Max Dire es un policía de Los Ángeles que anda de capa caída por sus problemas maritales. Además, está preocupado por la salud de su compañero de trabajo, que se debate entre la vida y la muerte después de recibir unos disparos en un tiroteo. Pero de repente, un buen día, su compañero vuelve totalmente recuperado y con una fuerza y agilidad sobrehumanas. Paralelamente descubre que detrás de los cambios de su compañero está un extraño grupo de policías que operan por las noches transformados en hombres lobos.
La cosa es que estamos ante un telefilm producido por la HBO cuando le dio por respaldar productos fantásticos como la serie Historias de la cripta, Hechizo letal, El sello de Satán, Peligrosamente unidos o la serie animada de Spawn, y todavía le faltaba unos años para convertirse en esa fábrica de series para gente que gusta verlas mientras muerden la patilla de sus gafas y dicen "magnífica alegoría de la sociedad actual".
Posiblemente su condición de producto facturado para la pequeña pantalla le maniate en cuestiones de presupuesto y la violencia gráfica. Aun y así, el director se las ingenió para colocarnos un poquito de hemoglobina (muy poquita, eso sí), una escena de folleteo salvaje y una secuencia bastante violenta en un tiroteo donde el malo de turno comienza a cepillarse transeúntes a ritmo de mambo.
Atención al detallazo noventero de poner a un chaval jugando a la GameBoy en la calle. Lástima que la caguen porque jugar en plena noche con esa consola era menos que imposible. Pero se agradece el detalle, Anthony Hickox. Tienes mi aprecio.
Alterian Inc., que habían hecho parte de los efectos/maquillajes en La familia Addams, Darkman, Caos en alta mar, Clear history o Electroma, se encargó de la sufrida labor que siempre es tener que hacer un hombre lobo. Aquí tiró por algo muy básico, moderado y sobrio. Los licántropos tienen mucho de Lobezno, el personaje del cómic, y del maquillaje de Naschy en Licántropo o Jack Nicholson en Lobo, aunque ojito porque este film es un año posterior a Eclipse total, con lo cual podría considerarse una influencia en el film de Mike Nichols.
Quizá, el único pero es la secuencia final donde ya tenemos un hombr elobo más clasicote que se transforma con un infecto morphing noventero. Luego pasa a ser un tío metido en un disfraz que casi parece un oso. Secuencia que, por cierto, acabaron improvisando encima de un container de carga ya que el disfraz era tan pesado que al stuntman le era imposible moverse con la agilidad necesaria.
Además de Van Peebles como protagonista absoluto tenemos por ahí a Patsy Kensit que venía de ser la rubia pizpireta de Arma letal 2 y dijo en su biografía que Eclipse total fue la experiencia de rodaje más miserable de su carrera. Al parecer tuvo sus más y sus menos con Hickox, ya que según éste, iba de diva, más preocupada por sus caprichos que por el rodaje.
Más actores: Bruce Payne (Los inmortales: juego final) haciendo de malo como de costumbre; Scott Paulin (el craneo rojo del Capitán América de Albert Pyun) en un mini papel; y Dean Norris (el Hank de Breaking bad).
Lo dicho, producto licántropo muy digno, pero que se queda en algo tibio, dando sensación que podía haber funcionado más y mejor como piloto para una serie fantástica con polis, garras, aullidos y mucho pelo.
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