TerrorVision es de esos films que o los amas o los odias. No deja indiferente a nadie. Todo un clásico de la serie B, que por los pelos no acaba en la Z, de esa factoría que tantas alegrías dio a nuestros Betas y VHS en los 80 como es la Empire de la Band family.
El cartel que lo originó todo |
Además, claro está, estaba la clásica estratagema de hacer algún que otro cartel chanante antes de empezar el rodaje para atraer posibles inversores. Pero eso ya era una práctica muy habitual entre las diferentes productoras.
Y así es como nació TerrorVision. De un cartel bastante poco agraciado, Ted Nicolaou se sacó de la chistera la historia de un ser extraterrestre que, al igual que los perretes en verano y las conocidas leyendas de los cocodrilos que acaban en las alcantarillas, es abandonado por su amo, acabando en la antena parabólica de una familia norteamericana de aquellas que causan estragos. Pero a diferencia de lo que le pasaba al bueno de John Ritter en Permanezca en sintonía, la parabólica no absorbía a nadie, si no que expulsaba un ser de otro planeta.
Pese a su condición de modesta, la Empire reunió unos cuantos nombres muy a tener en cuenta. En el cast a Gerrit Graham (un habitual de los primeros De Palma como El fantasma del paraíso), Mary Woronov (que había estado trabajando con Andy Warhol y luego con Paul Bartel), Diane Franklin (asidua del cine teen de los 80: El último americano virgen, Las alucinantes aventuras de Bill y Ted) y Jon Gries (el hombre lobo de Una pandilla alucinante o el tío Rico de Napoleón Dynamite). Los efectos corrieron a cargo de John Carl Buechler, que ese mismo año dirigiría Troll. En la música el clásico Charles Band y la banda The Fibonaccis, que grabaron algunos temas como el famoso track de los títulos de crédito. Y la fotografía estaba firmada por Romano Albani, que ya había hecho esas labores para Argento en Inferno y Phenomena. ¡Menudo team!
Pero eso no quita que TerrorVision sea un festín de homenajes a la serie B y Z de los 50, las presentadoras tetudas como Elvira y Vampira, y a los bichos pringosos y asquerosos que molaban tanto en los 80. Bicho el del film que parece una rana cubierta de mierda al que se le nota que cuando se desplaza está sobre una plataforma con ruedas. Una cosa que no deja de ser graciosa, como lo es el plano que abre el film, con esas maquetas tan costrosas que simulan Plutón (con navecita de Star Trek incluida). Porque el presupuesto no abundaba mucho, como dejan retratadas las escenas que acontecen en ese jardín donde el cielo se nota que es una lona azul a la que casi se le ven los zurcidos.
Aunque donde Nicolaou tiene mejor filmografía es como montador: Ghoulies, Zone Troopers, RobotJox, Meridian, Trancers 2... Sí, un buen montón de los clásicos de la Empire.
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