer 2, 3 y 4. Menuda filmografía se ha marcado el colega.
Con la decepción de esta última entrega, la saga Curso 1984 descansa en el olvido. Aunque con la inevitable sequía creativa de Hollywood ya ha sonado para un remake, de la que quiere hacerse cargo Mark Lester con un guión que ha escrito su hijo. Veremos qué pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario