Y ahora parece que se han ajuntado algunos que han tenido/tienen mucha repercusión que hacen un repaso de películas que no se llegaron a materializar como es el caso del Dune de Joroski, Los 4 Fantásticos de Corman -que si se llegó a rodar pero "oficialmente" no tuvo estreno- (Doomed: The Untold Story of Roger Corman's the Fantastic Four) y el proyecto de Superman de la mano de Tim Burton que es el que nos ocupa.
Allá por el 96/97 contrataron a Kevin Smith para que escribiese la secuela de Bitelchús (el, en su momento, muy mentado Beetlejuice goes hawaiian). Esa reunión con los directivos dio lugar a que, de pasada, se hiciera referencia al proyecto que estaba tramando la Warner en aquel momento: un nuevo Superman. Smith acabó adjudicándose el papel de guionista, que le llevó a esas famosas reuniones con Jon Peters de las que luego ha sacado tajada en sus charlas universitarias, en las que, según el director de Mallrats, le obligó a que Superman no volase (Burton lo arregló haciendo que diera unos grandes saltos, cosa que luego se retomaría en El hombre de acero), que no llevase su conocido traje y la famosa historia de la araña gigante y osos polares. Imposiciones que Peters niega. También cambió el título previsto, de Superman reborn pasó a Superman lives.
Hago un alto para presentar a Peters. Un tipo al que se le presume cierta prepotencia, respuesta del menosprecio que recibió (y recibe) por parte de la meca del cine, dado sus inicios como peluquero de Barbara Streisand. Como él mismo dice en el documental, ”si hubiera ido a Harvard no me tratarían así". Aunque tan tonto no será cuando, sabiendo que a la Warner le caducaban los derechos de Superman, se les adelantó y los adquirió, forzando al estudio a tenerlo como productor. Gracias al encoñamiento de la cantante/actriz, el tipo se metió a producir, sacando desde descalabros económicos como Las brujas de Eastwick hasta bombazos como Rain man o el Batman del 89. Pero Peters es un personaje de tomo y lomo que acaba por sacar de sus casillas al más pintado, como es el caso de Tim Burton, que llegó a exigir a la Warner que el tipo desapareciera del rodaje de Batman Returns, siendo relegado a mero productor ejecutivo, lo que viene a ser algo así como cobrar por no meter las narices. Es por eso que siempre me extrañó que el productor eligiese a Burton para dirigir ese nuevo film de Superman.
A partir de ahí empezaría la fiesta. Burton prescinde de Smith y su guión, lo que abriría su particular guerra. Fichó a Wesley Strick, guionista en la sombra de Batman Vuelve. Ahí se empezó un periplo de miles de diseños, pruebas de vestuario, localizacines. De ahí a la incorporación de un nuevo guionista, Dan Gilroy, que en la época había escrito Misión explosiva y Freejack.
Finalmente, después de varios fracasos (Mad city, El mensajero del futuro), la Warner, después de haberse gastado 12 millones, acabaría cancelando una superproducción que iba a costar más de 200 millones de dólares. Dinero que acabaron gastándose en el bodrio de Wild Wild West.
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